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Noticiario histórico de La Romana

Vicente Sala Cañellas



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«El amor e interés por su Historia,
es una demostración de la cultura
de los pueblos».




El pago de La Romana

Datos recogidos en los Archivos del Ayuntamiento de Novelda y en los de su Parroquial de San Pedro Apóstol, junto con una de las copias originales del documento de erección en Vicaría de la Ermita de San Pedro, de La Romana, constituyen la base de la información que hemos podido conseguir sobre la misma y su distrito, a quien Novelda siempre consideró como hermana, pues que conjuntamente vivieron su historia durante siglos formando una sola unidad hasta el año de 1928, en que queda constituida en Municipio separado, sin que ello haya supuesto jamás un aminoramiento en las relaciones de afecto en que de siempre convivieron ambas.

Y es con aquellos datos que hemos logrado el noticiario histórico que a continuación transcribimos:

Esa historia de La Romana empieza prácticamente con el Marquesado de este nombre, y es por ello que empezamos con el mismo y su origen: es el Rey Felipe V quien en 1739, y en agradecimiento a los servicios que le venía prestando don Pedro Joseph Caro y Maza de Lizana, creó a su costa un Regimiento de Dragones con el que bajo su mando le venía sirviendo, quien le nombra Marqués de La Romana, siendo el primero de este título.

Y este Joseph Caro y Maza de Lizana es el 20.° sucesor y heredero de aquel Barón de Mogente, llamado don Pero Maza, el que siempre con este mismo nombre a través de muchas generaciones (aunque el propio fuese a veces otro), quien desde mayo del año 1393, por nombramiento del Rey Juan I de Aragón y de su esposa D.ª Violante de Bar, a quien pertenecía esta zona, es nombrado Señor de Novelda y del Lugar y Castillo de la Mola, y pocos años después y durante tal vez siglo y medio, fue también Señor de Monóvar y Chinorla, y asimismo después, Señor de la Casa y Estado de Maza.

Desde esos tiempos del siglo XV, que ya van unidos La Romana y Novelda. Siglos después se produce aquella desacertada expulsión de los moriscos, concretamente en octubre de 1609, decretada por el Rey Felipe III por presiones políticas y en contra de los deseos de la mayoría de los Señores Territoriales de esta zona levantina, y entre ellos nuestro don Pero Maza (que siempre fue buen valedor y protector de los mismos), a alguno de los cuales Señores dicha protección y amparo le costó la vida.

No hay duda de que fueron éstos, los moriscos, quienes prácticamente poblaron y empezaron el desarrollo agrícola y ganadero de esta amplia zona que nos afecta. Es de esos tiempos que procede, en La Romana, el nombre de algunas de sus demarcaciones como «els Palaus» (Palacios) llamados «des Coraixis», en los que esta familia agarena tendría sus edificaciones mayores que las habituales, lo que justifica aquel apelativo de «Palacios». También el nombre de Algayat procede de tiempos moriscos y posiblemente algún otro.

En estos lugares de La Romana tenían también sus posesiones, después de pasar esta zona a Castilla y seguidamente a Aragón, familias de cristianos que vinieron a ella prontamente. En nuestro registro de nombres de familias moriscas de aquellos tiempos del siglo XV, tenemos registrado el apellido de «Coraixis» de varios miembros de esa familia, los cuales siguieron y perduraron hasta el día de la expulsión y su marcha a Berbería. También sobre el nombre Algayat, podemos decir que una pequeña deformación en alguno de aquellos apellidos, nos puede indicar su procedencia morisca.

El historiador Sanchís Guarner, en su «Historia del Pais Valensiá» (pág. 225), nos dice que «en la Partida de la Romana, de la Vall de Novelda, están “els Canissis”, derivado de «Kanisiya», nombre con que los árabes designaban las Iglesias Cristianas, lo que indica que en ese lugar dels Canisios estuvo en aquellos lejanos siglos una Ermita mozárabe, es decir, al servicio de un grupo de cristianos que habían decidido conservar su fe en tiempos de la total dominación musulmana, ya que éstos, nos dice el citado historiador, por aprensión religiosa y por prevención del orden público, rehuían el contacto con cristianos y los confinaban en lugares fuera de sus poblaciones. Esto remontaría el lugar de los Canisios a los primeros siglos de este milenio

Y es a raíz de aquella expulsión de los moriscos y en virtud de lo que dispone la disposición que la ordena, que pasan sus bienes a ser patrimonio de los Señores Territoriales, con las casas y tierras de los mismos, y a favor de las Arcas Reales los créditos que por préstamos en dinero eran acreedores; en esta nuestra zona es aquel don Pero Maza quien se hace cargo del referido patrimonio y concretamente en La Romana el de la zona dels Palaus, así como también pagará las deudas que tenían pendientes al momento de su expulsión.

Ese patrimonio de els Palaus, que por herencia llegó al Marquesado de La Romana poco más de un siglo después, se ve aumentado por las compras que el mismo va haciendo a los antiguos propietarios cristianos de sus casas y tierras, como se puede comprobar en los Libros-Registro de Propietarios del año 1714 y hasta el de 1735, que detalla las realizadas por el Marquesado tanto en el Pago de La Romana como en Novelda y su huerta, dándose la circunstancia de que dos de los propietarios que le venden en la zona de La Romana son: Juan Bautista Canicio y Celedonia Canicio, cuyo apellido, como en tantos otros casos ha ocurrido, pudiera proceder de ser precisamente estos vendedores originarios y habitadores de ese lugar dels Canisios al que antes nos hemos referido.

De este primer Marqués, le nacen en Novelda un hijo y una hija, que fueron: el hijo, en 29 de septiembre de 1724, que bautizan al día siguiente con los nombres de Antonio-Joseph, Luis, Miguel, siendo sus padrinos don Pero Maza de Lizana y su esposa, D.ª María Manuela Fontes Carrillo (hermana de la madre); la hija nace el 4 de noviembre de 1732, bautizándose el día 8 de dicho mes y siendo sus padrinos don Joseph Martínez y D.ª Raymunda Fontes Carrillo (otra hermana de la madre).

El segundo Marqués nace en Novelda, como queda indicado, y adopta el nombre de Pedro Caro y Maza de Lizana; desposó en Palma de Mallorca en el año 1760 con D.ª Margarita Sureda, falleciendo frente a Argel en el año 1775, en una carga de caballería al mando de su Regimiento de Dragones: está enterrado en una cripta de la Catedral de Palma.

Y tras esta exposición retrospectiva, volvemos al primer Marqués de La Romana, don Pedro Joseph Caro y Maza de Lizana, casado con D.ª Patricia Fontes Carrillo y Albornoz; es con éstos que, como hemos dicho antes, empieza la historia particular de La Romana, pues él es quien en Codicilo de fecha 13 de julio de 1749, agregado a su estamento, crea una Capellanía bajo la advocación de San Pedro Apóstol, titular de la Ermita del Pago de La Romana, señalando como capital efectivo para su sostenimiento las rentas de la heredad que posee en els Palaus, que llevaban sujetas a Censo (aparcería) diversos agricultores.

Y es el segundo en el título quien, a la muerte de su padre, pone en cumplimiento el testamento del mismo y, de acuerdo con el Sr. Obispo de Orihuela, don Joseph Tormo, que en esos días se halla en su Casa-Residencia de la Villa de Monforte, se conviene lo necesario para la erección en Vicaría de la Ermita de San Pedro del Pago de La Romana. Como curiosidad, consignamos las condiciones y límites eclesiásticos en que queda constituida y que son:

Se construirá una casa habitación al lado de la Ermita, para dicho Vicario, que vendrá obligado a residir en La Romana; el Administrador del Marquesado que en el tiempo fuere, abonará al dicho Vicario 200 libras anuales, moneda valenciana, pagaderas por mitad en el día de San Juan del mes de Junio y por Navidad, para con ellas atender a la subsistencia del Vicario, sueldo del Sacristán y reservando 35 libras para mantener siempre encendida la lámpara del Altar Mayor y atender los gastos de la Ermita. Se llevarán libros de los desposorios y bautismos que hubieren, así como uno para los gastos que se originasen; de esta forma queda constituida en Ayuda de la Parroquia de Novelda la dicha Vicaría de La Romana, en sus principales condiciones, respondiendo a dicho compromiso todos los bienes raíces (els Palaus) y los que en adelante pueda adquirir en el citado Pago de la Romana, el Marquesado.

Se señalan los límites eclesiásticos que abarca la Vicaría y que como veremos vienen a coincidir con los actuales, detalle éste que al constituirse en independiente La Romana, separándose de Novelda, hacen resaltar los que presiden la Delegación de la misma; son aquellos límites que se convinieron:

«desde els Palaus, siguiendo la Rambla que va a Aspe, todo el lado del Algayat y Casas de Anastasio Abad y Mojonera de Monóvar, prosiguiendo por ésta y el Collado de Sumer, hasta la Cañada de Benaeza, cortando por las Casas de Antonio Navarro, Lorenzo Amorós, Tomás Abad, Joseph Sellés, Viuda de Miguel Amorós y sigue a la Casa de Francisco López hasta la Mojonera de Aspe, que vuelve a unir con la Rambla dels Palaus, comprendiendo todo el territorio que hay dentro de este circuito». Éstos son los límites que se señalaron y convinieron para el Vicariato en 25 de enero de 1773.

Del Archivo de la Parroquial de San Pedro de Novelda, podemos consignar que: en el paraje llamado de les Coves, había de antiguo una Ermita dedicada a San Antonio, en la cual y en aquellos tiempos, se celebraban en el día del Santo fiestas e incluso se hacían «carreras de caballos».

También consta en dicho Archivo que en las Visitas Pastorales que periódicamente realizaban los Obispos de Orihuela a las Parroquias de su diócesis, en las hechas a Novelda, constan las que ordenan se hagan a la Ermita de San Pedro de La Romana, antes de que fuera erigida en Vicaría, y que fueron:

La primera, en mayo de 1729, en que el Obispo Joseph Flórez Osorio ordena al Cura de la Parroquial de Novelda vaya a realizarla en su nombre; es de señalar que en una casa del lado de la Ermita vive un sacerdote, para el cuidado de la misma. La segunda visita, ordenada por el mismo Obispo, es en mayo de 1736. La tercera, en noviembre de 1739, la ordena el muy conocido Obispo que fue de Orihuela don Juan Elias Gómez de Terán, lo mismo que la siguiente en noviembre de 1742 y aun la que le sigue en noviembre de 1749, y también es él quien ordena la que se realiza en septiembre de 1754; la séptima (por no cansar al lector no consignamos más) es la que en octubre de 1762 ordena el Obispo don Pedro de Albornoz y Tapies al Arcediano de Orihuela, don Manuel Sánchez Santofimia, Calificador del Santo Oficio de Toledo y Rector de la Parroquia de Monforte, que le acompaña en su estancia en la Casa-Residencia de esa Villa.

Del Archivo del Ayuntamiento de Novelda, hemos podido conseguir los siguientes informes:

Que en 1767, colindando con la Casa que tiene el Marquesado en La Romana, hay una posada propiedad del Señorío, cuyo posadero paga por el alquiler de la misma 5 libras al año.

Que en el año de 1767, le correspondieron al Señorío 309 cántaros de vino del Censo que (de 10 cántaros, uno) tenía con los aparceros establecidos en els Palaus y fincas que ya antes hemos dicho que adquirió y en las cuales existía también plantación de olivos, según consta en el Registro de Propietarios antes aludido; como curiosidad, diremos que una de las fincas que compró el Marquesado en 1714 fue de unos «20 jornales de tierra de siembra» y olivar en el Pago de Benchesa, linde con la Rambla de Benchesa, en La Romana; parece poca la cantidad de cántaros de vino recogidos para el Señorío, pero ello puede obedecer a una mala cosecha, aparte de que se pudo tener otra aportación por los olivos y otros rendimientos, pues que figura ingresan 261 libras, por el concepto de Diezmo y Partición de las propiedades de La Romana y dos haciendas de Novelda.

También en el Archivo a que nos estamos refiriendo, hallamos información sobre el nombramiento de Alcaldes de La Romana y del Algayat. Era el Marqués de La Romana quien nombraba todos los años a las personas que debían desempeñar algún cargo en el Consejo de la Villa de Novelda y también a los Alcaldes de Hermandad que correspondían a los distritos de la Villa, pero sin especificar a cuál pertenecía cada uno, hasta que en el año de 1778, la ya Sra. Viuda del segundo Marqués, Tutora de su hijo y tercero en el título, nombra a Ginés Martínez y Mira como Alcalde de La Romana y a Thomás Mira de Luis como Alcalde del Algayat. Son éstos concretamente los que figuran como Alcaldes, por primera vez de dichos lugares, para el año de 1778. Después, por falta de Actas en el Archivo, no encontramos más nombramientos hasta el año de 1782, en que la Señoría nombra a Joseph Martínez y Valera para Alcalde de La Romana, no figurando nombramiento para Algayat. En el año de 1783, son nombrados: para La Romana, Pedro Cantó y Mira, y para Algayat, Antonio Escolano de Jaime. Nuevamente y hasta 1788 no tenemos Actas y para ese año quedan señalados: para La Romana, a Pedro Cantó y Mira, y para Algayat, a Joseph Martínez de Fernando. No volvemos a encontrar nombramientos hasta el año de 1800, en que se hacen para La Romana a Vicente Sánchez y Mira y para el Algayat a Pasqual Navarro Mira de Felipe. En el año de 1804 son el mismo Vicente Sánchez Mira para La Romana y Joseph Martínez de Thomás para el Algayat. Y en los años de 1806 y de 1808 son esos mismos los que siguen en dichos cargos; son ésos los años de la invasión francesa, que acarrea la Guerra de la Independencia y las cosas deben cambiar, por cuanto el primer nombramiento posterior a los reseñados lo hace el Secretario de Cámara del Rey Fernando VII y su Audiencia de Valencia, quien para 1814 sigue nombrando a Vicente Sánchez para La Romana y a Francisco Mira de Amorós para Algayat; para el año 1816 dicho Secretario sigue nombrando a Vicente Sánchez para La Romana y a Antonio Amorós y Mira para Algayat. Ya para el año de 1818 es nombrado Matías Martínez Davó para La Romana y a Josef Martínez de Thomás para Algayat. Para el año 1819, vuelve a nombrarse Alcalde de La Romana a Vicente

Sánchez y Mira y para Algayat a Antonio Mira. Para el año 1823 sigue el mismo Vicente Sánchez para La Romana y se nombra a Antonio Amorós de Navarro para el Algayat. Y por no cansar al estimado lector, hacemos punto en este aspecto de nombramiento de Regidores.

Referente al Señorío de estas tierras, debemos señalar el afectuoso interés que siempre tuvieron por sus moradores, tanto en tiempo de los moriscos, como posteriormente. Prueba de ello es que cuando se le concede a un sucesor del mismo el título de Marqués, adopta el nombre de su Pago de La Romana y de que son frecuentes las visitas a su Señorío, en la medida que se lo permiten sus funciones militares, nos lo testimonian las repetidas anotaciones que constan en los libros de gastos de Clavería del Consejo de la Villa, que detallan los que se realizan en el alquiler de caballos para el personal que, en representación del mismo, van a esperarle unas veces al Hondón de Monóvar y otras a Villena, para acompañarles a su Casa de La Romana; y cuando va a tener sucesión, vienen a que el acontecimiento sea en su Villa y en ella nacen sus hijos, como antes hemos dicho, aunque su residencia habitual sea Valencia. La muerte de este primer Marqués se produce tras largos días de enfermedad, durante la cual, y por su salud, ordena el Consejo ocho días de rogativas a la Virgen de la Aurora, y ocurre aquélla en su casa de La Romana el 20 de julio de 1749; avisada inmediatamente la Villa de su fallecimiento, dispone su Consejo que salgan cuatro representantes del mismo, junto con cuatro personas de distinción, para que con hachones encendidos traigan su cadáver a ésta, en donde, a sus puertas, se unen al cortejo que viene de La Romana presidido por las ocho personas indicadas, el pueblo que le espera, llevándolo a la Parroquial de San Pedro, en donde, al día siguiente, se le harán los funerales y será enterrado en dicha Iglesia.

El sucesor en el Marquesado, que nació aquí, demuestra el afecto por estos lugares, y su confraternización con sus habitantes, en aquella carta que en 12 de agosto de 1760, escribe desde Palma de Mallorca, anunciando su boda con Margarita Sureda y Valero, que escrita de su puño y letra, encabeza con el título a grandes caracteres: «Ilustres Villa de Novelda (de la que forma parte el Pago de La Romana), mi Amada Patria», y añade que con dicho acto, cumplía con el deseo repetidamente expresado aquí, de que deseaban verle en estado de casado e invitándoles a la boda. El Consejo, al recibo de la misma, acuerda: que se celebre seguida dicho acontecimiento con tres noches de luminarias y disparo de morteretes, así como que se celebren en la Iglesia actos de acción de gracias por ello y el indulto total y completo y puesta en inmediata libertad, de los tres presos que había en la cárcel de la Villa.

Y para terminar, diremos que en 10 de agosto de 1928 se recibe en el Ayuntamiento de Novelda una carta firmada por muchos vecinos de La Romana, solicitando su separación de Novelda, cuyo contenido se acuerda pase a la Superioridad. En 18 de octubre de ese mismo año 1928, se reúnen: el Alcalde de Novelda, don Manuel Bonmatí Abad, junto con el Asesor Técnico y Agregado a Intervención, don Andrés Rodríguez Capelo, en representación de la Villa de Novelda ambos, con don Manuel Abad Aracil, don José Aracil Beltrá, don José Beltrá Pastor y don Fermín Escolano Beltrá, en representación de La Romana y debidamente autorizados estos señores para proceder al deslinde de términos; se muestran todos conformes con el plano que se acompaña a la reunión, personándose a continuación todos ellos en el punto llamado «Cuesta del Collado, ya que este sitio y La Vereda, habían sido siempre la separación de las Parroquias de La Romana y de Novelda, manifiestan», quedando con esto confirmada aquella demarcación que el segundo Marqués de La Romana fijó en 1773, para la Vicaría de la entonces Ermita de San Pedro, conforme anteriormente hemos indicado.

De fecha 22 de mayo de 1929, es la Orden del Ministerio de la Gobernación, que confirma la constitución del Ayuntamiento de La Romana.

No queremos terminar sin antes hacer constar el maravilloso desarrollo alcanzado con la instalación de la industria del mármol, que empezó hace pocos años, pero que su ascendencia data del pasado siglo, con la explotación de la tan conocida y popular variedad «rojo Alicante», de sus canteras de la Rambla Honda.

Y esto es lo que hasta hoy hemos podido hallar con respecto a su historia particular, pues que la general, como al principio decimos, va unida a la de Novelda. Deseamos que este modesto trabajo se vea ampliado con el de algún entusiasta del antiguo Pago de La Romana, que con el debido amor y legítimo orgullo por su tierra, logre profundizar en su historia.

Escudo de armas





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