Escena I
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NOVICIA 2.ª | (En la cerradura.) | ¡Habla más bajito! | | Está rezando. |
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NOVICIA 1.ª | ¡Deja! | | (Se pone a mirar.) | ¡Qué blanca está, qué blanca! | | Reluce su cabeza | | en la sombra del cuarto. | |
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NOVICIA 2.ª | ¿Reluce su cabeza? | | Yo no comprendo nada. | | Es una mujer buena, | | y la quieren matar. | | ¿Tú qué dices? |
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NOVICIA 1.ª | Quisiera | | mirar su corazón | | largo rato y muy cerca. | |
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NOVICIA 2.ª | ¡Qué mujer tan valiente! Cuando ayer | | vinieron a leerle la sentencia | | de muerte, no ocultó | | su sonrisa. |
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NOVICIA 1.ª | En la iglesia | | la vi después llorando | | y me pareció que ella | | tenía el corazón en la garganta. | | ¿Qué es lo que ha hecho? | |
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NOVICIA 1.ª | ¿Qué más da? ¿Se habrá visto? | |
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NOVICIA 1.ª | Yo tampoco los quiero. | | (Mirando.) | ¡Ay Mariana Pineda! | | Ya están abriendo flores | | que irán contigo muerta. | |
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(Aparece por la puerta del foro la MADRE SOR CARMEN BORJA.)
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CARMEN | ¿No os da vergüenza? | | Ahora mismo, al obrador. | | ¿Quién os enseñó esa fea | | costumbre? ¡Ya nos veremos! | |
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(Se van. Cuando la MADRE CARMEN se ha convencido de que las otras se han marchado, se acerca también con sigilo y mira por el ojo de la llave.)
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CARMEN | ¡Es inocente! ¡No hay duda! | | ¡Calla con una firmeza! | | ¿Por qué? Yo no me lo explico. | | (Sobresaltada.) | ¡Viene! | (Sale corriendo.) |
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Escena II
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MARIANA aparece con un espléndido traje blanco. Está palidísima.
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CARMEN | (Volviéndose.) | ¿Qué desea? | |
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MARIANA | Si pudiera | | quedarme aquí en el Beaterio | | para siempre. |
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CARMEN | ¡Qué contentas | | nos pondríamos! |
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MARIANA | (Sonriendo.) | Porque ya estoy muerta. | |
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CARMEN | (Asustada.) | ¡Doña Mariana, por Dios! | |
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MARIANA | Pero el mundo se me acerca, | | las piedras, el agua, el aire, | | ¡comprendo que estaba ciega! | |
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MARIANA | (Con sangre fría.) | ¡Ya veremos! | | Este silencio me pesa | | mágicamente. Se agranda | | como un techo de violetas, | | (Apasionada.) | y otras veces finge en mí | | una larga cabellera. | | ¡Ay, qué buen soñar! |
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CARMEN | (Cogiéndole la mano.) | ¡Mariana! | |
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MARIANA | Soy una gran pecadora; | | pero amé de una manera | | que Dios me perdonará, | | como a santa Magdalena. | |
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CARMEN | Fuera del mundo y en él | | perdona. |
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MARIANA | ¡Si usted supiera! | | ¡Estoy muy herida, hermana, | | por las cosas de la tierra! | |
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CARMEN | Dios está lleno de heridas | | de amor, que nunca se cierran. | |
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MARIANA | Nace el que muere sufriendo, | | ¡comprendo que estaba ciega! | |
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CARMEN | (Apenada al ver el estado de MARIANA.) | ¡Hasta luego! ¿Asistirá | | esta tarde a la novena? | |
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MARIANA | Como siempre. ¡Adiós, hermana! | |
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(Se va CARMEN.)
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Escena III
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MARIANA se dirige al fondo rápidamente, con todo género de precauciones, y allí aparece ALEGRITO, jardinero del convento. Ríe constantemente, con una sonrisa suave y sana. Viste traje de cazador de la época.
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ALEGRITO | ¡Paciencia | | para lo que vais a oír! | |
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MARIANA | ¡Habla pronto, no nos vean! | | ¿Fuiste a casa de don Luis? | |
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ALEGRITO | Y me han dicho que les era | | imposible pretender | | salvarla. Que ni lo intentan, | | porque todos morirían; | | pero que harán lo que puedan. | |
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MARIANA | (Valiente.) | ¡Lo harán todo! ¡Estoy segura! | | Son gentes de la nobleza | | y yo soy noble, Alegrito. | | ¿No ves cómo estoy serena? | |
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ALEGRITO | Hay un miedo que da miedo. | | Las calles están desiertas. | | Sólo el viento viene y va; | | pero la gente se encierra. | | No encontré más que una niña | | llorando sobre la puerta | | de la antigua Alcaicería. | |
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MARIANA | ¿Crees van a dejar que muera | | la que tiene menos culpa? | |
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ALEGRITO | Yo no sé lo que ellos piensan. | |
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ALEGRITO | No quisiera. | |
(MARIANA hace un gesto de impaciencia.)
| El caballero don Pedro | | de Sotomayor se aleja | | de España, según me han dicho. | | Dicen que marcha a Inglaterra. | | Don Luis lo sabe de cierto. | |
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MARIANA | (Sonríe incrédula y dramática, porque en el fondo sabe que es verdad.) | Quien te lo dijo desea | | aumentar mi sufrimiento. | | ¡Alegrito, no lo creas! | | ¿Verdad que tú no lo crees? | | (Angustiada.) |
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ALEGRITO | (Turbado.) | Señora, lo que usted quiera. | |
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MARIANA | Don Pedro vendrá a caballo | | como loco cuando sepa | | que yo estoy encarcelada | | por bordarle su bandera. | | Y, si me matan, vendrá | | para morir a mi vera, | | que me lo dijo una noche | | besándome la cabeza. | | Él vendrá como un san Jorge | | de diamantes y agua negra, | | al aire la deslumbrante | | flor de su capa bermeja. | | Y porque es noble y modesto, | | para que nadie lo vea | | vendrá por la madrugada, | | por la madrugada fresca, | | cuando sobre el cielo oscuro | | brilla el limonar apenas | | y el alba finge en las olas | | fragatas de sombra y seda. | | ¿Tú qué sabes? ¡Qué alegría! | | No tengo miedo, ¿te enteras? | |
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MARIANA | (Angustiada.) | Pues es muy verdad. |
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ALEGRITO | Me apena | | darle tan malas noticias. | |
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MARIANA | Volverás para decirles | | que yo estoy muy satisfecha | | porque sé que vendrán todos, | | ¡y son muchos!, cuando deban. | | ¡Dios te lo pague! |
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Escena IV
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MARIANA | (En voz baja.) | Y me quedo sola mientras | | que, bajo la acacia en flor | | del jardín, mi muerte acecha. | | (En voz alta y dirigiéndose al huerto.) | Pero mi vida está aquí. | | Mi sangre se agita y tiembla, | | como un árbol de coral | | con la marejada tierna. | | Y aunque tu caballo pone | | cuatro lunas en las piedras | | y fuego en la verde brisa | | débil de la primavera, | | ¡corre más! ¡Ven a buscarme! | | Mira que siento muy cerca | | dedos de hueso y de musgo | | acariciar mi cabeza. | | (Se dirige al jardín como si hablara con alguien.) | No puedes entrar. ¡No puedes! | | ¡Ay Pedro! Por ti no entra; | | pero sentada en la fuente | | toca una blanca vihuela. | |
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(Se sienta en un banco y apoya la cabeza sobre sus manos. En el jardín se oye una guitarra.)
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VOZ | A la vera del agua, | | sin que nadie la viera, | | se murió mi esperanza. | |
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MARIANA | (Repitiendo exquisitamente la canción.) | A la vera del agua, | | sin que nadie la viera, | | se murió mi esperanza. | |
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(Por el foro aparecen dos monjas, seguidas de PEDROSA. MARIANA no los ve.)
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MARIANA | Esta copla está diciendo | | lo que saber no quisiera. | | Corazón sin esperanza, | | ¡que se lo trague la tierra! | |
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CARMEN | Aquí está, señor Pedrosa. | |
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MARIANA | (Asustada, levantándose y como saliendo de un sueño.) | ¿Quién es? |
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(MARIANA queda sorprendida y deja escapar una exclamación. Las monjas inician el mutis.)
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MARIANA | (A las monjas.) | ¿Nos dejan? | |
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(Se van. Hay en estos momentos una gran inquietud en escena. PEDROSA, frío y correcto, mira intensamente a MARIANA, y ésta, melancólica, pero valiente, recoge sus miradas.)
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Escena V
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PEDROSA viste de negro, con capa. Su aire frío debe hacerse notar.
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MARIANA | Me lo dio el corazón: ¡Pedrosa! |
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PEDROSA | El mismo | | que aguarda, como siempre, sus noticias. | | Ya es hora. ¿No os parece? |
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MARIANA | Siempre es hora | | de callar y vivir con alegría. | |
(Se sienta en un banco. En este momento, y durante todo el acto, MARIANA tendrá un delirio delicadísimo, que estallará al final.)
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MARIANA | (Radiante.) | Pero yo pienso que es mentira. | | Tengo el cuello muy corto para ser | | ajusticiada. Ya ve. No podrían. | | Además, es hermoso y blanco; nadie | | querrá tocarlo. |
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MARIANA | (Fiera.) | Se olvida | | que para que yo muera tiene toda | | Granada que morir. Y que saldrían | | muy grandes caballeros a salvarme, | | porque soy noble. Porque yo soy hija | | de un capitán de navío, Caballero | | de Calatrava. ¡Déjeme tranquila! | |
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PEDROSA | No habrá nadie en Granada que se asome | | cuando usted pase con su comitiva. | | Los andaluces hablan; pero luego... | |
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MARIANA | Me dejan sola; ¿y qué? Uno vendría | | para morir conmigo, y esto basta. | | ¡Pero vendrá para salvar mi vida! | |
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(Sonríe y respira fuertemente, llevándose las manos al pecho.)
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PEDROSA | (En un arranque.) | Yo no quiero que mueras tú, ¡no quiero! | | Ni morirás, porque darás noticias | | de la conjuración. Estoy seguro. | |
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MARIANA | (Fiera.) | No diré nada, como usted querría, | | a pesar de tener un corazón | | en el que ya no caben más heridas. | | Fuerte y sorda seré a vuestros halagos. | | Antes me daban miedo sus pupilas. | | Ahora le estoy mirando cara a cara | | (Se acerca.) | y puedo con sus ojos que vigilan | | el sitio donde guardo este secreto | | que por nada del mundo contaría. | | ¡Soy valiente, Pedrosa, soy valiente! | |
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PEDROSA | Está muy bien. |
(Pausa.)
| Ya sabe, con mi firma | | puedo borrar la lumbre de sus ojos. | | Con una pluma y un poco de tinta | | puedo hacerla dormir un largo sueño. | |
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MARIANA | (Elevada.) | ¡Ojalá fuese pronto por mi dicha! | |
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PEDROSA | (Frío.) | Esta tarde vendrán. |
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MARIANA | (Aterrada y dándose cuenta.) | ¿Cómo? |
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PEDROSA | Esta tarde; | | ya se ha ordenado que entres en capilla. | |
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MARIANA | (Exaltada y protestando fieramente de su muerte.) | ¡No puede ser! ¡Cobardes! ¿Y quién manda | | dentro de España tales villanías? | | ¿Qué crimen cometí? ¿Por qué me matan? | | ¿Dónde está la razón de la Justicia? | | En la bandera de la Libertad | | bordé el amor más grande de mi vida. | | ¿Y he de permanecer aquí encerrada? | | ¡Quién tuviera unas alas cristalinas | | para salir volando en busca tuya! | |
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(PEDROSA ha visto con satisfacción esta súbita desesperación de MARIANA y se dirige a ella. La luz empieza a tomar el tono del crepúsculo.)
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PEDROSA | (Muy cerca de MARIANA.) | Hable pronto, que el Rey la indultaría. | | Mariana, ¿quiénes son los conjurados? | | Yo sé que usted de todos es amiga. | | Cada segundo aumenta su peligro. | | Antes que se haya disipado el día | | ya vendrán por la calle a recogerla. | | ¿Quiénes son? Y sus nombres. ¡Vamos, pronto! | | Que no se juega así con la Justicia, | | y luego será tarde. |
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PEDROSA | (Fiero, cogiéndole las manos.) | ¿Quiénes son? |
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MARIANA | Ahora menos lo diría. | | (Con desprecio.) | Suelta, Pedrosa; vete. ¡Madre Carmen! | |
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PEDROSA | (Terrible.) | ¡Quieres morir! |
(Aparece, llena de miedo, la MADRE CARMEN, y dos monjas cruzan al fondo como dos fantasmas.)
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PEDROSA | (Frío, sereno y autoritario, dirige una severa mirada a la monja, e inicia el mutis.) | Buenas tardes. | | (A MARIANA.) | Tendré un placer muy grande si me avisa. | |
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PEDROSA | (Altivo.) | No os pregunté. | |
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(Sale, seguido de SOR CARMEN.)
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Escena VII
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Suena el esquilón de las monjas. Por el fondo aparecen varias de ellas, que cruzan la escena y se santiguan al pasar ante una Virgen de los Dolores que, con el corazón atravesado de puñales, llora en el muro, cobijada por un inmenso arco de rosas amarillas y plateadas de papel. Entre ellas se destacan las NOVICIAS 1.ª y 2.ª. Los cipreses comienzan a teñirse de luz dorada.
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NOVICIA 1.ª | ¡Qué gritos! ¿Tú los sentiste? | |
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NOVICIA 2.ª | Desde el jardín; y sonaban | | como si estuvieran lejos. | | ¡Inés, yo estoy asustada! | |
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NOVICIA 1.ª | ¿Dónde estará Marianita, | | rosa y jazmín de Granada? | |
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NOVICIA 2.ª | Está esperando a su novio. | |
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NOVICIA 1.ª | Pero su novio ya tarda. | | ¡Si la vieras cómo mira | | por una y otra ventana! | | Dice: «Si no hubiera sierras, | | lo vería en la distancia». | |
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NOVICIA 2.ª | ¡No vendrá por su desgracia! | |
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NOVICIA 1.ª | ¡Marianita va a morir! | | ¡Hay otra luz en la casa! | |
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NOVICIA 2.ª | ¡Y cuánto pájaro! ¿Has visto? | | Ya no caben en las ramas | | del jardín ni en los aleros; | | nunca vi tantos, y al alba, | | cuando se siente la Vela, | | cantan y cantan y cantan... | |
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NOVICIA 1.ª | ... y al alba | | despiertan brisas y nubes | | desde el frescor de las ramas. | |
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NOVICIA 2.ª | ... y al alba | | por cada estrella que muere | | nace diminuta flauta. | |
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NOVICIA 1.ª | ¿Y ella?... ¿Tú la has visto? Ella | | me parece amortajada | | cuando cruza el coro bajo | | con esa ropa tan blanca. | |
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NOVICIA 2.ª | ¡Qué injusticia! Esta mujer | | de seguro fue engañada. | |
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NOVICIA 1.ª | ¡Su cuello es maravilloso! | |
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NOVICIA 2.ª | (Llevándose instintivamente las manos al cuello.) | Sí; pero... |
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NOVICIA 1.ª | Cuando lloraba | | me pareció que se le iba | | a deshojar en la falda. | |
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(Se acercan las monjas.)
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MONJA 1.ª | ¿Vamos a ensayar la Salve? | |
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NOVICIA 1.ª | (Hace una señal a las demás y se dirigen rápidamente al foro.) | ¡Y difícil! | |
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(Aparece MARIANA por la puerta de la izquierda, y al verla se retiran todas con disimulo.)
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MARIANA | (Sonriendo.) | ¿Huyen de mí? |
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NOVICIA 1.ª | (Temblando.) | ¡Vamos a la...! | |
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NOVICIA 2.ª | (Turbada.) | Nos íbamos... Yo decía... | | Es muy tarde. |
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MARIANA | (Con bondad irónica.) | ¿Soy tan mala? | |
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NOVICIA 1.ª | (Exaltada.) | ¡No, señora! ¿Quién lo dice? | |
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NOVICIA 2.ª | (Señalando a la primera.) | ¡Nada! | |
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NOVICIA 1.ª | ¡Pero la queremos todas! | | (Nerviosa.) | ¿No lo está usted viendo? |
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MARIANA | (Con amargura.) | ¡Gracias! | |
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(MARIANA se sienta en el banco, con las manos cruzadas y la cabeza caída, en una divina actitud de tránsito.)
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NOVICIA 2.ª | ¡Ay, Marianita, | | rosa y jazmín de Granada, | | que está esperando a su novio, | | pero su novio se tarda!... | |
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(Se van.)
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MARIANA | ¡Quién me hubiera dicho a mí!... | | Pero... ¡paciencia! |
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CARMEN | (Que entra.) | ¡Mariana! | | Un señor, que trae permiso | | del juez, viene a visitarla. | |
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MARIANA | (Levantándose, radiante.) | ¡Que pase! ¡Por fin, Dios mío! | |
(Sale la monja. MARIANA se dirige a una cornucopia que hay en la pared y, llena de su delicado delirio, se arregla los bucles y el escote.)
| Pronto..., ¡qué segura estaba! | | Tendré que cambiarme el traje: | | me hace demasiado pálida. | |
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Escena VIII
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Se sienta en el banco, en actitud amorosa, vuelta al sitio donde tienen que entrar. Aparece la MADRE CARMEN, y MARIANA, no pudiendo resistir, se vuelve. En el silencio de la escena, entra FERNANDO, pálido. MARIANA queda estupefacta.
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MARIANA | (Desesperada, como no queriéndolo creer.) | ¡No! |
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FERNANDO | (Triste.) | ¡Mariana! ¿No quieres | | que hable contigo? ¡Dime! | |
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MARIANA | ¡Pedro! ¿Dónde está Pedro? | | ¡Dejadlo entrar, por Dios! | | ¡Está abajo, en la puerta! | | ¡Tiene que estar! ¡Que suba! | | Tú viniste con él, | | ¿verdad? Tú eres muy bueno. | | Él vendrá muy cansado, pero entrará en seguida. | |
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FERNANDO | Vengo solo, Mariana. ¿Qué sé yo de don Pedro? | |
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MARIANA | ¡Todos deben saber, pero ninguno sabe! | | Entonces, ¿cuándo viene para salvar mi vida? | | ¿Cuándo viene a morir, si la muerte me acecha? | | ¿Vendrá? Dime, Fernando. ¡Aún es hora! |
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FERNANDO | (Enérgico y desesperado, al ver la actitud de MARIANA.) | Don Pedro | | no vendrá, porque nunca te quiso, Marianita. | | Ya estará en Inglaterra, con otros liberales. | | Te abandonaron todos tus antiguos amigos. | | Solamente mi joven corazón te acompaña. | | ¡Mariana! ¡Aprende y mira cómo te estoy queriendo! | |
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MARIANA | (Exaltada.) | ¿Por qué me lo dijiste? Yo bien que lo sabía; | | pero nunca lo quise decir a mi esperanza. | | Ahora ya no me importa. Mi esperanza lo ha oído | | y se ha muerto mirando los ojos de mi Pedro. | | Yo bordé la bandera por él. Yo he conspirado | | para vivir y amar su pensamiento propio. | | Más que a mis propios hijos y a mí misma le quise. | | ¿Amas la Libertad más que a tu Marianita? | | ¡Pues yo seré la misma Libertad que tú adoras! | |
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FERNANDO | ¡Sé que vas a morir! Dentro de unos instantes | | vendrán por ti, Mariana. ¡Sálvate y di los nombres! | | ¡Por tus hijos! ¡Por mí, que te ofrezco la vida! | |
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MARIANA | ¡No quiero que mis hijos me desprecien! ¡Mis hijos | | tendrán un nombre claro como la luna llena! | | ¡Mis hijos llevarán resplandor en el rostro, | | que no podrán borrar los años ni los aires! | | Si delato, por todas las calles de Granada | | este nombre sería pronunciado con miedo. | |
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FERNANDO | (Dramático y desesperado.) | ¡No puede ser! ¡No quiero que esto pase! ¡No quiero! | | ¡Tú tienes que vivir! ¡Mariana, por mi amor! | |
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MARIANA | (Loca y delirante, en un estado agudo de pasión y angustia.) | ¿Y qué es amor, Fernando? ¡Yo no sé qué es amor! | |
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FERNANDO | (Cerca.) | ¡Pero nadie te quiso como yo, Marianita! | |
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MARIANA | (Reaccionando.) | ¡A ti debí quererte más que a nadie en el mundo, | | si el corazón no fuera nuestro gran enemigo! | | Corazón, ¿por qué mandas en mí si yo no quiero? | |
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FERNANDO | (Se arrodilla y ella le coge la cabeza sobre el pecho.) | ¡Ay, te abandonan todos! ¡Habla, quiéreme y vive! | |
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MARIANA | (Retirándolo.) | ¡Ya estoy muerta, Fernando! Tus palabras me llegan | | a través del gran río del mundo que abandono. | | Ya soy como la estrella sobre el agua profunda, | | última débil brisa que se pierde en los álamos. | |
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(Por el fondo pasa una monja, con las manos cruzadas, que mira llena de zozobra al grupo.)
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FERNANDO | ¡No sé qué hacer! ¡Qué angustia! ¡Ya vendrán a buscarte! | | ¡Quién pudiera morir para que tú vivieras! | |
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MARIANA | ¡Morir! ¡Qué largo sueño sin ensueños ni sombra! | | Pedro, quiero morir por lo que tú no mueres, | | por el puro ideal que iluminó tus ojos: | | ¡¡Libertad!! Porque nunca se apague tu alta lumbre, | | me ofrezco toda entera. ¡¡Arriba, corazón!! | | ¡Pedro, mira tu amor a lo que me ha llevado! | | Me querrás, muerta, tanto, que no podrás vivir. | |
(Dos monjas entran, con las manos cruzadas, en la misma expresión de angustia, y no se atreven a acercarse.)
| Y ahora ya no te quiero, porque soy una sombra. | |
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CARMEN | (Entrando, casi ahogada.) | ¡Mariana! | (A FERNANDO.) | ¡Caballero! ¡Salga pronto! |
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MARIANA | ¡Vete! ¿Quién eres tú? ¡Ya no conozco a nadie! | | ¡Voy a dormir tranquila! |
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(Entra otra monja rápidamente, casi ahogada por el miedo y la emoción. Al fondo cruza otra con gran rapidez, con una mano sobre la frente.)
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FERNANDO | (Emocionadísimo.) | ¡Adiós, Mariana! |
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MARIANA | ¡Vete! | | Ya vienen a buscarme. |
(Sale FERNANDO, llevado por dos monjas.)
| Como un grano de arena | |
(Viene otra monja.)
| siento al mundo en los dedos. ¡Muerte! ¿Pero qué es muerte? | | (A las monjas.) | Y vosotras, ¿qué hacéis? ¡Qué lejanas os siento! | |
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CARMEN | (Que llega llorando.) | ¡Mariana! |
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Escena última
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Entran por el foro todas las monjas. Tienen la tristeza reflejada en los rostros. Las NOVICIAS 1.ª y 2.ª están en primer término. SOR CARMEN, digna y traspasada de pena, está cerca de MARIANA. Toda la escena irá adquiriendo hasta el final una gran luz extrañísima de crepúsculo granadino. Luz rosa y verde entra por los arcos, y los cipreses se matizan exquisitamente, hasta parecer piedras preciosas. Del techo desciende una suave luz naranja, que se va intensificando hasta el final.
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MARIANA | ¡Corazón, no me dejes! ¡Silencio! Con un ala, | | ¿dónde vas? Es preciso que tú también descanses. | | Nos espera una larga locura de luceros | | que hay detrás de la muerte. ¡Corazón, no desmayes! | |
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CARMEN | ¡Olvídate del mundo, preciosa Marianita! | |
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MARIANA | ¡Pero qué bien entiendo lo que dice esta luz! | | ¡Amor, amor, amor y eternas soledades! | |
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(Entra el JUEZ por la puerta de la izquierda.)
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JUEZ | Señora, a sus órdenes; | | hay un coche en la puerta. |
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MARIANA | Mil gracias. Madre Carmen, | | salvo a muchas criaturas que llorarán mi muerte. | | No olviden a mis hijos. |
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CARMEN | ¡Que la Virgen te ampare! | |
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MARIANA | ¡Os doy mi corazón! ¡Dadme un ramo de flores! | | En mis últimas horas yo quiero engalanarme. | | Quiero sentir la dura caricia de mi anillo | | y prenderme en el pelo mi mantilla de encaje. | | Amas la libertad por encima de todo, | | pero yo soy la misma Libertad. Doy mi sangre, | | que es tu sangre y la sangre de todas las criaturas. | | ¡No se podrá comprar el corazón de nadie! | |
(Una monja le ayuda a ponerse la mantilla. MARIANA se dirige al fondo, gritando.)
| Ahora sé lo que dicen el ruiseñor y el árbol. | | El hombre es un cautivo y no puede librarse. | | ¡Libertad de lo alto! Libertad verdadera, | | enciende para mí tus estrellas distantes. | | ¡Adiós! ¡Secad el llanto! | (Al JUEZ.) | ¡Vamos pronto! |
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MARIANA | Contad mi triste historia a los niños que pasen. | |
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CARMEN | Porque has amado mucho, Dios te abrirá su puerta. | | ¡Ay, triste Marianita! ¡Rosa de los rosales! | |
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NOVICIA 1.ª | (Arrodillándose.) | Ya no verán tus ojos las naranjas de luz | | que pondrá en los tejados de Granada la tarde. | |
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(Fuera empieza un lejano campaneo.)
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MONJA 1.ª | (Arrodillándose.) | Ni sentirás la dulce brisa de primavera | | pasar de madrugada tocando tus cristales. | |
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NOVICIA 2.ª | (Arrodillándose y besando la orla del vestido de MARIANA.) | ¡Clavellina de mayo! ¡Luna de Andalucía!, | | en las altas barandas tu novio está esperándote. | |
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CARMEN | ¡Mariana, Marianita, de bello y triste nombre, | | que los niños lamenten tu dolor por la calle! | |
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MARIANA | (Saliendo.) | ¡Yo soy la Libertad porque el amor lo quiso! | | ¡Pedro! La Libertad, por la cual me dejaste. | | ¡Yo soy la Libertad, herida por los hombres!
| | ¡Amor, amor, amor y eternas soledades!
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(Un campaneo vivo y solemne invade la escena, y un coro de niños empieza, lejano, el romance. MARIANA se va, saliendo lentamente, apoyada en SOR CARMEN. Todas las demás monjas están arrodilladas. Una luz maravillosa y delirante invade la escena. Al fondo, los niños cantan.)
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| ¡Oh, qué día triste en Granada, | | que a las piedras hacía llorar, | | al ver que Marianita se muere | | en cadalso, por no declarar! | |
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(No cesa el campaneo.)
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(Telón lento.)
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