Escena primera
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Salón del trono, y aparecen LISARDO,
con manto real y corona, y la REINA. La gruta de MARCOLÁN
se verá siempre inmutable.
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LISARDO: | (Muy satisfecho.) | Ya soy rey. |
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REINA: | Sí.
Ya tus sienes | | ciñe la real diadema, | | y la púrpura
suprema | | como propio ornato tienes. | |
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LISARDO: | (Ufano) | Sí;
que desde este dosel, | | hace un momento, he mirado | | a todo
un pueblo postrado | | jurarme homenaje en él. | |
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REINA: |
Y homenaje el más sincero, | | pues te aclamó
soberano | | en cuanto te di mi mano; | | como al más fuerte
guerrero, | | de defenderlo capaz | | y de asegurar sus glorias, | | con hazañas y victorias, | | de todo invasor audaz. | | ¿Has visto cuán fácilmente | | a los hombres
se fascina, | | y a una nación se alucina | | desde una
altura eminente? | | Del rey muerto, como ves, | | ni un vago recuerdo
hay ya; | | tranquilo el imperio está | | y prosternado
a tus pies. | | Nadie, nadie sospechó | | que el golpe que
allí te ha puesto | | fué de tu mano, o muy presto | | si hubo sospecha pasó. | |
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LISARDO: | (Confuso.) | ¿De mi
mano... ? sí, lo fué. | |
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REINA: | Deja esos recuerdos
vanos. | | Rendidos los cortesanos | | vendrán a besarla. |
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LISARDO: | (Asustado.) | ¿Qué...? | | ¿Mi mano...? | |
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LISARDO: | (Mirándose horrorizado la
mano.) | Está de sangre manchada. | | ¿Lo ves? | |
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REINA: | (Turbada y reconociendo la mano de LISARDO.) | No, no tiene
nada. | |
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LISARDO: | (Como enajenado.) | No;
no deliro. | | Que me juren, está bien. | | Que la corona
mi sien | | ciña. Y aun a más aspiro. | | Pero esconderé
la mano, | | porque de sangre una gota | | la mancha... Si alguien
la nota... | |
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REINA: | (Animándolo.) | Todo tu recelo es
vano. | | El misterio más profundo | | del rey muerto el
fin esconde; | | ni cómo acabó ni en donde | | lo
sabrá jamás el mundo. | |
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LISARDO: | (Receloso.) | Pero tú y yo lo sabemos. | |
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LISARDO: | (Repentinamente repuesto.) | Pues bien, vamos a reinar, | | y entrambos a dos callemos. | | (Queda un momento contemplando
el trono, y de repente sube a él.) |
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REINA: | (Aparte.) | Si su delirio abandono, | | perdida me considero. | | (Le sigue
con la vista, observándole de lejos con inquietud.) |
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LISARDO: | Saborear a solas quiero | | todo el placer que da
el trono. | | (Se sienta. Hablando consigo mismo.) | Sólo
se sienta aquí un rey. | | Aquí soy omnipotente, | | aquí el mundo reverente | | ve en mi capricho una ley. | | ¿Quién mi igual se llamará? | | Nadie, nadie...
Pues asombre | | al orbe entero este hombre, | | que en tanta eminencia
está. | | (Pónese en pie.) | Raíces hondas
juzgo aquí | | haber echado mis pies, | | pues ya el bajar
de aquí es | | duro esfuerzo para mí. | | No está
más firme la encina | | secular en la montaña, | | ni el escollo que la saña | | del rugiente mar domina. | | Mi poder es colosal. | | Toda envidia se desarme. | | ¿Quién
puede de aquí arrancarme? | |
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(Suena bajo el tablado la
VOZ DEL GENIO DEL MAL.)
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LISARDO: | (Bajando precipitado
del trono, con la mayor agitación.) | ¡Cielos!... ¿Qué
idea de horror | | me confunde de repente? | | ¡Ay, que mi orgullosa
frente | | hirió un rayo aterrador! | |
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REINA: | (Asustada,
acercándose a LISARDO.) | Lisardo, señor, esposo. | | ¿Qué accidente repentino | | los profundos pensamientos | | y los proyectos altivos, | | que os ocupaban a solas | | en bien
del imperio mío, | | trastorna de tal manera | | y a vuestra
faz roba el brillo? | | ¿Qué os aqueja?... ¿Qué
os asusta? | | ¿Por qué de repente os miro | | tan turbado? |
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LISARDO: | (Confuso.) | ¿Yo
turbado?... | | (Aparte y repuesto.) | Disimular es preciso, | | que descubrir mis temores | | mengua fuera de mi brío. | | (Alto.) | Contemplaba, amada esposa, | | el gran peso que el
Destino | | ha colocado en mis hombros | | y las fuerzas que en
mí mismo | | reunir para sustentarlo | | debo con tenaz
ahínco. | | Y hallo, sí, ¡viven los cielos!, | |
que aun es el aliento mío | | tan superior a la carga | | que sobre mis hombros miro, | | que estoy dispuesto a que el
orbe | | me admire como a un prodigio. | | Y estoy dispuesto... | | (Queda distraído.) |
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REINA: | (Asustada.) | ¡Lisardo! | | (Aparte.) | Me asustan sus desvaríos, | | y que sus locos
proyectos | | le entibien en mi cariño. | | Llamar su atención
me importa; | | encadenarle es preciso, | | si han de tener cumplimiento | | mis planes y mis designios. | | (Alto y en extremo cariñosa.) | Lisardo, mi amado esposo, | | vuelve en ti. Lisardo mío, | | ¿seré tan desventurada | | que de la corona el brillo | | y los cuidados inmensos | | que el Cielo encargarte quiso | |
te hagan entregar, ingrato, | | mi tierno amor al olvido? | |
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LISARDO: | (Vuelve en sí y le echa los brazos.) | ¡Jamás!...
A mi seno llega. | | Eres mi amor, mi delirio. | | (La abraza y
dice aparte:) | No sé qué pasa en mi pecho: | | ni yo me entiendo a mí mismo. | | (Se separa y continúa,
aparte.) | Esta mujer tan hermosa | | que dominó mis sentidos | | un momento..., ahora... la amo. | | Pero en el alma un vacío | | me deja... ¡Mi Zora, cielos!... | | ¡Oh, qué soberano
hechizo | | era para mí! Esta es reina, | | y de mí
sólo son dignos | | de una reina los amores. | | La amo,
sí... No sé qué digo. | | En un mar de
confusiones | | y de desdichas me abismo. | |
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REINA: | (Que ha estado
contemplando a LISARDO con temor e inquietud.) | Veo, Lisardo,
que en tu mente | | mil pensamientos distintos | | se agolpan,
y que te agitan | | fantásticos desvaríos. | | No
es extraño: las diversas | | conmociones, que han herido | | tu corazón en la altura | | do tu estrella y mi cariño | | te han colocado, no pueden | | tener tu pecho tranquilo. | | Sal
a caza. El aire libre | | respira, Lisardo mío. | | Corre
esas verdes praderas; | | cruza esos parques sombríos | | que este palacio circundan, | | y tendrá tu mente alivio. | |
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LISARDO: | Sí, mientras llega la hora | | del regio festín,
preciso | | es que busque yo en los campos | | descanso de mis
delirios. | | (Se acerca al bastidor.) | ¡Hola! | (Sale un PAJE.) |
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PAJE: | ¡Señor! | LISARDO: Mis
caballos | | y monteros al proviso | | se apresten para la caza, | | que ir al campo determino. | | Y al gran senescal decidle | |
que al punto venga a este sitio. | |
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REINA: | (Cuidadosa.) | ¿Con
tanta prisa? ¿Qué quieres | | de Arbolán...? Dí. |
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LISARDO: | Que
conmigo | | venga a caza. Lo amo tanto, | | que es mi consuelo. |
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REINA: | (Aparte.) | Respiro. | | (Sale ARBOLÁN.) |
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ARBOLÁN: | (Hincando una rodilla.) | A vuestros altos preceptos, | | siempre obediente y sumiso, | | llego ansioso a vuestras plantas, | | sólo anhelando
serviros. | |
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LISARDO: | (Levantándole.) | Alza, Arbolán
valeroso, | | y llega a los brazos míos. | | Te llamo para
que a caza | | vengas al campo conmigo. | |
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ARBOLÁN: | (Dudoso
y mirando a la REINA.) | Señor... | |
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LISARDO: | Sí,
tu compañía | | hoy, cual nunca necesito. | | Tú
eres, de cuantos me cercan, | | el hombre que más estimo, | | por quien amistad más pura | | en mi corazón
abrigo. | |
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ARBOLÁN: | Tantas honras me confunden; | | pero
me abren el camino | | de poder manifestaros | | que esa amistad
que, benigno, | | me concedisteis, pagada | | está por el
pecho mío. | |
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LISARDO: | Me gozo en reconocerlo. | | ¡Es el
tener un amigo | | don tan grato en esta vida | | de zozobras y
peligros! | | Mas vamos juntos al campo. | |
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ARBOLÁN: | (Turbado.) | No puedo, señor, seguiros. | |
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ARBOLÁN: |
En el momento | | en que un cambio repentino | | de estos reinos
en el trono | | admirado el mundo ha visto, | | para que tengáis
descanso, | | que yo vigile es preciso. | |
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LISARDO: | (Mortificado.) | Está bien. No me acompañes. | | (Aparte.) | No
sé cómo me reprimo, | | pues al verme contrariado... | | Mas reprimirme es preciso. | | ¿Conque no lo puedo todo? | | ¿Conque
en el mundo hay motivos | | que, aunque fútiles y leves, | | obligan a que el rey mismo | | su voluntad sacrifique?... | |
Se confunde el pecho mío. | |
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(Hacen seña, y se
van la REINA y ARBOLÁN.)
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Escena II
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Al ir
a salir LISARDO se cambia la escena en un bosque intrincado.
Decoración corta. El queda vestido ricamente de cazador
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LISARDO: | (Arrimándose al bastidor, como hablando con
sus cazadores.) | Disponed de la caza el aparato | | por esos
bosques y empinados cerros. | | Soltad los gerifaltes y los
perros. | | Dejadme a solas descansar un rato. | | (Viene a la
mitad de la escena.) | Mientras mis cazadores no reposan, | | persiguiendo las fieras y las aves, | | quiero dar rienda a
pensamientos graves, | | que por doquier me siguen y me acosan. | | Monarca de un imperio poderoso, | | ya me respeta prosternado
el mundo, | | y me anonado absorto, y me confundo | | al ver que
en sitio tal no soy dichoso. | | No lo soy, no. Pensé
que la corona | | de la felicidad todos los bienes | | en sí
encerraba, y al ceñir mis sienes | | nuevos afanes sobre
mí amontona. | | (Se sienta muy agitado.) | Un peso tengo
aquí, | (Pone la mano sobre el corazón.) | peso
que abruma | | mi existencia infeliz. Peso de un crimen, | | y
de que no me libran y redimen | | ni solio, ni poder, ni alteza
suma. | | También, ¡ah!, me confunde el pensamiento | |
de que de una mujer debo a la mano | | la corona, y el trono
soberano, | | en que cercado de pavor me siento. | | (Pausa.) |
¿Por qué no nací rey...? Advenedizo | | tal vez
con risa de desdén me llaman | | allá en su corazón
los que me aclaman... | | ¡Y su aplauso mi orgullo satisfizo! | | El mortal, ¡ay de mí!, más desdichado | | soy
que cobija con su manto el cielo, | | corriendo de un anhelo
en otro anhelo | | a una sima sin fondo despeñado. | | (Pausa.) | ¿Por qué no nací rey...? Mas si el Destino | | me negó el que naciera en regia cuna, | | armas me dió,
y valor y alta fortuna, | | que del poder y el trono son camino. | | (Exaltado.) | Al derecho de sangre el de conquista | | sustituyan
mi espada y la victoria; | | y un reino fundaré con alta
gloria, | | que unido siempre con mi nombre exista. | | Sí,
aprovechando brazos y riquezas, | | de que hoy disponer puede
mi albedrío, | | ganaré un reino que se llame
mío, | | y que deba su nombre a mis proezas. | | (Suena
una estrepitosa carcajada. LISARDO, sorprendido, se levanta
y mira a todos lados.) | ¡Cielos!... ¿Quién se esconde
aquí, | | y de mi plan se burló? | | ¿Quién
tan inmediato a mí | | osó colocarse...? |
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(Mientras
LISARDO dice estos versos, entra por escotillón, en
medio de la escena, una BRUJA estrafalariamente vestida de
negro y encarnado, con una vara en la mano, en que estará
enroscada una culebra, y cuyo pomo será una calavera.)
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LISARDO: | (Repara en la BRUJA, retrocede horrorizado y luego
torna, repuesto.) | Y quién, mísera mujer, | |
eres tú...? Dílo, infeliz. | |
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BRUJA: | (Con sarcasmo.) | Una infelice que a ver | | viene a un hombre muy feliz. | |
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LISARDO: | (Airado.) | ¿Sabes, dí, que tu rey soy...? | | Cuenta
con tus labios ten. | |
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BRUJA: | (Con desprecio.) | ¿Y sabes que
donde estoy | | soy yo tu reina también? | |
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LISARDO: | (Despreciándola.) | Noto que eres loca tú. | | Y si vienes a pedir | | limosna... |
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BRUJA: | (Atajándole.) | Por
Belcebú | | que me haces, necio, reír. | | (Con acento
solemne.) | Soy por sobrehumana ley | | en todo a ti superior, | | pues te engañas si por rey | | no reconoces mayor. | |
Y para que veas lo soy | | en muchos grados a ti, | | sabe que
enterada estoy | | de que tu mano... |
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LISARDO: | (Trastornado.) | ¿Qué
oí? | | (Queriendo taparle la boca.) | Calla, mujer infernal. | | Calla, calla. ¡Vive Dios!... | |
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BRUJA: | (Indiferente.) | Callaré,
pues es igual, | | lo que sabemos los dos. | | (Con tono de superioridad.) | Y para la insensatez | | con que juzgaste venir | | a tus plantas
mi altivez | | por limosna, confundir; | | cuando a darte mi favor | | vine, orgulloso mortal, | | y a alejar de ti el rigor | | de tu
destino fatal, | | quiero que veas aquí | | que tengo, cual
tú, dosel | | y corte, que como a ti | | me rinda homenaje
en él. | |
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(Da un golpe en el suelo con la vara, y entra
detrás de ella, por escotillón, un trono, cuyo
asiento será un caimán, y su respaldo un murciélago
colosal con las alas extendidas y echando fuego por los ojos.
Se sienta en él la BRUJA, y de un lado y otro salen
de debajo del tablado monstruos, diablos, esqueletos y sombras
que la rodean. LISARDO retrocede, horrorizado, sin volver
la espalda. La escena se oscurecerá.)
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LISARDO: | ¡Cielos!
¡Cielos! ¿Me engañan mis sentidos? | | ¡Oh, qué
fascinación! | | Mis ojos..., mis oídos..., | | son
presa de fantástica ilusión. | |
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BRUJA: | (Con tono
feroz y descompuesto.) | Póstrate, mísero. | |
Trémulo, pálido, | | llega a mis pies. | | Sol salutífero | | mi rostro escuálido | | para ti es. | |
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LISARDO: | (Repuesto
y animoso.) | Si tú del hondo aterrador infierno | | osas
la frente alzar, | | sírvate de gobierno | | que nunca,
nunca yo supe temblar. | | Que en la grandeza en que me puso
el hado | | y mi ardiente ambición, | | miro el orbe postrado, | | y nada turbará mi corazón. | |
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BRUJA: | (Indignada.) | ¿Y no ves sangre en tu mano, | | y un atroz | | crimen, que de
noche y día | | es tu verdugo y tirano más feroz? | | ¿Ignoras que la voz mía | | publicar | | puede, mísero
gusano...? | |
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LISARDO: | (Postrándose, horrorizado.) | Basta...,
basta. ¡Estrella impía! | |
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BRUJA: | Ya temblar, | | y ante
mis plantas, te veo. | |
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LISARDO: | (Confundido.) | Calla..., sí. | | O por piedad, dame muerte. | |
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BRUJA: | Siempre debe estar el
reo | | prosternado de esa suerte, | | temblando así. | | Tu
grandeza, tu ambición, | | nada son. | | Niebla leve, humo
fugaz, | | en que audaz | | quieres asiento | | formar de torres,
que se lleva el viento. | | Oscuro es tu porvenir, | | y decir | | mucho de él pudiera yo. | | Pero no... | | No diré
nada; | | corre ciego tu suerte desastrada. | | (Pausa.) | Lástima,
al cabo, me das. | | Toma este anillo | | pobre, sin brillo, | | y
con él invisible serás. | | (Tira un anillo a
LISARDO.) | Y de un apuro, | | terrible y duro, | | por su mágico
influjo saldrás. | | Vuela a tu corte | | (puede te importe): | ese anillo te lleva veloz. | | Y tus monteros | | y caballeros
una | | sombra formada a mi voz | | igual a ti verán | | y
detrás de ella a tu palacio irán. | |
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(Desaparece
rápidamente por escotillón la BRUJA con su
trono y todo su acompañamiento, y vuelve a iluminarse
la escena.)
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LISARDO: | (Se pone en pie, estupefacto, y mira
en rededor de sí con ojos asombrados.) | Todo desapareció. | | Fué un engaño de mi mente, | | una ilusión
solamente | | que mi vista alucinó. | | A alzarse torne
mi frente. | | (Profundamente conmovido.) | ¿Fué de mi
crimen la sombra | | que me persigue tenaz? | | ¿Es ella sola capaz...? | | Sí, que me sigue y me asombra | | vigilante y pertinaz. | | Pero no, no...; respiremos. | | Vanos delirios, huid; | | no más
tras de mí venid; | | no más en locos extremos | | mi mente ofuscada hundid. | | Todo, sí, delirio fué. | | (Asombrado, viendo en el suelo el anillo de la Bruja.) |
Pero ¿qué miro en el suelo? | | (Lo recoge.) | El anillo...
¡Santo Cielo! | | ¿La sortija misma que | | tiró esa visión?...
Me hielo. | | (Asombrado.) | ¿Conque ha sido realidad | | todo lo
que absorto vi?... | | Lo ha sido, no hay duda, sí. | |
Lo ha sido, pues es verdad | | la prenda que tengo aquí. | | (Confuso.) | ¿Es el hombre, ¡santo Cielo!, | | juguete de otro
poder, | | que no alcanza a comprender? | | ¡Qué horror
da, qué desconsuelo | | pensar que así pueda ser! | | (Pausa y queda en profunda meditación, de la que
le saca un ligero rumor, volviendo el rostro adonde se oye.) | Mas dos de mis cazadores | | vienen, sin duda, a buscarme. | | Ahora podré cerciorarme, | | sin disfrazar mis temores, | | ni esconderme, ni ocultarme, | | si es efectivo que puedo | |
invisible a todos ser, | | solamente con poner | | esta sortija
en mi dedo, | | cual dijo aquella mujer. | |
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(Pónese el
anillo. Entran dos CAZADORES, que registrarán toda
a escena sin ver a LISARDO.)
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CAZADOR1.º: | Te digo que
aquí no está. | |
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CAZADOR2.º: | Aquí
quedó descansando | | ha corto rato, mandando | | retirarse
a todos. |
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CAZADOR 1.º: | Va | | ya hacia el soto galopando. | |
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CAZADOR 2.º: | Te has equivocado.
Yo | | que aquí está te digo. |
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CAZADOR 1.º:
| Pues | | que aquí no está ya lo ves. | |
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CAZADOR 2.º: |
Es cierto que no está, no. | | Cosa que me aturde es. | |
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CAZADOR 1.º: | No dudes, no, que el rey era | | el que iba
al soto. Marchemos, | | no sea que en falta quedemos. | |
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CAZADOR 2.º:
| Al través de esta ladera | | pronto al puesto llegaremos. | | (Vanse los CAZADORES.) |
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LISARDO: | (Maravillado.) | ¡Cielos!...
¡Cielos!... Invisible me | | hace este anillo... ¡Oh portento! | | Confunde a mi entendimiento | | encanto tan increíble. | | Pero ¿qué duda mi aliento?... | | (Animoso.) | Si es
verdad este prodigio, | | ¿qué retardo el penetrar, | |
por medio tan singular, | | cuanto mi fama y prestigio | | pueden
del mundo alcanzar? | | Sí. Pues hay tan superior | | ente
que me cuida y guía, | | cesen mi afán y agonía, | | tiemble el orbe mi valor | | y bese la planta mía. | | (Vase.) |
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Escena III
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La escena representa la gran
plaza en que fué el triunfo de la primera escena del
acto segundo, y aparece llena de pueblo, que se reparte en
diferentes grupos, como hablando entre sí, y sale
LISARDO.
|
LISARDO: | (A un lado, con la sortija en el dedo.) | De la sortija el encanto, | | pues invisible me oculta, | | indagar
me proporcione | | entre esta mezclada turba | | lo que de mí
piensa el mundo, | | lo que la fama me adula. | | A aquel corro
de villanos, | | que allí se apiña y agrupa, | |
quiero acercarme, seguro | | de que hablan de mí. | | (Se
acerca a un corro de VILLANOS.) | No hay duda. | |
|
|
VILLANO 1.º: |
Al nuevo rey aún no he visto. | |
|
|
VILLANO 2.º: | No
has perdido mucho. Nunca | | vi una cara de vinagre | | tan agria
como la suya. | |
|
|
VILLANO 3.º: | ¿Y desde dónde ha venido | | hasta ser nuestro rey una | | persona desconocida?... | |
|
|
LISARDO: | (Aparte.) | ¡Oh, qué terrible pregunta! | |
|
|
VILLANO 1.º: |
Qué sé yo... Diz que ha ganado | | con valor victorias
muchas, | | y parece... |
|
|
VILLANO 3.º: | ¿Acaso
él solo | | las ganó, o fué con la ayuda | | de nuestros hijos y hermanos? | | ¡Maldita sea la fortuna! | |
|
|
VILLANO 2.º: | Siempre el que manda se lleva | | el premio
de las angustias | | y valor de los soldados. | |
|
|
VILLANO 1.º:
| Y a los pobres nos despluma. | |
|
|
VILLANO3.º: | Dicen que éste
a desplumarnos | | va, para nuevas trifulcas | | y guerras, que
mucha sangre, | | y sin ventaja ninguna, | | nos costarán. |
|
|
VILLANO 1.º: | El
rey muerto | | al menos en paz profunda | | nos mantuvo. |
|
|
VILLANO 2.º: |
Lo
que es éste | | ya verás cómo nos chupa, | | que es un demonio. |
|
|
VILLANO1.º: | ¿De
veras? | | Pues si tal hace... |
|
|
|
VILLANO 1.º: | ... pues si tal hace..., veremos | | cuánto el hacerlo le dura. | |
|
|
LISARDO: | (Se separa confundido
del corro de VILLANOS.) | ¡Cielos! ¿Tal disgusto reina | | entre
la plebe?... ¿Es, en suma, | | éste el entusiasmo ardiente | | en que mi poder se funda? | | Mas allí varios soldados | | hablando entre sí se juntan. | | Ellos, ellos son mi
apoyo; | | con ellos nada me asusta. | | Acercaréme a escucharlos. | | (Se acerca a un corro de SOLDADOS.) |
|
|
SOLDADO 1.º: | Amigos,
grandes y muchas | | son las mercedes y gracias | | con que el
nuevo rey procura | | premiarnos. |
|
|
SOLDADO 2.º: | No
lo agradezco, | | que es por conveniencia suya | | mostrarse tan
generoso. | | Pues, al cabo, su fortuna | | sólo en nosotros
se apoya, | | y nosotros a la altura | | lo levantamos del trono. | |
|
|
|
SOLDADO 2.º: | Otros también
dignamente | | pudieran, sin duda alguna, | | y mejor que él,
ocuparlo. | | Que aunque es su arrogancia mucha, | | o no falta
quien en denuedo, | | y arrojo le sobrepuja. | |
|
|
SOLDADO 1.º: | En
las últimas batallas | | fué un portento de bravura. | |
|
|
SOLDADO 2.º: | Y qué, ¿Arbolán nada hizo? | |
|
|
LISARDO: | (Aparte.) | ¡Arbolán!... ¡Cielos!... ¡Disfruta | | fama
tanta! |
|
|
SOLDADO 2.º: | Por
mi vida | | que lanza como la suya | | no enristra nadie en el
mundo. | |
|
|
SOLDADO 1.º: | En eso, ¿quién pone duda? | |
|
|
SOLDADO
2.º: | Y el orgulloso Lisardo..., | | al fin..., es... |
|
|
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SOLDADO 2.º: | ¿Lo preguntas?... | | Lo diré...:
un advenedizo. | |
|
|
LISARDO: | (Aparte, furioso.) | ¿Esto mi cólera
escucha? | | Estoy de furor ahogado... | | Canalla soez, inmunda. | | (Queriendo arrojarse a ellos.) | Ahora mismo entre mis brazos... | | (Sintiéndose detenido por una fuerza superior.) |
Mas ¿quién detiene mi furia?... | | Este misterioso anillo, | | que todo mi esfuerzo anula, | | pues siento, como ligadas | |
mis manos por fuerza oculta. | | (Pausa.) | Allí varios
caballeros | | reunidos están. Sin duda | | hablarán
como leales, | | y como cumple a su alcurnia. | | (Se acerca a un
corro de CABALLEROS.) |
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|
CABALLERO 1.º: | Malos tiempos nos
esperan. | | Ni honras ni haciendas seguras | | tendremos... Tiempos
fatales, | | de trastornos y de angustias. | |
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|
CABALLERO 2.º: |
Yo no sé cómo la reina | | ha dado tan sin cordura | | su mano y el trono y cetro | | a Lisardo, que es, en suma, | | un aventurero. |
|
|
LISARDO: | (Aparte, desconcertado.) | ¡Oh
rabia! | | Los que así su envidia apuran | | son los mismos
que postrados | | vi a mis plantas en la jura | | tenerse por venturosos | | con sólo merecer una | | sonrisa mía... ¡Malvados! | |
|
|
CABALLERO 1.º: | (Recatándose.) | Y pues nadie nos
escucha, | | os diré... |
|
|
CABALLERO 2.º: | ¿Qué...? | | (Se reúnen todos) |
|
|
|
LISARDO: | (Aparte, agitado.) | Sus palabras me atribulan. | |
|
|
|
CABALLERO 1.º: | Que
la suerte | | del rey difunto, que ocultan | | ese misterioso velo | | y esa oscuridad profunda, | | fué acaso... |
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CABALLERO 1.º: | Fué acaso, amigos,
alguna | | traición de ese monstruo inicuo | | que el regio
dosel usurpa, | | que la majestad afrenta | | y que a la nación
abruma. | |
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|
LISARDO: | (Se retira confundido.) | ¡Basta..., basta!..,
Yo me ahogo. | | Fuego en mis venas circula. | | ¿Ya se sospecha...?
¿Y se dice...? | | Sí. Lo he escuchado... No hay duda. | | Estoy un volcán hollando | | pronto a reventar. La chusma | | habla de mí sin respeto; | | la soldadesca me insulta, | | y me observa y me persigue | | de la nobleza la astucia. | | (Recobrando
su energía.) | Mas no importa; empuño el cetro, | | arde mi pecho de furia. | | Si hay conjuración, en sangre | | sabré ahogarla antes que cunda. | | En el alcázar
entremos | | invisible, con la ayuda | | de este misterioso anillo, | | a ver si allí se conjura. | |
|
|
|
(Al ir a salir de la escena
cambia la decoración.)
|
Escena IV
|
|
Galería
interior de Palacio. Decoración corta, y salen la
REINA y ARBOLÁN, hablando entre sí con recato.
|
LISARDO: | Hacia aquí la reina viene | | hablando con Arbolán. | | Tiemblo en la duda espantosa | | de lo que voy a escuchar. | | ¡Ay, que de hacerse invisible | | la anhelada facultad | | es
un tormento horroroso, | | es un presente infernal! | | Mas aprovecharme
es fuerza | | de ella, que puede importar | | a mi vida y a mi
nombre. | | ¡Oh, qué terrible ansiedad! | | (Se acerca.) |
|
|
REINA: | Tus dudas y tus recelos, | | ¡oh generoso Arbolán!, | | son infundadas e injustos, | | si de mí seguro estás. | | Sabes que por ti mi pecho | | arde mucho tiempo ha, | | desde
los primeros años | | de mi tierna mocedad, | | y que sentarte
en el trono | | ha sido siempre mi afán. | |
|
|
|
ARBOLÁN: | Pero
a Lisardo | | miro en él sentado ya, | | y por ti sola lo
ocupa. | |
|
|
LISARDO: | (Aparte.) | ¡Cielos!... ¡Qué afrenta! |
|
|
REINA: | Es
verdad. | | Me fué preciso valerme | | de su ambición
infernal | | como seguro instrumento | | con que el primer golpe
dar. | | Después no me fué posible | | freno poner
a su audaz | | arrojo, y le di mi mano | | y el trono para lograr | | adormecerle un momento | | y ver cumplido mi afán. | |
|
|
LISARDO: | (Aparte, despechado v haciendo vanos esfuerzos.) | ¡Oh furia
de los infiernos! | | ¡Oh portento de maldad! | | Yo te ahogaré
entre mis brazos, | | y ahora mismo... Pero..., ¡ah!, | | el encanto
de este anillo | | no puedo sobrepujar. | |
|
|
ARBOLÁN: | Mas
a Lisardo del trono, | | ¿cómo se puede arrancar? | | ¿No
conoces su arrogancia?... | | ¿No su esfuerzo sin igual?... | | ¿No su altivez y osadía?... | | Error grave fué,
en verdad, | | dar alas a ese coloso. | |
|
|
LISARDO: | (Aparte.) | ¡Bien
me conoce Arbolán! | |
|
|
REINA: | Nada temas, que yo sola, | | yo, se las he de cortar. | |
|
|
ARBOLÁN: | Ved, señora,
que su nombre, | | aunque minándolo están | | nuestros
parciales amigos, | | aún goza prestigio tal | | entre el
pueblo y los soldados, | | que en mucho tiempo quizá | | no lograremos en tierra | | con ese coloso dar. | |
|
|
REINA: | Pues
te aseguro que hoy mismo, | | hoy mismo en tierra dará. | |
|
|
|
REINA: | Sin
duda... ¿Tiemblas? | | ¿Te falta aliento, Arbolán? | |
|
|
ARBOLÁN: |
No tiemblo; pero quisiera | | con prudencia asegurar | | golpe
de tanta importancia. | |
|
|
|
ARBOLÁN: | Advertir que justamente | | hoy guardia a palacio
da, | | con soldados escogidos, | | un valiente capitán, | | que es el mayor partidario | | de Lisardo y el que más | | entusiasmo le profesa. | |
|
|
LISARDO: | (Aparte.) | Noticia que aprovechar | | sabré yo. Nada me asusta, | | si tengo seguridad | | de
que la guardia me siga. | | ¡Pérfidos! No os temo ya. | |
|
|
ARBOLÁN: | Desistid por hoy, señora, | | de vuestro
intento, y dejad | | que el tiempo nos proporcione | | de ese dragón
infernal | | triunfo completo y seguro. | |
|
|
REINA: | Calla, que insensato
estás. | | (Con sigilo) | Oye. |
|
|
LISARDO: | (Aparte, acercándose
más.) | Oigamos. |
|
|
REINA: | Al
momento, | | y ya no puede tardar | | en que regrese Lisardo | | de
la caza, empezará | | el regio festín, dispuesto | | en la cámara real, | | donde es segura su muerte. | |
|
|
ARBOLÁN: |
¿Cómo...? No acierto... ¿Quizá...? | |
|
|
REINA: | (Con
sigilo.) | Oye... Escúchame... La copa, | | la copa en
que ha de brindar | | a la gloria de mi reino, | | por mí
envenenada está. | |
|
|
LISARDO: | (Aparte, consternado.) |
¡Cielos! ¡Qué horror! ¿Es posible? | | ¡Oh monstruo de
iniquidad! | | Mas, ¡ay!, usan de un veneno, | | como yo usé
de un puñal. | |
|
|
|
REINA: |
Nadie | | puede este golpe evitar. | |
|
|
LISARDO: | (Aparte y furioso.) | Voy
a arrojar este anillo | | y a sorprender su maldad. | | (Conteniéndose.) | Mas no, nada lograría, | | que soy también criminal, | | y sólo un rostro sin mancha | | logra al crimen aterrar. | |
|
|
|
REINA: | Sí,
y su muerte | | de estos Estados la paz, | | y el amor que te consagro, | | para siempre afirmará. | | (Se oye rumor.) | Pero él
llega; a recibirle | | vamos con risueña faz. | | (Vanse.) |
|
|
LISARDO: | (Paseándose muy agitado.) | ¿En dónde
estoy? Estalla mi cabeza; | | va a reventar mi destrozado pecho. | | Me engañaron, sin duda, mis oídos. | | Una ilusión
fué todo del infierno. | | Mi esposa..., aquella reina
esclarecida, | | que como un sol en la mitad del cielo | | vieron
mis ojos en el trono augusto, | | y que con suave y seductor
acento, | | de lágrimas regado el rostro hermoso, | | sus
penas me contó, y amor tan ciego | | en mí supo
encender, ¿es..., ¡ay!, la misma | | a quien acabo de escuchar?
Yo tiemblo. | | Mas... ¡mísero de mí, que en hondo
olvido | | el crimen do me hundió su encanto dejo! | | Y
¿por qué he de ser yo más venturoso | | que su
primer marido? Me estremezco. | | (Pausa.) | ¿Y Arbolán?
¡Arbolán! El hombre solo | | por quien dulce amistad
sintió mi pecho, | | en quien deposité mi confianza, | | el que colmé de elogios y de premios, | | de honores,
de riquezas... Aquel mismo | | que ha corto rato, ante mis plantas
puesto | | en actitud humilde, reverente, | | gratitud me juraba...
¡Dios eterno! | | ¿Así se finge?... ¿Así se disimula? | | ¿Se miente así? ¿Qué es un humilde acento? | | ¿Qué es un afable rostro, si la muestra | | no son de
lo que pasa allá en el pecho? | | ¡Qué horror,
qué horror! ¡Oh detestable mundo! | | Yo te maldigo,
sí; yo te detesto. | | (Pausa.) | Mas ¿qué pronuncio
sin temblar? ¡Ay triste! | | ¿Lo que yo mismo soy olvidar puedo? | | (Fuera de sí.) | Un asesino soy..., ¡un asesino! | |
¿Es de los hombres el Destino horrendo | | el de ser criminales?...
¡Infelices!... | | ¡Mísera condición en que nacemos! | | (Pausa. Resuelto.) | Pues a ser criminal. Si en la carrera | | tan adelante estoy, el Universo | | admire en mí un
coloso. Poderío | | para aterrar a mis contrarios tengo. | | Y si es lucha de crímenes la vida, | | vivamos, sí;
vivamos y luchemos. | | (Paseándose.) | Caiga mi furia
como ardiente rayo | | sobre estos miserables, y deshechos | |
en ceniza a mis pies, sirvan al punto | | a los conspiradores
de escarmiento. | | Sí. Decidido estoy. Guardo el anillo. | | (Se lo quita y lo guarda en la escarcela.) | Que tal cual
soy manifestarme quiero, | | pues que ya todos piensan que a
palacio | | del campo regresé con mis monteros. | | Aquí
un paje se acerca; la noticia | | de que es la guardia fiel
aprovechemos. | | ¡Hola! |
|
|
|
(Sale el PAJE.)
|
|
LISARDO: | El
capitán que manda | | la guardia de palacio en el momento | | venga a mis pies. |
|
|
PAJE: | Seréis
obedecido. | | (Vase.) |
|
|
LISARDO: | Temblarán, yo lo juro,
los perversos. | | La sangre se helará de los traidores. | | De una inicua mujer a los derechos | | no deberé el
reinar, sino tan sólo | | a mi fortuna y a mi heroico
esfuerzo. | | Sí. El alto trono que fundar quería | | aquí lo he de fundar. Y estoy dispuesto | | a fundarlo
tan firme, que con sangre | | sabré amasar sus sólidos
cimientos. | | (Entra el CAPITÁN de la guardia, que hinca
una rodilla, y LISARDO lo levanta.) | Alza y ven a mis brazos,
que te esperan, | | de valor y lealtad noble modelo. | | Sé
quién eres; te he visto en las batallas | | dando señales
de tu heroico esfuerzo, | | y yo no olvido nunca a los soldados | | que en el campo lidiar con gloria veo. | |
|
|
CAPITÁN: | A
vuestro lado, ¡oh rey el más cumplido | | que en el mundo
jamás empuñó el cetro!, | | ¿quién
pudiera en los campos de batalla | | no seguir fiel vuestro
glorioso ejemplo? | | La llama del valor que en vos esplende | | se comunica a los vasallos vuestros, | | y no hay quien tras
de vos no corra ansioso | | a buscar gloria en los mayores riesgos. | | ¿Qué me mandáis, señor? |
|
|
LISARDO: | Saber
quería | | si a todo trance os encontráis dispuesto | | a obedecer mi voz. |
|
|
CAPITÁN: | ¿Podéis
dudarlo, | | si os juré por mi rey?... Poned, os ruego, | | a prueba mi lealtad y mi obediencia, | | y quedaréis
de entrambas satisfecho. | |
|
|
LISARDO: | Acaso hoy mismo las pondré,
y no dudo | | que mi apoyo serán, noble guerrero. | | ¿Sabes,
dí, que hay traidores? |
|
|
CAPITÁN: | No
lo ignoro; | | mas yo sus tramas pérfidas no temo. | |
|
|
|
|
LISARDO: | De temible poder, de
nombre excelso. | |
|
|
CAPITÁN: | Su nombre nada importa; al
declararse | | traidores lo mancharon y perdieron. | | Y corto
es el poder de los que apelan | | a oscuras tramas y a cobardes
medios. | |
|
|
LISARDO: | Aterrarlos es fuerza ante su vista | | presentando
al instante un escarmiento. | |
|
|
CAPITÁN: | Caiga el sol
mismo desde su alto trono, | | si osa el sol enojaros y ofenderos. | |
|
|
LISARDO: | Basta, que en tu lealtad y bizarría | | el más
firme sostén gozoso encuentro. | | ¿Y los soldados de
la guardia? |
|
|
CAPITÁN: | Todos | | están por vos a perecer dispuestos. | |
|
|
LISARDO: | Que
el salón del festín contigo ocupen; | | tú
te colocarás tras de mi asiento, | | y a la menor señal
prendes y matas | | a los que yo indicare. |
|
|
|
|
CAPITÁN: | Nada
pido | | por cumplir fiel la obligación que tengo. | |
|
|
LISARDO: |
Pues de mi cuenta corre en este día | | a tus servicios
dar cumplido premio. | | De cuanto hemos hablado en este sitio | | guarda, que es importante, hondo secreto. | | (El CAPITÁN
hace una reverencia y se va.) | ¿Si serán verdaderas
sus ofertas, | | y esa noble lealtad, y ese denuedo? | | ¿Si será
algún traidor que finge y miente | | de honradez y valor
con el aspecto? | | ¡Ah! Los hombres que mandan a los hombres | | debieran penetrar los pensamientos. | | Juzgo que este soldado
habló de veras, | | de buena fe... ¿Quién sabe?...
Bien, probemos | | dónde alcanza el favor de la fortuna | | y mi tenacidad... Ni ya otro medio | | se me ofrece... Sí...
Un golpe decisivo. | | El peligro se acerca; urge el momento. | | ¡Ay, que esto no es vivir! ¡Oh, cuán horrible | | es
aquesta ansiedad en que me veo! | | (Pausa.) | Mas ya resuena
en el salón cercano, | | donde el regio festín
está dispuesto, | | el rumor de la turba cortesana. | |
Vamos, pues, al festín, y procuremos | | que oculte cuidadoso
mi semblante | | la espantosa tormenta de mi pecho. | | (Vase.) |
|
|
Escena V
|
|
Aparece un
salón fantástico, magnífico, perfectamente
iluminado, rodeado de aparadores, donde lucirán riquísimas
vajillas, y en medio una gran mesa cubierta de oro, plata,
cristal y flores, con seis cubiertos: dos a la testera, delante
de regios sillones; dos a la derecha y otros dos a la izquierda,
con taburetes sin respaldo. Salen pajes, ricamente vestidos,
con platos, copas y viandas. Y cortesanos de gala, que se
van colocando a un lado y otro de la escena. En seguida sale
LISARDO por un lado con manto y corona, seguido del CAPITÁN
de la guardia, que se coloca al frente en el fondo. Y por
otro lado sale la REINA, también con manto y corona,
seguida de damas lujosamente ataviadas. Al entrar los reyes
en el salón, todos, menos los guardias y damas, hincan
una rodilla, y gritan:
|
|
LISARDO: | (Aparte.) | ¡Ah!
Ya conozco | | lo que son vuestros aplausos. | | Miedo son... Mas
si son miedo, | | me suenan bien. | (Alto.) | Levantaos. | |
|
|
TODOS: | (Levantándose.) | ¡Viva el rey! |
|
|
LISARDO: | (Con
afectación.) | Esos
acentos | | de lealtad y de entusiasmo | | son el colmo de mis
dichas, | | nobles y fieles vasallos. | | (Aparte.) | ¿Cuántos
habrá que, | | traidores, estén mi exterminio
ansiando? | | (Alto, a la REINA, con énfasis.) | Llegad,
señora. ¡Cuán bella! | | Sois el sol en que me
abraso. | |
|
|
REINA: | En serlo siempre a tus ojos | | se cifrarán
mis conatos. | |
|
|
LISARDO: | (Aparte.) | ¡Oh aleve!... Una hiena
miro | | al través del regio manto. | | (Alto, y después
de examinar el concurso.) | ¿Y el senescal?... No lo veo. | |
|
|
REINA: | (Solícita.) | La importancia de los cargos | |
que desempeña retarda | | su venida... | |
|
|
LISARDO: | (Aparte.) | Sobresalto | | me da su tardanza... ¡Cielos! | | Mas fuerza es
disimularlo. | | (Alto.) | No importa, que siempre a tiempo | |
a mi mesa y a mis brazos | | llega guerrero tan noble y | | personaje
tan alto. | |
|
|
|
(Se sientan LISARDO y la REINA, y detrás
de sus sillones se colocan el CAPITÁN de la guardia
y una Dama, y ocupan los otros cuatro asientos de la mesa
cuatro personajes ancianos de los que están entre
los Cortesanos. Los Pajes y las Damas sirven la mesa, y toca
una dulce orquesta tan suave, que deje oír lo que
se representa.)
|
REINA: | (Inquieta y aparte.) | Ni un leve rumor
escucho | | que me anuncie lo que aguardo, | | y temo llegue el
instante | | si Arbolán no está a mi lado. | |
|
|
LISARDO: | (Aparte.) | Apresurar quiero el golpe, | | aunque siento mucho
darlo | | sin que Arbolán el primero | | de su traición
lleve el pago. | | Pues está echada la suerte, | | de tanta
angustia salgamos. | | (Alto.) | ¡De beber! |
|
|
|
(Llega un Paje con
una salvilla de oro, y en ella, una rica copa.)
|
REINA: | (Tomando
la salvilla de las manos del Paje.) | Venga
esa copa, | | que yo quiero de mi mano | | servirla a mi rey y
esposo. | |
|
|
LISARDO: | (Con calma.) | De vos la estaba esperando. | | Y para fineza tanta | | con toda el alma pagaros | | quiero que
bebáis primero, | | y que antes que yo brindando, | | el
licor de aquesa copa | | torne en néctar vuestro labio. | |
|
|
REINA: | (Turbada.) | ¿Yo..., señor...? |
|
|
LISARDO: | (Poniéndose
en pie y con entereza.) | Y
¿qué os asusta? | | Bebed, pues, que yo lo mando. | |
|
|
|
(Agitación
general. La REINA titubea, y se oye un lejano rumor.)
|
REINA: | (Aparte.) | ¡Cielos!... Respiro. |
|
|
LISARDO: | (Sobresaltado.) | ¿Qué
suena? | |
|
|
CAPITÁN: | Son del pueblo los aplausos. | |
|
|
LISARDO: | (Airado.) | ¿Qué tardáis?... Bebed, señora. | |
|
|
REINA: | (Horrorizada, tirando la copa.) | No... Jamás,
jamás, Lisardo. | |
|
|
LISARDO: | (Furioso.) | Guardias, prended
a la reina. | | Ese vino emponzoñado | | está. Prendedla... |
|
|
REINA: | (Saliendo al centro de la escena.) | Y
¿quién puede | | atentar...? |
|
|
CAPITÁN: | (Corriendo
hacia ella.) | Yo y mis soldados. | |
|
|
|
(Movimiento general de
terror y de indignación. Unos muestran asombro, otros
meten mano a las espadas.)
|
REINA: | ¡Traidores!... Yo soy la
reina. | | Ved qué hacéis. |
|
|
|
(Sale ARBOLÁN
con la espada en la mano, seguido de un tropel de pueblo
y de soldados.)
|
|
LISARDO: | (En medio de la confusión.) | ¡Guardias!...
¡Traidores!... Seguidme. | |
|
|
ARBOLÁN: | (Al Capitón
y Soldados.) | ¿A un regicida, a un tirano | | defendéis?...
Mirad en sangre | | del rey teñidas sus manos. | | El lo
asesinó, os lo juro. | | Valientes, abandonadlo. | |
|
|
CAPITÁN: | (Asombrado.) | ¿De veras? ¡Qué horror! No demos | | a
tal monstruo nuestro amparo. | |
|
|
|
(Abandona la guardia a LISARDO.)
|
|
|
ARBOLÁN: | (Conteniendo a la turba.) | Muera,
pero en un cadalso. | |
|
|
LISARDO: | (Despechado.) | ¡Oh furor!...
¡Qué adversa suerte! | | Con el anillo me salvo. | |
|
|
|
(Se
pone rápidamente la sortija de la bruja, y se hunde
por escotillón. Cae el telón.)
|
Escena primera
|
|
La escena representa el mismo rústico
jardín de la segunda escena del primer acto, pero
sin el lecho de LISARDO ni el asiento. La gruta de Marcolán,
y él dentro de ella, está siempre inmutable.
Sale LISARDO por escotillón, con traje humilde y sin
la sortija.
|
LISARDO: | (Asombrado.) | ¿Adónde, adónde,
¡cielos!, me ha traído | | el anillo encantado? | | ¿Cómo
hasta aquí tan rápido he venido? | | ¿Qué
lóbrega región he atravesado? | | Pasmado estoy. | (Notando que le falta la sortija.) | Mas,
¡ay!, la misteriosa | | sortija, ¿qué se ha hecho?... | | ¿Cómo he perdido prenda tan preciosa? | | Entre mis
manos mismas se ha deshecho. | | (Reconociéndose la mano.) | Sí... Desapareció. Y en lugar de ella, | | en
torno de mi dedo | | de sangre helada me quedó una huella. | | De asombro respirar apenas puedo. | | (Reconociendo el sitio
en que está.) | Mas ¿dónde estoy? No hay duda:
la floresta | | donde tan venturoso | | me vi en los brazos de
mi ZORA es ésta, | | donde empecé a vivir y a
ser dichoso. | | (Complacido.) | Aquí descansaré.
Y aquí del mundo | | de crímenes, tornando | | al
de placer y amor, él furibundo | | rigor de mi destino
iré amansando. | | (Pausa, y recorre la escena como para
cerciorarse de que es el mismo sitio que dice.) | Mas, ¡ay!...,
no tan risueña me parece | | como la vez primera | | esta
mansión. | | Ni, plácida, me ofrece | | aquel encanto
que a mi pecho diera. | | ¿Acaso nunca el hombre la ventura | | recupera perdida, | | y vano es su afanar cuando procura | | felice
ser dos veces en la vida?... | | No. Sin duda esta selva me
parece | | lóbrega, porque en ella, | | como resplandeció,
no resplandece | | la pura luz de mi divina estrella. | | Yo buscaré
perdido y anhelante | | a mi adorada Zora, | | y tornarán
su aliento y su semblante | | a hacerme esta mansión
encantadora. | | (Va a salir resuelto, y vuelve afligido y turbado.) | Pero ¡triste de mí! ¡Zora! Yo, ingrato, | | la rechacé
orgulloso, | | con duro acento, con altivo trato, | | desoyendo
su ruego doloroso. | | Y ¿cuándo? Cuando hermosa y apacible, | | ángel de paz, venía | | de un crimen espantoso,
atroz, horrible, | | a libertar, ¡ay Dios!, el alma mía. | | (Profundamente conmovido.) | ¡Zora! ¡Zora! Vengada estás;
mi pecho | | es raudal de amargura, | | y por las garras del dolor
deshecho | | implora tu perdón y tu ternura. | | ¿Y obtendré
tu perdón? Dulce esperanza | | de obtenerlo me alienta, | | pues no cabe el rencor ni la venganza | | en el tierno candor
que en ti se ostenta. | | ¡Ah!... Perdóname, sí;
dame consuelo. | | Que tú sola en el mundo | | puedes sacarme,
por favor del Cielo, | | de este agitado piélago profundo. | |
|
|
|
(Sale y cruza lentamente la escena un rústico y humilde
entierro, compuesto de cuatro Doncellas vestidas de blanco
con guirnaldas de ciprés. Cuatro Villanos con sayos
negros, que en unas angarillas llevan a ZORA muerta y vestida
cual se presentó en la segunda escena del primer acto,
y detrás, dos hombres enlutados y un viejo ENTERRADOR,
también de luto, y con un azadón al hombro.)
|
LISARDO: | (Sorprendido.) | ¡Oh cielos!... ¿Qué viene
allí?... | | Un rústico funeral. | | Me hiela un
sudor mortal. | | No sé lo que pasa en mí. | | Preguntaré. | (Se acerca al ENTERRADOR.) | Buen
anciano, | | ¿quién es esa desdichada? | |
|
|
ENTERRADOR: | Es
Zora, que abandonada | | por un marido inhumano, | | y ardiendo
siempre en amor, | | tras de penosa agonía, | | murió
al despuntar el día, | | víctima de su dolor. | |
|
|
|
|
LISARDO: | (Fuera de sí, deteniendo el entierro.) | ¡Ah!...
Dejad | | que sobre el cadáver yerto | | este infeliz quede
muerto, | | y una tumba a entrambos dad. | |
|
|
ENTERRADOR: | Retroceded,
imprudente. | | Alejaos. ¿Qué pretendéis? | | No
el reposo profanéis | | de una mísera inocente. | |
|
|
LISARDO: | (Furioso.) | Este cadáver es mío, | |
miserables. |
|
|
ENTERRADOR: | Insensato. | | ¿Qué frenético arrebato, | | qué furioso
desvarío te obliga...? |
|
|
LISARDO: | (Acometiendo al féretro.) | Sí,
Zora es mía. | | Dádmela, que es mía, sí, | | o todos seréis aquí | | despojo de mi osadía. | |
|
|
|
(Los dos enlutados que defendían el féretro
se asustan y retroceden.)
|
ENTERRADOR: | (Asustado.) | De su
furia me acobardo. | |
|
|
LISARDO: | (Furioso en todo extremo.) | Dadme,
dadme luego a Zora, | | o la rabia abrasadora | | temed del feroz
Lisardo. | |
|
|
|
(Al oír este nombre, los cuatro que llevan
las angarillas las dejan en el suelo, sobrecogidos de terror,
y ellos y las Doncellas se ponen en fuga.)
|
ENTERRADOR: | (Sobrecogido
de espanto.) | Lisardo es el que miramos. | | Sí, Lisardo
el asesino. | | ¿Por dónde a esta tierra vino? | | ¡Qué
horror!... ¡Oh cielos! Huyamos. | |
|
|
|
(Vase con los dos enlutados.
Corre LISARDO frenético. Levanta el velo negro que
cubre el cadáver de ZORA, lo saca del féretro
y lo lleva en brazos a un lado del proscenio, haciendo extremos
de demente.)
|
LISARDO: | (Agitadísimo.) | Zora del alma
mía, | | Zora, mi bien, despierta... | | Zora..., mi Zora...
¡Ah! ¡Muerta! | | ¡Helada!... Apenas puedo respirar. | | Y yo,
yo, ¡estrella impía!, | | yo té he dado la muerte. | | ¿Y en mis brazos tenerte | | oso y tu faz marchita contemplar? | | (Reconociéndola y tocándola como dudando de
su muerte.) | ¿Engañoso desmayo | | acaso no pudiera, | | cual nube pasajera...? | | (Cerciorado.) | No. Es un cadáver.
¡Mísero de mí! | | (Alejándose del cadáver.) | ¡Cielos!, lanzad un rayo | | que mi frente confunda, | | que me
anonade y hunda, | | y que a su lado me sepulte aquí. | | (Acercándose e inclinándose sobre el cadáver.) | Si pudiera mi aliento, | | si mi sangre, mi vida, | | si la llama
encendida | | en mi pecho, do el crimen se asentó, | | pasarse
en un momento | | a esta ceniza fría..., | | ¡oh, cuánto
ganaría | | el mundo y cuánto ganaría yo!... | | (De rodillas.) | Con el mundo piadoso | | sed, ¡oh Dios!, revivida | | a costa de mi vida, | | volvedle esta mujer angelical, | | este
astro luminoso. | | Y de mi libertadle, | | el espanto quitadle | | de este monstruo sangriento y criminal. | | (Delirante, abrazando
el cadáver de ZORA.) | Mi ángel, despierta; | | álzate, mira, | | vive, respira, | | oye mi voz. | | (Despechado.) | ¡Ay!... ¡Está muerta! | | Y yo la muerte, | | ¡horrenda
suerte!, | | le di feroz. | | Yo me ahogo, mísero; | | no puedo
más. | | Mujer angélica, | | vengada estás. | | Ardiente tósigo | | me abrasa, sí. | | ¡Oh tierra,
trágame, | | trágame aquí! | | (Queda inclinado
sobre el cadáver, abrumado de dolor.) |
|
|
LISEO: | (Dentro.) | Lisardo..., Lisardo. |
|
|
LISARDO: | (Aterrado.) | ¿Quién...? | | La voz de la Eternidad | | me ha llamado... ¡Oh Dios. piedad! | | Piedad de un mísero ten. | |
|
|
|
(Sale LISEO, y al verlo
queda LISARDO confundido.)
|
LISEO: | (En tono amenazador.) | Lisardo, si no contento | | con haber dado la muerte | | a esta
infelice, faltando | | al juramento solemne | | que aquí,
en mis manos, hiciste, | | cebarte furioso quieres | | en su mísero
cadáver, | | y en tu crimen complacerte, | | la justicia
de los cielos | | y la de los hombres teme. | | La justicia que
reclama | | el desconsuelo, que adviertes | | con horror en mis
mejillas | | y en las sombras de mi frente. | | Que el desconsuelo
de un padre | | como yo, afligido, siempre | | en el tribunal eterno | | piadosa acogida tiene. | |
|
|
LISARDO: | (Turbado, acercándose
a LISEO) | ¡Señor...! ¿Sois vos? |
|
|
LISEO: | (Severo.) |
Sí,
Lisardo. | | Soy Liseo. Tiembla al verme. | | Soy el que te dió
su hija | | para que feliz la hicieses. | | Mira cuál la
devolviste | | a su paternal albergue. | |
|
|
LISARDO: | (Confuso.) |
Señor..., sois el primer hombre | | que... turbado...,
reverente..., | | temblando escucho. |
|
|
LISEO: | Lisardo, | | no soy yo quien tanto puede. | | Es el espectro espantoso | |
que delante miras siempre, | | y son los remordimientos | | de
los crímenes que hierven | | en tu corazón. |
|
|
LISARDO: | (Desconsolado y suplicante.) | ¡Oh
padre! | |
|
|
LISEO: | (Retrocediendo.) | Quita, monstruo... ¿Qué
pretendes? | |
|
|
|
LISEO: | ¿Zora
tuya...? | | Zora es sólo de la muerte: | | Zora de la tierra
es sólo, | | y yo sólo soy quien debe | | darle el
último descanso. | | Aléjate. Aquí no eres | | más que una espantosa hiena, | | un buitre voraz, que
viene | | a destrozar un cadáver. | | Déjalo en paz.
Huye, vete. | | (Va cerca del cadáver y se pone en actitud
de defenderlo.) |
|
|
LISARDO: | (Conmovido.) | No..., no. Mi esposa
fué Zora, | | y si no logro la muerte, | | que es lo que
anhelo, a su lado, | | para que a ambos nos encierre | | un mismo
sepulcro, quiero | | dárselo como merece. | | (Recobrando
su altanería.) | Mi magnífico palacio, | | que
domina estos vergeles, | | recíbala en sus salones, | |
y en ellos mi esposa encuentre | | el soberbio mausoleo | | que
a sus cenizas conviene. | | Todas mis riquezas, todas, | | en su
sepulcro se ostente; | | y de que fué esposa mía | | en el mundo se conserve | | el recuerdo en oro y mármol | | consignado para siempre. | |
|
|
LISEO: | ¡Insensato!... ¿Tus riquezas...? | | ¿Tu palacio...? Estás demente. | | ¿Ignoras que de bandidos | | una codiciosa hueste | | ha robado tus tesoros, | | y que ha incendiado,
inclemente, | | tu magnífico palacio? | | Corre a verlo.
Nada tienes. | | Tus riquezas y tu alcázar | | son vil ceniza,
humo leve. | |
|
|
|
(LISARDO, sobrecogido, vuelve el rostro al fondo
de la escena, y, abriéndose y apartándose de
repente los árboles, dejan ver a lo lejos el palacio
ardiendo, y queda todo iluminado con el rojo resplandor del
incendio.)
|
LISARDO: | (Corriendo hacia el fondo.) | ¿Qué
es lo que miro?... ¡Infelice! | | Ah!... Mis fuerzas desfallecen. | |
|
|
|
(Cae al suelo privado de sentido. LISEO hace una seña,
y salen los cuatro Villanos con sayos negros colocan apresuradamente
el cadáver de ZORA en las angarillas y con ellas se
van todos, dejando solo y tendido en tierra a LISARDO. Se
vuelven a unir los árboles del fondo, ocultando el
incendio, y queda la escena en la mayor oscuridad.)
|
LISARDO: | (Volviendo en sí.) | ¡Infeliz, infeliz! ¡Ay! Y ¿aún
respiro? | | ¿Para qué torno a la angustiosa vida? | | ¿En
dónde un rayo de consuelo miro? | | ¡Ah! Toda mi esperanza
está perdida. | | (Se levanta del suelo.) | Sí,
toda mi esperanza | | se la ha llevado el viento. | | (Recobrando
gradualmente su energía.) | Y ¿quedará Lisardo
sin venganza, | | tendido en este potro de tormento? | | Yo, yo,
dominador de la ancha Tierra; | | yo, rayo de la guerra, | | ¿he
de morir en este valle oscuro | | como el más vil mortal,
como un gusano | | y reirá el orbe ufano, | | de mi furor
juzgándose seguro? | | (Despechado.) | Desplómate
rasgado en roncos truenos, | | ¡cielo!, sobre mi frente, | | o
trágame inclemente, | | tierra de horror, en tus oscuros
senos. | | ¿Yo desde el regio trono | | en la miseria hundido, | | y por traidores pérfidos vendido, | | y de una vil mujer
por el encono? | | y cuando en mis riquezas | | nuevo apoyo busqué,
para que el mundo | | admirando de nuevo mis proezas, | | otra
vez lleno de terror profundo, | | se humillara a mis plantas, | | tras desventuras tantas, | | ¿hallo ceniza y humo, | | y en furor
impotente me consumo? | | (Pausa.) | Mas nada, nada importa | |
cuanto perdí, que aún quedo yo. Y aún
siento | | el colosal aliento | | que mi indomable corazón
aborta. | | Si el Cielo me ayudara... Mas ¿qué dice | |
mi necio labio?... El Cielo me maldice. | | Pues bien, mi ayuda
sea | | el infernal poder. Oiga mi ruego, | | déme su auxilio,
y luego, | | asombrado, verá cuán bien lo emplea. | |
|
|
|
(Se oye un espantoso trueno subterráneo, y entra
por escotillón el DEMONIO vestido de bandolero, pero
con algunas señales que manifiestan quién es.
En el momento de aparecer se verá un gran relámpago
que alumbre toda la escena, volviendo luego a quedar en tinieblas.)
|
DEMONIO: | (Con voz áspera.) | ¿Qué del infierno
quieres? | | Él a satisfacer tu afán me envía. | |
|
|
LISARDO: | (Asombrado.) | ¡Oh, qué espanto!... ¿Quién
eres? | |
|
|
DEMONIO: | No la presencia mía | | te turbe, pues
poder para ayudarte, | | Lisardo altivo, tengo; y para darte | | los medios con que alcanza | | un hombre de tu temple la venganza. | |
|
|
LISARDO: | (Reanimado y con ansiedad.) | Dame armas y pendones, | | guerreros escuadrones, | | que mis contrarios, aterrados, vean, | | y que del orbe el exterminio sean. | |
|
|
|
(El DEMONIO da una patada
en el suelo, y de los troncos de los árboles, de los
riscos y de debajo de tierra salen bandoleros de aspecto
feroz y torvo, vestidos de pieles de fieras, con cascos de
hierro y con cimitarras, lanzas, arcos y flechas. LISARDO
los mira con asombro y admiración.)
|
DEMONIO: | Helos
aquí presentes, | | y, aunque los juzgues pocos, tan
valientes, | | que excederán en mucho tus deseos | | poblando
el ancho mundo de trofeos. | |
|
|
LISARDO: | ¡Oh, qué extraño
portento! | | Nacen escuadras a mi sólo aliento. | | (Se
reconoce, y ve que no tiene espada.) | Pero ¿yo desarmado? | |
|
|
DEMONIO: | (Dándole una espada.) | Este estoque te traje
preparado, | | guadaña de la muerte, | | y prenda digna
de tu brazo fuerte. | | Con él a la cabeza | | ponte de
estos valientes bandoleros, | | que bandoleros son, más
no te asombre, | | pues no serás, Lisardo, el primer
hombre | | de arrojo y fortaleza | | que al frente de bandidos
ha logrado | | un imperio rendir, un elevado | | trono fundar y
ver postrado al mundo | | besar su planta con terror profundo. | |
|
|
LISARDO: | (Entusiasmado.) | Sí; cuando empuño
una tajante espada | | y de valientes circundar me veo, | | ser
ya señor del Universo creo, | | y contemplo la Tierra
encadenada. | |
|
|
DEMONIO: | Emprende tus campañas. | | Que al
renombre inmortal de tus hazañas, | | obedientes muy
pronto a tus pendones, | | traerá nuevos y fuertes escuadrones | | y poderosas lanzas | | que satisfechas dejen tus venganzas. | | Y porque no tan sólo con despojos | | de fresca sangre
rojos | | premies a los soldados | | que sigan tus banderas esforzados, | | quiero mostrarte ahora | | las riquezas ocultas que atesora | | este bosque sombrío: | | por aquí de oro puro
pasa un río. | | Míralo por las señas | |
que te den estos troncos y estas breñas. | | (Toca varios
troncos y piedras, y se convierten en oro resplandeciente.) | Todo es tuyo, Lisardo. | |
|
|
LISARDO: | (Reconociendo, admirado
aquella riqueza.) | ¡Portento sin igual! Y ya, ¿qué
aguardo? | | (Dirigiéndose a los bandoleros, que estarán
apiñados a un lado.) | ¡Oh valientes, volemos, | | y
al mundo leyes y cadenas demos! | | Campiñas y ciudades | | se conviertan en yermas soledades, | | y abriendo a sangre
y fuego ancho camino, | | las leyes trastornemos del Destino, | | por él ciego corramos, | | sembrando horror y muerte.
Vamos, vamos. | |
|
|
|
(Se arroja decidido
LISARDO al frente de los bandoleros hacia el fondo de la
escena, donde se levanta de pronto delante de él,
atajándole el paso, una muralla de bronce, y baja
de las bambalinas, y se pone en pie sobre la muralla, un
ÁNGEL mancebo, con una ropa flotante de tela de plata,
alas extendidas de plumas de colores y con dos espadas de
fuego, una en cada mano. Al mismo tiempo, arde arriba una
llama de bengala que lo ilumina todo. LISARDO retrocede horrorizado,
y lo mismo el DEMONIO y los Bandoleros, agrupándose
todos a un lado del proscenio, sin osar mirar al ÁNGEL.)
|
ÁNGEL: | Confúndete, miserable. | | Tente, mortal
infeliz: | | tu furia y la del infierno | | pasar no pueden de
aquí. | |
|
|
LISARDO: | (Aterrado.) | ¡Ah! ¿Qué es esto?
¿Qué alto muro | | se alza mi paso a impedir? | | ¿Qué
luz deslumbra mis ojos?... | | ¿Qué voz tronadora oí?... | | (Abrazándose al DEMONIO.) | Dame tu amparo... |
|
|
DEMONIO: | (Cobarde y despechado.) | No
puedo | | contigo adelante ir, | | que es la voluntad divina | | el
muro que ves ahí, | | y traspasarlo no pueden | | ni mi
audacia, ni mi ardid, | | ni todo el infierno junto | | derribarlo...
¡Pese a mí! | |
(Se hunden el DEMONIO y los Bandoleros,
y se queda LISARDO sin espada.)
|
|
|
ÁNGEL: | La medida
se ha llenado. | | Decretado está tu fin. | |
|
|
|
(Se remonta
el ÁNGEL y desaparece, y se apaga la llama de bengala.
quedando enteramente oscura la escena.)
|
LISARDO: | (Medio derribado
en tierra.) | ¡Ay de mí, desdichado! | | ¡Qué horror! | | Siento mi pecho helado | | de terror. | | ¡Ay!... Mi soberbio
brío, | | ¿dónde está? | | El alto esfuerzo
mío | | nada es ya. | |
|
|
VOCES: | (Dentro, a lo lejos.) | Por
aquí, por aquí. | |
|
|
OTRAS VOCES: | (Dentro,
más cerca.) | Vamos, marchemos. | |
|
|
ARBOLÁN: | (Dentro.) | Si aquí el traidor se oculta, | | y lo espeso del bosque
dificulta | | que con él encontremos, | | al fuego abrasador
la selva demos. | |
|
|
LISARDO: | (Levantándose, presuroso.) | Allí, ¡oh furor! mis enemigos vienen, | | y del vil
Arbolán la voz escucho. | | Con nuevas ansias lucho... | | Aun miedo a mi poder, cobardes, tienen. | | Y tienen bien..., | (Reanimado.) | porque
mi faz airada | | sabrá aterrarlos y mi ardiente espada. | | (Va a meter mano, y se encuentra sin espada.) | Mas ¿dónde...,
¡Cielo santo!, | | mi espada está?... ¿Quién pudo | | quitármela?... | (Horrorizado.) | ¿Lo
dudo...? | | El infierno..., ¡qué espanto!..., | | pues
prenda suya era. | |
|
|
VOCES: | (Dentro, cerca.) | ¡Allí está
el asesino! |
|
|
|
LISARDO: | (Aterrorizado.) | Huyamos, si un camino | | aun
me guarda, piadoso, mi destino. | | (Corre hacia el muro y vuelve
atrás, despechado.) | No le hay..., sólo la
muerte. | | Cúmplase pronto mi tremenda suerte. | |
|
|
|
(Entran
en confuso tropel SOLDADOS, VILLANOS y CABALLEROS de los
que ya se han visto en la plaza y en el palacio, todos con
espada o lanza o hacha de armas en la mano derecha, y en
la izquierda, una antorcha encendida. Se esparcen feroces
por la escena, rodeando a LISARDO. Detrás de ellos
sale ARBOLÁN, con corona de oro sobre el morrión,
manto real sobre la armadura y la espada en la mano. Y le
rodean cuatro Guardias con alabardas.)
|
UNOS: | (Al salir.) | Aquí está el regicida. | |
|
|
OTROS: | (Ídem.) | Aquí está el asesino. | |
|
|
LISARDO: | (Al ver venir
a ARBOLÁN.) | Mi manto y mi corona | | en quién,
¡oh cielos!, miro. | | ¡Ay! De mi pecho es éste | | el más
atroz martirio. | |
|
|
ARBOLÁN: | (Conteniendo a los suyos.) | No le matéis. Prendedle, | | porque no debe, amigos, | | morir a honradas manos, | | cual noble, en este sitio, | | sino
a las del verdugo | | en infame suplicio. | | (Todos se contienen,
y llega a LISARDO.) | Humíllate a mis plantas; | | confúndete,
asesino. | |
|
|
LISARDO: | (Con altivez.) | Mátame. ¿Qué
te asusta? | | Pasa este pecho mío, | | pues me encuentras
sin armas | | por tu feliz destino. | | Que si espada tuviera, | | te juro por mí mismo | | que tú y estos cobardes | | que me insultan altivos | | huyerais de mi saña | | pidiendo
a Dios auxilio. | |
|
|
ARBOLÁN: | (Orgulloso.) | Ríndete,
miserable, | | que soy tu rey. |
|
|
LISARDO: | (Con desprecio.) | ¡Inicuo! | | Jamás... Un vil aleve | | solamente en ti miro, | | y en
esta infame turba | | rebeldes siervos míos. | |
|
|
TODOS: | (Agitándose
en torno.) | Muera. |
|
|
ARBOLÁN: | (Conteniéndolos.) | No.
Sujetadle, | | y al cercano castillo, | | cargado de prisiones | | al punto conducidlo. | | Allí en un calabozo | | confúndase
su brío | | el plazo de esta noche, | | pues al momento
mismo | | que el nuevo sol alumbre, | | en infame suplicio | | perecerá,
del mundo | | y del cielo maldito. | |
|
|
|
(Luchan un instante con
LISARDO y lo sujetan y sacan de la escena, y con él
se van rápidamente todos y ARBOLÁN.)
|
Escena II
|
|
Decoración corta que representa una oscura
prisión y dos fuertes rejas, una a la derecha y otra
a la izquierda. Es de noche. Entra LISARDO cargado de cadenas,
pero puestas de modo que no le impidan el andar, ni la acción
de los brazos.
|
LISARDO: | ¿Es verdad...? ¿Lisardo soy, | | el
que no cupo en la Tierra? | | ¿Este calabozo encierra | | todas
mis grandezas hoy? | | ¿Es cierto que atado estoy, | | y con hierros
mi furor | | sujeto, por el temor | | con que ve cobarde el mundo | | mi denuedo sin segundo | | y mi indomable valor?... | | Es verdad,
no hay duda, sí. | | Cobardes, viles, traidores, | | ahora
sacian sus rencores | | a mansalva sobre mí. | | Pero sepan
que aun aquí, | | de cadenas abrumado | | y de estos muros
cercado, | | arder en mi pecho siento | | aquel volcánico
aliento | | que el orbe admiró postrado. | | Arde. Y si
el Cielo me diera | | estos hierros quebrantar, | | estos muros
derribar | | y volver a mi carrera, | | lección saludable
fuera | | mi estancia en esta prisión. | | Sí, saludable
lección, | | que me dice: del dominio | | la sangre y el
exterminio | | las firmes columnas son. | | La sangre de los traidores, | | el exterminio total | | de todo osado rival, | | son sus cimientos
mejores. | | Si lograran mis furores, | | si mi sañuda altivez | | de esta torre la estrechez | | burlar... ¡Ah!... Por vida mía, | | que el mundo no me vería | | cual estoy, segunda vez. | | (Se pasea y se oye a lo lejos rumor de música militar,
y prosigue animoso.) | Y qué, ¿me cierra el Destino | | con brazo terrible y fuerte, | | en tan angustiosa suerte, | | de la esperanza el camino?... | | Rumor de tropa imagino | | hacia
este lado sonar; | | aún me pudiera ayudar, | | recordando
la alta gloria | | de tanta insigne victoria | | como yo le supe
dar. | | (Se acerca a una de las rejas por donde se ve el resplandor
de las hachas de viento.) | Son, ¡ah!, mis soldados, sí, | | los que glorioso mandé, | | los que de lauro colmé, | | los que un dios vieron en mí. | | (Con voz alta, hablando
por la reja.) | Valientes, miradme aquí. | | La traición,
la envidia fiera | | me tienen de esta manera; | | que vuestro
esfuerzo leal | | salve a vuestro general. | | Soy Lisardo. |
|
|
|
|
(LISARDO se retira precipitado de la ventana con muestras
de despecho.)
|
LISARDO: | ¡Oh desengaño cruel! | | ¡Oh
terrible confusión! | | Me aprietan el corazón | | como un áspero cordel. | | ¿Qué se ha hecho,
¡cielos!, aquel | | entusiasmado ardimiento, | | que daba mi nombre
al viento | | cual del numen de la guerra, | | y que por rey de
la Tierra | | me dió en el dosel asiento? | | (Se oye a lo
lejos rumor de pueblo.) | Mas del pueblo en la memoria | | más
firme estará grabado, | | que mi esfuerzo denodado | | le
dió libertad y gloria; | | que ganando una victoria | |
lo liberté del furor | | del bárbaro destructor. | | Pues bien: al pueblo apelemos, | | ya que en los soldados vemos | | tanto olvido y tal rencor. | | (Se acerca a la otra reja, por
la que también se advierte el resplandor de luces.) | Sí... La plaza toda llena. | | Quiero hablarle. Oiga
mi voz. | | (En voz alta. hablando por la reja.) | Pueblo, ved
mi suerte atroz. | | La envidia aquí me encadena, | | y
ella sola me condena. | | Yo sacrifiqué mi vida | | por
vuestro bien. Defendida | | la patria ha sido por mí. | | Sacadme, ¡oh pueblo!, de aquí. | |
|
|
VOCES: | (Dentro.) |
¡Muera, muera el regicida! | |
|
|
LISARDO: | (Volviendo aterrado al
centro de la escena.) | ¡Oh qué horror! ¡Qué
ansia mortal! | | ¿De quién, ¡ah!, de quién me
quejo? | | ¿Así en el olvido dejo | | que soy atroz criminal? | | ¡Oh, qué recuerdo fatal! | | (Despechado.) | Mas, por
ventura, ¿mejores | | son los aleves traidores | | que mi muerte
han decretado, | | trayéndome al duro estado | | de blanco
de sus furores? | | ¡Ay!, sin venganza morir | | es lo que me aflige
más. | | Si consiguiera quizá | | de nuevo al mundo
salir, | | ¿quién pudiera resistir, | | quién, mi
encono vengador? | | ¡Con qué gozo de furor, | | con qué
furiosa alegría | | en sangre lo inundaría | | y
lo hundiera en el terror! | | Si hay algún hombre ambicioso | | que saciada quiera ver | | su ambición, venga a romper | | mi cárcel, será dichoso. | | Protéjame
poderoso, | | verá lo que por él hago. | | Le fundaré,
sobre un lago | | de sangre, un imperio, sí. | |
|
|
|
(Sale rápidamente
por escotillón el espectro del REY con manto y corona,
y mostrándole el pecho herido y brotando sangre.)
|
REY: | ¡Traidor, yo te protegí | | y me distes este pago! | | (Húndese) |
|
|
LISARDO: | (Pasmado de terror.) | ¿Qué
han visto mis ojos?... ¡Ah!... | | ¡Qué visión
tan espantable! | | Y yo ¡cuán abominable | | me miro y
contemplo ya! | | Justa es la suerte que está | | amenazando
mi frente. | | Mas, ¡ay!, me hizo delincuente | | el mundo fascinador, | | que aunque nací con valor, | | nací también
inocente. | | ¡Oh ambición!... ¡Oh poderío! | | ¿Quién
con vos no es criminal? | | Os detesto; odio mortal | | os jura
este pecho mío. | | Si de mi Destino impío | | el
rigor burlar pudiera, | | ¡cuán distinta vida hiciera!... | | Buscara lejos del mundo | | paz y reposo profundo; | | el campo
mi asilo fuera. | | (Enternecido.) | El campo... ¡Qué
venturoso | | en él, ¡ay cielos!, me vi!... | | Al campo
volviera, sí, | | y a su tranquilo reposo. | | Tierna Zora,
dueño hermoso, | | ¡qué feliz en él me
hiciste! | | Sé el amparo de este triste. | | Ven mis hierros
a romper. | |
|
|
|
(Entra por otro escotillón el espectro de
ZORA, tal cual estaba su cadáver.)
|
ZORA: | (Con voz
sepulcral.) | Feliz yo te quise hacer; | | la muerte en pago
me diste. | | (Húndese.) |
|
|
LISARDO: | (Trémulo y aterrado.) | ¡Ay de mí, desventurado! | | ¿Esto he visto y vivo estoy? | | Me encuentro por doquier hoy | | de crímenes rodeado. | | (Muy afligido y mirando al fondo.) | Mira por mí,
padre amado. | | De este mundo de maldad | | vuélveme a
la soledad | | del escollo en que nací; | | torne a verme
junto a ti, | | ten de Lisardo piedad. | |
|
|
|
(Aparece
en el centro del muro de la prisión que cierra el
fondo un cuadro grande transparente, en que se ve con toda
exactitud la decoración de la primera escena del acto
primero; esto es, la montaña de peñascos, descubriéndose
por un lado el mar y a la derecha del espectador la gruta
de Marcolán, dentro de la cual se verá distintamente
sólo un esqueleto. LISARDO lo contempla un momento,
estupefacto; retrocede, y el cuadro desaparece.)
|
LISARDO: | (En la última desesperación.) | La furia veo
patente | | con que el Cielo inexorable | | su maldición
espantable | | desploma sobre mi frente. | | ¡Oh, qué tormento
inclemente | | es aqueste afán interno!... | | ¿Qué
me espera, Dios eterno?... | | ¿Qué me aguarda, hado
cruel? | |
|
|
|
(Suena bajo el tablado la VOZ DEL GENIO DEL MAL.)
|
VOZ DEL GENIO DEL MAL: | El patíbulo, y tras de él | | la eternidad del infierno. | |
|
|
|
(Se
descubre todo el fondo de la escena, y aparece una gran horca,
con cordeles y escalera pintada de negro, que estará
aislada, y detrás, a alguna distancia, se verá
un mar de fuego, que llena todo el frente y se agita en todas
direcciones, viéndose cruzar por él figuras
negras movibles de demonios, serpientes y monstruos espantosos.
La escena se alumbrará toda con la luz roja de las
llamas. LISARDO contempla un momento aterrado tan espantosa
visión, y corre de un lado a otro, haciendo extremos,
y va a caer desmayado en el sitio en que estaba su lecho
en el primer acto.)
|
LISARDO: | (Cayendo desmayado.) | ¡Qué
horror, qué horror! ¡Ay de mí! | |
|
|
MARCOLÁN: | (Dentro de su gruta, mirando al reloj de arena.) | El conjuro
está cumplido. | | Vuelva a gozar el dormido | | de paz
y reposo aquí. | |
|
|
|
(Cruzan la escena en todas direcciones,
y como al fin de la primera escena del primer acto las mismas
ligeras gasas transparentes, con figuras vagas y fantásticas,
y se reúnen como entonces en el fondo y delante de
LISARDO, formando como una niebla blanquecina que lo oculta
todo. Verificado esto, cierra el libro MARCOLÁN, se
levanta gravemente, toma su vara de oro y sale majestuosamente
de la gruta, mirando a todos lados.)
|
MARCOLÁN: | (En
tono solemne.) | Espíritus celestes e infernales, | |
genios del bien y el mal que los destinos | | por ocultos caminos | | dirigís de los míseros mortales: | | pues que
ya obedecisteis mi conjuro, | | alejaos de este escollo en el
momento | | y a la región del viento | | tornad o de la
tierra al centro oscuro. | |
|
|
|
(Agita la vara en derredor. Se
alza rápidamente la niebla y aparece la misma decoración
con que empezó el drama, con la diferencia de que
el mar estará tranquilo. Y detrás de él
y de la montaña de peñascos se verá
un cielo que represente un risueño amanecer. El tosco
lecho se verá en el mismo sitio, y en él LISARDO,
dormido, vestido de pieles, como apareció la primera
vez.)
|
LISARDO: | (Inquieto y aún soñando.) | ¡Ay
de mí! Basta. ¡Qué horror! | |
|
|
MARCOLÁN: | (Contemplándole con compasión.) | ¡Desdichado!
Aún el ensueño | | es de sus sentidos dueño. | | Termine ya su rigor | | (Extiende sobre él la vara, y
dice en voz alta.) | Deja, Lisardo, el reposo, | | que ya en
el risueño Oriente | | la aurora resplandeciente | | anuncia
un sol venturoso. | | Despierta, despierta, pues. | | (Le toca con
la vara y se retira a un lado.) |
|
|
LISARDO: | (Despierta, mira
atónito a todos lados, se levanta y corre a los brazos
de su padre.) | ¿En dónde, ¡oh cielos!, estoy?... | |
¡Oh, qué venturoso soy! | | Mi amado padre aquél
es. | | ¡Padre! |
|
|
MARCOLÁN: | (Con gran ternura.) | ¡Hijo
mío! ¿Has pasado | | bien la noche? |
|
|
LISARDO: | (Abatidísimo.) | ¡Padre!...
¡Oh! | | ¡Qué infeliz he sido yo! | | Tengo el pecho destrozado. | |
|
|
MARCOLÁN: | ¿Mas para ir al mundo estás | | dispuesto
cual te ofrecí? | | Hoy me dejarás aquí... | |
|
|
LISARDO: | (Abrazando estrechamente a su padre con gran vehemencia
y la mayor expresión de terror.) | No, padre mío,
¡jamás! | |
|
|
|
(MARCOLÁN alza la cabeza y las manos
al Cielo, como para darle gracias, y cae el telón.)
|
Sevilla, 1842. |