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[«Fedor Kolitchev» en el original. (N. del E.)]

 

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Las acusaciones de inexactitud histórica de la película van dirigidas, no sólo a la psicología de Iván, sino a la policía privada del Zar, los «Oprichniki», presentados como una «banda de degenerados». Por lo que resta al personaje del Zar, Eisenstein publicó un artículo en Cultura y Vida defendiendo su posición: «Resulta difícil creer -escribía- que un hombre cuyos actos no tenían precedente en su época, no se detuviera nunca, ante la elección de los medios y que jamás tuviera dudas sobre lo que debía hacer».

 

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En el número 405 de la revista L'Express el joven realizador francés Alexandre Astruc escribe: «El viejo Eisenstein sabe que es la única vez, sin duda, que sostiene una cámara tomavistas entre sus rodillas, que puede pegar su ojo al visor para arrancar estos cuadros portentosos que han hecho la grandeza del cine ruso... Eisenstein, de pronto olvida. Eisenstein se olvida del gran film de propaganda que le ha encargado el más grande de los Estados socialistas, sobre la liberación del territorio. Eisenstein sabe que va a morir y piensa sólo en su obra, esta obra que le ha impedido realizar socialistas y capitalistas. Moscú, Hollywood, Uptor Sinclair, Stalin, Idanov y la Metro, todos unidos contra él. ¿No será tiempo de concluir? -se pregunta-. ¿No será llegado el día...? Yo imagino al viejo profesor que se plantea esta pregunta, con su pesada cabeza germanomongólica balanceándose sobre su vientre: ¿No será éste el momento de llamar al notario y pensar en hacer testamento? Pero parece contradecirse cuando añade (la película); hace pensar, naturalmente, en Stalin, sea para explicarlo. Pero los poderes no gustan verse justificado o condenados. La forma interrogativa, que es la única que conviene al artista, nunca será tolerada».

 

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Iván el Terrible se sitúa -dentro del cine ruso- en la corriente de películas de exaltación nacionalista a través de los relatos históricos, que comienza aproximadamente hacia 1938. Pedro el Grande, 1812, de Vladimir Petrov, son, con Alejandro Newsky y la primera parte de Iván el Terrible, sus cimas más sobresalientes. No puede afirmarse que este sentimiento nacionalista esté excluido -sino todo lo contrario- de las reflexiones del viejo Zar en la segunda parte, sobre las angustiosas dificultades y la agobiante tarea de lograr la unidad territorial y un Estado fuerte contra toda oposición. «De la dificultad del poder», podría ser el subtítulo de esta película.

 

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[«Tintoreto» en el original. (N. del E.)]

 

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[«Sergio M. Einsenstein» en el original. (N. del E.)]

 

17

[«Guadina» en el original. (N. del E.)]

 

18

[«Fernández Rey» en el original. (N. del E.)]

 

19

[«Marujita Díez» en el original. (N. del E.)]

 

20

[«Sonata» en el original; se repite después. (N. del E.)]