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1

Además de los mencionados cabe nombrar otras obras valiosísimas que han operado dentro de los mismos parámetros: Bade 1979; Bornay 1990; Pedraza 1991 y 1999 son casos que no pueden omitirse.

 

2

Ella misma marca muy claramente la diferencia cuando, ante la observación de Guzmán «Y usted ha gritado como... otras mujeres!...» responde: «¡Yo he gritado como ninguna... como nadie!», quedando «rígida, desventurada y suprema» (Miró 1969: 219).

 

3

La Senz'anima de La fase del rubí recuerda, sin duda, al horrible secreto que se escondía tras el velo negro en Los misterios de Udolfo, de Ann Radcliffe. El uso, no obstante, no puede ser más disímil: el regocijo de Imperatrice contrasta burlonamente con el horror que persigue a Emily durante cuatrocientas páginas en la novela gótica.

 

4

Obviamente, me enfrento a un problema de lenguaje para nombrar este fenómeno. Usar «feminidad», «masculinidad», «hombre», «mujer», etc. es absolutamente inadecuado, pues intento mostrar, precisamente, cómo esas nociones se confunden y entremezclan y, por tanto, no tienen valor denotativo alguno.

 

5

El énfasis es mío.