—130→
Llegan los españoles a la ciudad de la Concepción
hechos pedazos, cuentan el destrozo y pérdida de nuestra
gente, y vista la poca que para resistir tan gran pujanza
de enemigos en la ciudad había, y las muchas mujeres,
niños y viejos que dentro estaban, se retiran en la
ciudad de Santiago. Asimismo en este canto se contiene el
saco, incendio y ruina de la ciudad de la Concepción.
Tener en mucho un pecho se debría | |||
a dó el temor jamás halló posada, | |||
temor que honrosa muerte nos desvía | |||
por una vida infame y deshonrada: | |||
En los peligros grandes, la osadía | 5 | ||
merece ser de todos estimada: | |||
el miedo es natural en el prudente, | |||
y el saberlo vencer, es ser valiente. | |||
Esto podrán decir los que picaban | |||
los cansados caballos aguijando; | 10 | ||
pues tanto de temor se apresuraban | |||
que les daremos crédito aún callando; | |||
con los prestos calcaños lo afirmaban, | |||
con piernas, brazos, cuerpo ijadeando; | |||
también los araucanos sin aliento | 15 | ||
la furia iban perdiendo y movimiento. | |||
—131→ | |||
Que del grande trabajo fatigados | |||
en el largo y veloz curso aflojaron, | |||
y por el gran tesón desalentados | |||
a seis leguas de alcance los dejaron. | 20 | ||
Los nuestros, del temor más aguijados, | |||
al entrar de la noche se hallaron | |||
en la extrema ribera de Biobío, | |||
adonde pierde el nombre y ser de río. | |||
Y a la orilla un gran barco asido vieron | 25 | ||
de una gruesa cadena a un viejo pino: | |||
los más heridos dentro se metieron, | |||
abriendo por las aguas el camino; | |||
y los demás con ánimo atendieron | |||
hasta que el esperado barco vino, | 30 | ||
y con la diligencia comenzada | |||
a la ciudad arriban deseada. | |||
Puédese imaginar cuál llegarían | |||
del trabajo y heridas maltratados, | |||
algunos casi rostros no traían, | 35 | ||
otros los traen de golpes levantados: | |||
del infierno parece que salían: | |||
no hablan ni responden elevados: | |||
a todos con los ojos rodeaban; | |||
y más callando el daño declaraban. | 40 | ||
Después que dio el cansancio y torpe espanto | |||
licencia de decir lo que pasaba, | |||
dejando el pueblo atónito ya cuanto, | |||
súbito en triste tono levantaba | |||
un alboroto y doloroso llanto, | 45 | ||
que el gran desastre más solemnizaba; | |||
y al son discorde y áspera armonía | |||
la casa más vecina respondía. | |||
—132→ | |||
Quién llora el muerto padre, quién marido, | |||
quién hijos, quién sobrinos, quién hermanos; | 50 | ||
mujeres como locas sin sentido | |||
ansiosas tuercen las hermosas manos: | |||
con el fresco dolor crece el gemido, | |||
y los protestos de acidente vanos: | |||
los niños abrazados con las madres | 55 | ||
preguntaban llorando por sus padres. | |||
De casa en casa corren publicando | |||
las voces y clamores esforzados | |||
los muertos que murieron peleando | |||
y aquellos infelices despeñados: | 60 | ||
mozas, casadas, viudas lamentando, | |||
puestas las manos y ojos levantados, | |||
piden a Dios para dolor tan fuerte, | |||
el último remedio de la muerte. | |||
La amarga noche sin dormir pasaban | 65 | ||
al son de dolorosos instrumentos; | |||
mas el día venido, se atajaban | |||
con otro mayor mal estos lamentos; | |||
diciendo que a gran furia se acercaban | |||
los araucanos bárbaros sangrientos, | 70 | ||
en una mano hierro, en otra fuego, | |||
sobre el pueblo español, de temor ciego. | |||
Ya la parlera Fama pregonando | |||
torpes y rudas lenguas desataba: | |||
las cosas de Lautaro acrecentando, | 75 | ||
los enemigos ánimos menguaba: | |||
que ya cada español casi temblando, | |||
dando fuerza a la Fama, levantaba | |||
al más flaco araucano hasta el cielo, | |||
derramando en los ánimos un hielo. | 80 | ||
—133→ | |||
Levántase un rumor de retirarse, | |||
y la triste ciudad desamparalla, | |||
diciendo que no pueden sustentarse | |||
contra los enemigos en batalla: | |||
corrillos comenzaban a formarse: | 85 | ||
la voz común aprueba el despoblalla: | |||
algunos con razones importantes | |||
reprobaban las causas no bastantes. | |||
Dos varias partes eran admitidas, | |||
del temor y el amor de la hacienda; | 90 | ||
la poca gente, muertes y heridas, | |||
dicen que la ciudad no se defienda: | |||
las haciendas y rentas adquiridas, | |||
al liberal temor cogen la rienda: | |||
mas luego se esforzó y creció de modo, | 95 | ||
que al fin se apoderó de todo en todo. | |||
La gente principal claro pretende | |||
desamparar el pueblo y propio nido: | |||
el temeroso vulgo aún no lo entiende, | |||
mas tiende oreja atenta a aquel ruïdo, | 100 | ||
visto el público trato, más no atiende; | |||
que súbito, alterado y removido, | |||
de nuevo esfuerza el llanto y las querellas, | |||
poniendo un alarido en las estrellas. | |||
Quién a su casa corre pregonando | 105 | ||
la venida del bárbaro guerrero; | |||
quién aguija a la silla, procurando | |||
cincharla en el caballo más ligero: | |||
las encerradas vírgenes llorando | |||
por las calles sin manto ni escudero, | 110 | ||
atónitas, de acá y de allá perdidas, | |||
a las madres buscaban desvalidas. | |||
—134→ | |||
Como las corderillas temerosas | |||
de las queridas madres apartadas, | |||
balando van perdidas presurosas, | 115 | ||
haciendo en poco espacio mil paradas, | |||
ponen atenta oreja a todas cosas, | |||
corren aquí y allí desatinadas; | |||
así las tiernas vírgenes llorando, | |||
a voces a las madres van llamando. | 120 | ||
De rato en rato se renueva y crece | |||
el llanto, la aflicción y el alarido: | |||
tal voz hay que de súbito enmudece, | |||
reduciendo el sentir sólo al oïdo: | |||
cualquier sombra, Lautaro les parece, | 125 | ||
su rigurosa voz cualquier ruïdo, | |||
alzan la grita y corren, no sabiendo | |||
más de ver a los otros ir corriendo. | |||
Era cosa de oír bien lastimosa | |||
los suspiros, clamores y lamento, | 130 | ||
haciéndoles mayores cualquier cosa | |||
que trae de nuevo el miedo por el viento: | |||
desampara la turba temerosa | |||
sus casas, posesión y heredamiento, | |||
sedas, tapices, camas, recamados, | 135 | ||
tejos de oro y de plata atesorados. | |||
Si alguno hace protestos, requiriendo | |||
que no sea la ciudad desamparada, | |||
responde el principal: «Yo no lo entiendo | |||
ni de mi voluntad soy parte en nada.» | 140 | ||
Pero el temor un viejo posponiendo, | |||
les dice: «¡Gente vil, acobardada, | |||
deshonra del honor y ser de España! | |||
¿Qué es esto, dónde vais, quién os engaña?» | |||
—135→ | |||
No fue esta corrección de algún provecho | 145 | ||
ni otras cosas que el viejo les decía; | |||
muestran todos hacerse a su despecho | |||
y van al que más corre ya la vía. | |||
Es justo que la fama cante un hecho | |||
digno de celebrarse hasta el día, | 150 | ||
que cese la memoria por la pluma | |||
y todo pierda el ser y se consuma. | |||
Doña Mencía de Nidos, una dama | |||
noble, discreta, valerosa, osada, | |||
es aquélla que alcanza tanta fama | 155 | ||
en tiempo que a los hombres es negada: | |||
estando enferma y flaca en una cama, | |||
siente el grande alboroto, y esforzada, | |||
asiendo de una espada y un escudo, | |||
salió tras los vecinos como pudo. | 160 | ||
Ya por el monte arriba caminaban, | |||
volviendo atrás los rostros afligidos | |||
a las casas y tierras que dejaban, | |||
oyendo de gallinas mil graznidos: | |||
los gatos con voz hórrida maullaban, | 165 | ||
perros daban tristísimos aullidos, | |||
Progne con la turbada Filomena | |||
mostraban en sus cantos grave pena. | |||
Pero con más dolor doña Mencía, | |||
que dello daba indicio y muestra clara, | 170 | ||
con la espada desnuda lo impedía, | |||
y en medio de la cuesta y dellos para. | |||
El rostro a la ciudad vuelto decía: | |||
«¡Oh valiente nación, a quien tan cara | |||
cuesta la tierra y opinión ganada | 175 | ||
por el rigor y filo de la espada! | |||
—136→ | |||
»Decidme ¿qué es de aquella fortaleza | |||
que contra los que así teméis mostrastes? | |||
¿Qué es de aquel alto punto y la grandeza | |||
de la inmortalidad a que aspirastes? | 180 | ||
¿Qué es del esfuerzo, orgullo, la braveza | |||
y el natural valor de que os preciastes? | |||
¿Adónde vais, cuitados de vosotros | |||
que no viene ninguno tras nosotros? | |||
»¡Oh cuántas veces fuistes imputados | 185 | ||
de impacientes, altivos, temerarios, | |||
en los casos dudosos arrojados, | |||
sin atender a medios necesarios: | |||
y os vimos en el yugo traer domados | |||
tan gran número y copia de adversarios, | 190 | ||
y emprender y acabar empresas tales | |||
que distes a entender ser inmortales! | |||
»¡Volved a vuestro pueblo ojos piadosos, | |||
por vos de sus cimientos levantado; | |||
mirad los campos fértiles viciosos | 195 | ||
que os tienen su tributo aparejado; | |||
las ricas minas, y los caudalosos | |||
ríos de arenas de oro, y el ganado, | |||
que ya de cerro en cerro anda perdido, | |||
buscando a su pastor desconocido. | 200 | ||
»Hasta los animales, que carecen | |||
de vuestro racional entendimiento, | |||
usando de razón se condolecen, | |||
y muestran doloroso sentimiento: | |||
los duros corazones se enternecen, | 205 | ||
no usados a sentir, y por el viento | |||
las fieras la gran lástima derraman, | |||
y en voz casi formada nos infaman. | |||
—137→ | |||
»Dejáis quietud, hacienda y vida honrosa, | |||
de vuestro esfuerzo y brazos adquirida, | 210 | ||
por ir a casa ajena embarazosa | |||
a do tendremos mísera acogida: | |||
¿Qué cosa puede haber más afrentosa, | |||
que ser huéspedes toda nuestra vida? | |||
¡Volved, que a los honrados vida honrada | 215 | ||
les conviene, o la muerte acelerada! | |||
»¡Volved, no vais así de esa manera, | |||
ni del temor os deis tan por amigos; | |||
que yo me ofrezco aquí, que la primera | |||
me arrojaré en los hierros enemigos! | 220 | ||
¡Haré yo esta palabra verdadera | |||
y vosotros seréis dello testigos! | |||
«¡Volved, volved!» gritaba, pero en vano, | |||
que a nadie pareció el consejo sano. | |||
Como el honrado padre recatado, | 225 | ||
que piensa reducir con persuasiones | |||
al hijo, del propósito dañado, | |||
y está alegando en vano mil razones, | |||
que al hijo incorregible y obstinado | |||
le importunan y cansan los sermones: | 230 | ||
así al temor la gente ya entregada, | |||
no sufre ser en esto aconsejada. | |||
Ni a Paulo le pasó con tal presteza | |||
por las sienes la Jáculo serpiente, | |||
sin perder de su vuelo ligereza, | 235 | ||
llevándole la vida juntamente, | |||
como la odiosa plática y braveza | |||
de la dama de Nidos por la gente, | |||
pues apenas entró por un oïdo | |||
cuando ya por el otro había salido. | 240 | ||
—138→ | |||
Sin escuchar la plática, del todo | |||
llevados de su antojo caminaban: | |||
mujeres sin chapines por el lodo | |||
a gran priesa las faldas arrastraban: | |||
fueron doce jornadas de este modo, | 245 | ||
y a Mapochó al fin dellas arribaban: | |||
Lautaro, que se siente descansado, | |||
me da priesa, que mucho me he tardado. | |||
No es bien que tanto dél nos descuidemos, | |||
pues él no se descuida en nuestro daño, | 250 | ||
y adonde le dejamos volveremos, | |||
que fue donde dejó el alcance extraño: | |||
En muy poco papel resumiremos | |||
un gran proceso y término tamaño: | |||
que fuera necesario larga historia | 255 | ||
para ponerlo extenso por memoria. | |||
Mas con la brevedad ya profesada | |||
me detendré lo menos que pudiere, | |||
y las cosas menudas, de pasada | |||
tocaré lo mejor que yo supiere: | 260 | ||
pido que atenta oreja me sea dada, | |||
que el cuento es grave y atención requiere, | |||
para que con curiosa y fácil pluma | |||
los hechos de estos bárbaros resuma; | |||
que luego que el alcance hubo cesado | 265 | ||
volviendo al hijo de Pillán gozoso, | |||
que atrás un largo trecho había quedado, | |||
más por autoridad que de medroso, | |||
al general despachan un soldado, | |||
alojándose el campo en el gracioso | 270 | ||
valle de Talcamábida importante, | |||
de pastos y comidas abundante. | |||
—139→ | |||
Un bárbaro valiente que tenía | |||
la estancia y heredad en aquel valle, | |||
halló un indio cristiano por la vía; | 275 | ||
pero no se preciando de matalle, | |||
prisionero a su casa le traía, | |||
y comienza en tal modo a razonalle: | |||
«La vida, ¡oh miserable! quiero darte, | |||
aunque no la mereces por tu parte. | 280 | ||
»Pues que ya a la guerra tú venías, | |||
gozando del honor de los guerreros, | |||
¿por qué con las mujeres te escondías | |||
viendo a hierro morir tus compañeros? | |||
Mujer debes de ser, pues que temías | 285 | ||
tanto de alguna espada los aceros; | |||
y así quiero que tengas el oficio | |||
en todo lo que toca a mi servicio.» | |||
Mandó que del oficio se encargase | |||
que a la mujer honesta es permitido, | 290 | ||
y la posada y cena concertase, | |||
en tanto que del sueño convencido | |||
los fatigados miembros recrease: | |||
y habiéndose a su cama recogido, | |||
al mundo el Sol dos vueltas había dado, | 295 | ||
y no había el araucano despertado: | |||
sepultado en un sueño tan profundo | |||
como si de mil años fuera muerto, | |||
hasta que el claro Sol dio luz al mundo | |||
a la vuelta tercera; que despierto | 300 | ||
pidió la usada ropa, y lo segundo | |||
si estaba la comida ya en concierto: | |||
el diligente siervo respondía | |||
que después de guisada estaba fría: | |||
—140→ | |||
diciéndole también cómo había estado | 305 | ||
cincuenta horas de término en el lecho, | |||
del trabajo y manjares olvidado, | |||
con todo lo demás que se había hecho; | |||
y que el comer estaba aparejado, | |||
si del sueño se hallaba satisfecho. | 310 | ||
El bárbaro responde: «No me espanto | |||
de haber sin despertar dormido tanto; | |||
»que el cuidoso Lautaro apercebido, | |||
por hacer desear vuestra llegada, | |||
la gente en escuadrones ha tenido | 315 | ||
con tal orden y tasa castigada, | |||
que aún el sentarnos era defendido | |||
en acabando Apolo su jornada, | |||
hasta que ya los rayos de su lumbre | |||
nos daban de la vuelta certidumbre. | 320 | ||
»Si alguno de su puesto se movía, | |||
sin esperar descargo le empalaba, | |||
y aquél que de cansado se dormía | |||
en medio de dos picas le colgaba: | |||
quien cortaba una espiga, allí moría, | 325 | ||
de más de la ración que se le daba: | |||
con órdenes estrechas y precetos | |||
nos tuvo, como digo, así sujetos. | |||
»Desta suerte estuvimos los soldados | |||
más de catorce noches aguardando, | 330 | ||
las picas altas, a ellas arrimados, | |||
vuestra tarda venida deseändo: | |||
del sueño y del cansancio quebrantados, | |||
pasando gran trabajo, hasta cuando | |||
supimos que llegábades ya junto, | 335 | ||
que nos quitó el cansancio en aquel punto.» | |||
—141→ | |||
Viendo el silencio que en el valle había, | |||
le pregunta si el campo era partido | |||
el mozo dice: «Ayer antes del día | |||
salió de aquí con súbito ruïdo; | 340 | ||
afirmarte la causa no sabría; | |||
aunque por claras muestras he entendido | |||
que la ciudad de Penco torreada | |||
era del español desamparada.» | |||
Así era la verdad, que caminado | 345 | ||
habían los escuadrones vencedores | |||
hacia el pueblo español, desamparado | |||
de los inadvertidos moradores. | |||
La codicia del robo y el cuidado | |||
les puso espuelas y ánimos mayores: | 350 | ||
siete leguas del valle a Penco había | |||
y arribaron en sólo medio día. | |||
A vista de las casas, ya la gente | |||
se reparte por todos los caminos, | |||
porque el saco del pueblo sea igualmente | 355 | ||
lleno de ropa y falto de vecinos: | |||
apenas la señal del partir siente, | |||
cuando cual negra banda de estorninos | |||
que se abate al montón del blanco trigo, | |||
baja al pueblo el ejército enemigo. | 360 | ||
La ciudad yerma en gran silencio atiende | |||
el presto asalto y fiera arremetida | |||
de la bárbara furia, que deciende | |||
con alto estruendo y con veloz corrida: | |||
el menos codicioso allí pretende | 365 | ||
la casa más copiosa y bastecida: | |||
vienen de gran tropel hacia las puertas, | |||
todas de par en par francas y abiertas. | |||
—142→ | |||
Corren toda la casa en el momento, | |||
y en un punto escudriñan los rincones; | 370 | ||
muchos por no engañarse por el tiento | |||
rompen y descerrajan los cajones; | |||
baten tapices, rimas y ornamento, | |||
camas de seda y ricos pabellones, | |||
y cuanto descubrir pueden de vista, | 375 | ||
que no hay quien los impida ni resista. | |||
No con tanto rigor el pueblo griego | |||
entró por el troyano alojamiento, | |||
sembrando frigia sangre y vivo fuego, | |||
talando hasta en el último cimiento; | 380 | ||
cuanto de ira, venganza y furor ciego, | |||
el bárbaro, del robo no contento, | |||
arruïna, destroza, desperdicia, | |||
y así aún no satisface su malicia. | |||
Quién sube la escalera y quién abaja, | 385 | ||
quién a la ropa y quién al cofre aguija, | |||
quién abre, quién desquicia y desencaja, | |||
quién no deja fardel ni baratija; | |||
quién contiende, quién riñe, quién baraja, | |||
quién alega y se mete a la partija: | 390 | ||
por las torres, desvanes y tejados | |||
aparecen los bárbaros cargados. | |||
No en colmenas de abejas la frecuencia, | |||
priesa y solicitud, cuando fabrican | |||
en el panal la miel con providencia, | 395 | ||
que a los hombres jamás lo comunican; | |||
ni aquel salir, entrar y diligencia | |||
con que las tiernas flores melifican, | |||
se puede comparar, ni ser figura | |||
de lo que aquella gente se apresura | 400 | ||
—143→ | |||
alguno de robar no se contenta | |||
la casa que le da cierta ventura; | |||
que la insaciable voluntad sedienta | |||
otra de mayor presa le figura: | |||
haciendo codiciosa y necia cuenta | 405 | ||
busca la incierta y deja la segura; | |||
y llegando, el Sol puesto, a la posada, | |||
se queda por buscar mucho sin nada. | |||
También se roba entre ellos lo robado, | |||
que poca cuenta y amistad había, | 410 | ||
si no se pone en salvo a buen recado, | |||
que allí el mayor ladrón más adquiría; | |||
cuál lo saca arrastrando, cuál cargado | |||
va, que del propio hermano no se fía: | |||
más parte a ningún hombre se concede | 415 | ||
de aquello que llevar consigo puede. | |||
Como para el invierno se previenen | |||
las guardosas hormigas avisadas, | |||
que a la abundante troje van y vienen | |||
y andan en acarretos ocupadas, | 420 | ||
no se impiden, estorban, ni detienen, | |||
dan las vacías paso a las cargadas; | |||
así los araucanos codiciosos | |||
entran, salen y vuelven presurosos. | |||
Quien buena parte tiene, más no espera, | 425 | ||
que presto pone fuego al aposento; | |||
no aguarda que los otros salgan fuera, | |||
ni tiene al edificio miramiento: | |||
la codiciosa llama de manera | |||
iba en tanto furor y crecimiento, | 430 | ||
que todo el pueblo mísero se abrasa, | |||
corriendo el fuego ya de casa en casa. | |||
—144→ | |||
Por alto y bajo el fuego se derrama, | |||
los cielos amenaza el son horrendo, | |||
de negro humo espeso y viva llama | 435 | ||
la infelice ciudad se va cubriendo: | |||
treme la Tierra en torno, el fuego brama, | |||
de subir a su esfera presumiendo: | |||
caen de rica labor maderamientos | |||
resumidos en polvos cenicientos. | 440 | ||
Piérdese la ciudad más fértil de oro | |||
que estaba en lo poblado de la tierra, | |||
y adonde más riquezas y tesoro, | |||
según fama, en sus términos se encierra: | |||
¡Oh, cuántos vivirán en triste lloro, | 445 | ||
que les fuera mejor continua guerra! | |||
Pues es mayor miseria la pobreza | |||
para quien se vio en próspera riqueza. | |||
A quién diez, a quién veinte, y a quién treinta | |||
mil ducados por año les rentara: | 450 | ||
el más pobre tuviera mil de renta, | |||
de aquí ninguno de ellos abajara: | |||
la parte de Valdivia era sin cuenta, | |||
si la ciudad en paz se sustentara, | |||
que en torno la cercaban ricas venas | 455 | ||
fáciles de labrar y de oro llenas. | |||
Cien mil casados súbditos servían | |||
a los de la ciudad desamparada, | |||
sacar tanto oro en cantidad podían | |||
que a tenerse viniera casi en nada: | 460 | ||
Esto que digo y la opinión perdían | |||
por aflojar el brazo de la espada, | |||
ganados, heredades, ricas casas, | |||
que ya se van tornando en vivas brasas. | |||
—145→ | |||
La grita de los bárbaros se entona, | 465 | ||
no cabe el gozo dentro de sus pechos, | |||
viendo que el fuego horrible no perdona | |||
hermosas cuadras ni labrados techos: | |||
en tanta multitud no hay tal persona | |||
que de verlos se duela así deshechos; | 470 | ||
antes suspiran, gimen y se ofenden | |||
porque tanto del fuego se defienden. | |||
Paréceles que es lento y espacioso, | |||
pues tanto en abrasarlos se tardaba, | |||
y maldicen al Tracio proceloso | 475 | ||
porque la flaca llama no esforzaba: | |||
al caer de las casas sonoroso | |||
un terrible alarido resonaba, | |||
que junto con el humo y las centellas, | |||
subiendo amenazaba las estrellas. | 480 | ||
Crece la fiera llama en tanto grado | |||
que las más altas nubes encendía; | |||
Tracio con movimiento arrebatado | |||
sacudiendo los árboles venía; | |||
y Vulcano al rumor, sucio y tiznado, | 485 | ||
con los herreros fuelles acudía, | |||
que ayudaron su parte al presto fuego, | |||
y así se apoderó de todo luego. | |||
Nunca fue de Nerón el gozo tanto | |||
de ver en la gran Roma poderosa | 490 | ||
prendido el fuego ya por cada canto, | |||
vista sola a tal hombre deleitosa; | |||
ni aquello tan gran gusto le dio, cuanto | |||
gusta la gente bárbara dañosa | |||
de ver cómo la llama se extendía, | 495 | ||
y la triste ciudad se consumía. | |||
—146→ | |||
Era cosa de oír dura y terrible | |||
de estallidos el son y grande estruendo; | |||
el negro humo espeso e insufrible, | |||
cual nube en aire, así se va imprimiendo: | 500 | ||
no hay cosa reservada al fuego horrible, | |||
todo en sí lo convierte, resumiendo | |||
los ricos edificios levantados | |||
en antiguos corrales derribados. | |||
Llegado al fin el último contento | 505 | ||
de aquella fiera gente vengativa, | |||
aún no parando en esto el mal intento, | |||
ni planta en pie, ni cosa dejan viva. | |||
El incendio acabado, como cuento, | |||
un mensajero con gran priesa arriba | 510 | ||
del hijo de Leocán, y su embajada | |||
será en el otro canto declarada. |