1
Palabras pronunciadas por Domingo Arena en sesión del Senado del 5 de agosto de 1912, y auspiciadas por José Batlle y Ordóñez. La cita proviene del texto de Barrán y Nahum (91).
2
Segmento de una carta enviada por Enrique Job Reyes a Delmira Agustini después de su separación. Citado por Barrán y Nahum (67).
3
Sylvia Molloy apunta y cuestiona la tradicional dicotomía entre un primer modernismo considerado escapista y frívolo y un modernismo presuntamente veraz que privilegia la causa americana. A esta visión generalizada que consideraba la pose del decadente como «gesto superfluo», y que fue suscrita por los propios modernistas y por la crítica posterior, la autora contrapone la cualidad política, «desestabilizadora de la pose»
(128-29).
4
Richard Cardwell ilustra esta percepción en su síntesis sobre las posturas de Pedro Salinas y Ángel Valbuena Prat ante el debate entre modernistas y noventayochistas: «Recurriendo, la generación del 98 es sana, normal y masculina; los modernistas afeminados sufren una condición mórbida»
(3).
5
Véase el primer epígrafe a este estudio.
6
La información demográfica e histórica a la que me estoy refiriendo aquí y en las frases inmediatas proviene del importante estudio sobre «El Uruguay del Novecientos» llevado a cabo por los investigadores José Pedro Barrán y Benjamín Nahum. Véanse, en particular, los primeros cuatro capítulos de la primera parte del citado volumen: «La revolución demográfica y el cambio de mentalidad» (11-99).
7
Estas conocidas asociaciones entre civilización y barbarie también pueden anotarse alegóricamente con la imagen de la «mujer/máquina», representante de la civilización de base industrial, frente a la «mujer/bestia» representante de las fuerzas naturales, caóticas y reproductivas, que precisan ser controladas por la eficacia masculina que se identifica con la civilización. La máxima expresión finisecular de la mujer/máquina, que recupera el mito de Pigmalión, es la propuesta por Villiers de l'Isle-Adam, La Eva Futura (1886). A ella me referiré en otras instancias de este estudio.
8
Para una investigación de la equivalencia entre «nueva mujer» y «nueva nación» en el contexto de las actuales reconsideraciones teóricas sobre el concepto de «decadencia», asimismo aplicadas a la obra de Delmira Agustini, véase el artículo de Tina Escaja, «Modernistas, feministas y decadentes: Delmira Agustini, entre la mujer fetiche y la Nueva Mujer».
9
Sobre la sexualidad montevideana de la época véase el tercer capítulo de José Pedro Barrán, «La sexualidad negada y omnipresente» de su libro Historia de la sensibilidad en el Uruguay. Algunas de las observaciones de Barrán refrendan las teorías de Michel Foucault desarrolladas en su célebre Historia de la sexualidad. 1 La voluntad de saber (Madrid: Siglo XXI, 1993).
10
Las citas aparecen registradas por Uruguay Cortazzo en su artículo «Los futuros del varón» (1). Las dos primeras citas corresponden a Emir Rodríguez Monegal y las dos últimas son de Ángel Rama. Emir Rodríguez Monegal arremete contra Roberto de las Carreras en su libro Sexo y poesía en el 900, un texto que elabora sobre la obra y biografías de Roberto de las Carreras y de Delmira Agustini. Los dos poetas uruguayos llegan a compartir en el volumen de Rodríguez Monegal calificativos similares.