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Fernando Santiván

Semblanza de Fernando Santiván

Por Samuel A. Lillo1

Fernando Santiván ancianoDe serena apariencia, Santiván era, sin embargo, muy sensible y reaccionaba con viveza y, a veces con violencia, contra las injusticias y las pequeñeces que le salían al paso.

Una noche en que leía uno de sus cuentos en el Ateneo, un muchacho que se hallaba en las primeras filas de asientos, se puso a hablar en voz alta a otro compañero. Santiván siguió leyendo un momento hasta que los nervios se le sublevaron y, dando en la tableta de la tribuna un golpe con la mano, que hizo bailar la botella y el vaso de agua que tenía al lado, e inclinándose hacia el indiscreto, con una voz tonante, inesperada que sonó en el salón, como un disparo, le gritó: «Cállese, el mal educado». Ante el ataque insólito, enmudeció el cuitado y en medio del silencio repentino, mientras se sentía solamente el tintineo de la botella que aun no recobraba su equilibrio, Santiván, como si nada hubiera pasado, continuó tranquilamente leyendo su trabajo con su voz que había vuelto a tomar las dulzuras habituales de su tono.

1. Espejo del pasado. Memorias literarias, Santiago: Ed. Nascimento, 1947, p. 195.

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