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ArribaAbajoII. El maestro Renallo, escritor del siglo XI en Barcelona

Rodolfo Beer


El humilde ensayo, que me atrevo á presentar á esta Real Academia, como las primicias de mis estudios en la historia y literatura española, tiene por objeto esclarecer la vida y los escritos de un sabio español de tiempos remotos. Los célebres autores que vivieron y deleitaron á sus coetáneos durante las épocas romana y visigoda, los árabes y hebreos de la Edad Media, y los famosos letrados del Renacimiento clásico se nos presentan en vivos documentos é indubitables tradiciones. Pero casi estéril es el campo de nuestro entender sobre la que suele nombrarse Edad de hierro, comprendida entre los siglos VIII y XIII. No se exceptúa de tamaña ó (mejor dicho) aparente esterilidad aquella región española, que ya por su situación al oriente de la Península, ya por su agregación al imperio de Carlomagno, se prestó gallardamente al comercio intelectual con el centro de la civilización antigua. Cataluña muy pocos nombres de literatos presenta en el decurso de aquel período; y aunque se diga, que á toda Europa de la misma suerte se extendía la general ignorancia, cabe, no obstante, inquirir, si esta opinión se funda más en la falta de noticias que en la realidad de tan triste estado.

Si hemos de apurar la verdad, importa no alzar mano al estudio, prolijo y grave, que tienda al descubrimiento de las fuentes y documentos literarios de aquel oscuro período. La obra que los reuniera ó solamente los indicara con cierta exactitud, podría revelar sin duda, una vida intelectual, digna de aprecio. Como ligera prueba de nuestra afirmación hemos elegido para nuestro trabajo la persona de un literato, que se nombró Renallus magister Barcinonensis, y floreció en el siglo XI. A ello nos ha favorecido un pequeño imagen, que hemos hecho. Nicolás Antonio en su obra, que puede causar la envidia de cualquier otra nación, (Bibl. Hispana vetus, tomo II, pág. 376) pone á Renallo entre los escritores incerti temporis, pero no escapó á la laboriosidad singular   —374→   del sabio incomparable, que Jerónimo Pujades en su Historia principatus Cataluniae citaba varias veces, un tratado de nuestro Renallo, De passione sanctae Eulaliae Barcinonensis, dudando solamente de la verdadera forma del nombre del autor, pues se lee en la misma historia tan pronto Renallus, como Arnallus. La Passio Eulaliae, desconocida todavía en los tiempos de Nicolás Antonio, se publicó después tomada de un manuscrito, que se conserva en el archivo de la catedral de Barcelona, por el insigne P. Flórez, como apéndice tercero al tomo XXIX de la España Sagrada; y esto, mediante una copia que le fué enviada por el eximio Caresmar. No sé si el manuscrito citado se conserva aún en el mismo lugar, que hace un siglo, pues ciertas circunstancias, que concurren en el referido archivo frustraron mi esperanza de verlo y de cotejarlo con el impreso por Flórez. Únicamente la bondad del erudito archivero actual, Sr. Canónigo Estadella, me facilitó investigar veinte manuscritos, que son verdaderos tesoros de la literatura eclesiástica; pero no el manuscrito sobredicho. Una esmerada confrontación, sería útil bajo varios conceptos, pues salvo el respeto que se debe á la erudición conocidísima del célebre padre Caresmar, -quien refiere la fecha de la pasión al año 1106, pero nada añade sobre la edad del manuscrito mismo,- tengo ciertos motivos para modificar algunos datos de su catálogo.

Está escrita la Passio Eulaliae con elegancia y pureza de estilo clásico, fruto sin duda, de estudios extensos y profundos, adquiridos únicamente por medios literarios, que existían en aquella fecha, y de los cuales daremos luego otros testimonios.

La opinión que una persona de tantos conocimientos y tanta galanura de estilo, no se concretó solamente al relato sencillo, narración de la vida y martirio de la Santa Mártir, es muy probable; y efectivamente, el docto Torres Amat, el único, quien, según mi concepto, se ocupó en buscar y dar algo más extensas noticias del erudito maestro Renallo, señala otro tratado, procedente de la pluma del mismo antiguo autor. «Entre los manuscritos del Colegio mayor de Cuenca,» dice en su Diccionario de los escritores catalanes, «se conserva la obra siguiente: Collectio antiqua legum ecclesiasticarum, in quindecim libros distributa,   —375→   excerpta de libro renaldi (sic) Magistri Barcinonensis. Se halla en el núm. 254.»

Esta noticia debe llamar nuestra viva atención por varios conceptos. Es muy difícil determinar de dónde sacó el laborioso autor del Diccionario este informe; pues el único catálogo de los libros de Cuenca, que se conoce, á saber, en el tercer tomo de la Historia del Colegio viejo de San Bartolomé por J. Roxas y Conteras235, no registra semejante obra; y en vista de la suerte bastante infausta que tocó á los manuscritos en los siglos pasados y aun á principios del actual, podrá parecer conato inútil el de averiguar en nuestros días si existe el manuscrito citado. Sin embargo, esta identificación debía tener cierta importancia. El hecho de que quindecim libri legum ecclesiae sean extractados de un solo libro del autor antiguo, mucho dice en favor de este. No hacemos caso de la colección misma, porque estas colecciones eran bastante vulgares; y para dar un solo ejemplo, ya en el año 958 un llamado Juan, diácono y monje de Ripoll, compiló una colección de cánones decretales por orden del conde Borrell. Pero aquí se trató probablemente de algunos cánones aislados, que se unieron para determinado objeto, que hoy no conocemos. En cambio, en nuestro caso se habla de quince libros; y se propone la fuerte duda cómo podrían ser sacados de una Colección, mucho más extensa que todos ellos. En una palabra, la noticia tiene en sí algunos inconvenientes, que podrán despejarse tan pronto como el manuscrito reaparezca ó se descubra.

Entre los códices preciosísimos que se guardan ahora en el Palacio Real de esta corte, bajo la sabia dirección del célebre bibliógrafo D. Manuel Zarco del Valle, tuve la suerte de encontrar uno, que por cierto es idéntico al manuscrito citado por Torres Amat. Lleva todas las señas que prueban su procedencia de la referida biblioteca de Cuenca; y además, tiene como signatura el mismo núm. 254 á que se refiere el sabio catalán. Ofrécenos en 145 hojas de vitela 15 libros de antiguas leyes de la Iglesia, colección no rara tampoco en la época en que se escribió el códice,   —376→   ó sea á fines del siglo XI. No lleva este códice ninguna otra inscripción de autor ó compilador; y á primera vista se podría dudar si el libro es el mismo extracto Renalli, ya muchas veces citado. Pero un examen más minucioso nos enseña, que al antiguo copista, después de haber descrito toda la materia, á que dedicó sus hojas de pergamino, le sobraron aún dos páginas en blanco, el folio 144 verso, y el 145 recto. En estas hojas blancas se apuntaron, como era costumbre, varias cosas, que unas veces, son meras trivialidades, otras en cambio, ofrecen sumo interés. Pues bien; al cabo de la primera columna del folio 144 verso, se leen dos líneas que deciden muy bien nuestra cuestión; Versus excerpti de libro Renalli magistri Barchinonensis Gerundensis de corpore domini. Ya está algo apagada la escritura, y se usan algunas abreviaturas, precisamente en la palabra Versus; y en esta circunstancia encuentro también el motivo de toda la equivocación. Claro está, que la nota no se refiere á los cánones, que preceden, y forman la parte principal del libro, sino á unos cuarenta versos que siguen y que tratan en dísticos regulares, con mucha devoción y candor religioso, sobre la transubstanciación y el santo misterio de la misa. Tan evidente como es, que el nombre de Renallo nada tiene que ver con los cánones sagrados, otro tanto es seguro, que él es el autor de los versos que desde luego vamos á conocer.

Pero antes desearía dedicar algunas pocas palabras á la inscripción, que acabo de indicar. Habla de un libro entero sobre el cuerpo de Dios; habla del maestro Barchinonensis Gerundensis; dos cuestiones que exigen un pequeño comentario. Sabemos pues, que Renallus escribió una obra más ó menos extensa sobre la divina Eucaristía, y no ignoramos que se titulaba Magister. Al tenor didáctico del tema nos parece injustificada la duda de Nicolás Antonio, que considera al antiguo Renallo no como scholarcha ó maestrescuela de la catedral de Barcelona, sino más bien, como a un Academiae Barcelonensis doctorem sive antecessorem. Más difícil nos parece el enlace de las palabras Barchinonensis, Gerundensis, pues no es de suponer, que la misma persona fuese á la par maestro en Barcelona y en Gerona. Mucho, me parece, contribuye á resolver estas dificultades una conjetura feliz, expresada   —377→   por mi distinguido Amigo, el Sr. Zarco del Valle, quien ha dedicado á todas las cuestiones propuestas su vivo interés y apoyo. Refiérese la palabra Barchinonensis al maestro; Gerundensis á la persona; de manera, que Renallo habría sido natural de Gerona, pero maestro en Barcelona. Habla en favor de la fama adquirida por nuestro Renallo, el que sus obras no solamente hayan sido copiadas, sino extractadas; y que este honor fué merecido, lo prueba, no solamente la elegancia y la pureza de la prosa, que brilla en la pasión de la mártir Eulalia, sino también su arte de versificar, que se manifiesta igualmente en las estrofas que voy á dar á conocer por primera vez.

Fol. 144va I.-Versus excepti236 de libro Renalli magistri barchionensis Gerundensis de corpore domini. (En color encarnado.)

Fol. 144vb
Quatuor in sacro signantur237 corpore Christi,
Quod monstrat fidei plena deo racio.
Oblatum quid sit, a quo, pro quo datur, aut cui:
Se sibi dat Christus, se dat in hoc quod homo.
Sed sibi quod deus est, quoniam summe deitati  5
Offert se Christus pro fidei sobole.
Scilicet ecclesia, quam participem deitatis,
Assumens in se, glorificando facit.

II.-Quomodo panis et solummodo sacramentum et non adhuc caro domini. (En color encarnado.)


Hic noster panis prius est communis, et ille
Oblatus sumptus fiat ut ipse caro.
Est sacramentum, sacre signum pietatis,
Et panis nondum vera caro domini.
Sed non communis panum semotus ab usu  5
Sed signum sacri238 rem quia significat.

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III.-Quomodo sacramentum et res sacramentum, quia speciem panis Res quia vera domini. (En color encarnado.)


Postquam sacrat eum, Christo sacrante, sacerdos
In nexu pacis, in gremio fidei
Aecclesieque239 domoque que dicitur unio, per quam
Sponsa suo sponso iungitur ecclesia
Inspirante deo natura prior benedicta  5
Vero caro domini est, et remanent species.
Dum sacramento res est caro vera creantis,
Sed sacramentum dicitur esse ideo.
Quod retinet species non vi panis remanente
Fit natura prior vera caro domini.  10

IV.-Quod panis non accipitur in sacramento secundum formas, sed secundum vim materialem et temporalem, que transit in vim eternam, scilicet in eternam vitam. (En color encarnado.)


In sacramento panis non sumitur ille
In quantum panis vi sed in hac propria,
Quod manducanti dat vitam temporis huius

Fol. 145ra
Hec oraria vis sanctificante deo.
Transit in eternam vim, quim sumens homo digne (!)  5
Vivit in eternum vi saciatus ea.
Ipsa que formas habet illas spirituales
Que nequeunt cerni corporeis oculis.
Illa que virtus formam quam panis habebat
Sed non naturam suscipit et retinet.  10

V-.Quod in sumendo desinit esse sacramentum et remanet tantum res. (En color encarnado.)


Iam sacramentum in sumendo desinit esse,
Discedunt forme, res ea sola manet
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Illa caro domini substancia vivificatrix.
Quia redit ad vitam mortua nostra caro
Nos reficit, redimit, iungit, cena, cruce, patre  5
His tribus hec tria pacificator agit.
Dum caro libatur Christi, pietas renovatur
Et pietate nova fit caro nostra nova.

En consideración al modo de principiar los diferentes trozos sueltos es de suponer que el libro, de que forman parte y de que habla la inscripción, estaba todo él escrito en versos, y no menos probable es, que los pasajes extractados fuesen versos memoriales para los alumnos de la escuela. Todo el conjunto de estas observaciones viene á dar un testimonio clarísimo de lo serio y profundo de los estudios, que á la sazón eran cultivados en Barcelona; y esto no solo en el campo de la literatura eclesiástica, sino también en el de la profana. En aquella misma época el Cabildo de la catedral compró un ejemplar de la gramática de Prisciano á cambio de una casa y campo que poseía240.

En suma, reconocemos que nuestro Renallo fué doctísimo literato, y natural, como es probable, de Gerona. Nuestro querido amigo, el competente y activo cronista D. Claudio Girbal, no sin justa razón, podrá incluirle en su Catálogo de los escritores Gerundenses. Hombre piadoso y venerable, instruído en los diferentes ramos del saber, gozó de suma autoridad, como elegante escritor, teólogo consumado y jefe de la escuela de Barcelona, fecunda madre de aventajados ingenios, y digna hermana de la nobilísima Gerundense241.

Madrid 18 Marzo 1887.

RODOLFO BEER.