Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Introducción

     La Biblia de Gutenberg debe su nombre al que ha sido reconocido como creador de la imprenta, Johannes Gutenberg. La impresión del primer libro de la historia empezó en 1452, y el éxito fue absoluto: dos años después, Eneas Silvio Piccolomini le comentaba al cardenal español Juan de Carvajal el maravilloso descubrimiento de la impresión de los textos sagrados.

     Los principios de la imprenta fueron difíciles y Gutenberg dedicó mucho esfuerzo y trabajo en llevar a cabo su invento: se trataba de reproducir libros más rápidamente liberando al copista del laborioso proceso manual pero sin perder la calidad de su trabajo. Sin duda, la primera impresión de la Biblia consiguió los objetivos propuestos, ya que el texto se reproducía de acuerdo con los usos de los copistas medievales y tipográficamente tenía una calidad inigualable, hasta el punto de que ninguna impresión posterior ha superado la realizada por Gutenberg con la Biblia. Los 290 tipos que se encargaron para la impresión se adornaron de diferente forma en cada caso, si bien todas las publicaciones mantuvieron la presentación acostumbrada para los códices con el propósito de no transgredir la apariencia habitual de los textos. El resultado debía aparecer como familiar para el público. La Biblia fue llamada de cuarenta y dos líneas en referencia al número de filas de que constaban las columnas del texto, impreso en dos tomos de 324 y 319 páginas respectivamente.

     Johannes Gutenberg nació en el año 1400, estudió en Erfurt y empezó su oficio como estampador de láminas, desarrollando desde bien temprano nuevas técnicas de estampado e impresión. Sus avances en la nueva disciplina hubieron de transcurrir siempre de forma clandestina. Para evitar que lo acusaran de brujería tuvo que esconderse en las ruinas del convento de San Argobasto, en Maguncia, y en lugares clandestinos de Estrasburgo -con sus colaboradores Dritzchen, Riffe y Heilman- para que nadie que viera sus trabajos en el sistema de impresión pudiera quitarles la exclusiva, y a pesar de sus esfuerzos por mantenerse discreto, estuvo a punto de morir en la hoguera.

     Al empezar la guerra se marchó de Maguncia, y en 1434 se encuentra Johannes Gutenberg en Estrasburgo. Allí continuó investigando hasta que consiguió fundir caracteres móviles metálicos susceptibles de impresión. Después de emplear todo su dinero en la nueva empresa hubo de trasladarse de nuevo a Maguncia, y allí, junto con Johannes Fust y Peter Schöffer, empezó a imprimir los primeros ejemplares. Pero nuevamente las inversiones en el sistema de impresión le costaron caras y las deudas le obligaron a ceder el negocio de impresión a Fust. Gracias a la deuda que Gutenberg no pudo pagar, sus dos socios se quedaron con la máquina impresora y continuaron con su propia empresa, que perduró, a través de sus herederos, hasta el siglo XVI. Gutenberg volvió a asociarse, en esta ocasión con Humeri en Maguncia y, si bien en 1462 se marcha a causa del saqueo de la ciudad por Nassau, vuelve tres años más tarde. Gracias a una renta otorgada por el arzobispo Adolfo de Nassau, vivirá en Maguncia hasta el día de su muerte. En febrero de 1468 muere Johannes Gutenberg: la imprenta era conocida en Europa, era el gran invento que cambiaría la historia de la sociedad occidental.