Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.


ArribaAbajoCapítulo X

El Ontologismo luliano es aceptable



ArribaAbajoArtículo 1.º

El Descenso luliano del entendimiento es una especie de Ontologismo.


§. 1.

1.- Quien haya leído las páginas que preceden, y especialmente el Capítulo V, no puede poner en duda que una de las partes esenciales del Sistema Científico Luliano viene constituida por el llamado Ascenso aristotélico del entendimiento.

Pero la verdad es que, si abrimos la enorme Enciclopedia luliana, al lado de las categorías lógicas del Estagirita, vemos aplicadas otras categorías lógicas muy distintas.

Es que nos hallamos en el Descenso luliano del entendimiento.

2.- En efecto; nuestro Filósofo inquiere la verdad científica mediante unos Conceptos, Juicios y Axiomas que no son los formados por Aristóteles.

El Beato Lulio llama causas inferiores y formas humanas a los Conceptos, Juicios y Axiomas del Ascenso intelectual; mientras que da el nombre de causas superiores y formas divinas a los Conceptos, Juicios y Axiomas de su Descenso intelectual característico.

3.- Y añade que adquirimos una ciencia más verdadera y noble mediante las categorías lógicas del Descenso, que por medio de las categorías lógicas del Ascenso.

-¿Por qué ello?

-Porque -responde- el humano entendimiento es una cosa espiritual y no corporal; y, principalmente, porque participa más con el Entendimiento divino al recibir objetos espirituales, que con el sentido y la imaginación al recibir de éstos las representaciones sensibles164.

4.- Entre otras cosas, ahí se nos indica que

a) los Conceptos, Juicios y Axiomas del Descenso dicen mayor relación y más directa con Dios, que los Conceptos, Juicios y Axiomas del Ascenso.

) que los Conceptos, Juicios y Axiomas del Descenso están mucho más lejos de las representaciones sensibles (que recibimos por el sentido) que los Conceptos, Juicios y Axiomas del Ascenso.

c) los Conceptos, Juicios y Axiomas del Descenso tienen mucha mayor virtualidad científica que las especies inteligibles de las cosas, que el entendimiento agente ofrece al entendimiento posible en la Ideología de Aristóteles.

§. 2.

5.- Las «Formas divinas» de que nos habla el Doctor Arcangélico son los Conceptos, Juicios y Axiomas del Descenso.

6.- ¿Qué papel representan esas Formas divinas, en el orden del ser y en el orden del conocer?

-El siguiente:

a) la Bondad, Grandeza, Duración, etc., son nociones y esencias.

) los Juicios y Axiomas formados con tales conceptos o nociones son las leyes del ser de nuestra mente;

c) esos mismos Juicios y Axiomas representan las leyes del humano entender, o sea, del obrar de nuestra mente, ya que el obrar sigue al ser;

d) esos mismos Juicios y Axiomas son las leyes del ser de todas las otras criaturas:

e) esos Juicios y Axiomas representan las leyes a que está sujeto el obrar de todas estas criaturas: «operari sequitur esse.»

7.- Todos estos cinco puntos se deducen clara y lógicamente de cuanto llevamos dicho.

8.- Siendo esto así, como realmente es, nadie extrañe que, en el Descenso del entendimiento, de la idea infiramos la realidad.

La piedra angular del Descenso luliano del entendimiento consiste precisamente en esto, conviene a saber, en inferir de la idea la realidad.

9.- No es esto un argumento aislado que admita la Filosofía Luliana, sino que es el todo del pensamiento característico del Maestro: es la razón de ser del Descenso del entendimiento.

§. 3.

10.- No es difícil cosa observar que el Descenso luliano del entendimiento constituye una especie de Ontologismo.

Pues concede un segundo origen a los Conceptos, Juicios y Axiomas del Descenso.

11.- Y, al concederles un segundo origen, les concede una segunda virtualidad científica; virtualidad que dice ser mucho mayor que la primera, es decir, que la que pueda tener todo concepto, juicio y axioma en cuanto reconoce su origen en las representaciones sensibles.

12.- Los Conceptos, Juicios y Axiomas del Descenso luliano constituyen una participación de la lumbre de las Razones Eternas mucho más notable y directa, que la que tienen los conceptos, juicios y axiomas del Ascenso aristotélico-tomista.

13.- ¿De dónde les viene esa nota peculiar y característica?

¿Se preconiza ahí la visión inmediata de Dios?

¿Por ventura enseña el Beato Lulio que el humano entendimiento conoce a Dios, en este mundo, sin mediación de criatura alguna?

14.- Nos hallamos, pues, frente a frente de un nuevo procedimiento ideológico, lógico y criteriológico.

Es el Descenso del entendimiento, característico de la Filosofía del Doctor Arcangélico.

Es un verdadero Ontologismo; pero es un Ontologismo aceptable.




ArribaAbajoArtículo 2.º

El Ontologismo luliano es aceptable


§. 1.

Textos decisivos

15.- La Teología del Descenso luliano del entendimiento se opone diametralmente al Ontologismo condenado por la Iglesia.

Veámoslo.

¿Cuál es la esencia, así del Ontologismo radical de Malebranche, como del Ontologismo de Ubaghs y Branchereau?

Responde el Cardenal Zigliara, peritísimo en la materia:

«Es la intuición inmediata del Infinito, o sea, de los divinos Atributos y de las Ideas eternas, existentes en la Mente divina, a cuya semejanza son hechas todas las cosas.» (Summa Philosophica, vol. II, Theologia, lib. I, cap. I, pág. 368. -Edición 5ª; París, 1894).

16.- Es así que las ideas universalísimas de Bondad, Grandeza, Eternidad o Duración etc. (con las cuales forma Lulio los axiomas o principios de la ciencia en el Descenso), no las adquirimos, según el Doctor Arcangélico, por intuición inmediata del Infinito, sino que las obtenemos después de haber subido todos los peldaños del Ascenso aristotélico-tomista.

De consiguiente la Filosofía Luliana y el Ontologismo distan toto coelo165.

17.- En efecto; nuestro Doctor y Maestro no propugna la visión inmediata de Dios.

Pruebas.

En una obra, escrita en París, impugnando los 219 errores condenados por Esteban, Obispo de aquella Ciudad, en 1226, enseña el Beato Lulio que Dios es un motor inmediato, por cuya razón el humano entendimiento no puede, por sus fuerzas naturales, ver inmediatamente la Esencia divina; de lo contrario, Dios no sería un motor inmediato166.

18.- Dice en otro lugar de la misma obra, que la perfección de la vida no hay que buscarla en este mundo; y, de consiguiente, -añade- tampoco hay que buscar en este mundo la visión inmediata de Dios; pues, en este caso, hallaríamos en la tierra la final bienaventuranza del hombre167.

19.- Tercer argumento. En sus Comentarios al Maestro de las Sentencias, enseña que el humano entendimiento ve a Dios en esta vida, pero mediante una especie o semejanza.

En el cielo no habrá esas especies o semejanzas; porque allí Dios se comunicará inmediatamente a la criatura168.

20.- Para terminar, he aquí la definición, dada por el Arcangélico, de la ciencia que obtenemos en la vida presente: La ciencia de esta vida es el conocimiento verdadero y necesario de las cosas verdaderas, adquirido mediante los fantasmas representativos de las cosas169.

Esta definición es concluyente respecto a la materia que nos ocupa.

Si el Descenso luliano del entendimiento es una especie de Ontologismo (y lo es en verdad), ese Ontologismo es aceptable.

§. 2.

Razón potísima.

21.- ¿Es inmediata la visión de las Razones Eternas?

-No.

Vemos las razones Eternas mediante las ideas de Bondad, Grandeza, Eternidad, etc., y los Juicios y Axiomas formados con ellas.

Pero estas ideas son esencias creadas cuya fuerza resultante constituye la esencia total del humano entendimiento.

Infiero yo de aquí que el alma ve las Razones eternas mediante unas esencias creadas; conviene a saber, por medio de una luz creada.

Luego la consabida visión no es «faciali præsentia.»

§. 3.

Es mayor la luz que Dios nos da al contemplar nosotros las Categorías lógicas del Descenso que las del Ascenso: he aquí todo. -No se diferencian, pues, esas luces en que la una sea inmediata y la otra mediata: todas son mediatas, pero la del Descenso es mucho mayor que la del Ascenso.

22.- Preguntamos todavía: la luz con que vemos los Conceptos, Juicios y Axiomas del Ascenso aristotélico ¿no nos viene, por ventura, de Dios mismo?

-Sin duda alguna; pues toda luz intelectual viene de Dios, Padre de las luces.

-Entonces ¿en qué se diferencian, tocante a ese particular, el Ascenso y el Descenso del entendimiento?

-En que es mucho mayor la luz con que vemos la verdad de los Conceptos, Juicios y Axiomas del Descenso, que la luz con que vemos la verdad de los Conceptos, Juicios y Axiomas del Ascenso.

23.- ¿Por qué ello?

-Porque Dios, al comunicarse a las criaturas, unas veces se comunica más, otras menos, según le place170.

24.- Ahora bien; al ponerse nuestra mente en contacto con las categorías lógicas del Descenso, Dios se le comunica con mayor grado que al ponerse en contacto con las categorías lógicas del Ascenso; porque las primeras

a) además de depender originariamente de las representaciones sensibles, son impresiones de la Divinidad en nuestra alma más directas que las segundas (aunque no totalmente directas) por descansar aquéllas en la estructura de nuestra alma, cosa que no puede decirse de las segundas;

) porque las categorías lógicas del Ascenso tienen por objeto lo particular y contingente, y las del Descenso tienen por objeto lo universal y necesario; y esto es, a todas luces, más próximo a Dios, que aquello.

25.- Cuando decimos que la verdad de los Conceptos, Juicios y Axiomas del Descenso luliano, la vemos en Dios, tan sólo pretendemos afirmar que Dios baña con más abundante luz estas categorías lógicas, que las del Ascenso aristotélico: a la manera que San Agustín dice, hablando de Moisés, que, siendo Dios invisible por naturaleza, veíale no obstante el Legislador-Profeta no con los ojos del cuerpo, sino con los del alma. ¿Cómo? -Manifestándose la Luz divina a Moisés, más que a los otros hombres, con iluminar a todos aquella Lumbre perpetua que es Dios171.

§. 4.

En el Ontologismo luliano no hay innatismo.

26.- El Descenso del entendimiento parte de las ideas universalísimas de Bondad, Grandeza, Eternidad o Duración, Poder, Sabiduría, Voluntad, Virtud, Verdad, Gloria, Diferencia, Concordancia, Principio, Medio, Fin, Igualdad.

27.- Estas ideas no son simplemente universales, sino que han de ser clasificadas entre las universalísimas, necesarias e inmutables.

28.- Estas ideas no son innatas; por el contrario, dependen originariamente de las representaciones sensibles, ni más ni menos que las ideas, también universalísimas, de substancia, accidente, ser, no-ser, necesario, contingente, universal, particular, cantidad, calidad, etc., que emplean Aristóteles y Santo Tomás de Aquino para la formación de los Axiomas, o primeros principios de la ciencia, peculiares del Ascenso intelectual.

Demostrado queda en el Capítulo V.

De consiguiente, en el Ontologismo luliano no hay innatismo.

29.- Puede que alguien nos objete:

La esencia del humano entendimiento, según el Doctor Arcangélico, viene constituida por la fuerza resultante de unas esencias parciales que son verdaderas nociones o ideas, conviene a saber, las ideas universalísimas de Bondad, Grandeza, Duración, etc.

Luego parece ser que el Filósofo mallorquín defiende el innatismo de las ideas, cuando menos por lo que toca a las ideas de Bondad, Grandeza, Duración, etc.

30.- No hay tal.

¿Qué se entiende por idea innata?

-Aquí la palabra «innata» puede tener dos significados: subjetivo y objetivo.

1) Significado subjetivo.

Cuando decimos «idea innata», podemos dar a entender que la naturaleza de la representación de las verdades inteligibles en el humano entendimiento es el mismo entendimiento humano; podemos dar a entender que la mente del hombre es una luz intelectiva que tiende natural y fuertemente al conocimiento de la verdad.

2) Significado objetivo.

Cuando decimos «idea innata», podemos dar a entender una cosa realmente distinta del sujeto pensante, es decir, algo extra-subjetivo, algo objetivo; por ejemplo, la idea de piedra.

31.- Ahora bien; el innatismo de las ideas, en su primer sentido, no es rechazado por ninguna escuela católica, ni por la tomista; pero sí lo es en su segundo significado.

Así es que, cuando se trata de admitir o rechazar el innatismo de las ideas, siempre se quiere dar a entender por «idea innata» algo realmente distinto del sujeto pensante. Lo dice el mismo Cardenal Zigliara172.

32.- Los dos significados que puede tener el innatismo de las ideas, los hemos hallado en San Buenaventura173.

33.- Y que todas las escuelas católicas admitan el innatismo, entendiendo por esta palabra que la naturaleza de la representación de las verdades inteligibles en la mente humana es la misma mente del hombre, conviene a saber, una lumbre intelectual que tiende poderosa y materialmente al conocimiento de la verdad, lo dice el Cardenal Zigliara, discípulo aprovechado, si los hay, del Doctor Aquinatense174.

34.- Fácil cosa será demostrar ahora que, si algún innatismo admite el Beato Lulio, es en el sentido de establecer que la naturaleza de la representación de las verdades inteligibles, en el entendimiento del hombre, es el mismo entendimiento humano.

35.- En efecto; como ha dicho muy bien nuestro interlocutor, la esencia total de nuestro entendimiento viene constituida por la fuerza resultante de unas esencias parciales que son verdaderas nociones o ideas, conviene a saber, las consabidas ideas universalísimas de Bondad, Grandeza, Eternidad, etc.

Esa fuerza resultante es una actividad, una vida, una iluminación intelectual, un impulso natural e irresistible hacia la verdad. He aquí, en todo caso, el innatismo sano e irreprochable del Beato Raimundo Lulio.

Pero, como es evidente, esa iluminación no se distingue de la misma mente del hombre.

Y en esto consiste precisamente la línea divisoria que separa del Ontologismo de Gioberti, Ubaghs y Branchereau, a toda filosofía sana y católica, en sentir del celebrado P. Alberto Lepidi175.

36.- Esa fuerza resultante, esa iluminación intelectual, pónese en actividad, primeramente mediante los sentidos corporales, luego por medio de la imaginación, y, por último, ejerce las operaciones que señalamos al entendimiento agente y al posible, donde asciende por todos los demás peldaños, ya explicados, del procedimiento aristotélico.

37.- Llegado a esas alturas, despierta totalmente el humano entendimiento; despliéganse en toda su grandiosidad las ideas universalísimas de Bondad, Grandeza, Eternidad, etc.; tiene lugar entonces un verdadero y total desdoblamiento del yo; y, con el auxilio de la nueva luz que recibe de Dios, de las Razones Eternas, por el motivo ya dicho, comienza su Descenso intelectual el humano entendimiento: baja del primer peldaño, que son los Conceptos universalísimos ya mencionados; luego baja del segundo peldaño que viene constituido por los juicios; y, últimamente, baja del tercer peldaño, o sea, hace aplicación y práctica de los nuevos Axiomas o primeros principios de la ciencia.

Y aquí termina el proceso natural de nuestra mente cuando va en busca de la verdad.

§. 5.

El Ontologismo luliano no es panteísta.

38.- Hegel, el filósofo panteísta con quien tiene más parecido nuestro Beato Raimundo Lulio, dice así:

«La idea es lo verdadero en sí y por sí; es la unidad absoluta de la noción y de su objeto...

Todo ser real saca su realidad de la idea, y no es un ser real sino por la idea...

La idea es la razón en el sentido verdaderamente filosófico; es el sujeto-objeto, la unidad de lo ideal y de lo real, de lo finito y de lo infinito, del alma y del cuerpo...»176.

39.- Ahora bien; cuando el Doctor Arcangélico infiere de la idea la realidad, parece ser que afirma la unidad absoluta de la noción y de su objeto.

Semejantemente, cuando objetiva los Conceptos, Juicios y Axiomas del Descenso, parece ser que enseña que un ser no es real sino por la idea, es decir, por aquellos Conceptos, Juicios y Axiomas.

Por último, cuando el Beato establece que

1) el humano entendimiento es una participación del Entendimiento Divino;

2) que las ideas de Bondad, Grandeza, Eternidad, etc., constituyen la esencia del entendimiento del hombre;

3) que esas ideas son participaciones de las Razones Eternas;

4) que la esencia de las criaturas extramentales viene formada igualmente por la participación de esas mismas Razones Eternas: Bondad, Grandeza, Eternidad, etc.;

5) que las leyes del ser son las leyes del conocer, y que lo ideal es real;

6) y, en consecuencia, que el hombre piensa al unísono con Dios, y que forzosamente ha de existir fuera de mi mente lo que yo veo en mi mente, esto es, en los Conceptos, Juicios y Axiomas del Descenso; ¿qué se infiere de ahí?

-Parece inferirse la tesis panteísta de Hegel; conviene a saber, la unidad de lo ideal y de lo real, de lo finito y de lo infinito, del alma y del cuerpo.

40.- Nada de esto, Señores.

Primeramente, aunque Lulio infiera de la idea la realidad, no afirma la unidad «absoluta» de la noción y de su objeto. Pues para ello sería necesario que enseñase el Maestro que la idea, que yo tengo en mi mente, es la esencia misma de los seres que están fuera de mí.

Nada más lejos del pensamiento luliano.

41.- Establece nuestro Filósofo que la esencia de nuestra mente (las consabidas ideas universalísimas) y la esencia de los seres extramentales fueron creadas por Dios, constituyendo dos esencias, independientes la una de la otra; si bien guardando entre sí tal analogía que permite afirmar que, lo que yo veo en mis ideas dichas, existe realmente fuera de mí.

42.- En segundo lugar, cuando el Beato sienta que no nos engaña el instinto natural e irresistible al imponernos la obligación de objetivar los Conceptos, Juicios y Axiomas del Descenso, de aquí no se deduce, en buena lógica, que el ser real saque su realidad de la idea.

El ser real extra-mental existe, según la Doctrina luliana, antes que yo forme los Conceptos, Juicios y Axiomas. Luego el ser real no saca su realidad de las Categorías lógicas del Descenso.

43.- Así estas Categorías (que constituyen la esencia de mi entendimiento), como todos los seres reales extra-mentales, ¿de dónde sacan su realidad? -De los Divinos Atributos, porque todo ser creado es una finita participación de las Razones Eternas o Atributos Divinos.

44.- Si bien es de advertir que, como Dios al crear no puede hacer otra cosa que una finita participación de Sí mismo, es decir, de sus Atributos, de ahí resulta que las leyes del ser de mi entendimiento son las mismas leyes del ser extra-mental; y, de consiguiente, las leyes del obrar de uno y otro también son las mismas.

¿Y a qué se reduce la ciencia de una cosa, sino al conocimiento de las leyes de su ser y obrar?

Inferimos nosotros de aquí que, conociendo las leyes del ser y obrar de mi entendimiento, conoceremos asimismo las leyes del ser y obrar de las criaturas extra-mentales.

45.- Es así que las leyes del ser y obrar de mi entendimiento son los consabidos Conceptos, Juicios y Axiomas.

Luego en estas Categorías lógicas veré yo la ciencia de las cosas extra-mentales.

¿Dónde está el panteísmo?

46.- En último lugar, cuando, sintetizando su Doctrina, afirma el Maestro que la esencia de mi entendimiento y la esencia de todas las criaturas extra-mentales no es sino una participación de la divina Bondad, Grandeza, Eternidad, etc.; y que las leyes del ser son las leyes del conocer; y que lo ideal es real; no se sigue de ahí la unidad de lo ideal y de lo real, de lo finito y de lo infinito, del alma y del cuerpo.

Porque, para esto, sería necesario

a) la confusión de lo natural con lo sobrenatural,

) la afirmación de una substancia única,

c) y la afirmación de una idea única.

47.- Valga ahora aquí lo que llevamos dicho ya, en favor de Lulio, en las dos respuestas anteriores. No hay por qué repetirlo, aunque hace muy al caso.

48.- Pero, sí, hay que añadir lo siguiente. Hegel y Lulio se parecen muy mucho en las palabras: se parecen como un huevo se parece a otro huevo, es decir, por de fuera. Mas, en la substancia, difieren radicalmente; como diferiría un huevo de otro que yo vaciara de antemano y lo llenara luego de ceniza.

49.- Tiene el Beato Lulio todo lo bueno que hay en Hegel, sin tener nada de lo malo que éste enseñó; pues sabida cosa es que no hay escritor tan malo que no tenga algo de bueno.

Podemos decir todavía: tiene el Beato Lulio todo lo bueno que hay en la Filosofía que partiendo de Platón llega hasta Rosmini, pasando por San Agustín, San Anselmo y Malebranche, sin tener nada de lo malo o menos exacto de esta Filosofía.

Porque, o mucho nos engañamos, o solamente han aparecido dos Filosofías en la historia del humano pensamiento:

a) la que podemos llamar Filosofía de la derecha, o sea, la que arrancando de Aristóteles llega hasta el Cardenal Mercier, pasando por Santo Tomás, Suárez, Vázquez y tantos otros;

) y la que alguien llamará de la izquierda, o sea, la que, según hemos dicho ahora mismo, partiendo de Platón llega hasta Rosmini, pasando por San Agustín, San Anselmo, el Beato Raimundo Lulio, Malebranche y otros.

50.- Esta segunda Filosofía no es radicalmente falsa, sino que, por el contrario, tiene muchísimo de natural, y, de consiguiente, de verdadero y aprovechable y asimilable.

Pero, eso sí, hay que saber leerla e interpretarla.

Esta segunda Filosofía no es antitética a la primera, sino que, por el contrario, es su complemento y perfección.

Lo hemos dicho repetidísimas veces: hay dos Ideologías, dos Lógicas y dos Criteriologías connaturales al hombre, y, por lo tanto, verdaderas.

51.- La manera como nosotros interpretamos al Beato Lulio es la llave (según humildemente opinamos) para encontrar los tesoros (y posesionarnos de ellos) que encierra la llamada Filosofía de la izquierda, conviene a saber, el Platonismo cristianizado.

El Beato Lulio sigue la Filosofía de Aristóteles, Santo Tomás y Mercier; pero sigue al mismo tiempo la de Platón, San Agustín, San Anselmo y los continuadores de éstos.

Pero el Beato Lulio tiene la particularidad (sobre los discípulos así de una como de otra Filosofía) de ser el lazo de unión y el punto de convergencia del Liceo y de la Academia, o sea, de Aristóteles y Platón:

Omne tulit punctum.

52.- Pero volvamos a Hegel. El error de Hegel no consiste en afirmar que las leyes del ser son las leyes del conocer, y que lo ideal es real; sino en confundir lo natural con lo sobrenatural y en establecer que sólo existe una substancia y que esta substancia se identifica con la idea única también.

Si esto fuera verdadero, todo el Sistema hegeliano sería verdadero.

53.- Oigamos, si no, al Filósofo de Stuttgardt:

«La Idea no ha de considerarse como la idea de una cosa, así como la noción no debe considerarse como una noción puramente determinada. Lo absoluto es la idea una y universal, que dividiéndose da origen a un sistema de ideas que se reflejan en la idea absoluta y hallan en ella su principio y su unidad.

Esta división es lo que hace que la idea sea la substancia una y universal; pero de tal manera, que la idea en su más alta y completa realidad es sujeto, y sujeto pensante o espíritu.»177.

54.- Pero, ¿en qué obra del Beato Lulio se halla la confusión de lo natural con lo sobrenatural, y la afirmación de la Substancia única y de la Idea única?

En el Filósofo mallorquín, la palabra idea significa siempre la idea de una cosa. Y así hay muchas ideas. Hay también muchas cosas distintas en esencia y naturaleza.

55.- Por otra parte, ya hemos visto que las expresiones: «las leyes del ser son las mismas del conocer» y «lo ideal es real», tienen un sentido genuinamente ortodoxo en las Doctrinas Lulianas.

56.- No, el Doctor Arcangélico no confunde lo finito con lo infinito.

En cada página de sus obras hay la afirmación de un ser supremo, creador de todas las cosas, eterno e infinito, distinto substancialmente de las criaturas, que, por lo mismo, son temporales y finitas.

57.- ¡Que la esencia de todas las criaturas (materiales, inmateriales y espirituales) proviene de los Divinos Atributos!... Bien ¿y qué?

No hay aquí ni confusión de lo finito con lo infinito, ni del alma con el cuerpo.

No hay confusión de lo finito con lo infinito, porque, aunque en la Filosofía Luliana la Grandeza, por ejemplo, sea un Principio tan sólo y la considere el Maestro como una, no obstante (añade el mismo) hay muchas Grandezas distintas en esencia y naturaleza, de las cuales una es más noble que otra, y a veces igual a otra, y esto diversamente hasta llegar a la Grandeza Suma que es el último Principio de las demás Grandezas, conviene a saber, el Ser supremo, Dios, el cual regula y ordena las grandezas de todos los seres creados. Estas grandezas son semejanzas e imágenes de la Grandeza infinita, y en ellas el humano entendimiento estudia a la Grandeza infinita178.

Luego la esencia creada llamada Grandeza (que entra en la formación de toda criatura) no se confunde con el Atributo divino del mismo nombre.

Dígase lo propio de las demás esencias parciales.

58.- Ni tampoco hay aquí confusión del alma con el cuerpo.

Los divinos Atributos son participables por la criatura en grados innumerables.

La piedra participa del Atributo divino llamado Bondad. Y asimismo participan de él, las almas de los brutos, el alma humana, el ángel.

Pero la esencia creada, llamada Bondad, que entra a formar parte del ángel, es mucho más noble substancialmente que la esencia creada del mismo nombre que entra a formar parte del alma humana.

Y la esencia Bondad, que hallamos en el alma humana, es mucho más noble substancialmente que la esencia Bondad que hallamos en el alma de los brutos. Ésta es sólo inmaterial; aquélla es espiritual y, por ende, inmortal.

¿Por que hablar ahora del abismo que media entre las esencias parciales que hallamos en el alma humana y las que hallamos en los seres minerales, por más que unas y otras reciban los mismos nombres?