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Descripción de la Real Casa-Palacio episcopal de Uclés

Isidro Palomino





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De la antigüedad de Uclés y establecimiento de la Orden de Santiago en su suelo, resultan copiosas citas en los establecimientos de la misma Orden, en su bulario, leyes capitulares y libros tumbos de Castilla y León, sin omitir los escritos antiguos que refieren los títulos, honores y gracias concedidos por los señores Reyes y Sumos Pontífices á la dicha Orden. Ya el P. Mota, dando noticias de la antigüedad de Uclés, habló de su vecina ciudad, donde ahora dicen Cabeza del Griego ó antigua Segóbriga, y que Uclés se llamó antes Oclés. Y dejando en silencio épocas posteriores, también se registra que cuando el rey D. Alonso el VI de Castilla hizo su corte la villa de Uclés el año 1107 con el intento de defender de la irrupción de los moros el corto número de sus vasallos que en dicho recinto adoraban al verdadero Dios; hay noticias irrefragables que este soberano, agobiado con el peso de la edad, envió á la pelea á su único hijo D. Sancho, que solo contaba de 10 á 11 años, bajo la tutela del conde D. García de Cabra, más bien para animar á los soldados con su presencia que para dirigirlos; y habiéndose acometido en 1108 en los llanos de Uclés castellanos y almoravides con igual encarnizamiento, fueron vencidos los castellanos, pereciendo en la batalla siete Condes y el tierno Infante con su ayo D. García, que después de haber hecho prodigios de valor para salvarle, cayó muerto á su lado. Dícese que en medio de tan cruel aflicción ya veneró el   —285→   mismo soberano las disposiciones de la Providencia tributando adoración á la sagrada imagen de Nuestra Señora de las Angustias, cuyo ejemplo imitó después entre otros soberanos la piedad de D. Felipe V, y últimamente el señor rey D. Fernando VII, inscribiéndose en 1.º de Marzo de 1818 por hermano mayor de la real é ilustre congregación.

Uclés puede gloriarse que tiene un cabildo eclesiástico con su abad titulado de San Ildefonso, que es más antiguo que la Catedral de Cuenca, por ser del tiempo de D. Celebruno, obispo de Sigüenza, y después arzobispo de Toledo. Ya en el año 1214 donó dicho cabildo unas casas á favor del comendador de Uclés D. Pedro.

En el año 1158 tomó posesión de Uclés el rey D. Sancho mediante el estado de los reinos, dignos de compasión en aquel tiempo; y la Orden de Santiago en 9 de Enero de 1174 en que se donó á la misma el castillo y villa por el rey de Castilla, dándose al primer prior D. Andrés y canónigos las más allegadas estancias á la iglesia del Castillo, dedicada en lo antiguo á Santa María del Castillo. Y queriendo algunos canónigos se quedase con el que tenía, por haber sido de Santa María de Loyo, el que gozaba su monasterio en Galicia, acordaron por más conveniente que la Orden de Santiago tuviese la principal iglesia no con otro título que el del mismo Santiago, ni que la bandera del Apóstol quedase fuera de iglesia suya; habiéndose fijado sobre la torre más alta en señal de posesión figurando un castillo con letras en medio que dicen: Castellum de Ucles, y de él saliendo un valeroso brazalete con la cruz roja, por todo lo cual fué dedicada la expresada iglesia al Santo Patrón el día 26 de Febrero de dicho año 1174, martes de la semana tercera de cuaresma, para cuya primera función fué adornada con lo mejor que el prior D. Andrés y canónigos trajeron de Loyo, celebrando la función el arzobispo de Santiago, sirviendo ya la misma imagen de la Bandera con túnica blanca talar del Apóstol, pero puesto á caballo el Santo Patrón; festividad que desde entonces viene celebrándose con rito de primera clase, marcado así en la cartilla ó directorio del oficio divino para todo el clero del priorato.

La expresada Orden de Santiago, y por haber acudido el maestre   —286→   de ella D. Pedro Fernández de Fuencalada á la Santidad del papa Alejandro III, fué confirmada por bula del mismo Santo Padre dada en Ferentino á 5 de Julio de 1175, poniéndose por primer maestre desde este tiempo, aunque hubo otros muchos antes, pues se supone que ya en 1030 era fundada la Orden y tenía maestre, encomiendas y comendadores. Y cuando el prior don Andrés (que fué de Loyo) vino á Castilla al rey D. Alonso y le dió parte de sus negocios, y el rey lo recibió muy bien y heredó la Orden, entre otras cosas que le dió y á sus canónigos, fué á Uclés con tal condición que en él hiciese cabeza de la Orden, según se contiene en el privilegio del mismo rey D. Alonso, que entonces les dió; y así el dicho prior D. Andrés con sus canónigos se vino á Uclés é hizo su iglesia abrazando el convento de caballeros por tres partes, el de canónigos y estrechos; cuya fundación fué tan particular cuanto que resultaba la singularidad de contener caballeros estrechos, para que triforme y uniforme el edificio religioso compuesto de canónigos, caballeros estrechos y caballeros casables pudiera afirmarse por bula apostólica que era institución muy grata á Dios y muy necesaria á toda la cristiandad; y si bien en el transcurso de muchos años ya no ha sido conocida la triformidad antigua, sí se ha observado hasta principios del presente siglo y aun en época posterior á la guerra de la Independencia, que algunos caballeros de Orden en observancia estricta de lo dispuesto por establecimientos de la misma, se constituían en Santiago de Uclés á pasar el tiempo de aprobación prefijado, cumpliendo en ella como propias y peculiares para el efecto las obligaciones religiosas, siendo de cuenta del prior de Uclés las asistencias y mantenimientos para los que no tuviesen encomiendas, y obsequiarles con decoro y esplendidez para guardar en ello el rito de la Orden.

El fuero de Uclés fué dado por el rey de Castilla y su mujer la reina Doña Leonor en 1179, y en él se dice, que por ser ya villa con escuela y escolanos ó estudiantes, hijos de grandes y de los más poderosos del reino, les puso cierta ley como principal privilegio de estudiantes en villa destinada para universidad, cuya ley confirió y alabó con las demás del fuero el noble rey D. Alfonso, en Toledo el mes de Marzo de dicho año 1179, y fué estimada y   —287→   comunicada á otras universidades que después se fundaron, porque en dicho año no había otra abierta en España.

En 27 de Noviembre de 1355, fué muerto cerca de Uclés el gran maestre D. Juan García Villaguera y Padilla, habiendo también fallecido muchos años antes, 1108, los siete condes de que queda hecha relación.

En 1440 celebró Capítulo general en Uclés el trigésimocuarto maestre D. Enrique, siendo Infante, hijo del rey D. Fernando de Aragón y nieto del rey D. Juan el I de Castilla, ó hizo muchos establecimientos que se titulan del Infante.

D. Rodrigo Manrique, que fué maestre de Castilla hasta que falleció, en unión de D. Alonso de Cárdenas, que lo era de León, por estar entonces dividido el maestrazgo con condición, que el que venciese en días al otro, fuese general maestre, está enterrado en la capilla mayor de la santa iglesia del convento de Uclés, y por su fallecimiento, tuvo todo el maestrazgo el dicho D. Alonso de Cárdenas, que ya fué el cuadragésimo y último de la Orden, y como tal hizo Capítulo en Uclés, sucediendo, en la administración de la Orden, los señores reyes católicos D. Fernando y Doña Isabel, año 1499.

Muchos otros sucesos históricos pudieran indicarse con respecto á la villa de Uclés, constantes del gran cúmulo de títulos y documentos que en sus primitivos tiempos adquirió antes y después de fijarse en su suelo la cabeza de la Orden de Santiago, pero se omiten por no hacer difusa la presente Memoria, sin dejar de reseñar, cómo por ser la villa de Uclés de tan antiguo origen que en su recinto hizo la Orden de Santiago heróicos servicios á la religión y al Estado, después, en el curso de años sucesivos y por la categoría en que se hallaba continuó en encomienda, existió mesa maestral de la misma Orden, fué establecido alférez mayor del Capítulo, gobernador político y militar con pueblos adheridos á su partido, subdelegación de cruzada con jurisdicción omnímoda para el obispado, priorato y arciprestazgo de Uclés, con contaduría de hipotecas para el dicho distrito y aumento de otros varios correspondientes á la encomienda de Villaescusa de Haro, permaneciendo Uclés como situado en el suelo de la Orden, bajo la jurisdicción del Consejo de las Órdenes, como tribunal de alzada   —288→   para admitir las apelaciones en negocios judiciales y civiles, y cuya vara de Alcalde mayor correspondía igualmente á dicho supremo tribunal, en conformidad á lo que sobre el particular estaba dispuesto y mandado anteriormente. Aunque no es posible expresar en el presente tosco bosquejo el conjunto de perspectiva que ofrece la casa palacio-episcopal-prioral de Uclés para demostrar cuántas sean las ventajas que de su conservación resultarían al Estado, economizando para ello los gastos indispensables en la nueva formación de palacio, iglesia, catedral y seminario, y que de no darle destino tan propio cual le pertenece por ser el caput Ordinis, además de privarle de esta primitiva y antigua regalía, vendría, sin duda alguna, á su total ruina, con lo cual, sus pérdidas ascenderían á muchos millones; sin embargo, y por lo que puede influir la presente narración, y sin perjuicio de que por el Gobierno de S. M.1 se tomasen los informes que juzgase del caso, ya de profesores en la ciencia de arquitectura, ó ya de personas amantes de su patria, que estiman y enaltecen los monumentos históricos de la antigüedad, quienes por sí propios inspeccionarían las bellezas que encierra y contiene el citado edificio; así todo, no puede menos de reseñarse la siguiente descripción.

La referida casa-palacio está situada en la cresta de una pequeña sierrecita como parte de la en que existe el antiguo castillo que, lindando con el vecindario de Uclés, le domina por el Poniente. Su construcción, aunque de diversas edades, reune la solidez más completa por ser toda su fábrica de sillería labrada. Contiene cuatro fachadas de 330 piés cada una, reconociéndose por la de mayor antigüedad la que mira á Saliente, adornada con diez y seis balcones y quince rejas, distribuídas en cuatro órdenes, adornadas la mayor parte de unos y otras con medios relieves de cincelado mérito. La del Poniente, construída en 1679, cuenta ocho rejas bajas de magnitud más que regular; un entresuelo con otras diez y seis más pequeñas, y ocho balcones en piso principal y otros ocho en segundo. La del Mediodía, donde se halla la puerta principal, de colosal construcción y cubierta de chapalatón   —289→   dorado, pertenece al año 1775 con diez rejas bajas del piso entresuelo, veintidos balcones en principal y otros veintidos en segundo. La del Norte, que corresponde á la iglesia y capillas, cuenta ocho rejas que dan luz á la sala del Cabildo y Archivo general de la Orden por estar estas dos oficinas sobre dichas capillas. A la entrada por dicha puerta principal y zaguanete espacioso, desde luego se goza la magnífica vista que ofrece el palacio; su pavimento en cuadro, embaldosado de sillería, es de 130 piés por fachada; obtiene en su punto céntrico un grande aljibe que recibe las aguas de los cuatro ángulos que le rodean, formando en su circunferencia un ancho tránsito de 760 piés y le dan luz nueve arcos por fachada, correspondiendo sobre estos la galería del piso principal que cuenta treinta y seis balcones de hierro dados al óleo, desde la cual, y por medio de la magnífica escalera, que principiando en un solo cuerpo se divide en dos ramales á derecha é izquierda con cuarenta y cuatro escalones de 10 piés cada uno y de una pieza de sillería, ofrece comunicación y paso á las mismas habitaciones que por distritos están repartidas y á las que corresponden los balcones de Saliente, Mediodía y Poniente; habitaciones que en su tiempo fueron capaces para treinta y seis canónigos, además de las del servicio ordinario como cátedras, hospederías, comedor, cocinas, cantinas, graneros; pues que sería muy difuso describir al por menor, inclusas las dos cámaras respectivas á la dignidad episcopal-prioral, rectoral y biblioteca, adornada esta de estilo moderno y enriquecida con inmensas obras, así nacionales como extranjeras, colocadas en trescientos sesenta y un estantes distribuídos, numerados en cuatro andanadas por cada una de sus cuatro fachadas de á 36 piés de largo, teniendo fija en su parte media y alrededor de ellas una bonita baranda de hierro pintada al óleo para el más cómodo manejo de libros; en cuanto á la iglesia y sus anejos, panteón y archivos, también merece que se haga alguna aunque lacónica relación.

La Santa Iglesia de Santiago de Uclés es suntuosísima por su arquitectura, capacidad y claridad. Es de una sola nave el cuerpo de ella formando otras dos laterales el orden de las capillas que contiene, en número de ocho, á pesar de tener tres puertas principales,   —290→   dos de ellas de igual magnitud que la de que va hecha referencia, y forrada una también con plancha de latón dorado y tachonadas ambas con clavos-estrellas grandes de igual metal. Su largo hasta la principal verja del crucero es de 171 piés con más 90 desde el crucero hasta el altar mayor, que toda compone 261, y su ancho de 48 piés y el dicho crucero de 84. La indicada verja-crucero de hierro dada al óleo, es de gran valor por los adornos dorados y armas reales que la coronan, existiendo como recuerdo antiguo en una de estas capillas la silla maestral; que su estructura en forma piramidal es también de singular mérito, la cual ocupaba el Gran Maestre en la celebración de capítulos generales de la Orden y Caballería de Santiago, conservándose también de los primeros guerreros y defensores de la religión y honor patrio varios arneses, monturas, cascos y brazaletes que en su tiempo llenaron de heroicidad á la Orden.

Desde el citado crucero de la iglesia se da entrada á su capilla mayor y su pavimento de sillería es igual al de aquella, pero formando cierta gracia los óvalos de color que con simetría están colocados, encontrándose el altar mayor de mucho mérito y valor, aunque antiguo, por su dorado y preciosas pinturas sobre lienzo que existen en sus intercolumnios, y sobre todo el magnífico cuadro del santo patrón colocado sobre el tabernáculo, pintura del año 1672 de gran mérito y valor, como obra del célebre Ricci de Guevara, pintor de Cámara de S. M.

Por colaterales existen dos preciosos altares con pinturas en lienzo y esculturas en medio relieve, conservándose en el de la derecha, el que según tradición antigua trajeron el prior don Andrés y canónigos de Loyo, del monasterio que moraban junto al río Loyo, que entra en el Miño, dedicado á Nuestra Señora, con el título de su Purísima Concepción. La sacristía es muy capaz y con cajonerías dobles donde se conservan cuidadosamente y con el mayor esmero las ropas sagradas y pontificales para la celebración de los divinos oficios y donde existe intacta y como por milagro entre otras piedras de jaspe, una preciosa mesa de bruñido fino de 11 palmos de largo y 7 de ancho, de una sola banca igual á otra que también se halla colocada en la biblioteca. El coro situado en alto á los pies de la iglesia es magistral por   —291→   su preciosa sillería alta y baja de nogal bruñido con admirable facistol y de mucho precio, colocados entre barandas dos órganos recientemente construídos, y el mayor, de dos teclados. Con los citados elementos siempre y en todo tiempo se han celebrado en la Santa Iglesia todas las funciones y divinos oficios con el mayor esplendor y grandeza, oficiándose de pontifical en los días clásicos por los señores priores mitrados, y después que fueron obispos in partibus en celebración de órdenes y consagración de Santos Óleos, administrando el Santo Sacramento de la confirmación no tan solo en el priorato, si también en las vicarías de orden designadas á esta dignidad en la bula de erección, donde igualmente podía usar de pontifical, según dicha bula, como territorio propio, y en pueblos de la orden de Calatrava para solo este indicado caso; y en punto á la categoría que siempre ha gozado la Santa Iglesia de Santiago de Uclés, es de advertir que su ilustrísimo cabildo se componía de 3 dignidades y 36 canónigos: siendo de las primeras la del subprior que en Sede vacante reunía la presidencia y gobierno eclesiástico del obispado-priorato, la de sub-prior de Montalbán y la de vicario de Cora. Hay que reconocer el origen de la segunda desde el tiempo en que no estaba unida la corona de Aragón á la de Castilla hasta el casamiento de los señores Reyes Católicos en fines del siglo XV que ya tenía la orden posesiones en aquel reino, puesto que junto á Lérida y otras partes se hallaba que las poseía y cambió por el Monasterio de Junqueras; y como los progresos rápidos que había hecho la misma orden no se circunscribían á Castilla donde tenía su principal asiento, sino que se atendían á Cataluña, Aragón y Navarra; en la demarcación de territorios entre los priores de Uclés y San Marcos de León, les fué señalado el respectivo á dichos casos y correspondió á la primera todo lo de la Corona de Aragón, Nápoles, Sicilia y demás fuera del reino; y de aquí fué nombrar siempre el prior y cabildos de Uclés para la citada dignidad de sub-prior de Montalbán en la corona de Aragón, un lugarteniente que á nombre del prelado ejerciese su autoridad y demás que le correspondía sobre los caballeros de aquel reino, mediante á haber llegado á un gran número, y que pudiesen acudir en sus necesidades espirituales y con quien consultar   —292→   sus dudas sobre la inteligencia de la regla y su aplicación. Además de la categoría personal que en dignidad gozaba la Santa Iglesia de Santiago de Uclés, también merece hacerse particular memoria de los ritos antiguos que en la misma se observaban, los cuales demuestran que sus prácticas religiosas marchaban á la par con las catedrales de aquella época, traídas á la memoria en edad moderna en justo recuerdo y gratitud debida á los promovedores del culto divino en nuestra católica España; y así es, que en uno de los misales de dicha Santa Iglesia, igual al de Toledo, impreso en León año 1560, en la festividad de bendición y procesión de palmas y ramos en su propia dominica, eran muy particulares; y en otro manuscrito de Uclés, se omite el Prefacio de la bendición y á la entrada de la iglesia se canta la antífona de Nuestra Señora Tota pulchra es. En los Breviarios manuscritos de Uclés con relación al oficio de Semana Santa, ponían por tercero el evangelio de San Mateo, Ante diem festum Paschæ con una homilía del venerable Beda: uno de ellos manda omitir en completas el salmo Qui habitas desde el Jueves Santo hasta el Sábado in Albis. El Breviario de la misma orden impresa en 1552 pone en prima el símbolo Quicumque vult salvus esse y á este tenor guardaba dicha orden en Uclés otros ritos singulares en el dicho oficio de Jueves Santo; en los misales antiguos de Sevilla y Zaragoza se dice, que el no darse ósculo de paz en dicho día es una detestación del beso de Judas: Non datur pax, quia proditoris signum pacis fuit osculum. Tal vez por esta misma causa en Uclés no se decía dona nobis pacem al fin del tercero Agnus Dei sino Miserere nobis. También se leía en Uclés el Viernes Santo el Evangelio de San Juan, Egressus est Jesus; pero se leía con una homilía de San Agustín. A la bendición del cirio en el Sábado Santo se siguen doce lecciones del Antiguo Testamento y otras tantas oraciones; en varias iglesias solo se cantaban cinco, pero en Sevilla, en Astorga, Palencia y Uclés cuatro; y últimamente, en un misal manuscrito antiquísimo de Uclés, se leían prosas doctísimas y muy devotas en todos los días de la semana de Pascua de resurrección. Son dignas de leerse algunas estrofas de las que trae la feria tercera de la octava de Pascua para que se vea lo que llegó á adelantarse en España en este género de composiciones.

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Sería interminable apuntar las memorias, antigüedades y ritos observados en ella, pues se igualaba á las catedrales de primer orden de España y aun sobrepujaba en observancia estricta á otras. Las procesiones de cabildo eran muy frecuentes; las funciones del Santo Patrón, Purísima Concepción y Pascuas, llamaban por su suntuosidad la atención de los pueblos comarcanos; no menos la de Semana Santa, Consagración de óleos, Lavatorio de pobres, dándole mayor realce el gran monumento de exquisito gusto (que también se conserva), el cual está precisamente ajustada su colocación á los piés de la iglesia y ocupa más de una tercera parte del cuerpo de ella, cuya fachada principal remata cerca de sus bóvedas.

Aunque queda hecha alguna referencia del Panteón, no puede menos de ampliarse algún tanto su reseña. Se halla situado bajo la capilla mayor de la Santa Iglesia con entrada fuera de ella y aunque es profundo mediante cincuenta escalones en su bajada, goza de luz natural y de tal claridad como cualquiera otra oficina de la casa; en el cual yacen las cenizas de tantos ilustres personajes del orden, escritores antiguos, Priores y Obispos, los Pelayos ó Pay Rodriguez y Coronado, los Alfonsos, los Becerras, Apontes, Grimas, Pizaños, Negretes, Hurtados de Bermúdez, Romeros, Albornoz, Nievas, Monges, Romeros, Megías, Canos, Arias, Berenguillos, Corvalanes, Mudarras, Herreros de Guzmán, Pérez Estremera, Pérez y Lares, Sánchez Carralero, Villarejos, Ramírez de Arellano, Castillos, Monges, Coronados, Hualdes, Nietos, Navarretes, Paradas, Tamayos, Gaonoz, Rodríguez, Bierma y otros infinitos que dieron lustre á dicha orden.

También pudiera hacerse individual cronología de todos los ilustrísimos señores priores y obispos habidos en dicha casa de Santiago de Uclés; y á evitar tan difusa relación, puede afirmarse que el primer prior, D. Andrés, que vino de Loyo, lo fué perpetuo de Uclés desde 1173 á 1184, sucediéndole otros diez y siete hasta 1502 que renunció como tal perpetuo D. Álvaro López Becerra, dando principio los trienales, año 1504, por D. Antonio Ordos, y continuaron hasta el número de treinta y seis en el Ilmo. Sr. D. Juan Antonio Tamayo. Y por bula expedida en Roma por la Santidad del Papa Pío VI, en 6 de Febrero de 1794,   —294→   á instancia del señor rey D. Carlos IV, fué erigido nuevamente priorato perpetuo el de Santiago de Uclés, condecorado con título de obispo in partibus infidelium, recayendo ya esta dignidad episcopal-prioral en el Ilmo. Sr. D. Juan Antonio Tamayo, consagrado en 26 de Marzo de 1798, habiéndole sucedido los ilustrísimos señores obispos D. Antonio García, D. Sebastián Rodríguez Biezena, y por último el Ilmo. Sr. D. José Antonio García Balsalobre y Rada, que se consagró en 15 de Enero de 1832 y falleció en 3 de Noviembre de 1844.

Ya, pues, hablaremos de los archivos. El titulado como propia de pruebas de caballeros está compuesto de dos oficinas, porque la primera ó alta, como en tiempos antiguos no fuese ya capaz de obtener el gran número de procesos, fué necesario auxiliarle con otra pieza titulada la baja. La primera se compone de ciento veinte cajones numerados, distribuídos en cinco andanadas, ocupando estas las cuatro fachadas; por de antiguas pruebas se reconocen las formadas desde que se reglamentaron los establecimientos primitivos de la Orden, y es tal el cúmulo que hay de papeles, que los dichos ciento veinte cajones están los más llenos y no bajarán de ocho ó nueve arrobas cada uno. La segunda oficina del citado Archivo de pruebas se compone de ciento cincuenta cajones también numerados, y en ambas se custodian los papeles en el mejor estado por la sanidad que gozan en el sitio que ocupan; mucho vale dicho archivo si se atiende á los derechos que puedan pertenecer á las ilustres familias que contienen, así del reino como extranjeras, connaturalizadas con sus respectivos tiempos, según ya lo aseguraron el historiador Agurleta, hijo de esta casa, y también Quevedo, quienes ponderaron su gran método. Dijo el primero «que era Archivo que valía por muchos archivos». En él hemos visto las pruebas de D. Gutierre de Cárdenas, año 1501, las de varios infantes de España, y las de D. Juan de Austria.

El otro archivo titulado Magnum Chartophylacium es general de toda la Orden de Santiago, por encerrarse en él cuanto pertenece á dicha Orden así en los reinos de España como le perteneció en Sicilia; se le da entrada desde el trascoro y Sala de Cabildo. Su construcción es bonita, su colocación perfectamente   —295→   ordenada por numeración y alfabeto; contiene cuatrocientos uno cajones y reconstruídos por última vez en el año 1791, siendo prior entonces y electo obispo de Canarias el Ilmo. Sr. D. Antonio Tavira y Almazán, hijo de la misma casa, varón eminente en virtudes y en letras, que también fue después obispo de Osma y Salamanca, y de cuya sapientísima pluma hay escritos muy meritorios. Dicha reconstrucción, nacida del gran celo que dicho ilustre prelado tenía á la Orden, fué concluída en el referido año 1791, imitando á sus antiguos predecesores, quienes en el siglo XIII, cuando era aún muy corto el número de documentos y escrituras, ya destinaron el Archivo en el tesoro de la casa de Uclés como principal de la Orden, y en el que debían guardarse los papeles como las alhajas de mayor estimación; así consta de cláusula en los reglamentos que el prior de Uclés dispuso para el Hospital de las Tiendas, año de 1331; y en tal estima se hallaba el citado Archivo, que el dignísimo maestro D. Pedro González Tengo, de venerable memoria y á quien el santo rey D. Fernando llamaba amigo suyo, siendo maestre desde 1227 á 1237 hizo, entre otras cosas muy importantes, que se formasen dos tumbos ó libros y en el uno se copiasen las escrituras tocantes al reino de Castilla y Aragón y en el otro las pertenecientes al reino de León y Galicia. Para formar el de Castilla se encontró anticuario de buena inteligencia y sutil pluma, y lo dividió en cuatro libros: el primero, de privilegios rodados, delineando á su principio á los señores reyes D. Alfonso y doña Leonor de Castilla, y junto á ellos, á D. Pedro Ferrando recibiendo el castillo de Uclés; mereciendo este tumbo que años después, reconociéndole el rey Don Alonso el Sabio, le hiciese horadar para poner su real sello pendiente y así autorizarle más, por lo que el P. Mota le llama el libro horadado y en el bulario de la Orden se le dice Codex Castellæ como al otro Codex Legionis; y creciendo más el número de escrituras, se creó en 1347 una encomienda titulada de la Cámara de los privilegios, que después se ha llamado Pozorubio. En 1463 se le dió otro nuevo arreglo, y dejando en silencio otros posteriores, lo fué últimamente en el citado año de 1791 bajo la dirección del mencionado Ilmo. Sr. Tavira, en cuya ventajosa y acertada operación invirtiéronse sumas de consideración   —296→   en pago de anticuario inteligente y operarios, para el material de estantes, cajones, bronces, que á la verdad todo fué bien gastado por las ventajas que en tiempos ha proporcionado el dicho Archivo en aclaración de deslindes de heredades y derechos, ya procomunales de pueblos del suelo de la Orden, en usos de aguas y pastos para ganados, como también para fijar los verdaderos límites de jurisdicciones, necesarios y frecuentes que han sido para la formación de libros catastros en lo antiguo, y en nuestros días, la de estadística, cuadernos de riqueza territorial para contribuciones y apeos particulares de heredades, habiéndose verificado, no una sola vez, buscar y hallar en dicho archivo documentos que en el de Simancas no pudieron lograrlo.

Otro tercer archivo existe también, cual es el perteneciente á la curia eclesiástica por lo respectivo á la jurisdicción eclesiástica ordinaria de las veintiuna pilas que á ella están sujetas, entendidas del priorato de Uclés. Es inmenso el número de papeles que contiene, cuyo origen es el mismo de la propia orden y desde que se la invistió con tal carácter. Los pueblos del Obispado Priorato son regidos en lo espiritual por constituciones sinodales propias, practicadas en sínodo canónico, celebrado año de 1741 por el Ilustrísimo Señor Prior D. Diego Sanchez Carralero, aprobadas por real cédula de 25 de Noviembre de 1742 en vista de la censura que merecieron de comprenderse en ellas tanta santidad y pureza, que excede por ser laudable la obra á la misma alabanza y para su formación y reforma se tuvieron presentes los del año 1439 por D. Juan Díaz Coronado, las de D. Francisco Martínez año de 1426, las de D. Bartolomé González Villena año de 1563 y las de D. Diego Aponte y Quiñones año de 1578.

Por último y en comprobación de que sería muy oportuno y conveniente la conservación de dicho palacio, puede decirse que cuando fué extinguida la corporación canonical de Santiago de Uclés en el año 1821 y agregado dicho edificio al crédito público, por las oficinas de este ramo se mandó justipreciar para sacarlo á subasta; vinieron arquitectos á la práctica de dicha operación y nada verificaron por manifestar que para realizarla con exactitud y precisión necesitaban invertir muchos meses; por lo que y que su encargo era puramente de oficio, se retiraron sin ejecutarlo;   —297→   más sí expresaron que el valor de dicho palacio con las obras que le son adyacentes, como caballerizas, cocheras, talleres y tahona, que aunque separados existen dentro de murallas, no bajaría de 80 á 90 millones de reales, atendida la solidez de la obra y en consideración á su magnitud y elevación de fábricas y capiteles empizarrados y maderas de colosal marca y fuerza.

ISIDRO PALOMINO,
Gobernador eclesiástico de Uclés.





Este Informe vino dirigido al Director de nuestra Academia con la carta siguiente fechada en 21 de Diciembre de 1872.

Excmo. Sr. D. Antonio Benavides.

Muy señor mío y amigo de mi mayor aprecio y respeto: En el presupuesto eclesiástico que comienza á regir desde primeros de año, se ha suprimido no solo la asignación de nuestros Gobernadores eclesiásticos sino además la pequeña cantidad con que hasta hoy se ha atendido á la custodia de la Casa-Palacio y residencia episcopal de la orden de Santiago en la Villa de Uclés, provincia de Cuenca, y muy pronto se verá aquel magnífico edificio abandonado, presa de la rapacidad y el vandalismo y próximo por consiguiente á su total ruina. Para evitar este desastre no me ocurre otro medio, que propongo al Gobierno por conducto del Presidente del Tribunal Supremo, cual es, el de que se traslade á dicho edificio la comunidad de misioneros de Ultramar establecida en Ocaña. No hace mucho tiempo que fué visitado por dos religiosos de esta orden y lo encontraron con todas las condiciones necesarias para el objeto de su instituto.

Sé que V. conoce perfectamente el referido Palacio puesto que habitó V. en él durante algunos días antes de su marcha á Puerto-Rico: y con el fin de que sirva V. ayudarme en esta empresa como Caballero de la Orden, y principalmente como presidente dignísimo de la Academia de la Historia, le incluyo una memoria, escrita con mucha premura, por el actual Gobernador eclesiástico de Uclés, D. Isidro Bernardo Palomino, para que   —298→   dando conocimiento de ella, como se lo ruego encarecidamente, á tan ilustrada Corporación y del peligro que amenaza á tan suntuoso edificio, coadyuve á salvarlo con su ponderoso esfuerzo, bien apoyando el medio que propongo, ó por el que su sabiduría encuentre más acertado, á fin de que no se consuma tal desgracia para las artes y para la historia de nuestro país.

Al presidente de la Academia de San Fernando le hago igual comunicación y le remito otro manuscrito igual.

Dispense V. esta molestia en gracia del motivo que á ello me obliga y queda de V. siempre afectísimo amigo y seguro servidor Q. S. M. B., Tomás Huet.



Reduciendo á su justo valor esta carta y el Informe que la precede2, y oído el dictamen ó parecer, de su ilustre socio de número D. Fermín Caballero, la Academia acordó3 elevar al Gobierno una comunicación firmada por el Director y el Secretario, que dice así:

Excmo. Sr.:

Habiendo suprimido en el presupuesto vigente, según tiene entendido esta Academia, la pequeña cantidad con que hasta hoy se ha atendido á la custodia de la Casa-Palacio y residencia episcopal de la orden de Santiago en la villa de Uclés, provincia de Cuenca; muy pronto quedaría abandonado aquel magnífico edificio y sería presa de lamentable estrago si el Gobierno no atendiera á su conservación. Como monumento artístico es uno de los más notables de España, de grandes recuerdos históricos y muy propio, por su construcción sólida y espaciosa, para colegio de enseñanza. Urge, por tanto, adoptar alguna determinación que le libre del peligro que le amenaza. Lo cual hacemos presente á V. E. por acuerdo y en nombre de la Academia.

Dios guarde á V. E. muchos años. Madrid 24 de Febrero de 1873.- Excmo. Sr. Ministro de Fomento.



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Los sucesos radicales4 que hacía presentir esta comunicación, son harto conocidos. El colegio de enseñanza, floreciente en la que fué casa conventual de Uclés, ha dado y sigue produciendo exuberante el fruto apetecido, que se traduce no solamente por la perfecta conservación del edificio monumental, sino por la difusión de la ciencia en todos sus ramos y singularmente el histórico5.

F. F.



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