41
F. Bowers, Bibliography and Textual Criticism, Oxford, 1964, pág. 27; G. T. Tanselle, Textual Criticism and Scholarly Editing, en una buena síntesis, «Textual Study and Literary Judgment», págs. 325-337 (326), de las muchas páginas que tanto Bowers como el propio Tanselle han consagrado a la objetividad potencial de los dictámenes tipográficos.
42
Sobre las publicaciones más características de la escuela, la información fundamental se hallará en las fichas de W. Baker y K. Womack, Twentieth-Century Bibliography and Textual Criticism. An Annotated Bibliography, Westport, Conn.-Londres, 2000; de más grata lectura, C. Fahy, «Storia della bibliografia testuale», en Bibliografia testuale o filologia dei testi a stampa? Definizioni metodologiche e prospettive future, ed. N. Harris, Udine, 1999, págs. 23-34, con la excelente glosa de A. Stussi, «Bibliografia testuale con Conor Fahy», Belfagor, LV, núm. 327 (mayo del 2000), págs. 313-321. Utilísima la web de Neil Harris, «Analytical bibliography: the alternative prospectus», http://ihl.enssib.fr/siteihl.php?page=55&=en.
43
Con todo y con ello, quizá no sobre una palabra de cautela frente a posibles adhesiones en exceso entusiastas: la indagación más detallada y exacta de la fabricación de un libro puede no traer consigo ningún resultado aprovechable para la crítica textual, y en bastantes casos la escuela angloamericana la ha llevado a un descripcionismo inútil. Nada felices resultan, por otro lado, ciertos intentos recientes de emperifollar la meritoria bibliografía de viejo cuño revistiéndola de ínfulas teóricas y apariencias de textual bibliography, pero de hecho desconociendo las publicaciones y el pensamiento de la escuela (por ejemplo, sobre la noción de copy-text) o confundiendo operaciones tan elementales de la imprenta manual como la imposición y la impresión: así en La Corónica, XXX:2, 2002, págs. 279-315.
44
No obstante, al romanista no puede dejar de sonarle extraño que D. C. Greetham, Textual Scholarship, págs. 272-278, en una estimulante inversión de perspectivas (vid. n. 4), rotule una sección «Textual Bibliography of Manuscripts».
45
En Mélange en hommage à la memoire de Fr. Martroye, París, 1940, págs. 325-336. Toda la bibliografía al propósito se registra en M. M. Smith, «Imposition in Manuscripts: Evidence for the Use of Sense-Sequence Copying in a New Fragment», en L. L. Brownrigg, ed., Making the Medieval Book: Techniques of Production, Los Altos Hills, 1995, págs. 145-156; pero destacaré C. Bozzolo y E. Ornato, Pour une histoire du livre manuscrit au moyen âge, París, 19832 , págs. 125-212, 379-384, y L. Hellinga, «The Codex in the Fifteenth Century: Manuscript and Print», en N. Barker, ed., A Potencie of Life: Books in Society, Londres, 1993, págs. 63-88.
46
Compárese M. C. Díaz y Díaz, «Confección de códices y crítica textual», en La crítica textual y los textos clásicos, III Simposio, Universidad de Murcia, 1986, págs. 149-166, sobre la comodidad de atenerse a un modelo.
47
A. Dain, Les manuscrits, París, 19753, pág. 32; y añádase, por ejemplo, J. Vezin, «La fabrication du manuscrit», en Histoire de l'édition française, I, págs. 34-36.
48
Envío sólo a la reciente y autorizada exposición de Lotte Hellinga, «Compositors and Editors: Preparing Texts for Printing in the Fifteenth Century», Gutenberg-Jahrbuch, 2000, págs. 152-159; y a mi artículo «The earliest account of setting by forms», Studies in Bibliography, en curso de publicación. G. Bertoli, «I segni del compositore in alcune copie di tipografia di edizioni fiorentine del XVI secolo. Un po' di casistica», La Bibliofilia, XCI (1989), págs. 307-324, reputa «“arficioso” ed eccezionale il metodo per forme»; la afirmación es demostrablemente falsa y se basa en graves incomprensiones del modus operandi en la tipografía quinientista.
49
Vid. por ejemplo F. R., «Historia del texto», en M. de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, Edición del Instituto Cervantes, dirigida por F. R., Barcelona, 1998, págs. CCVI-CCX y CCXL.
50
Incluso cuando se buscaba fabricar
un gran número de copias, la
duplicación de un exemplar resultaba
un engorro y se preferían los procedimientos
en que «la mise en page est
indépendante de celle du modèle»
;
C. Bozzolo, D. Coq, D. Muzerelle
y E. Ornato, en La face caché du
livre médiéval, págs. 89-90. De la treta
de fabricar una tabula, «puis de la
rapporter chez soi et de l'appliquer
avec exactitude au texte d'un autre
exemplaire»
, hay algún buen ejemplo
en A. C. Dionisotti, «Les chapitres
entre l'historiographie et le
roman», en Titres et articulations du
texte dans les oeuvres antiques, ed. J.-C.
Fredouille et al., París, 1997, págs.
529-547 (533).