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Tres episodios mexicanos y Siluetas de la Lotería Nacional de México

Manuel Payno

Vicente Riva Palacio

Victoriano Salado Álvarez



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ArribaAbajoXicotencatl

Vicente Riva Palacio


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Atravesaba el pequeño ejército de Hernán Cortés la soberbia muralla de Tlaxcala que defendía la frontera oriental de aquella indómita República.

Los soldados se detenían mirando con asombro aquel monumento gigantesco, que según la expresión de Prescott (tan alta idea sugería del poder y fuerza del pueblo que le había levantado).

Pero aquel paso, aquella fortaleza cuya custodia tenían encargada los otohomís, estaba entonces desguarnecida. El general español se puso a la cabeza de su caballería, e hizo atravesar por allí a sus soldados, exclamando lleno de fe y entusiasmo: (Soldados, adelante, la Cruz es nuestra bandera, y bajo esta señal venceremos): y los guerreros españoles hollaron el suelo de la libre República de Tlaxcalan.

El ejército español y sus aliados los Zempoaltecas ordenadamente; Cortés con sus jinetes llevaba la vanguardia; Zempoaltecas la retaguardia. Aquella columna atravesando la desierta llanura, parecía una serpiente monstruosa con la cabeza guarnecida de brillantes escamas de acero, y el cuerpo cubierto de pintadas y vistosas plumas.

Cortés caminaba pensativo: el tenaz fruncimiento de su entrecejo, indicaba su profunda meditación: mil encontradas ideas y mil desacordes pensamientos debían luchar en el alma de aquel osado capitán, que con un puñado de hombres se lanzaba a acometer la empresa más grande que registra la historia en sus anales.

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Reinaba el silencio más profundo en la columna, y sólo se escuchaba el ruido sordo y confuso de las pisadas de los caballos.

De cuando en cuando, Cortés se levantaba sobre los estribos y dirigía ardientes miradas, como intentando descubrir algo a lo lejos: así permanecía algunos momentos, nada alcanzaba a ver, y volvía silenciosamente a caer en su meditación.

¿Qué esperaba, qué temía aquel hombre que procuraba así sondear los dilatados horizontes? -Esperaba la vuelta de sus embajadores: temía la resolución del gobierno de la República de Tlaxcala.

Cuando Cortés determinó pasar con su ejército a la capital del imperio de Motecuzóma, vaciló sobre el camino que debía llevar; era su intención dejar a un lado la República de Tlaxcala y tomar el camino de Cholula, país sometido al imperio de México y en donde esperaba encontrar favorable acogida, por las relaciones de amistad que le unían ya con el emperador Motecuzóma.

Pero sus aliados los Zempoaltecas le aconsejaron otra cosa. Tlaxcala era República independiente y libre; sus hijos, belicosos e indomables, no habían consentido nunca el yugo del imperio Azteca, vencedores en las llanuras de Poyauhtlan: vencedores de Axayacalt, y vencedores después de Motecuzóma, el amor a su patria les había hecho invencibles y les constituía irreconciliables enemigos de los mexicanos: los Zempoaltecas aconsejaron a Cortés que procurase hacer alianza con los de Tlaxcala, abonando encarecidamente el valor y la lealtad de aquellos hombres.

Comprendió Cortés que sus aliados tenían razón, y tomó decididamente el camino de Tlaxcala, enviado delante de sí como embajadores a cuatro Zempoaltecas para hablar al senado de Tlaxcala, con un presente marcial que consistía en un casco de género carmesí, una espada y una ballesta, y portadores de una carta en la que encomiaba el valor de los Tlaxcaltecas, su constancia y su amor a la patria, y concluía proponiéndoles una alianza con objeto de humillar y castigar al soberbio emperador de México.

Los embajadores partieron, Cortés continuó su camino, atravesó la gran muralla tlaxcalteca y penetró en el terreno de   —9→   la República, sin que aquellos hubieran vuelto a dar noticia de su embajada.

El ejército español avanzaba con rapidez; el general seguía cada momento más inquieto: por fin no pudo contenerse, puso al galope su caballo, y una partida de jinetes le imitó, y algunos peones aceleraron el paso para acompañarles; así caminaron algún tiempo explorando el terreno: de repente alcanzaron a ver una pequeña partida de indios aislados que echaban a huir cuando vieron acercarse a los españoles: los jinetes se lanzaron en su persecución, y muy pronto alcanzaron a los fugitivos; pero éstos, en vez de aterrorizarse por el extraño aspecto de los caballos, hicieron frente a los españoles y se prepararon a combatir.

Aquel puñado de valientes hubiera sido arrollado por la caballería, si en el mismo momento un poderoso refuerzo no hubiera aparecido en su auxilio.

Los españoles se detuvieron, y Cortés envió uno de su comitiva para avisar a su ejército que apresurase la marcha. Entretanto los indios disparando sus flechas se arrojaron sobre los españoles, procurando romper sus lanzas y arrancar a los jinetes de los caballos; dos de éstos fueron muertos en aquella refriega, y degollados para llevarse las cabezas como trofeos de guerra.

Rudo y desigual era el combate, y mal lo hubieran pasado los españoles que allí acompañaban a Cortés, a no haber llegado en su socorro el resto del ejército: desplegose la infantería en batalla, y las descargas de los mosquetes y el terrible estruendo de las armas de fuego que por primera vez se escuchaban en aquellas regiones, contuvieron a los enemigos que retirándose en buen orden y sin dar muestra ninguna de pavor, dejaron a los cristianos dueños del lugar del combate.

Sobre aquel terreno se detuvieron los españoles, acampando, como señal del triunfo, sobre el mismo campo de batalla.

Dos enviados tlaxcaltecas y dos de los embajadores de Cortés se presentaron entonces para manifestar, en nombre de la República, la desaprobación del ataque que habían recibido los españoles, y ofreciendo a éstos que serían bien recibidos en la ciudad.

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Cortés creyó o fingió creer en la buena fe de aquellas palabras: cerró la noche y el ejército se recogió, sin perder un momento la vigilancia.

Amaneció el siguiente día, que era el dos de Setiembre de 1519, y el ejército de los cristianos, acompañado de tres mil aliados, se puso en marcha, después de haber asistido devotamente a la misa que celebró uno de los capellanes.

Rompían la marcha los jinetes, de tres en fondo, a la cabeza de los cuales iba como siempre el donado Cortés.

No habían avanzado aún mucho terreno, cuando salieron a su encuentro los otros dos Zempoaltecas, embajadores de Cortés, anunciándole que el general Xicoténcatl les esperaba con un poderoso ejército y decidido a estorbarles el paso a todo trance.

En efecto, a pocos momentos una gran masa de tlaxcaltecas se presentó blandiendo sus armas y lanzando alaridos guerreros.

Cortés quiso parlamentar, pero aquellos hombres nada escucharon, y una lluvia de dardos, de piedra y de flechas, vino a rebotar, como única contestación, sobre los férreos arneses de los españoles.

(Santiago y a ellos), gritó Cortés con ronca voz, y los jinetes bajando las lanzas arremetieron a aquella cerrada multitud.

Los Tlaxcaltecas comenzaron a retirarse: los españoles, ciegos por el ardor del combate, comenzaron a perseguirlos, y así llegaron hasta un desfiladero cortado por un arroyo, en donde era imposible que maniobrase la artillería ni los jinetes.

Cortés comprendió lo difícil de su situación, y con un esfuerzo desesperado logró salir de aquella garganta y descender a la llanura.

Pero entonces sus asombrados ojos contemplaron allí un ejército de Tlaxcaltecas, que su imaginación multiplicaba: era el ejército de Xicoténcatl que esperaba con ansia el momento del combate.

Sobre aquella multitud confusa se levantaba la bandera del joven general; era la enseña de la casa de Tittcala, una garza sobre una roca, y las plumas y las mallas de los combatientes,   —11→   amarillas y rojas, indicaban también que eran los guerreros de Xicoténcatl.

Sonaron los teponaxtles, se escuchó el alarido de guerra y comenzó un terrible combate.

Era Xicoténcatl, el jefe de aquel ejército, un joven hijo de uno de los ancianos más respetables entre los que componían el senado de Tlaxcala.

De formas hercúleas, de andar majestuoso, de semblante agradable, sus ojos negros y brillantes parecían penetrar, en los momentos de meditación del caudillo, los oscuros misterios del porvenir, y sobre su frente ancha y despejada no se hubiera atrevido a cruzar nunca un pensamiento de traición, como un pájaro nocturno no se atreve nunca a cruzar por un cielo sereno y alumbrado por la luz del día.

Xicoténcatl era un hermoso tipo, su elevado pecho estaba cubierto por una ajustada y gruesa cota de algodón sobre la que brillaba una rica coraza de escamas de oro y plata; defendía su cabeza un casco que remedaba la cabeza de una águila cubierta de oro y salpicada de piedras preciosas, y sobre el cual ondeaba un soberbio penacho de plumas rojas y amarillas: una especie de tunicela de algodón bordada de leves plumas también, rojas y amarillas, descendía hasta cerca de la rodilla; sus nervudos brazos mostraban ricos brazaletes, y sobre sus robustas espaldas descansaba un pequeño manto, formado también de un tejido de exquisitas plumas.

Llevaba en la mano derecha una pesada maza de madera erizada de puntas de itztli, y en el brazo izquierdo un escudo, en el que estaban pintadas como divisa las armas de la casa de Tittcala, y del cual pendía un rico penacho de plumas. Xicoténcatl, con ese fantástico y hermoso traje hubiera podido tomarse por uno de esos semidioses de la Mitología griega: todo el ejército Tlaxcalteca le obedecía, y era él el alma guerrera de aquella República, la encarnación del patriotismo y el valor; y era él, el que despreciando las fabulosas consejas que hacían de los españoles divinidades invencibles o hijos del sol, conducía las huestes de la República al encuentro de aquellos extranjeros, despreciando los cobardes consejos del viejo Mexixcatzin que quería la paz con los cristianos, y sin intimidarse   —12→   de que éstos manejaban el rayo y caminaban sobre monstruos feroces y desconocidos.

El choque fue terrible: un día entero duró aquel combate, y Xicoténcatl, que había perdido en él ocho de sus más valientes capitanes, tuvo que retirarse, pero sin creer por esto que había sido vencido, y esperando el nuevo día para dar una nueva batalla.

Cortés recogió sus heridos, y sin perdida de tiempo continuó su marcha hasta llegar al cerro de Tzompatchtepetl, en cuya cima un templo le prestó asilo para el descanso de aquella noche.

Los soldados cristianos y sus aliados celebraban la victoria. Cortés comprendió lo efímero del triunfo. La inquietud devoraba su pecho.

Se dio un día de descanso a las tropas.

Xicoténcatl acampó también muy cerca de Cortés, y se preparaba, lo mismo que los españoles, a combatir de nuevo.

Sin embargo, el general español quiso probar aún la benignidad y los medios de conciliación, enviando nuevos embajadores a proponer a Xicoténcatl un armisticio.

Los embajadores volvieron con la respuesta del joven caudillo: era un reto a muerte y una amenaza de atacar al siguiente día los cuarteles.

Cortés reflexionó que su situación era comprometida, y decidió salir a buscar en la mañana siguiente a los Tlaxcaltecas.

Brilló la aurora del 5 de Setiembre de 1519. El sol apareció después puro y sereno, y a su luz comenzaron a desfilar peones y jinetes.

Su marcha era ordenada y silenciosa, el combate de un momento a otro, y todos sabían ya que su valeroso general los llevaba a atacar resueltamente al campamento del ejército de Xicoténcatl.

Apenas habrían caminado un cuarto de legua, cuando aquel ejército apareció a su vista en una extendida pradera.

El espectáculo era sorprendente.

Un océano de plumas de mil colores que ondulaban a merced del fresco viento de la mañana, y entre el que brillaban como las fosforescencias del mar en una noche tempestuosa,   —13→   los arneses de oro y plata y las joyas preciosas de los cascos de los guerreros Tlaxcaltecas heridos por la luz del nuevo día.

En el horizonte, perdiéndose entre la bruma las banderas y pendones de los distintos caciques Othomis y Tlaxcaltecas, y dominándolo todo, orgullosa, el águila de oro con las alas abiertas, emblema de la indómita República.

Al presentarse el ejército de Cortés, aquella multitud se estremeció y un espantoso alarido atronó los vientos, y los ecos de las montañas lo repitieron confusamente.

El monótono sonido de los teponaxtles contestó aquel alarido de guerra: los guerreros indios se agitaron un momento, y después, como un torrente que se desborda, aquella muchedumbre se lanzó sobre los españoles.

No hubo uno solo de aquellos valientes pechos castellanos, que no sintiera un estremecimiento de pavor.

El ejército de Xicoténcatl avanzaba rápidamente levantando un inmenso torbellino de polvo, que flotaba después sobre ambos ejércitos, como un dosel, al través del cual cruzaban tristes y amarillentos los rayos del sol.

Aquella era una hirviente catarata de hombres de armas, de plumas, de joyas y de estandartes.

Levantose un rugido como el de una tempestad: los gritos de los combatientes que se miraban a cada momento más cerca, se mezclaban con el estrépito da las armas de fuego, el silbido de las flechas, los sonidos de los teponaxtles y de los pífanos y de los atabales.

Los dos ejércitos se encontraron, y se estrecharon y se enlazaron como dos luchadores.

Pasó entonces una escena espantosa, indescriptible.

Ni los caballeros ni los infantes podían maniobrar.

Se escuchaban los golpes sordos de los aceros de los españoles sobre el desnudo pecho de los indios, y como el ruido del granizo, que azota una roca, el golpe de las flechas sobre las armaduras de hierro de los soldados de Cortés.

Aquella carnicería no puede ni explicarse ni comprenderse.

Las balas de los cañones y de los arcabuces se incrustaban   —14→   en una espesa muralla de carne humana, y la sangre corría como el agua de los arroyos.

Era una especie de hervor siniestro de combatientes que se enlazaban y desaparecían unos bajo de los pies de los otros, para convertirse en fango sangriento.

La traición vino en ayuda de los españoles, y un cacique de los que militaban a las órdenes de Xicoténcatl huyó llevándose diez mil combatientes, y la victoria se decidió por los cristianos.

El pueblo y el senado de Tlaxcala se desalentaron con la derrota. Xicoténcatl sintió en su corazón avivarse el entusiasmo y el amor o la patria.

Las almas grandes son como el acero: se templan en el fuego.

Xicoténcatl contaba con el sacerdocio, y los sacerdotes dijeron al pueblo y al senado que los cristianos, protegidos por el sol, debían ser atacados durante la noche.

Y el pueblo y el senado creyeron.

Llegó la noche, y Xicoténcatl condujo sus huestes al ataque de los cuarteles de los españoles.

Cortés velaba, y entre las sombras miró las negras masas del ejército Tlaxcalteca que se acercaban, y puso en pie a sus soldados.

Xicoténcatl llegó hasta el campo atrincherado de los españoles, un paso los separaba ya, cuando repentinamente una faja de la luz roja ciñó el campamento, y el estampido de las armas de fuego despertó el eco de los montes.

Los Tlaxcaltecas atacaban con furor: pero en esta vez como en otras, los cañones y los arcabuces dieron la victoria a Cortés.

El senado de Tlaxcalan culpó la indomable constancia del joven caudillo, y le obligó a deponer las armas.

Los españoles entraron triunfantes a Tlaxcalan.

El águila de aquella República lanzó un grito de duelo y huyó a las montañas.

El senado de la República, que nada había hecho en favor de la independencia de la patria, temeroso del enojo de los conquistadores, destituyó al joven caudillo; pero el espíritu grande de Hernán Cortés sintió lo profundamente ingrato de la   —15→   conducta del senado, e interpuso su valimiento para que Xicoténcatl fuese restituido en sus honores.

Eran los primeros días de Marzo de 1521. Cortés volvía sobre la capital del imperio Azteca, de donde había salido fugitivo y casi derrotado en la célebre noche triste, con un ejército poderoso compuesto de españoles y aliados, como se llamaban a los naturales del país.

En las filas de los Tlaxcaltecas circulaban noticias alarmantes. Xicoténcatl había desaparecido del campo, y según la opinión general, aquella separación era provenida del mal trato que los españoles daban a sus aliados, y sobre todo del odio que Xicoténcatl profesaba a esta alianza.

Diose la orden para que los Tlaxcaltecas se dirigieran para Tlacopan con objeto de comenzar las operaciones del sitio, y los Tlaxcaltecas emprendieron el camino, dejando a la ciudad de Texcoco, en donde sin saber para quién, pero con gran terror, habían visto preparar una grande horca.

Estamos en Texcoco.

El sol se ponía detrás de los montes que forman como un engaste a las cristalinas aguas del lago: la tarde estaba serena y apacible.

Por el camino de Tlaxcalan llegaba un grupo de peones y jinetes conduciendo en medio de sus filas a un prisionero, que caminaba tan orgullosamente como si él viniera mandando aquella tropa.

Atravesaron sin detenerse algunas de las calles de la ciudad, y se dirigieron sin vacilar a la grande horca colocada cerca de la orilla del lago.

El prisionero miró la horca; comprendió la suerte que le esperaba, pero no se estremeció siquiera.

Porque aquel hombre era Xicoténcatl, y Xicoténcatl no sabía temblar ante la muerte.

Los españoles le notificaron su sentencia: debía morir por haber abandonado sus banderas, por haber dado este mal ejemplo a los fieles Tlaxcaltecas.

Xicoténcatl, que comenzaba ya a comprender el español, contestó la sentencia con una sonrisa de desprecio.

Entonces se arrojaron sobre él y le ataron.

La pálida y melancólica luz de la luna que se ocultaba   —16→   en el horizonte, rielando sobre la superficie tranquila de la laguna, alumbró un cuadro de muerte.

El caudillo de Tlaxcala, el héroe de la independencia de aquella República, espiraba suspendido de una horca, al pie de la cual los soldados de Cortés le contemplaban con admiración.

A lo lejos, algunos Tlaxcaltecas huían espantados, porque aquel era el patíbulo de la libertad de una nación.

Vicente Riva Palacio.



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ArribaAbajoLa sevillana

Manuel Payno y Flores


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Tomado de «El Libro Rojo»



ArribaAbajo- I -

La tempestad


En una hermosa tarde del mes de Octubre del año 1550, una barca pequeña se desprendió del embarcadero de Veracruz y se hizo mar afuera. Iban en ella dos bogas, un viejo piloto manejando el timón, y un grueso personaje vestido con un largo gabán o pellica oscura, y un sombrerillo arriscado sin plumaje alguno, al estilo de los que usaban los que no se consideraban como hijodalgos. Cuando hubieron pasado los arrecifes, el piloto hizo señal a los remeros de que bogaran más despacio, y se dirigió al hombre gordo.

¿Piensa vuestra merced que en esta cáscara de nuez lleguemos o Cádiz o al Puerto de Palos?

Yo te lo diré, Antón, antes de cinco minutos. El hombre gordo se puso en pie, sacó de un estuche de vaqueta un anteojo, lo graduó a su vista y se puso a registrar el horizonte. A los cinco minutos justos se volvió a sentar en la barca y le dijo al piloto: Adelante Antón, porque no tardaremos media hora en descubrir los palos de la Covadonga.

-¿Qué horas son? preguntó el piloto.

-Las cinco, contestó el hombre gordo alzando la vista al sol. Pues a las seis o a las seis y media tendremos una tempestad.

La mar estaba tranquila, el sol brillante; de vez en cuando   —20→   se sentía un viento caliente como si viniese del desierto de África, y en el horizonte se aglomeraban algunas nubes de formas caprichosas. Los bogas volvieron a tomar aliento, y la barca volaba como un alción en la superficie de las aguas.

Después de un cuarto de hora el hombre gordo volvió a ponerse en pie, a tomar su anteojo y a registrar el horizonte; y volviéndose después al piloto le dijo:

-Creo haber descubierto en el horizonte alguna cosa como un palo, pero tan delgado que más bien parece una espiga de trigo. ¿Qué dices, Antón?

-Digo, mi señor D. Gerónimo, que lo que vuesa merced ve con el anteojo, lo he visto yo con mi vista natural. O la Covadonga está ya subiendo la última escalera de las. aguas, o yo no me llamo Antón de Peralta: pero antes que nosotros lleguemos a la Covadonga y la Covadonga al puerto, ya soplará recio, y muy dichosos seremos si Dios y sus santos nos dejan llegar a los arrecifes.

-¿Y en qué te fundas para tan triste pronóstico?

-Conozco mucho estos mares, y nunca he visto en el horizonte rayas amarillas, sin que a poco no haya soplado lo que se llama entre nosotros borrasca desecha. Mirad.

El hombre gordo miró con cuidado al horizonte. Las nubes de un amarillo opaco y triste como el fuego cuando va perdiendo su color rojizo con la luz del sol, formaban unas rayas uniformes y que parecían, más bien que naturales, formadas o arregladas de intento. Las ráfagas de viento caliente se hacían sentir con más frecuencia, y de vez en cuando se oía un ruido como si fuese el lejano disparo de un cañón.

Ni una sola vez, cuando el cielo está así a la hora de ponerse el sol, ha dejado de haber tempestad, dijo el piloto. Si tenéis grande interés en hablar a la Covadonga, vamos porque un viejo piloto español jamás retrocede ni ante las ondas ni ante los vientos. Los marinos sabemos que nuestra sepultura es ancha y profunda, y nos horroriza la idea de ser machacados y encerrados debajo de la tierra; pero vuesa merced preferiría mejor cenar esta noche un buen pescado en su casa y remojarlo con una bota de tinto, en vez de exponerse a que los pescados cenen el vientre de vuesa merced.

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Tenía yo mucho interés en saber si viene en la Covadonga un alto personaje, porque mi amigo el alcalde de Mesta, Ruiz de la Mota, tiene ya sus barruntos de que el rey mandará un visitador con cartas y provisiones amplias; y quién sabe si la pasarán mal ciertos personajes. Este es un negocio que puede valerme unos cuantos pesos de oro, además de los que gane en el fierro y el azogue que me vienen en el navío.

Entonces no hay que tener miedo, y hasta encontrar a la Covadonga, que el comerciante, como el soldado y como el marino, debe morir en su oficio.

No, no, Antón, dijo el hombre gordo; tampoco a mí me gustan ni esas nubes ni ese ventarrón caliente. Aquí en la Veracruz, cuando sopla caliente a poco sopla frío, y vale más, como dices cenar muy quietos en casa. Volvámonos, y me acompañarás cuando lleguemos, a tomar un trago de vino. Desde tierra veremos mejor los movimientos de la Covadonga.

Antón, sin responder palabra, viró la barca y dirigió la proa a Veracruz. El mar tomaba un aspecto singular; la luz amarillenta del sol, combinándose con el verde de las aguas, formaba un ancho campo donde parecía que comenzaba o se apagaba un incendio; el viento irregular soplaba por intervalos al Sur y al Sudeste, las ondas se iban bordando de una franja de espuma, y de las fatídicas rayas amarillas parecía que brotaban gruesas nubes de un aspecto amenazador.

-Si no llegamos en media hora no llegaremos nunca, dijo el piloto.

-Al puerto, bogas, al puerto, dijo D. Gerónimo, y tendrá cada uno un tonel de vino. Los bogas redoblaron su esfuerzo, el mar se hinchaba por momentos, y cuando la barca pasó los arrecifes y puso la proa al embarcadero, multitud de gente en la playa veía aterrorizada aquella cáscara de nuez que se hundía y volvía a aparecer entre la espuma como si fuera arrojada por el soplo de un monstruo desde el fondo del abismo. Por fin atracó al lado del embarcadero de madera, y el hombre gordo, el piloto y los bogas saltaron a tierra llenos de agua y de sudor. La Covadonga estaba ya visible y se adelantaba resueltamente en medio de la tempestad que había estallado al entrar en el puerto.

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En instantes el aspecto del cielo cambió, las líneas amarillas, moribundas y enterradas al parecer en un horizonte morado oscuro, despedían un opaco brillo, el resto del cielo estaba oscuro, el viento Nordeste desencadenado silbaba, las barcas amarradas danzaban y se chocaban entre sí, y gruesas y estrepitosas olas iban a estrellarse y a hacer crujir los débiles tablados que entonces formaban el embarcadero.

La atención de todos los espectadores estaba fija en el barco atrevido que así desafiaba la tormenta; y el hombre gordo, sin sentir ni la agua ni la fatiga ni el cansancio, estaba fijo y mirando las maniobras de la embarcación.

Cuando cerró la noche, la Covadonga encendió una luz a proa y tiró un cañonazo. Si el cañonazo era de socorro, era inútil, pues la mar estaba de tal manera furiosa que cualquiera barca se hubiera hecho mil pedazos.




ArribaAbajo- II -

Doña Beatriz


La Covadonga, juguete de las ondas, empujada más de una vez a los arrecifes, estuvo a pique de ser hecha mil pedazos, pero el bravo marinero español logró entrar al puerto, y frente al islote de San Juan de Ulúa dio fondo, amarrando su barco con dos gruesas y pesadas anclas. Continuó el recio viento parte de la noche, y el barco se mantuvo flotando y resistiendo el azote de las corrientes que se estrellaban contra sus costados, a pesar de las predicciones de todos los marinos y habitantes de Veracruz, que creían que de un momento a otro vendría a la costa; y se aprestaban o dar todo el socorro posible a los náufragos. Don Gerónimo cenó su pescado, bebió su vino en compañía del piloto, y volvió a la playa, donde permaneció toda la noche esperando de un momento a otro ver hundidos los botes de azogue y sus almadanetas de fierro, y sobrenadando el cadáver del importante personaje que esperaba.

El día siguiente de esta cruel noche amaneció puro y brillante, el viento había caído y las ondas poco a poco fueron   —23→   disminuyendo, de modo que a mediodía se pudo barquear, y todos los botes que dejó en buen estado la tormenta volaron por la bahía, y como una parvada de pájaros que caen sobre los granos, rodearon a la nave española.

No es por cierto hoy Veracruz tan concurrido ni tan atractivo como otros puertos del Golfo y de las Antillas; pero en los tiempos a que nos referimos, la llegada de un barco era un verdadero acontecimiento: sí, en cuanto la autoridad lo permitió, la cubierta se llenó de curiosos, y uno de los primeros que subió la escala fue nuestro conocido Don Gerónimo, procurando indagar si venía su cargamento de fierro y azogue y el personaje distinguido a quien buscaba.

-Viene nada menos, contestó el piloto, que un visitador; pero su esposa ha sufrido mucho en el temporal, y está desmayada o tal vez muerta en la cámara.

Nuestro hombre gordo bien relacionado por una parte con todas las autoridades, y pesado y exigente por otra, se abrió paso por entre la muchedumbre, y saltando por sobre los cables y estorbos que había en la cubierta, logró penetrar en la cámara, y lo primero con que encontró su mirada fue a una mujer, y quedó como pasmado, sin poder articular palabra ni moverse en algunos minutos.

Era por cierto una mujer hermosa y nada hay comparable a una mujer española cuando es joven y positivamente bella. La criatura que causó la admiración de Don Gerónimo estaba medio acostada en un banco de la cámara y su cabeza caída descuidadamente en unos cojines. Era de un blanco limpio, grandes ojos cerrados que sombreaban unas rizadas pestañas y coronaban dos arqueadas y sedosas cejas. Su boca entreabierta dejaba ver entre sus labios algo pálidos una dentadura fuerte y no muy pequeña, pero cincelada y lustrosa, y su largo y negro cabello ligeramente rizado, caían en un armonioso desorden realzando la admirable regularidad de sus facciones. El pecho, los hombros, todo ello formaba ondas y contornos suaves que dejaba adivinar un traje de seda, algo maltratado y húmedo, pero que parecía colocado de intento por un hábil artista. La casualidad, la fatiga, el peligro, su estado de dejadez y de abandono, todo cooperaba a aumentar la belleza de esa mujer.

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Cuando Don Gerónimo volvió de la admiración, procuró dirigirse al personaje que estaba cercano a esa Venus que parecía que había dormido entre las blancas espumas y las verdes ondas de la mar.

-Señor, dijo, veo que vuestra esposa ha sufrido mucho; y yo sabiendo hace meses que debería venir de la corte un personaje tan alto, estoy encargado por mi primo Gerónimo Ruiz de la Mota, de ofreceros mi casa, mi persona y mis servicios.

El Visitador se inclinó con dignidad. Era lo que podía llamarse un hombre, y no representaba más de cuarenta años; de tez un poco morena, de ojo pequeño y vivo, grandes entradas en la frente, y un pelo negro echado hacia atrás con desorden pero con gracia, daba a su fisonomía un aire de audacia y de superioridad que no dejaba de imponer. Sin contestar a Don Gerónimo se acercó con afección a la dama desmayada, le compuso un poco los vestidos, le tomó el pulso, le puso la mano en el corazón, y después le acarició suavemente la frente.

-Es sólo un desmayo, dijo dirigiéndose al hombre gordo. El temporal ha sido fuerte, y hemos estado o punto de naufragar. Los peligros y las aventuras se han hecho para los hombres, pero la naturaleza débil de las mujeres no puede sobreponerse al horror de una muerte próxima. Quizá en tierra recobrará sus sentidos, porque el olor de un barco no es el más a propósito...

-Es mi sentir, y vuestra señoría puede disponer de una buena barca que se portó ayer muy bien, pues salí con ella a encontrar a la Covadonga, y de verdad que sin Dios y mi piloto Antón, no tuviera hoy la honra de hablar con...

-El Lic. Vena, Visitador de México.

-Por muchos años, contestó inclinándose el hombre gordo, y su señoría dispondrá lo que hacer se debe.

-En esto, la hermosa dama: pareció volver en sí, abrió los ojos y se incorporó. Nueva admiración de Don Gerónimo. Aquellos grandes ojos negros como el azabache despedían rayos de amor y de luz. Don Gerónimo se mordía los labios, mientras el Licenciado envolvía en unas ropas a la encantadora mujer que había llegado a las Indias en medio de la más deshecha tormenta.



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ArribaAbajo- III -

El visitador


El Lic. Vena y Doña Beatriz que así se llamaba la dama, se hospedaron en la casa de nuestro Don Gerónimo, que era un rico comerciante y que aventajaba mucho en sus negocios, agasajando cada vez que podía a los empleados y personajes influyentes que llegaban de España a la colonia.

Doña Beatriz volvió a caer en un desmayo al llegar a la habitación; pero los cuidados que le prodigaron dos criadas negras que tenía Don Gerónimo, y más que todo, una buena taza de vino y algunos alimentos, la volvieron a la vida, pues lo que realmente tenía era que en cerca de treinta horas, por el mareo y el miedo no había comido. Así que estuvo repuesta y se encontró segura en una amplia y bien ventilada habitación, desde donde se veía el mar quieto, azul y brillante, sonrió y se dirigió al Lic. Vena, cuyas facciones denotaban una profunda tristeza.

-Es un placer, un placer que no tiene igual en la tierra, verse libre y segura después de una tormenta. ¡Qué noche, qué noche! creo que si pienso más en ella me volveré loca.

El Licenciado no le contestó, y continuó mirando distraídamente al mar. Beatriz, que lo observaba, cambió inmediatamente; bajó los ojos, y dos lágrimas silenciosas rodaron por aquellas mejillas suaves, deteniéndose un instante en el suave vello que las hacía parecer como un terciopelo al través de la luz.

-No sé por qué, dijo, daría yo la mitad de mi vida por verme en mi casa de Sevilla, al lado de mis flores, de mi madre, de Pilar mi hermana. La América nos ha recibido con una tormenta, y yo no puedo ver estas playas secas y arenosas, y estos arrecifes terribles, sin que se me cierre el corazón.

-Todo esto pasará Beatriz, le contestó el Licenciado saliendo de su distracción y procurando poner un semblante muy afable. Dentro de pocos meses estaremos en Sevilla, en Granada, en Italia; pero no me hagas creer que te has arrepentido, porque eso sí me pondría de veras triste.

-Arrepentida, no; pero qué quieres; yo preferiría...

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-¿Estar con tu marido, acaso?, repuso violentamente el licenciado.

-Con mi marido no, nunca. Esta señal que tengo en el carrillo es una garantía segura de que nunca volveré ni a mirarle.

Una sevillana ama, pero no perdona.

Beatriz tenía, en efecto una pequeña señal en el carillo izquierdo.

-Bien, bien, dijo Vena, no hay que traer a la memoria recuerdos amargos. Pensemos en el porvenir, y es lo que nos toca. ¿Traes tus cartas y tus provisiones?, le preguntó Beatriz.

-Precisamente las cartas del Rey, no; pero bastan por ahora las instrucciones; y sobre todo, ¿quién puede dudar...?

Don Gerónimo tocó suavemente la puerta y anunció que el Ayuntamiento quería felicitar al Visitador y ponerse a sus órdenes. En menos de media hora el Licenciado y doña Beatriz salieron elegantemente vestidos a la sala a recibir a la concurrencia.

Una comisión del comercio llegó después, le presentó o doña Beatriz, en una bandeja de oro, una sarta de gruesas perlas.

Las visitas y las comisiones se sucedieron unas a otras, y cada persona llevaba al Visitador o a su esposa un objeto de valor o alguna curiosidad. Terminó la ceremonia, y el Visitador y Beatriz pasaron al comedor, donde nuestro grueso y buen Don Gerónimo tenía dispuesta una suculenta mesa.

Un correo se despachó a México avisando que el Lic. Vena, con cartas y provisiones del Rey, muy importantes y secretas, había llegado a Veracruz, y dentro de pocos días pasaría a la capital.

En esa época era Virrey Don Antonio de Mendoza, hombre que poseía la confianza de la Corte, que había gobernado perfectamente la Nueva España y que no tenía de esos enemigos tenaces y secretos que perdieron a Cortés más de una ocasión en el ánimo del Soberano; así, la llegada de un Visitador no dejó de chocarle; pero puesto que era un hecho que estaba en Veracruz, no había otro remedio sino recibirle y obedecer.

En cuanto a la Audiencia, era otra cosa. Los Oidores quizá no tenían tan limpia su conciencia, la noticia los puso en cuidado,   —27→   y lo primero que trataron y convinieron entre sí fue ganarse la confianza del personaje.




ArribaAbajo- IV -

La audiencia


Vena y Doña Beatriz salieron al cabo de ocho días de la Veracruz, llenos de plata, de oro y de valiosas alhajas, custodiados por cuarenta lanzas jinetes. El camino fue una perpetua ovación. Los caciques, los justicias, y los vecinos principales salían a recibir a los nobles personajes, y los banquetes y los obsequios eran continuados. Llegando a México se alojó en una de las casas principales que los Oidores le habían preparado, y a los tres días le mandaron respetuosamente pedir sus provisiones para darles cumplimiento.

El Licenciado contestó con la mayor franqueza y naturalidad, que él no había traído las provisiones porque el Virrey Velasco que estaba para llegar, las tenía, y entonces serían vistas y cumplidas por todos los vasallos de S. M.

La Audiencia se dio por satisfecha: llamó al Lic. Vena a sus estrados, le dio asiento en ellos, y con la mayor escrupulosidad le estuvo dando cuenta o instruyendo de todos los negocios graves que había pendientes, procurando inspirarle una resolución favorable.

Las horas en que el Licenciado acababa esos importantes quehaceres las empleaba en su casa en recibir a las personas más distinguidas. Los encomenderos y todas las muchas gentes interesadas en la visita le llevaban cuantiosos regalos de oro y plata para él, y de alhajas y perlas para Doña Beatriz. A la segunda semana de haber llegado el Visitador a México ya tenía un valioso tesoro, que reunido al de Veracruz, formaba un respetable capital bastante para vivir con independencia el resto de la vida.

Beatriz estaba rica: su hermosura deslumbró y causó sensación en México; pero cada vez estaba más triste, y raro día no dejaba de acordarse de su Sevilla y derramar algunas lágrimas.   —28→   El Licenciado Vena la tranquilizaba y le aseguraba que antes de dos semanas estarían de vuelta en Veracruz y se embarcarían en la misma Covadonga que aun no se daba a la vela.

Un día como de costumbre, el Licenciado se fue a los estrados de la Audiencia, y allí llegó un correo expreso enviado de Veracruz, que avisaba que el Virrey Don Luis Velasco había llegado.

Al escuchar esta noticia el Licenciado se puso pálido, y un ligero temblor se observó en sus labios; Pero los oidores nada advirtieron, y él tuvo tiempo de reponerse.

-Qué me place, les dijo, que el buen Don Luis haya llegado, y sin la tormenta que a mí me trajo a tierra. Quiera Dios que yo sin tormenta vuelva, y con el permiso de vuestras señorías mañana partiré a encontrar al Virrey y a tomar las cartas y provisiones que me traerá, para que podamos continuar la visita para bien de S. M. y de sus reinos.

Los oidores ofrecieron sus servicios al Visitador, y despidiéronse de él cordialmente, pues creían que con tanto presente que le habían hecho le tenían enteramente de su parte.

El Licenciado salió de la Audiencia precipitadamente se dirigió a su casa y entró buscando a Beatriz.

-¡Estás demudado! ¿Qué te ha sucedido? ¿Estás enfermo?, le preguntó Beatriz.

-Más me valiera haber muerto, contestó el Licenciado.

-Corremos un gran peligro, y esta noche es necesario que salgamos de la ciudad. Nada me preguntes ahora, y recojamos nuestras joyas y nuestros tesoros.




ArribaAbajo- V -

Los azotes y la loca


Don Antonio de Mendoza, que había siempre desconfiado, hizo regresar violentamente el correo a Veracruz para que preguntara al nuevo Virrey lo que había.

Don Luis de Velasco contestó que no había tal Visitador, que a su salida de España la Corte no había tratado de mandar   —29→   persona alguna, y que ese Licenciado Vena no era más que un impostor y un aventurero, y que él no traía para tal personaje cartas ni previsiones algunas.

Cuando los oidores supieron esta noticia, se mesaban los cabellos y pateaban de rabia. ¡Unos hombres tan severos, tan respetables como ellos, burlados y robados por un miserable!

El Virrey Mendoza, tranquilo y sin darse por enojado, pues él jamás fue víctima de tal superchería, dictó enérgicas disposiciones, y las circuló a los justicias de la tierra para que aprehendiesen al falso visitador.

Don Gonzalo de Vetanzos, gobernador de Cholula, prendió en el momento de marcharse al Licenciado Vena y a la linda sevillana, y los trajo a buen recaudo a México. El Licenciado fue encerrado en la cárcel; la dama en una casa de confianza, y se recogieron las joyas, oro y plata que les habían regalado, devolviéndose a sus dueños.

En breves días se instruyó la causa, y el Licenciado Vena fue condenado a diez años de galeras, y a recibir antes cuatrocientos azotes.

La misma multitud indolente y curiosa que se agolpó ayer la entrada solemne de la noble e interesante pareja, llenó las calles y los balcones para presenciar la cruel ejecución.

Un hombre, que se podía llamar hermoso, iba montado y atado en una bestia con albarda: llevaba las espaldas desnudas, pero su semblante era altanero y fiero, y desafiaba las miradas insolentes de la multitud.

El pregonero se detenía en cada esquina, y gritaba tres veces: Esta es la justicia que el Rey manda hacer en el Licenciado Vena, «por embaucador» «por embaucador».

Apenas acababa aquel funesto grito, cuando los verdugos descargaban con todas sus fuerzas diez varazos, contándolos con una especie de complacencia.

Cuando hubo la tumultuosa comitiva y el infeliz Licenciado pasado cuatro esquinas, su brío se había acabado, la sangre corría escurriendo al suelo, y algunos pedazos de carne se levantaban de sus espaldas.

El pregón continuó, y los azotes también. En la sexta esquina una hermosa mujer apareció, encontrándose frente a frente con el azotado. Abrió los ojos, llevó la mano a los cabellos,   —30→   y empujando a la multitud corrió por las calles dando lastimeros gritos.

El Licenciado la miró espantado, hizo un esfuerzo por romper sus ligaduras, pero un terrible azote del verdugo le hizo lanzar un gemido de dolor.

La historia no dice si el Licenciado Vena murió en el suplicio o fue al fin llevado a galeras. Tampoco se sabe la suerte que corrió la hermosa Sevillana, víctima de un extravío y de un amor desgraciado.

Pasados algunos años de este suceso, se refería por el vulgo que a las doce de la noche se aparecía la sevillana y corría por las calles dando gemidos tan dolorosos, que partían el corazón.

Manuel Payno y Flores.





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ArribaAbajoLa aurora boreal

Victoriano Salado Álvarez


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Tomado de «Episodios Nacionales»


Poco más de un sueño habría dormido, cuando sentí en la ventana golpes tremendos, como si quisieran derribarla. Al mismo tiempo oí gritos y carreras por la calle, y una campana que tocaba con un son extraño y lúgubre, no sé si agonías o rogativas.

Mi cuñado Naranjo llegó en pernetas, alumbrándose con una velilla de sebo y esgrimiendo con la mano izquierda un sable que debe de haber pesado varias arrobas, según el esfuerzo que hacía para levantarlo aquel jayán, membrudo y grandote como un «camichín».

De seguro son «tulices»; ya la amolamos; ni quién se figurara que iban a caernos ahora. ¿Tienes armas, Juanito? Si no aquí están mi «yoga», esta lanza y el trabuco naranjero del mozo... a las alturas...

Pero yo notaba que si parecía ser grande el pánico por fuera, se oían más voces de gentes que pedían misericordia, que gritos de quien pensaba en resistir un ataque o hacer frente a un enemigo.

Eso reflexionaba, cuando la criada de mi hermana apareció a medio vestir, trayendo en la mano un manojo de fétidas pajuelas de azufre (las cerillas, Dios las diera en aquellos buenos tiempos), y diciéndonos a voz en cuello:

-¡Ay, señores, por Dios! La iglesia está ardiendo; quién sabe si la «haigan» quemado los malditos «busas», que dicen se andaban rodeando!

  —34→  

Me vestí violentamente, y al abrir la puerta me encontré con el espectáculo más extraordinario que hubiera visto. La iglesia ardía, en efecto, pero también ardían las torres y los cimborrios de las capillas que se alcanzan a mirar a distancia, las paredes del convento de franciscanos, las casas consistoriales, las casas vecinas, nuestra propia casa y hasta nuestras personas.

Todo era de color rojo, lo mismo las piedras de la calle que el embaldosado de las banquetas. Las rejas de las ventanas parecían ascuas que ardían en el hogar de una fragua; el fango de los charcos semejaba sangre; los vidrios parecían dejar salir el reflejo de una hornaza alimentada con inmenso combustible. Llovía; gotas levísimas descendían del cielo y eran como fuego tamizado que ponía espanto en todos los corazones; ante aquel chipi-chipi desconocido, todo el mundo se sorprendía de no sentir que las manos y la cara se le desollaran. ¿Y arriba? Arriba, hacia el norte, se notaba una claridad desusada que ya abarcaba todo el cenit, se extendía al oriente y al occidente y apenas se desvanecía un poco hacia el sur, como si el rojo vivo se bañara en leche. Cuando nos levantamos, la rojez se extendía nada más hacia las Siete Cabrillas, que se miraban como a través de un crespón de luego; después subía por todo el cielo.

Ráfagas blancas y movedizas se desprendían del norte y avanzaban hacia el sur; las estrellas aparecían más claras a medida que se alejaban del septentrión.

La villa entera estaba en la calle, suspensa, asustada, llena de horror y de pánico.

-¡Jesús, Dios mío! gritaba un vecino. ¡El mundo se está acabando!

-Vámonos a quemar con nuestro padre Jesús Nazareno; ya que arde su santuario, nosotros arderemos con él.

-El malvado Ortega, que acaba de echar a los sacerdotes de sus casas, es quien nos ha traído la cólera divina.

-¡Bandido! ¡Malos piojos se lo coman!

-¡Ya lo creo! Él es el causante de todo, ¿pues no ha derribado conventos e iglesias para abrir una calle que se llamará de la Exclaustración?

-Y otra que se apellidará de la «Reforma».

  —35→  

-Y otra de la «Desamortización».

-Y otra de la «Libertad».

-Pues a mí se me figura -decía un prudente- que esto no es sino el resplandor del incendio que está consumiendo a Zacatecas.

-No hay cuidado, señores, no hay cuidado -gritaba a voz en cuello- el sabio don Pedro; éste es un fenómeno natural muy hermoso: es la aurora boreal.

-¿Oyes tú? -decía uno de los presentes- Es un fenómeno, es como esos puercos que nacen con cuatro cabezas y esos muchachos que sacan seis brazos.

-¡San Antonio de Guadalupe!

-¡Virgen de Padua!

-¡Sagrado Corazón de Esquipulas!

-¡Madre mía de la Penitenciaría!

-¡Padre nuestro todopoderoso, criador del cielo y de la tierra... llena eres de gracia... ruega, señora por nosotros... ahora y en la hora... del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo... A ti suspiramos, gimiendo y llorando... El primero creer que es Dios Padre... Glorifica mi alma al Señor...!

Pero había algo que infundía espanto en el ánimo del menos asustadizo: las campanas seguían tañendo sin descanso, como si se hubieran vuelto locas y quisieran convocar a los muertos que reposaban a la vera de ellas. De repente, dominando el desconcierto de los asustados, se oyeron voces que se acercaban poco a poco y que decían:

-Dies irae, dies illa.

-Solvet soecolum in favilla.

-Teste David cum Sybilla...

Eran los frailes del convento de franciscanos que llegaban en ordenada procesión. Uno de ellos llevaba capa pluvial y leía en un libro con cantoneras de plata, y a su lado iban hasta doce sacerdotes con velas encendidas y entonando el refrán de aquel tremendo cántico.

El terror no conoció límites entonces.

-¡El mundo se acaba! -decían todos en el paroxismo del dolor y del miedo.

-Yo te quiero decir, Telésforo -decía la hermosa Lupe   —36→   dando diente con diente-, que tenías razón en tus celos... Este niño no es tuyo, sino de...

-¡Calla mujer, calla y no digas más, que todo te lo perdono! Así nos perdone Dios.

-Acúsome que he engañado a mi marido -decía una voz.

-Acúsome que he sido una mala mujer -gritaba otra.

-Me confieso a Dios de haber faltado a la fidelidad que debía a mi esposa -vociferada un bárbaro.

-Y yo de haber denunciado una casa del convento...

-Pero, señores -predicaba sin cesar don Pedro-, si es un fenómeno natural..., raro en estas latitudes, es cierto..., pero natural... Es la corriente eléctrica..., la aguja imantada..., el polo...

Pero nadie escuchaba a aquel sabio barato, sino a los frailes que cantaban: «Sonará la trompeta esparciendo sonido para que los pecadores comparezcan ante el trono...»

-¡Misericordia, Señor, misericordia y no me condenes!

-¡Señor mira que me duele haberte ofendido!

-Y las voces que se alejaban seguían cantando: «Lloro como un reo; la culpa enrojece mi semblante; perdonad, ¡oh Dios! al que te ruega...»

-He faltado a mi marido y me arrepiento...

-No me castigues, Señor, por mis culpas...

-He sido ladrón, fullero y mal hombre.

Y el himno medieval gritaba en una aspiración suprema: «Me diste la esperanza tú que absolviste a María y escuchaste al ladrón... Mis oraciones no lo merecen; pero tú eres bueno y no me dejarás perecer en fuego eterno... Los malvados irán a las llamas; a mí convócame con los elegidos».

-¡Pero, señores -decía desgañitándose el enciclopedista-, si esto no es nada, si no hay tal lluvia de fuego, si es el efecto natural!

Pero la voz se le ahogó en la garganta, porque vio como todos vimos que del balcón historiado de su casa bajaba a toda prisa un bulto, un hombre que después de poner el pie en el suelo echaba a correr como alma, que lleva el diablo.

-¡Un ladrón! -gritó el sabio de mentirijillas-. Se prevalió de la confusión para meterse a casa y robar la caja...

Cuatro o cinco emprendimos la carrera tras él; pero yo,   —37→   que llegué el primero me encontré con que no había tal ladrón: era Vidal López, el marido de Concha, hija de la cocinera, que trataba de escurrir el bulto lo mejor que podía...

-¡Ah, infame! -gritó don Pedro, que se presentó echando venablos- ¿Qué buscabas por mi casa?... No, no hay tu tía; ese es el balcón del cuarto de mi mujer... ¿Que ibas con Epitacia la criada? Pero si la Epitacia duerme abajo, en la cochera... Ya nos arreglaremos...

Y volvió al núcleo: es un fenómeno, muy frecuente en Spitzberg... El siglo pasado tuvieron nuestros abuelos otra quizá más vistosa y nada les pasó. No perdieron pie ni mano... Todo consiste en las corrientes magnéticas...

Poco más había transcurrido cuando notamos que el cielo se empalidecía; que por el oriente aparecían nubecillas que arrebolaban, no con el matiz de sangre líquida, sino con el rubor dulce y delicado que, invade las mejillas de una hermosa al oír frases de amores; y que, por último, el sol, como una moneda reluciente que acaba de salir del baño galvánico, aparecía alumbrando «alcores» y collados y riéndose de las caras espantadas de los que creían llegaba el «Dies irae» anunciado juntamente por David y la Sibila.

Victoriano Salado Álvarez.

NOTA:-La aurora boreal, es un fenómeno celeste que se supone se deja percibir en la mayor parte del territorio mexicano, aproximadamente cada cien años, tiempo, que también se supone, toma el sol en el recorrido de su órbita o dada parte de ésta.



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ArribaAbajoApuntes históricos de la Lotería Nacional de México

(En español, francés, inglés, italiano, alemán, portugués y ruso)


La Lotería Nacional de México es la más antigua lotería en el Continente Americano, fue creada por decreto real de Carlos III, rey de España, en 19 de septiembre de 1770, cuando México era aún una colonia española conocido con el nombre de la Nueva España, siendo su gobernante el marqués de Croix.

En octubre de ese mismo año se vendieron en México los primeros billetes de la Lotería, y con pequeñas modificaciones la Real Lotería de la Nueva España siguió funcionando desde esa época hasta el año de 1821. En este año México consolidó su independencia de la dominación española, y debido a grandísimos problemas políticos que tuvo que sortear el nuevo gobierno, las operaciones de la lotería se suspendieron. Años después fue reorganizada con el nombre de Lotería de la Academia Nacional de San Carlos y su funcionamiento continuó con ese nombre hasta el año de 1882, que fue cambiado por el de Lotería Nacional de México por el General Manuel González, que era a la sazón Presidente de México.

Con este nombre la Lotería continuó actuando hasta 1915 en que el Presidente Venustiano Carranza ordenó su liquidación pero reapareció en el año de 1920, por decreto presidencial promulgado el 7 de agosto de 1920, por el Presidente Adolfo de la Huerta y, funciona sin ninguna interrupción desde esa fecha.

A partir de 1920 hasta 1946, la Lotería Nacional de México ha repartido $ 790.000,000.00 (pesos mexicanos) en premios   —40→   entre sus numerosos clientes en todo el Continente Americano y creado más de 30.000 nuevas fortunas.

Datos complementarios

La LOTERÍA NACIONAL para la Asistencia Pública tiene su antecedente más remoto en el bando real expedido en Madrid por el Rey de España, Carlos III, de fecha 19 de septiembre de 1770, cuando México era aún colonia española, gobernada por el Virrey Marqués de Croix. En consecuencia lleva más de 170 años sembrando felicidad.

Todos los años en que ha operado desde la época de su fundación, los productos de la Lotería Nacional de México se han destinado para atender los servicios de la Beneficencia Pública del país. En 1944 se entregaron a la Secretaría de Salubridad y Asistencia Social, la suma de $ 32.000,000.00, o sea el 54% de su presupuesto total, que ascendió a $ 58,500,000.00; en 1945, fueron entregados a la misma Secretaría, la suma de $ 45.000,000.00, o sea 69% de su presupuesto total, que ascendió a $ 65.000,000.00; y, por último, en los once meses transcurridos del año en curso de 1946, la cantidad entregada a la expresada Secretaría, pasa de los $ 50.000,000.00, o sea el 86% de su presupuesto total de todo el año, que asciende a...... $ 58.000,000.00. Desde 1920 hasta 1946 ha distribuido más de $ 990.000,000.00 (pesos mexicanos) en premios entre sus numerosos clientes.

México, D. F.. noviembre de 1946.

LOTERÍA NACIONAL DE MÉXICO

PARA LA

ASISTENCIA SOCIAL

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RESEIGNEMENTS HISTORIQUES SUR LA LOTERIE NATIONALE DU MEXIQUE.

La Loterie Nationale du Mexique est la plus ancienne du Continent Americain. Elle fût créé par décret royal de Charles III, Roi d'Espagne, en date du 19 Septembre 1770, alors que le Mexique était une colonie espagnole et avait pour Governeur le Marquis de Croix.

Les premiers billets de la Loterie furent vendus en Octobre de la même année, sauf de légères modifications, elle fonctionna des lors jusqu'en 1821. A ce moment, le Mexique achevait de se rendre indépendant de la domination espagnole, et, en raison des graves problèmes politiques que devait affronter son nouveau governement, la loterie suspendit ses operations. Quelques années plus tard, elle fût réorganisée sous le nom de Loterie de l'Académie Nationale de Saint Charles et elle continua de fonctionner sous ce nom jusqu'en 1882, lorsque le Général Manuel González, alors Président de la République changea sa dénomination pour celle de Loterie Nationale du Mexique.

La Loterie continua de fonctionner sous ce nom jusqu'en 1915, lorsque le Président Carranza en ordonna la liquidation, mais elle fût reconstituée en 1920 par décret, du 7 Août, par le Président Adolfo de la Huerta. Elle fonctionne depuis lors sans interruption.

De 1920 à 1947, la Loterie Nationale du Mexique a distribué en lots, entre ses nombreux clients de tout le Continent Américain la somme de $ 790.000,000.00 (piastres mexicaines), et elle a créé 30,000 fortunes nouvelles.

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HISTORICAL OUTLINE OF THE NATIONAL LOTTERY OF MEXICO

The National Lottery of Mexico, the oldest on the American Continent, was founded by royal decree issued on September 19, 1770, by Charles III, King of Spain, when Mexico was still a Spanish Colony known as New Spain. The Marquis de la Croix was Viceroy of New Spain at the time.

The first tickets of the lottery were sold in Mexico in October 1770 and with sligth variations the Royal Lottery of New Spain continued to function until the year 1821.

During said year Mexico consolidated its independence from Spanish domination and because of the great political problems which the new government had to meet, the operations of the lottery were suppressed. Years later, it was reorganized as the Lottery of the National Academy of Saint Charles having functioned under said name until the year 1882 when it was changed to that of National Lottery of Mexico by General Manuel González, President of the Republic at the time.

Under this title the Lottery functioned until 1915 when President Venustiano Carranza decreed it liquidation but it reappeared in 1920 pursuant to Decree issued on August 7th by President Adolfo de la Huerta, having operated continuously from that year up to the present time.

From 1920 to December 1946, the National Lottery of Mexico has distributed $990.000,000.00 (Mexican pesos) in prizes amongst its numerous clients throughout the American Continent, thus forming over 30,000 new fortunes.

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ANNOTAZIONI STORICHE SOPRA LA LOTTERIA NAZIONALE DEL MESSICO

La Lotteria Nazionale del Messico é la più antica Lotteria nel continente Americano, venne creata con un decreto reale di Carlo Terzo Re di Spagna il 19 settembre 1770 mentre il Messico era ancora una colonia spagnola conosciuta con il nome di NUOVA SPAGNA avente in quella epoca come governatore il Marchese De Croix.

Nel mese di Ottobre di quello stesso anno si cominciarono a vendere nel Messico i primi biglietti della Lotteria la quale con piccole variazioni continuò funzionando da quella data fino all'anno 1821 con il nome di REGIA LOTTERIA DELLA NUOVA SPAGNA. In questo anno 1821 il Messico consolidò la sua indipendenza dalla dominazione spagnola, ma dovuto ai grandissimi problemi politici ai quali il nuovo governo dovette far fronte, le operazioni inerenti alla Lotteria vennero sospese.

Alcuni anni dopo la Lotteria venne riorganizzata con il nome di LOTTERIA NAZIONALE DELLA ACCADEMIA DI SAN CARLO e seguitò funzionando sotto tale nuovo nome fino all'anno 1882 quando mediante decreto emanato del Generale Manuel González allora Presidente del Messico fu cambiato per quello di LOTTERIA NAZIONALE DEL MESSICO. Con questo nome la Lotteria funzionò fino all'anno 1915 nel quale il Presidente della Republica Messicana Generale Venustiano Carranza ordinò che fosse messa in liquidazione. In seguito per Decreto Presidenziale promulgato il 7 Agosto 1920 dal Presidente Adolfo de la Huerta la Lotteria risorse nuovamente e da quella data funzionò senza interruzioni fino a oggidì.

Dall'anno 1920 fino al presente 1947 la Lotteria Nazionale del Messico ripartì in premi fra i suoi numerosi clienti del Continente Americano la somma di pesos mexicanos........ 790.000,000.00 creando così più di 30,000 nuove fortune.

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GESCHICHTLICHE ANMERKUNGEN DER NATIONAL-LOTERIE VON MEXIKO

Die National-Lotterie von Mexiko ist die nelteste auf dem amerikanischen Kortinent. Sie wurde durch ein koenigliches Dekret von Karl III, Koenig von Spanien, am 19. September 1770 gegruendet, als Mexiko noch -eine spanische Kolonie war und unter der Regierung eines Vizekoenigs- stand. Der Vizekoenig war Carlos Francisco de Croix, Marquis de Croix.-

Im Oktober desselben Jahres wurden die ersten Lose der «Real Lotería de la Nueva España» verkauft, und nur mit kleinen Aenderungen ging es bis zum Jahre 1821 weiter. In diesem Jahre bestaetigte Mexiko seine Unabhaengigkeit von der spanischen Herrschaft. Wegen grosser politischer Probleme der nuen Staatsverwaltung musste die Lotterie ihre - Taetigkeit einstellen. Einige Jahre spaeter wurde sie unter dem Namen «Lotería de la Academia de San Carlos», wieder eingerichtet. 1882 wechselte der Praesident General Manuel González ihren Namen und mannte sie « Lotería Nacional de México».

1915, unter der Pegierung des señor Venustiano Carranza wurde ihre Aufloesung befohlen. Fuenf Jahre spaeter, am 7. August 1920, als Adolfo de la Huerta Praesident von Mexiko war, weroeffentlichte er ein Dekret, um die Lotterie noch einmal aufleben zu lassen.

Seitdem hat die «Lotería Nacional de México» ohne Unterbrechungen gearbeitet und hat $790.000.000.00 (mexikanisches Geld) en Gewinnen -ausgezahlt.

Das soll heissen, sie hat 30.000, Femilien zum Wohlstand gebracht.-

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APONTAMENTOS HISTORICOS DA LOTERIA NACIONAL DE MEXICO

A Loteria Nacional de México é a mais antiga loteria no Continente Americano; foi criada por decreto real de Carlos III de Espanha, em 19 de setembre de 1770, quando México era uma colonia spanhola conhecida com o nome de Nova-Espanha, sendo Governante o Marquez de Croix.

Em Outubro desse maesmo ano se venderam en México os primeiros bilhetes da loteria e com pequenas modificacoes, a continuam funcionando desde essa época até a ano de 1821. Neste ano México consolidou sua independenca da dominacao espanhola e devido a numerosos problemas políticos que teve de enfrentar o novo Governo foram suspensas as operacaoes da loteria.

Anos depois foi reorganisada com o nome de Loteria da Academia Nacional de Sao Carlos e seu funcionamento continuou com esse nome até o ano de 1882 quando foi mudado para o de Loteria Nacional de México, pelo general Manuel González que era entao presidente de México.

Com este nome a loteria continuou atuando até 1915 quando o Presidente Venustiano Carranza ordenou sua liquidacao. Todavía em 1920 ela reapareceu tendo sido restabelecida pelo decreto de 7 de agosto de 1920 pelo Presidente Adolfo de la Huerta e funciona sem nenhuma interrupcao desde essa data.

A partir de 1920 até 1947, a Loteria Nacional de México repartiou 790.000.000.00 (pesos mexicanos) em premios entre seus numerosos clientes em todo o Continente Americano e criou mais de 30,000 novas fortunas.

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ArribaAbajoInformación general acerca del pago de premios de la Lotería Nacional de México

(En español, francés, inglés, italiano, alemán, portugués y ruso)


Si el billete completa o parte del mismo que obtenga el Primer Premio (Premio Principal), no ha sido vendido en cualquiera de los sorteos, la Lotería distribuirá el importe del billete o la parte no vendida entre los billetes cuyas últimas tres cifras sean iguales a las tres últimas del número que obtuvo el Primer Premio. La Lotería no tendrá ninguna participación en dicho premio.

Las concesiones arriba indicadas brindan más amplias oportunidades para los compradores de billetes de la Lotería Nacional de México. Estas concesiones y la liberal distribución de premios han contribuido a crear la envidiable reputación de que goza en todo el Continente Americano.

Cuando el Primer Premio en cualquier sorteo, lo obtenga un billete cuyas dos últimas cifras sean 00, los premios que corresponden a las 97 aproximaciones, son repartidos entre los 97 billetes cuyos números sean inmediatos a la aproximación anterior del Primer Premio.

Cuando el Primer Premio en cualquier sorteo, lo obtenga un billete cuyas dos últimas cifras sean 01, los premios que corresponden a las 97 aproximaciones son repartidos entre los 97 billetes cuyo número sea inmediato a la aproximación posterior del Primer Premio.

Los billetes caducan al año a contar de la fecha de la celebración del sorteo.

Los premios que obtengan los billetes de la Lotería Nacional de México son pagados solamente al portador mediante la entrega del billete.

TODOS LOS PREMIOS, APROXIMACIONES Y TERMINACIONES

Están sujetos a un impuesto que se paga al Gobierno Federal   —48→   de México, como sigue:

Premios de $ 1.00 hasta $ 500.00 2.20%
Premios de $ 501.00 hasta $ 4,999.005.50%
Premios de $ 5,000.00 en adelante11%

LOS REINTEGROS NO ESTÁN SUJETOS AL IMPUESTO ANTERIOR Y SE PAGAN ÍNTEGROS.

  —49→  

INFORMATIONS GENERALES AU SUJET DU PAIMENT DES LOTS DE LA LOTERIE NATIONALE DU MEXIQUE

Si le billet entier ayant gagné le gros lot (Lot Principal), de n'importe quel tirage, ou une fraction de ce même billet n'est pas vendu, la Loterie distribue le montant du lot, ou la partie de ce montant correspondant a la partie non-vendue, entre les billets dont les trois derniers chiffres sont semblables aux trois derniers chiffres du numéro gagnant le Gros Lot. La Loterie n'a donc aucune participation sur ce lot.

Ces conditions offrent de vastes chances aux acheteurs de billets de la Loterie Nationale du Mexique, et ces avantages, joints a la large distribution des lots ont contribué a créer l'enviable réputation dont elle jouit sur tout le Continent Américain.

Lorsque, dans n'importe quel tirage, le gros lot est gagné par un billet dont les deux derniers chiffres sont 00, les lots revenant aux 97 approximations sont répartis entre les 97 billets dont le numéros suivent immédiatement l'approximation antérieure du premier lot.

Lorsque, dans n'importe tirage, le gros lot est gagné par un billet dont les deux derniers chiffres sont 01, les lots revenant aux 97 billets dont le numéro suit immédiatement l'approximation postérieure du gros lot.

Les billets prescrivent au bout d'un an compté depuis la date du tirage.

Les lots de la Loterie Nationale du Mexique ne sont payés qu'au porteur du billet, contre remise de celui-ci.

TOUS LES LOTS APPROXIMATIONS ET TERMINAISONS

Sont passibles d'un impot perçu par le Gouvernement Fédéral du Mexique, comme suit:

  —50→  

Lots de $ 1.00 a $ 500.002.20%
Lots de $ 501.00 a $ 4,999.005.50%
Lots de $ 5,000.00 et au dessus11%

LES REMBOURSEMENTS (REINTEGROS) SONT EXEMPTS DE CET IMPÔT ET SONTS PAYÉS INTEGRAMENT.

  —51→  

GENERAL INFORMATION ABOUT PAYMENT OF PRIZES OF THE NATIONAL LOTTERY OF MEXICO.

In case the full ticket or part of same winning the First Prize in any drawing is not sold, the Lottery distributes the full amount of the unsold First Prize amongst those tickets whose last three ciphers are equal to the last three of the number that obtained the First Prize. The Lottery will not have any participation in said prize.

The above mentioned concessions undoubtedly mean greater opportunities to the purchasers, of tickets of the National Lottery of Mexico. These concessions, as well as the liberal distribution of prizes, have contributed to create the enviable reputation it enjoys all over the American Continent.

When the First Prize in any drawing is won by a ticket whose last two ciphers are 00 the prizes corresponding to the 97 approximations are distributed amongst the 97 tickets whose numbers come before the immediate approximation to the First Prize.

When the First Prize in any drawing is won by a ticket whose last two ciphers are 01 the same 97 approximations are distributed amongst the 97 tickets whose numbers come after the immediate aproximation to the First Prize.

The tickets expire in the lapse of one year.from the date of the drawing.

The prizes that obtained by the tickets of the National Lottery of Mexico are payable only to the actual holder of the ticket, against surrender of sanie.

ALL PRIZES, APPROXIMATIONS AND TERMINATIONS

are subject to a tax which is paid to the Federal Government of Mexico as follow:

  —52→  

Prizes from $ 1.00 to $ 500.002.20%
Prizes from $ 501.00 to $ 4,999.005.50%
Prizes from $ 5,000.00 upwards11%

REFUNDS ARE NOT SUBJECT TO THE ABOVE TAX AND ARE PAID IN FULL.

  —53→  

INFORMAZIONI GENERALI SOPRA LA RIPARTIZIONE DEI PREMI.

a) Se il biglietto che ottiene il premio principale non fosse stato venduto sia totalmente o parzialmente l'importo del premio che corrisponde a questo biglietto o alla sua parte invenduta sarà ripartito (deduzione fatta dello sconto rispettivo per il pagamento della imposta conforme alla legge) fra i portatori dei biglietti le cui ultime tre cifre siano eguali alle ultime tre cifre del numero del biglietto che sortì premiato il quale per intero o per la parte invenduta non prenderà parte alla divisione. In altre parole la Lotteria sarà esclusa di partecipazione qualsiasi al premio principale. Questa concessione significa senza dubbio una maggiore opportunità di vincita per i compratori dei biglietti della Loteria Nazionale del Messico e questa liberalità nella ripartizione dei premi ha contribuito per crearle la invidiabile riputazione che gode in tutto il continente americano.

) Quando il numero vincitore del premio principale terminase con due zeri (00) i premi che corrispondono alle 97 approssimazioni saranno assegnati ai 97 biglietti della numerazione immediatamente anteriore a questo numero.

c) Quando il numero vincitore del premio principale terminasse con zero uno (01) i premi che corrispondono alle 97 aprossimazioni saronno assegnati ai 97 biglietti della numerazione immediatamente posteriore a questo numero.

d) Quando il numero vincitore del premio principale fosse il numero uno (1) la approssimazione anteriore comincerà a contarsi dall'ultimo numero della emissione dei biglietti.

e) Quando il numero vincitore del premio principale fosse l'ultimo numero della emissione dei biglietti la approssimazione posteriore comincerà a contarsi dal numero uno (1) della emissione stessa.

I premi ottenuti dai biglietti della Lotteria Nazionale del Messico sono pagabili esclusivamente al portatore del biglietto premiato contra consegna alla Cassa del medesimo.

  —54→  

I biglietti perdono il loro valore e sono annullati trascorso un anno dalla data in cui venne celebrato il sorteggio.

TUTTI I PREMI, APPROSSIMAZIONI E TERMINALI sono soggettati a una imposta che viene pagata al Governo Federale del Messico como segue:

PREMI da Pesos $ 1.00 a Pesos $ 500.00il 2.20%
PREMI da Pesos $ 501.00 a Pesos $ 4,999.00il 5.50%
PREMI da Pesos $ 5,000.00 in avanti l' 11%

I biglietti reintegrati che vengono corrisposti alla terminale di alcuni premi principali non sono soggettati alla imposta anteriore ma vengono pagati integralmente al prezzo in cui furono acquistati.

  —55→  

ALLGEMEINE BEDINGUNSEN UEBER DIE AUSZAHLUNG DER GEWINNE DER NATIONAL-LOTTERIE VON MEXIKO

Wenn bei einer Ziehung die Nummer, auf welche der Hauptgewinn faellt, nur teilweise oder garnicht verkauft worden ist, dann miss die betreffende. Summe trotzdem ausgezahlt werden. Der Betrag wird unter diejenigen Num -mern verteilt, deren drei letzte Zahlen denen des Hauptegewinnes gleich- sind.-

Ausserdem gibt es noch eine Reihe kleinerer Verguenstigugen, (sweiter und dritter Gewinn, u.s.v.)

TROSTGEWINNE

I. Annaehrungen (Aproximaciones).

Saemtliche Nummern, die im gleichen Hunderter wie der Hautpgewinn liegen, erhalten dem vierfachen Einsatz zurueck. Die zwei Nummern neben dem Hauptgewinh bekommen immer eine besondere Verguenstigung.

II.Endnummern.

a) «Reintegros»

Hat ein Los nur eine Endnummer des Hauutgewinnes, se erhaelt man den Einsatz zurueck. In einigen Ziehungen wird dieser Trostpreis auch fuer den zweiten und manchmal sogar fuer den dritten Gewinn angeboten. (Steuerfrei).

) «Terminaciones»

Hat ein Los beide Endnummern des Hauptgewinnes, en erhaelt man den doppelten Einsatz zurueck. Rei drei gleichen Endnummern wird sogar der vierfache Vert des Loses ausbezahlt.-

Dieses System bietat den Kaeufern die verschiedensten Gewinnmoeglichkeiten. Deshalb, und auch wegen ihrer Beihilfe zur Unterhaltung der oeffentlichen Wohlfahrtseinrichtungen, erfreut sica die «Lotería Nacional de México» eines ausserordentilichen Rufes auf dem amerikanischen Kontinent.

  —56→  

Die Lose verlieren ihren Wert, wenn sie nicht innerhalb eines Jahres eingeloest werden.-

Der Gewinn wird gegen Rueckgabe des Loses bar ausgezahlt.

Die Gewinne, Annaeherungen and Endnummern -ausgenommen «Reintegros»- unterliegen einer kleinen Steuer der Federalregierung von Mexiko:

Gewinne von $ 1.00 bis $ 500.002.20%
Gewinne von $ 501.00 bis $ 4,999.00 5.50%
Gewinne von $ 5,000.00 oder mehr11%

  —57→  

INFORMACAO GERAL

Si o bilhete que obtiver o premio principal nao for vendido total ou parcialmente, se repartirá a quantia do premio que corresponda a este bilhete ou a sua parte nao vendida, feitos os descontos respectivos para cobrir os impostos que determinam as leis, entre os possuidores dos bilhetes cujas tres ultimas cifras sejam iguals a ultimas tres do numero do bilhete premiado. Se excluirá a participacao da Loteria no bilhete do premio principal, como possuidora do mesmo, da parte que nao for vendida.

As concessoes acima citadas significam indubitabelmente maiores oportunidades para os compradores de bilhetes da Lotería Nacional para a Asistencia Pública e tanto estas concessoes como sua liberalidade na divisao de premios, teem contribuido para mar a invejavel reputacao de que goza em todo o Continente Americano.

Quando o Premio Principal termine em un numero cujas duas ultimas cifras sejam 00, os premios correspondentes as 97 aproximacaoes se repartirán entre os 97 bilhetes anteriores a aproximacao inmediata anterior do Premio Principal.

Quando o premio Principal termine em un numero cujas duas ultimas cifras sejam 01, os premios correspondentes as 97 aproximacoes se repartirán entre os 97 bilhetes posteriores a aproximacao immediata posterior do Premio Principal.

Quando o numero 1 ou seja o primeiro da emisao obtenha um premio principal a aproximacao anterior que corresponda tocará ao ultimo numero da emisao.

Quando o ultimo numero da emisao obtenha um premio principal, a aproximacao posterior recairá em 1 ou seja o primeiro numero da emisao.

Os premios que obtenham os bilhetes da Lotería Nacional para a Asistencia Pública sao pagos exclusivamente ao possuidor do bilhete contra a entrega do mermo.

Os bilhetes caducam no ano da data de realisacao do Sorteio.

  —58→  

TODOS OS PREMIOS, APROXIMACAO E TERMINACOES

Estao sujeitos a un imposto que se paga ao Governo Federal do México, como sigue:

Premios de $ 1.00 até $ 500.002.20%
Premios de $ 501.00 até $ 4,999.005.50%
Premios de $ 5,000.00 en diante 11%

Os reintegros nao estao sujeitos ao imposto anterior e se pagan integralmente.

  —59→  

imagen



  —60→     —61→  

ArribaPrecios de los billetes

(En español, francés, inglés, italiano, alemán, portugués y ruso)


El billete entero para los Sorteos Menores con Premio Principal

de $ 25,000.00 vale $ 5.00.

(Se juegan varias series).

El billete entero para los Sorteos Menores con Premio Principal

de $ 60,000.00 vale $ 10.00.

(Se juegan varias series).

El billete entero para los Sorteos Mayores con Premio Principal

de $ 100,000.00 vale $ 20.00.

(Se juegan dos series).

El billete entero para los Sorteos Mayores con Premio Principal

de $ 500,000.00 vale $ 100.00.

(Se juega una serie).

El billete entero para los Sorteos Extraordinarios con Premio

Principal de $ 1.000,000.00 vale $ 200.00

(Se juega una serie).

El billete entero para los Sorteos Extraordinarios con Premio

Principal de $ 2.000,000.00 vale $ 400.00

(Se juega una serie).

El billete entero para los Sorteos Extraordinarios con Premio

Principal de $ 5.000,000.00 vale $ 1,000.00.

(Se juega una serie).

El billete entero para los Sorteos Extraordinarios con Premio

Principal de $ 6.000,000.00 vale $ 1,000.00.

(Se juega una serie).

El billete entero para los Sorteos Extraordinarios con Premio

Principal de $ 8.000,000.00 vale $ 1,200.00.

(Se juega una serie).

TODOS LOS SORTEOS SE CELEBRAN EN LA CIUDAD

DE MÉXICO A LAS 20 HORAS.

  —62→  

PRIX DES BILLETS.

Petits tirages, avec gros lot de $ 25,000.00, le billet entier $ 5.00

(Les billets de ces tirages sont répétés en plusieurs séries).

Petits tirages, avec gros lot de $ 60,000.00,le billet entier $ 10.00

(Les billets de ces tirages sont répétés en plusieurs séries).

Grands tirages, avec gros lot de $ 100,000.00, le billet

entier $ 20.00

(Il est émis, pour ces tirages, deux séries de billets).

Grands tirages, avec gros lot de $ 500,000.00, le billet

entier $ 100.00

(Il n'est qu'une série de billets).

Tirages Extraordinaires, avec gros lot de $ 1.000,000.00,

le billet entier $ 200.00

(Il n'est qu'une série de billets).

Tirages Extraordinaires, avec gros lot de $ 2.000,000.00,

le billet entier $ 400.00

(Il n'est qu'une série de billets).

Tirages Extraordinaires, avec gros lot de $ 5.000,000.00,

le billet entier $ 1,000.00

(Il n'est qu'une série de billets).

Tirages Extraordinaires, avec gros lot de $ 6.000,000.00,

le billet entier $ 1,000.00

(Il n'est qu'une série de billets).

Tirages Extraordinaires, avec gros lot de $ 10.000,000.00,

le billet entier $ 2,000.00

(Il n'est qu'une série de billets).TOUS LES TIRAGES ONT LIEU À MEXICO, À 20 HEURES.

  —63→  

PRICES OF TICKETS

The full ticket for Minor Drawings with principal prize of

$ 25,000.00, cost..........$ 5.00.

(It plays several series.)

The full ticket for Minor Drawings with principal prize of

$ 60,000.00, costs..........$ 10.00

(It plays several series.)

The full ticket for Greater Drawings with principal prize of

$ 100,000.00, costs..........$ 20.00.

(It plays two series.)

The full ticket for Greater Drawings with principal prize of

$ 500,000,00, costs..........$ 100.00.

(It plays one serie.)

The full ticket for Extraoedinary Drawings with principal prize of

$ 1.000,000.00, costs..........$ 200.00.

(It plays one serie.)

The full ticket for Extraordinary Drawings with principal prize of

$ 2.000,000.00, costs..........$ 400.00.

(It plays one serie.)

The full ticket for Extraordinary Drawings with principal prize of

$ 3.000,000.00, costs..........$ 500.00

(It plays one serie.)

The full ticket for Extraordinary Drawings with principal prize of

$ 5.000,000.00, costs..........$ 1,000.00.

(It plays one serie.)

The full ticket for Extraordinary Drawings with principal prize of

$ 6.000,000.00, costs..........$ 1,000.00.

(It plays one serie.)

The full ticket for Extraordinary Drawings with principal prize of

$ 8.000,000.00, costs $ 1,200.00.

(It plays one serie.)

ALL DRAWINGS HELD IN MEXICO CITY AT 8 P. M.

  —64→  

PREZZI DEI BIGLIETTI

Il biglietto intero per i Sorteggi Minori con premio principale

di Pesos 25,000.00 costa Pesos 5.00.

(Si giocano varie serie.)

Il biglietto intero per i Sorteggi Minori con premio principale

di Pesos 60,000.00 costa Pesos 10.00.

(Si giocano, varie serie.)

Il biglietto intero per Sorteggi Maggiori con premio principale

di Pesos 100,000.00 costa Pesos 20.00.

(Si giocano due serie.)

Il biglietto intero per Sorteggi Maggiori con premio principale

di Pesos 500,000.00 costa Pesos 100.00.

(Si gioca una serie.)

Il biglietto intero per Sorteggi Maggiori con premio principale

di Pesos 1.000,000.00 costa Pesos 200.00.

(Si gioca una serie.)

Il biglietto intero per Sorteggi Maggiori con premio principale

di Pesos 2.000,000.00 costa Pesos 400.00.

(Si gioca una serie.)

Il biglietto intero per Sorteggi Maggiori con premio principale

di Pesos 3.000,000.00 costa Pesos 500.00.

(Si gioca una serie.)

Il biglletto intero per Sorteggi Maggiori con premio principale

di Pesos 5.000,000.00 costa Pesos 1,000.00.

(Si gioca una serie.)

Il biglietto intero per Sorteggi Maggiori con premio principale

di Pesos 6.000,000.00 costa Pesos 1,000.00.

(Si gioca una serie.)

Il biglietto intero per i Sorteggi Maggiori con premio principale

di Pesos 10.000,000.00 costa Pesos 2,000.00.

(Si gioca una serie.)

TUTTI I SORTEGGI SONO CELEBRATI NELA CITTÀ

DI MESSICO, D. F.

ALLE ORE 20.

  —65→  

GEWINNMOEGLICHKEITEN IN DER NATIONAL-LOTTERIE

Das ganze Los fuer die Kleinste-Lotterie «Sorteo Menor» hat einen

Hauptgewinn von $ 25.000.00 und kosted $ 5.00

(Mehere Serien spielen).

Das ganze Los fuer die Kleinste-Lotterie «Sorteo Menor» hat einen

Hauptgewinn von $ 60.000.00 und kosted $ 10.00

(Mehere Serien spielen).

Das ganze Los fuer die Grosse-Lotterie «Sorteo Mayor» hat einen

Hauptgewinn von $ 100.000.00 und kosted $ 20.00

(Es spielen zwei spielen).

Das ganze Los fuer die Grosse-Lotterie «Sorteo Mayor» hat einen

Hauptgewinn von $ 500.000.00 und kosted $ 100.00

(Es spielen eine spielen).

Das ganze Los fuer die ausserordentliche Ziehung «Sorteo Extraordinario»

hat einen Hauptgewinn von $ 1.000.000.00 und kosted $ 200.00

(Es spielen eine spielen).

Das ganze Los fuer die ausserordentliche Ziehung «Sorteo Extraordinario»

hat einen Hauptgewinn von $ 2.000.000.00 und kosted $ 400.00

(Es spielen eine spielen).

Das ganze Los fuer die ausserordentliche Ziehung «Sorteo Extraordinario»

hat einen Hauptgewinn von $ 5.000.000.00 und kosted $ 1.000.00

(Es spielen eine spielen).

Das ganze Los fuer die ausserordentliche Ziehung «Sorteo Extraordinario»

hat einen Hauptgewinn von $ 6.000.000.00 und kosted $ 1.000.00

(Es spielen eine spielen).

Das ganze Los fuer die ausserordentliche Ziehung «Sorteo Extraordinario»

hat einen Hauptgewinn von $ 8.000.000.00 und kosted $ 1.200.00

(Es spielen eine spielen).

  —66→  

PRECIO DOS BILHETES.

Bilhete inteiro para os Sorteios Menores com Premio Principal

de $ 25,000.00 vale $ 5.00.

(Jogam-se varias séries).

Bilhete inteiro para os Sorteios Menores com Premio Principal

de $ 60,000.00 vale $ 10.00.

(Jogam-se varias séries).

Bilhete inteiro para os Sorteios Maiores com Premio Principal

de $ 100,000.00 vale $ 20.00.

(Jogam-se duas séries).

Bilhete inteiro para os Sorteios Maiores com Premio Principal

de $ 500.000.00 vale $ 100.00.

(Joga-se uma série).

Bilhete inteiro para os Sortelos Extraordinarios com Premio

Principal de $ 1.000,000.00 vale $ 200.00.

(Joga-se uma série).

Bilhete inteiro para os Sorteios Extraordinarios com Premio

Principal de $ 2.000,000,00 vale $ 400.00

(Joga-se uma série).

Bilbete inteiro para os Sorteios Extraordinarios com Premio

Principal de $ 3.000,000.00 vale $ 500.00.

(Joga-se uma série).

Bilhete inteiro para os Sorteios Extraordinarios com Premio

Principal de $ 5.000,000.00 vale $ 1,000.00.

(Joga-se uma série).

Bilhete inteiro para os Sorteios Extraordinarios com Premio

Principal de $ 6.000,000.00 vale $ 1,000.00.

(Joga-se, uma série).

Bilhete inteiro para os Sorteios Extraordinarios com Premio

Principal de $ 10.000,000.00 vale $ 2,000.00

(Joga-se uma série).

TODOS OS SORTEIOS REALIZAM-SE NA CIDADE DO

MEXICO AS 20 HORAS.

  —67→  

imagen

  —68→     —69→  

Tabla de descuentos calculada al 2.20% sobre premios de $ 0.30 a $ 500.00
Premio Impuesto Líquido
.30 1 .29
.50 2 .48
.60 2 .58
.75 2 .73
.80 2 .78
.90 2 .88
1.00 3 .97
1.20 3 1.17
1.25 3 1.22
1.50 4 1.46
1.60 4 1.56
1.80 4 1.76
2.00 5 1.95
2.10 5 2.05
2.25 5 2.20
2.40 6 2.34
2.50 6 2.44
2.70 6 2.64
3.00 7 2.93
3.20 8 3.12
3.50 8 3.42
3.60 8 3.52
3.75 9 3.66
4.00 9 391   —70→  
4.25 10 415
4.50 10 440
4.80 11 469
5.00 11 489
5.25 12 513
5.50 13 537
5.60 14 547
6.00 14 586
6.25 15 611
6.40 15 625
6.50 15 635
6.75 15 660
7.00 16 684
7.20 16 704
7.50 17 733
8.00 18 782
8.40 19 821
8.50 19 831
8.75 20 855
9.00 20 880
9.50 21 929
9.60 22 938
10.00 22 978
10.50 24 1026
10.80 24 1056
11.00 24 1075
11.25 25 1100
11.50 26 1124
12.00 27 1173
12.50 28 1222
13.00 29 1271
13.20 30 1290
13.50 30 1320
14.00 31 1369
14.50 32 1418
15.00 33 1467
16.00 36 1564
17.00 38 1662   —71→  
17.50 39 17.11
18.00 40 17.60
19.00 42 18.58
20.00 44 19.56
21.00 47 20.53
22.00 49 21.51
22.50 50 22.00
23.00 51 22.49
24.00 53 23.47
25.00 55 24.45
26.00 58 25.42
27.00 60 26.40
27.50 61 26.89
28.00 62 27.38
29.00 64 28.36
30.00 66 29.34
32.00 71 31.29
32.50 72 31.78
33.00 73 32.27
34.00 75 33.25
35.00 77 34.23
36.00 80 35.20
37.50 83 36.67
38.00 84 37.16
39.00 86 38.14
40.00 88 39.12
42.00 93 41.07
42.50 94 41.56
44.00 97 43.03
45.00 99 44.01
46.00 1.02 44.98
47.50 1.05 46.45
48.00 1.06 46.94
50.00 1.10 48.90
51.00 1.13 49.87
52.50 1.16 51.34
54.00 1.19 52.81
55.00 1.21 53.79   —72→  
57.50 127 56.23
60.00 1.32 58.68
65.00 1.43 63.57
67.50 1.49 66.01
70.00 1.54 68.46
72.00 159 70.41
75.00 1.65 73.35
80.00 1.76 78.24
84.00 1.85 82.15
85.00 1.87 83.13
90.00 1.98 88.02
95.00 2.09 92.91
96.00 2.12 93.88
100.00 2.20 9780
105.00 2.31 102.69
108.00 2.38 105.62
110.00 2.42 107.58
112.00 2.47 109.53
115.00 2.53 112.47
120.00 2.64 117.36
125.00 2.75 122.25
128.00 2.82 125.18
130.00 2.86 127.14
135.00 2.97 132.03
140.00 3.08 136.92
144.00 3.17 140.83
145.00 3.19 141.81
150.00 3.30 146.70
160.00 3.52 156.48
165.00 3.63 161.37
170.00 3.74 166.26
172.00 3.79 168.21
175.00 3.85 171.15
18000 3.96 176.04
190.00 4.18 185.82
195.00 4.29 190.71
200.00 4.40 195.60
210.00 4.62 205.38   —73→  
220.00 484 215.16
225.00 4.95 220.05
230.00 5.06 224.94
240.00 5.28 234.72
250.00 5.50 244.50
255.00 5.61 249.39
260.00 5.72 254.28
270.00 5.94 264.06
275.00 6.05 268.95
280.00 6.16 273.84
285.00 6.27 278.73
300.00 6.60 293.40
320.00 7.04 312.96
325.00 7.15 317.85
340.00 7.48 332.52
350.00 7.70 34230
375.00 8.25 366.75
380.00 8.36 371.64
400.00 8.80 391.20
425.00 9.35 415.65
450.00 9.90 440.10
475.00 10.45 464.55
500.00 11.00 489.00

  —74→     —75→  

Tabla de descuentos Calculada al 5.50% sobre premios de $ 501.00 a $ 4,990.00
Premio Impuesto Líquido
40.00 2.20 37.80
45.00 2.48 42.52
50.00 2.75 47.25
60.00 3.30 56.70
80.00 4.40 75.60
90.00 4.95 85.05
100.00 5.50 94.50
120.00 6.60 113.40
125.00 6.88 118.12
135.00 7.43 127.57
150.00 8.25 141.75
160.00 8.80 151.20
180.00 9.90 170.10
200.00 11.00 189.00
225.00 12.38 212.62
240.00 13.20 226.80
250.00 13.75 236.25
270.00 14.85 255.15
280.00 15.40 264.60
300.00 16.50 283.50
315.00 17.33 297.67
320.00 17.60 302.40
350.00 19.25 330.75
360.00 19.80 340.20   —76→  
375.00 2063 354.37
400.00 22.00 378.00
405.00 22.28 382.72
420.00 23.10 396.90
440.00 24.20 415.80
450.00 24.75 425.25
480.00 26.40 453.60
495.00 27.23 467.77
500.00 27.50 472.50
520.00 28.60 491.40
540.00 29.70 510.30
550.00 30.25 519.75
560.00 30.80 529.20
585.00 32.18 552.82
600.00 33.00 567.00
625.00 34.38 590.62
630.00 34.65 595.35
640.00 35.20 604.80
650.00 35.75 614.25
660.00 36.30 623.70
675.00 37.13 637.87
680.00 37.40 642.60
700.00 38.50 661.50
720.00 39.60 680.40
750.00 41.25 708.75
760.00 41.80 718.20
765.00 42.08 722.92
780.00 42.90 737.10
800.00 44.00 756.00
810.00 44.55 765.45
850.00 46.75 803.25
855.00 47.03 807.97
875.00 48.13 826.87
880.00 48.40 831.60
900.00 49.50 850.50
950.00 52.25 897.75,
960.00 52.80 907.20
1,000.00 55.00 945.00   —77→  
1,020.00 5610 96390
1,040.00 57.20 982.80
1,080.00 59.40 1,020.60
1,100.00 60.50 1,039.50
1,120.00 61.60 1,058.40
1,125.00 61.88 1,063.12
1,140.00 62.70 1,077.30
1,200.00 66.00 1,134.00
1,250.00 68.75 1,181.25
1,280.00 70.40 1,209.60
1,300.00 71.50 1,228.50
1,360.00 74.80 1,285.20
1,375.00 75.63 1,299.37
1,400.00 77.00 1,323.00
1,440.00 79.20 1,360.80
1,500.00 82.50 1,417.50
1,520.00 83.60 1,436.40
1,600.00 88.00 1,512.00
1,625.00 89.38 1,535.62
1,700.00 93.50 1,606.50
1,750.00 96.25 1,653.75
1,800.00 99.00 1,701.00
1,875.00 103.13 1,771.87
1,900.00 104.50 1,795.50
2,000.00 110.00 1,890.00
2,125.00 116.88 2,008.12
2,250.00 123.75 2,126.25
2,375.00 130.63 2,244.37
2,500.00 137.50 2,362.50

  —78→     —79→  

Tabla de descuentos calculada al 11% sobre premios de $ 5,000.00 a $ 1.000,000.00
Premio Impuesto Líquido
250.00 27.50 222.50
500.00 55.00 445.00
600.00 66.00 534.00
750.00 82.50 66700
1,000.00 110.00 890.00
1,200.00 132.00 1,068.00
1,250.00 137.50 1,112.50
1,500.00 16500 1,335.00
1,750.00 192.50 1,557.50
1,800.00 198.00 1,602.00
2,000.00 220.00 1,780.00
2,250.00 247.50 2,002.50
2,400.00 264.00 2,136.00
2,500.00 275.00 2,225.00
2,750.00 302.50 2,447.50
3,000.00 330.00 2.670.00
3,250.00 357.50 2,892.50
3,500.00 385.00 3,115.00
3.600.00 396.00 3.204.00
3,750.00 412.50 3.337.50
4.000.00 440.00 3,560.00
4,200.00 462.00 3,738.00
4,250.00 467.50 3,782.50
4,500.00 495.00 4,005.00   —80→  
4,750.00 52250 4,227.50
4,800.00 528.00 4,272.00
5,000.00 550.00 4,450.00
5,250.00 577.50 4,672.50
5,400.00 594.00 4,806.00
5,500.00 605.00 4,895.00
6,000.00 660.00 5,340.00
6,250.00 687.50 5,562.50
6,500.00 715.00 5,785.00
6,750.00 742.50 6,007.50
7,000.00 770.00 6,230.00
7,200.00 792.00 6.408.00
7,500.00 825.00 6,675.00
8,000.00 880.00 7,120.00
8,250.00 907.50 7,342.50
8.400.00 924.00 7,476.00
8,500.00 935.00 7,565.00
8,750.00 962.50 7,787.50
9.000.00 990.00 8,010.00
9,500.00 1,045.00 8,455.00
9,600.00 1,056.00 8,544.00
9,750.00 1.072.50 8,677.50
10,000.00 1,100.00 8,900.00
10,500.00 1.155.00 9,345.00
10,800.00 1.188.00 9,612.00
11,000.00 1,210.00 9,790.00
11,250.00 1,237.50 10,012.50
12,000.00 1,320.00 10,680.00
12,500.00 1,375.00 11,125.00
12,750.00 1,402.50 11,347.50
13,000.00 1,430.00 11,570.00
13,500.00 1,485.00 12,015.00
13,750.00 1,512.50 12,237.50
14,000.00 1.540.00 12,460.00
14,250.00 1,567.50 12,682.50
15,000.00 1,650.00 13,350.00
15,750.00 1,732.50 14,017.50
16,000.00 1,760.00 14,240.00   —81→  
16,500.00 1,815.00 14,685.00
17,000.00 1,870.00 15,130.00
17,500.00 1,925.00 15,575.00
18,000.00 1,980.00 16,020.00
18,250.00 2,007.50 16,242.50
19,000.00 2,090.00 16,910.00
19,500.00 2,145.00 17,355.00
20,000.00 2,200.00 17,800.00
20,750.00 2,282.50 18,467.50
21,000.00 2,310.00 18,690.00
22,000.00 2,420.00 19,580.00
22,500.00 2,475.00 20,025.00
23,750.00 2,612.50 21,137.50
24,000.00 2,640.00 21,360.00
25,000.00 2,750.00 22,250.00
25,500.00 2,805.00 22,695.00
27,000.00 2,970.00 24,030.00
27,500.00 3,025.00 24,475.00
28,500.00 3,135.00 25,365.00
30,000.00 3,300.00 26,700.00
32,500.00 3,575.00 28,925.00
33,000.00 3,630.00 29,370.00
35,000.00 3,850.00 31,150.00
36,000.00 3.960.00 32,040.00
37,500.00 4,125.00 33,375.00
39,000.00 4,290.00 34,710.00
40,000.00 4,400.00 35,600.00
42,000.00 4.620.00 37,380.00
42,500.00 4,675.00 37,825.00
45,000.00 4,950.00 40,050.00
47,500.00 5,225.00 42,275.00
48,000.00 5,280.00 42,720.00
50,000.00 5.500.00 44,500.00
51,000.00 5,610.00 45,390.00
54,000.00 5,940.00 48,060.00
55,000.00 6,050.00 48,950.00
57,000.00 6,270.00 50,730.00
60,000.00 6.600.00 53,400.00   —82→  
65,000.00 7,150.00 57,850.00
70,000.00 7.700.00 62,300.00
75,000.00 8,250.00 66,750.00
80,000.00 8,800.00 71,200.00
85,000.00 9.350.00 75,650.00
90,000.00 9,900.00 80,100.00
95,000.00 10,450.00 84,550.00
100,000.00 11,000.00 89,000.00
105,000.00 11,550.00 93,450.00
110,000.00 12,100.00 97,900.00
120,000.00 13,200.00 106,800.00
125,000.00 13,750.00 111,250.00
130,000.00 14,300.00 115,700.00
135,000.00 14,850.00 120,150.00
140.000.00 15,400.00 124,600.00
150,000.00 16,500.00 133,500.00
160,000.00 17,600.00 142,400.00
165,000.00 18,150.00 146,850.00
170,000.00 18,700.00 151,300.00
175,000.00 19,250.00 155,750.00
180,000.00 19,800.00 160,200.00
190,000.00 20,900.00 169,100.00
195,000.00 21,450.00 173,550.00
200,000.00 22,000.00 178,000.00
210,000.00 23,100.00 186,900.00
220,000.00 24,200.00 195,800.00
225,000.00 24,750.00 200,250.00
240,000.00 26,400.00 213,600.00
250,000.00 27,500.00 222,500.00
255,000.00 28,050.00 226,950.00
270,000.00 29,700.00 240,300.00
275,000.00 30,250.00 244,750.00
280,000.00 30,800.00 249,200.00
285,000.00 31,350.00 253,650.00
300,000.00 33,000.00 267,000.00
320,000.00 35,200.00 284,800.00
325,000.00 35,750.00 289,250.00
350,000.00 38,500.00 311,500.00   —83→  
360,000.00 39,600.00 320,400.00
375,000.00 41,250.00 333,750.00
400,000.00 44,000.00 356,000.00
425,000.00 46,750.00 378,250.00
440,000.00 48,400.00 391,600.00
450,000.00 49,500.00 400,500.00
475,000.00 52,250.00 422,750.00
480,000.00 52,800.00 427,200.00
500,000.00 55,000.00 445,000, 00
520,000.00 57,200.00 462,800.00
550,000.00 60,500.00 489,500.00
560,000.00 61,600.00 498,400.00
600,000.00 66,000.00 534,000.00
640,000.00 70,400.00 569,600.00
650.000.00 71,500.00 578,500.00
680,000.00 74,800.00 605,200.00
700,000.00 77,000.00 623,000.00
720,000.00 79,200.00 640,800.00
750,000.00 82,500.00 667,500.00
760,000.00 83,600.00 676,400.00
800,000.00 88,000.00 712,000.00
850,000.00 93,500.00 756,500.00
900,000.00 99,000.00 801,000.00
950,000.00 104,500.00 845,500.00
1.000,000.00 110,000.00 890,000.00





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