De arte: locución equivalente a de manera.
Discante: según el Diccionario de la Academia es: tiple, 2.ª acepción, de guitarrita, de voces muy agudas, y también: concierto de música, especialmente de instrumentos de cuerda. Aquí parece debe aplicarse la primera acepción.
Malos siniestros: siniestro es sustantivo equivalente a hábito, inclinación. Tanto en este pasaje como en las páginas 25 y 46 la palabra siniestro suple exactamente el sentido de hábito siniestro, vicio y mala costumbre.
Aceptísimo: muy agradable y digno de ser recibido.
Lacerar: padecer, reducir a miseria y pobreza o a grandes trabajos. Aparecen también con igual sentido lacerada, en la página 75, y lacerados, en la página 78.
Basquiña: saya, por lo común negra.
Acuitar: poner en cuita o apuro.
Siniestros: véase nota de página 16.
Artificio primo: esto es, primoroso o delicado.
Despojos: el autor mismo declara el sentido: ganancias obtenidas por contratación o por especulación comercial.
Granjear: véase nota de página 69.
Desvolver: remover, en el sentido de arar la tierra, mullirla, trabajarla.
Endurar: apretar, escatimar, guardar avaramente.
De más altos: de más órdenes de hilos. El brocado de tres altos tiene, según Covarrubias, el fondón, la labor, y sobre ésta el escarchado como anillejos pequeños.
Cuera: vestidura corta de cuero, que se usaba encima del jubón.
Grande familia: es evidente que aquí en el concepto de familia se incluye la servidumbre.
Pebete: preparado aromático. De donde pebetero, vasija adecuada para quemar perfumes.
Cazoleta: ungüentario, vasija aplanada para contener substancias de afeite.
Enrubiar: dar color rubio al pelo.
Vasera: estuche para vaso de cristal.
Sinietros: véase nota de página 16.
Pegujar: corta porción de tierra de siembra. Dícese también pegujal o peculio.
Minero: mina o veta subterránea. Es usado aquí en sentido figurado.
Granjería: Véase nota de página 89.
Cadira: silla.
Terrero: lugar donde se tiraba al blanco con ballesta, por el montículo de tierra donde se embotaban las flechas.
Arañuelo: red fina para la caza de avecillas.
Lueñe: lejos.
Gañán: mozo de labranza. Sin el sentido despectivo con que hoy suele usarse.
Inficionar, y en otros pasajes inficionan, inficiona (pág. 63 y 70, respectivamente): Infeccionar o infectar.
Inficionan: véase nota precedente.
Granjear, y en otros pasajes granjería (págs. 62, 78 y 77), granjea, granjero y nuevamente granjear (pág. 74), granjera (págs. 75 y 84): adquirir, ahorrar caudal y sus derivados en el sentido de administrar la hacienda y hacerla productiva por medio de trabajo y del ahorro: laborioso, laboriosa, laboriosidad. No obstante, en la página 34 granjea parece el equivalente de comerciar, especular.
Tortera: rodaja para retorcer la hebra en el huso.
Lijo, cieno, limo.
Inficiona: véase nota de página 61.
Rejalgar: mineral compuesto de arsénico y azufre, muy venenoso. Aquí se le cita como metáfora opuesta al concepto de regalo o deleite.
Lináloe: áloes (lignum áloes), planta medicinal.
Granjería: véase nota de página 69.
Granjea: véase nota de página 69.
Granjera: véase nota de página 69.
Laurada: véase nota de página 19.
Lacerados: véase nota de página 19.
Mandarlos hían: forma anticuada del potencial simple con interposición del pronombre los: por los mandarían.
Remedio, remediar: en el texto de LA PERFECTA CASADA viene a significar, con respecto a las domésticas, darles estado, establecerlas o emanciparlas al dejar el servicio. Ya se citó el concepto de la página 54.
Granjera: véase nota de página 69.
Afeite, afeitar: en este concepto, que se repite a lo largo de todo este capítulo XII, se comprenden todos los artificios del tocador de las mujeres, y aun de los hombres.
Solimán: sublimado corrosivo, que entraba en la composición de los tintes para el cabello.
Redomillos: frasquitos de perfumes y afeites.
Botos de vista: romos o torpes de vista, esto es, afectados de miopía.