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Inscripciones inéditas de Arcos y Jerez de la Frontera

Fidel Fita Colomé (S.I.)





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Nuestro correspondiente en Jerez de la Frontera, D. Agustín Muñoz y Gómez, está preparando la edición completa de las Inscripciones Jerezanas, en número de 290.

Remite á nuestra Academia esmerada copia que ha hecho de la colección de artículos escritos por D. Victorio Molina, el cual lós publicó bajo el seudónimo de Justo en el Semanario El Arcobricense (números 34-38) á mediados de 1891. La colección se titula Inscripciones de Arcos de la Frontera. La parte romana es muy deficiente; porque de las cuatro inscripciones (1362-1365), reseñadas por Hübner, no conoce el autor sino dos (1362, 1364), en cuya explicación desfallece también, mal aconsejado de rutinarios intérpretes.

Hübner, 1362, 13641:

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Inscripción romana

Genio municipii sacrum. L(ucius) Caeciliu[s] Attariu[s] ob honor[em] sevir(atus) d(onum) d(at).



Consagrado al Genio del municipio. Lucio Cecilio Attario por el honor del sevirado le ofrece un donativo.



En las caras laterales del ara el donativo está figurado por una palma, que sería de plata, como la ofrecida al Genio del municipio de la betúrica Nertóbriga2.

Inscripción romana

Calpurniae Q(uinti) f(iliae) Gallae, d(ecreto) d(ecurionum) et populi, Clodia, C(ai) f(ilia), mater, honore usa, impensam remisit.



Á Calpurnia Gala, hija de Quinto, por decreto de los decuriones y del pueblo erigióse este monumento. Su madre Clodia Optata, hija de Cayo, contentándose del honor, sufragó los gastos que tocaban al municipio.



En la pared de una de las parroquias de Arcos copió Ponz, hace un siglo, la inscripción sepulcral (1365) de Calpurnia Camila, que el Sr. Molina pasa por alto é importaría reconociese, así como la del sevir augustal Terencio Herófilo, que en 1869 se   —275→   veía (1363) en la bodega de D. Manuel Vidal, calle del Socorro, número 12.

La parte más notable y realmente provechosa de los artículos publicados por el Sr. Molina es la referente al descubrimiento de una inscripción inédita, perteneciente á la época visigoda.

Inscripción romana

Bulgárico siervo de Dios vivió sesenta años poco más ó menos. Dejó esta vida en paz á 25 de Mayo de la era 600 (año 562).



En la 1.ª línea están atadas FAMV; en la 2.ª, AN; en la 3.ª, LX, CE, SI; en la 4.ª, CE, KL; en la 5.ª, RA.-La D numeral de la era toma la forma ∂. Cuatro inscripciones andaluzas3 discurren por igual estilo ó forma gramatical. La L numeral es figurada por < en todas estas inscripciones.

No apunta el Sr. Molina las dimensiones de esta lápida sepulcral. La descubrió (23 Julio, 1890) en la extensa heredad, plantada de olivos, que poseen los Sres. Núñez de Predio, dentro del término y al Oriente de Arcos. Llámase el predio, desde tiempo inmemorial, Santíscar; y en su cerco descubrió asimismo tan feliz explorador aquel mismo día dos preciosos mosáicos. «En el primero las piedrecitas, cuyo tamaño no excede de un centímetro cúbico, van formando con sus lindos colores, en los que domina el azul y el rojo, hermosas y complicadas cenefas, angulosas guarniciones y caprichosos dibujos; las partecitas del segundo son mayores y blancas, reinando en él la más severa uniformidad en el tamaño y color.»

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Multitud de piedras de construcción, tejas y ladrillos sin cuento, diseminados á flor de tierra; prolongadas calles de cimientos que cruzan el hondo suelo; numerosos muros ó lienzos de paredones más ó menos salientes, bastan por sí solos á demostrar que en aquel paraje el silencio de la desolación ha sucedido al bullicioso tumulto de apiñadas y bien pobladas habitaciones. «En la gavia abierta al pie del vallado que marca los límites de la propiedad, se ve en una extensión de 20 á 25 metros una línea de antiguos sepulcros, formados de ladrillo y piedra, perfectamente orientados y cortados á bisel por los constructores de la zanja.» Entre aquellos sepulcros pareció el de Bulgárico, con su tapa ó losa epigráfica, ocupando el centro de un cementerío vastísimo que se tiende por fuera de la heredad á la sombra de gigantescas palmeras, y penetra en ella por aquel mismo lado al abrigo de pacíficos olivares. Al plantarse no há mucho tiempo, algunas estacas de olivas tropezaron los instrumentos de labor con sepulturas iguales á las anteriores, algunas de ellas con inscripciones, que volvieron á cubrirse de tierra.

El Sr. Molina, por carta que me ha dirigido en su nombre el Sr. Muñoz4, nos promete seguir el curso de sus exploraciones en aquel campo tan feraz de monumentos arqueológicos. No dudo que la Academia querrá tener á bien significarle su agrado por tan laudables propósitos, y confiarle la revisión del ara cristiano-visigótica5, que está metida en un lado de la puerta principal de la iglesia parroquial de Bornos, y contuvo reliquias de los cuerpos de los santos mártires Tomás y Dionisio, Cosme y Damián, Sebastián, Afra y Sabas:

Ara cristiano-visigótica

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Si el ara se arrancare de su lugar para devolverse á él, probarblemente descubrirán inscripciones laterales que nos digan el nombre del prelado consagrante y la fecha, que no debieron omitirse; como lo prueban las que Pimenio, obispo de Medinasidonia, consagró (años 632 y 662) en su propia ciudad y en Alcalá de los Gazules6.

Al progreso de la ciencia no menos ha de importar el que se abra de nuevo el suelo, plantel ahora de tiernos olivos, que encierra y esconde algunas sepulturas epigráficas, compañeras de la de Bulgárico. Tal vez por este nombre se indica la patria del finado († 25 Mayo, 562), ó cierta memoria de sus mayores; bien sea porque naciese Bulgárico cabe las márgenes del Pruth y del Danubio, ó porque de allí salieron sus antepasados con el enjambre de la nación visigoda á invadir el imperio de Occidente.


Con la copia de los artículos publicados por el Sr. Molina nos envía D. Agustín Muñoz y Gómez el que titula «calco del magnífico trozo de lápida cristiana del siglo IV, procedente de la viña de Higuerón, cerca de la Mesa de Hasta, que se halla en Jerez de la Frontera, en la casa de D. Juan de Lassaleta y Salazar, calle de San Miguel, número 14.» Añade que este fragmento «está en uno de los jardines de la casa junto al umbral de una puerta, y que mide 0,77 m. de ancho. La altura mayor es de 0,45 m. y la menor de 0,35 m.

Yo ví, seis años há, aquella laja sombreada de claveles y rosas, en el mismo sitio que hoy tiene; y supe de labios del señor Lassaleta, su propietario, que la inscripción toda entera y sin fractura se encontró en el predio del Higuerón, distante un cuarto de legua al Oriente de las ruinas de Hasta Regia (Mesas de Hasta) en el término de Jerez. Los labradores que la sacaron á luz la rompieron, y dejaron enterrado el fragmento superior en un hoyo, á pocos pasos del camino que sube al emplazamiento de Hasta   —278→   Regia. Ahora me notifica que sus esfuerzos para puntualizar el paraje y proceder á una excavación en regla han resultado inútiles.

El fragmento preservado de la ocultación ó destrucción es de mármol blanco, con letras grandes y hermosísimas, sin puntos de separación entre los vocablos, y á buena cuenta de la época Teodosiana. Las cuatro primeras letras del primer renglón han padecido tanto de la rotura, que sólo dejan aparecer sustrazos inferiores:

Fragmento de una inscripción

Vita dedit vitam, Sacra victum, Romaque nomen; Sic Unus Triplex donet adire polum.



(El que es) Vida (esencial y eterna) le dió la vida; los sagrados (misterios del altar) alimento; y Roma el nombre que tuvo. Así el (que es) Uno y Trino le done el ir al cielo.



El monumento era, sin duda, el epitafio de un magnate cristiano ortodoxo, llamado Romano, probablemente magistradode la ciudad, que murió habiendo recibido el sacramento de la Eucaristía.

Los primeros incisos del hexámetro aluden á varios textos del evangelio de San Juan7, y el último quizás incluye la profesión de fe católico-romana. En el pentámetro el vocablo triplex no se ajusta á la rigidez teológica; pero se encuentra usado con igual latitud por Draconcio, que escribió por aquel tiempo, morando cabalmente en la Bética8:

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«Solus in aeternum Deus est regnator et auctor;
Virtus trina Deus; triplex Deus omnis et unus.»



No ignoro que Vita fué ciudad episcopal de la Mauritania Cesariense, y que Sacra puede referirse á varias localidades; pero sería rara casualidad que coincidiesen la explicación religiosa y la geográfica; ni ésta se puede, á mi juicio, seguir, mientras no la imponga el resto de la inscripción, que yace tristemente perdido ú oculto bajo la tierra.





Madrid, 26 de Mayo de 1893.



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