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Dice así, por ejemplo, de San Felipe Neri: «este santo autoriza la idea de mi libro porque jamás estuvo melancólico y siempre alegre» (p. 83), «mezclaba changas en las curaciones para que no las tuviesen por milagros» (p. 89).

 

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Sobre este proceso, en Italia y en los Países Bajos españoles, vid. P. Burke, «Fronteras de lo cómico en Italia, 1350-1750» y J. Verberckmoes, «Lo cómico y la contrarreforma en los Países Bajos españoles», en VV. AA., Una historia cultural del humor desde la Antigüedad a nuestros días (coord. de J. Bremmer y H. Roodenburg), Madrid, Ediciones Sequitur, 1999, pp. 61-77 y 79-92. Con carácter más general: P. Burke, Formas de historia cultural, Madrid, Alianza, 2000 y Hablar y callar. Funciones sociales del lenguaje a través de la historia, Barcelona, Gedisa, 1996; N. Elias, El proceso de civilización, México, FCE, 1989, p. 127 ss.; W. J. Bouwsma, El otoño del Renacimiento, 1550-1640, Barcelona, Crítica, 2001, cap. X «Hacia una cultura del orden». La importancia de la risa entre los ilustrados españoles, en franco contraste con la cultura barroca, la ha destacado Francisco Sánchez-Blanco Parody en el cap. 8, «La risa y el movimiento ilustrado» de su libro Europa y el pensamiento español del siglo XVIII, Madrid, Alianza Editorial, 1991.