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J. M. Sánchez Ron, (coord.), La Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones 80 años después, Madrid, 1988, en especial vol. II, págs. 519-534 el trabajo de T. R. de Lecea, La enseñanza de la Historia en el Centro de Estudios Históricos, Hinojosa y Altamira.

 

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En una de las conferencias de Extensión Universitaria dadas durante el curso de 1908-1909, Altamira relató sus impresiones de la Universidad, palacios y monumentos de Berlín. AHUO. Fondo Altamira, sin clasificar.

 

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En el Fondo Altamira del AHUO se conservan cartas y postales alemanas, una de ellas de 25 de junio de 1898 firmada con una abreviatura H, probablemente de Emile Hübner, acusando recibo de dos libros suyos. Vid. Catálogo de la Exposición «Altamira y el grupo de Oviedo».

 

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Cf. F. Giner, El libro de la Universidad de Oviedo, en Boletín de la institución Libre de Enseñanza, XXVI, 507, (1902), págs. 161-167.

 

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Estas secciones, ampliadas o corregidas en algún caso posteriormente, fueron desde el primer número: I. La Universidad de Oviedo; II. La enseñanza de la cátedra (con información extraída de las notas de los profesores y de los trabajos de los alumnos); III. Excursiones escolares; IV. Escuela Práctica de Estudios Jurídicos y Sociales; V. Extensión Universitaria; VI. Colonias Escolares; VII. Bibliotecas; VIII. Necrológica (iniciada con la de Clarín, fallecido en 1901); IX. Apéndices (comunicaciones, proposiciones, publicaciones de los profesores). Con el informe de Altamira sobre el Congreso Internacional de Ciencias Históricas celebrado en Roma en 1903, se abrió una nueva sección en el tomo III: «La Universidad de Oviedo en el exterior».

 

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En el tomo III de los Anales, correspondiente a los años 1903-1905 (Oviedo, 1905), se recoge el testimonio de la Asamblea Universitaria de Barcelona favorable a la publicación de unos Anales o Revista semejante a la de Oviedo.

 

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Anales de la Universidad de Oviedo, tomo V, 1908-1910 (Oviedo, 1911), pág. 18; Vid. E. de Aramburu, Procedimientos de enseñanza en la Facultad de Derecho de la Universidad de Oviedo, en BILE, XXVI, 1902.

 

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«Pero..., pero... al lado o dentro del profesor y del amable colega, del trabajador, del que sabe lo que debe saberse, hay, había, el hombre. Y el hombre no nos procuró el refuerzo que esperábamos. Porque no existía, porque quizá no podía existir, verdadera homogeneidad entre el hombre de adentro, y el historiador, el excursionista, el internacionalista y el, llamémosle, político. Suavemente, deslizándose sin roces sensibles, como resultado espontáneo e indomable del carácter, el historiador se fue diferenciando del pequeño grupo: no podía sentirse a gusto en la modestísima actitud de sus colegas. Sentía Rafael ambiciones, seguramente nobles, que ninguno de los íntimos y de los no tan íntimos, v. gr. Alas y Aramburu, sentíamos y, esto aparte, tenía aptitudes excepcionales, arte, para afirmar o crearse una personalidad distinta, suya, que desde luego apuntó ya en labores tan modestas como las que realizábamos en nuestra Universidad. Le gustaba, como a tantos y tantos de su tipo, tener sus entusiastas, mejor, sus admiradores para su exclusivo goce. Y, por tal manera, sin advertirlo nosotros y quizá ni él, las tareas de la Escuela empezaron a resquebrajarse, seguramente sin proponérselo ni desearlo Altamira que, sin duda, hubiera preferido tener sus admiradores sin perjuicio alguno para la Escuela». Posada, Fragmentos de mis memorias, pág. 253.

 

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R. Altamira, Mi viaje a América (Libro de documentos), Madrid, 1911; cf. España-América. Intercambio intelectual universitario. Homenaje al ilustre delegado de la Universidad de Oviedo D. Rafael Altamira y Crevea. Oviedo, 1910. En general, S. Melón, «El viaje a América del profesor Altamira», en Estudios sobre la Universidad de Oviedo, cit. págs. 115-173.

 

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A petición de Altamira, cuando ya había sido nombrado Director General de Primera Enseñanza (14, octubre, 1910), se declaró vacante la cátedra de Historia del Derecho de la Universidad de Oviedo. Tras un largo período de interinidad, salió la cátedra a oposición por Real Orden de 22 de julio de 1913. Al final de unas oposiciones ajustadas al nuevo Reglamento de 8 de abril de 1910, que exigía la presentación de un trabajo de investigación o doctrinal propio, fue nombrado para sucederle (12, febrero, 1914), Rafael Acosta Inglott (Las Palmas de Gran Canaria, 1889), quien presentara un extenso estudio sobre las Relaciones de los fueros de Daroca y Teruel. Estas oposiciones las firmó también, aunque no llegó a presentarse, Ramón Prieto Bances, un alumno de la última promoción de estudiantes de la Universidad de Oviedo a la que Altamira diera clase y que dejó testimonio escrito en los Anales de la Universidad de Oviedo (tomo V, Oviedo, 1911) de algunas de las experiencias docentes vividas con su maestro. A. G. A., E. y C. leg. 5358.

Acosta Inglott, tras permanecer cinco años en Oviedo, pidió su traslado a la Universidad de Granada, en la que había sido auxiliar de cátedra antes de la oposición, y de la que tomó posesión el 21 de febrero de 1919. En esta ciudad falleció el 3 de junio de 1941 el que unos años antes fuera nombrado Decano de su Facultad de Derecho. Ibídem, caja 9612.

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