Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice
Abajo

El quetzal

Concepción Gimeno de Flaquer





Difícil es describir la belleza del quetzal, el más bello de los pájaros americanos. El quetzaltototl, llamado por elipsis quetzal, tiene en sus plumas los más hermosos tonos del verde, con dorados reflejos que despiden áurea pulverización. Gloriosa es la historia del quetzal por su brío, por su amor a la independencia: forma el escudo de Guatemala y es tan querido en aquella nación como lo fue entre los mexicanos, que lo consideraron ave sagrada. Conócese en el Brasil con el nombre de curucú por analogía con su grito, pues articula claramente las sílabas cu-ru-cú, acentuando la última. Vive especialmente en los bosques de la Alta Verapaz pertenecientes a Guatemala, en Quezaltenango, ciudad guatemalteca, y en Chiapas, estado de la gran República Mexicana: fabrica su nido en altas rocas o en ingentes y seculares árboles, y aborrece tanto el cautiverio, que al ser enjaulado muere inmediatamente. Orgulloso de las brillantes y largas plumas que cubren su cola, prolongándose hasta cerca de un metro, aflígese al perder alguna de ellas, como mujer que descubre en su negro cabello la primera cana; por su instinto estético y por su vanidad, puede decirse que tiene pasiones femeninas; por su patriotismo, seméjase al pájaro ibis, ave sagrada de Egipto, que muere cuando la sacan de su tierra natal.

El quetzal o caluro resplandeciente ama la soledad, es insectívoro, pertenece a la familia de los trogonídeos, mézclase con las aves de la fauna boreal y fabrica con habilidad su nido de aspecto sumamente raro, porque tiene dos puertas, una de entrada y otra de salida, para que no se rompan sus largas plumas. Por conservar estas se somete a tantos tormentos como las esclavas de la moda, y si pierde su elegante cola sufre como la joven que no tiene buen éxito al asistir al primer baile, o cual la desgraciada a quien derrota una rival.

Los ornitólogos denominan al famoso pájaro pharomachrus moncinno: es poco mayor que el trogon carucui, tiene el pico corto deprimido, de color amarillento, las narices con mostachos y corónalo una cresta de plumas semejante a un casco. Su cola consta de doce remos, los seis superiores negros y los de abajo blancos: cubren esta cola una porción de plumas que salen de dos en dos, alargándose gradualmente hasta tener las últimas más de una vara de longitud. Las plumas de la cabeza, las de la mitad superior del pecho, las del cuello, la espalda y tapas de la cola, son de un verde esmeralda dorado que según la exposición de la luz cambia en color violeta y azul zafiro. Los remos del ala son negros y las plumas de sus tapas del susodicho verde, están dispuestas en forma de alfanje mirando la punta hacia el pico y cubriendo el ala cuando el pájaro permanece inmóvil. Por debajo, desde la mitad inferior del pecho hasta el abispillo es rojo, al principio punzó, de generando en rosado; las plumas que cubren los muslos son negruzcas y casi del mismo color los pies, cortos de caña, y con dos dedos delanteros y dos traseros, porque es de la familia de los trepadores.

Los corteses mexicanos y guatemaltecos cuando quieren ofrecer a los extranjeros notables un homenaje de consideración, obséquianles con el quetzal, por haberse ofrecido en otros tiempos a los dioses y a los reyes.

Los pájaros tuvieron en la antigüedad gran importancia; siendo los pueblos primitivos, agrícolas y pastores, hallábanse muy en contacto con ellos, y esto hizo que buscaran el secreto de lo porvenir en su vuelo y canto. El poético fénix, ave fabulosa que renacía de sus cenizas, simbolizó resurrección, inmortalidad; era indígena de los desiertos de Arabia, tenía el plumaje dorado, y diose su nombre a una constelación, cuyas estrellas háyanse al norte y por cima de la estrella brillante del Erídano.

La paloma tan querida de los hebreos, ha sido después emblema del Espíritu Santo y atributo de San Gregorio; el gallo de San Pedro, el águila de San Juan y el cuervo de San Pablo.

Los romanos tuvieron gran entusiasmo por las aves: refiere el poeta Ennio, que Remo y Rómulo fiaron al vuelo de un pájaro la elección del rey de Roma; entre los griegos el águila se consagró a Júpiter, el búho a Minerva, el pavo a Juno, la paloma a Venus y el gallo a Esculapio.

Los pájaros han servido de amuleto, han adornado las cabezas de los dioses, la diadema de los reyes y el casco del guerrero, han tenido prominente lugar en el arte griego, romano, egipcio y azteca, y tienen todavía gallarda representación en la heráldica.





Indice