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Caer para levantar

Agustín Moreto1



PERSONAJES
 

 
DON VASCO DE NOROÑA.
DON DIEGO DE MENESES.
BRITO,   criado.
EL DEMONIO.
DON GIL.
DOÑA LEONOR.
DOÑA VIOLANTE.
GOLONDRO,   criado, gracioso.
EL ÁNGEL DE LA GUARDA.
UN LABRADOR.
UNA LABRADORA.
Dos ángeles.
UN VILLANO.
Bandoleros.
Criados.
Damas.
 

La acción pasa en Coimbra y en unos montes inmediatos.

 




ArribaAbajoJornada I


Escena I

 

DON VASCO, DOÑA LEONOR, DOÑA VIOLANTE.

 
DON VASCO
Leonor, Violante, hijas mías.
Prendas del alma, en quien veo2
dos flores que ha producido
desta blanca escarcha el cielo,
de mi vejez el alivio 5
aseguro en las dos siendo
puntales deste edificio,
a quien desmorona el tiempo.
Mucho debéis a mi amor,3
que alegre a traeros vengo 10
nuevas de un gusto, a que entrambas
debéis agradecimientos,
tú, Leonor, que has elegido
para vivir un convento,
inclinación que heredaste 15
de los favores del cielo;
tú, que de aquesta ciudad
de Coimbra eres ejemplo
de virtud y de hermosura
(¡lo que en decirlo me alegro!), 20
muy presto verás logrado
ese gusto a tu deseo,
pues dentro de pocos días
desde Coimbra saldremos
a meterte religiosa 25
a Valdefuentes, un pueblo
seis leguas de aquí distante
abundante, rico, ameno,
cabeza del mayorazgo
que heredé de mis abuelos. 30
Allí estarás asistida
de cuanto puede el deseo
proponerte a la memoria;
pues mis vasallos, sabiendo
que eres tú la que gustosa 35
vas a ilustrar su convento
no habrá fineza ninguna
que deje de obrar su celo
con tu hermosura, y más yo,
que allí retirado espero 40
pagar de mi edad cansada
el común tributo al tiempo.
DOÑA LEONOR
Deja, Señor, que a tus plantas
agradezca en rendimientos
la fortuna de que gozo, 45
pues se cumple mi deseo.
DON VASCO
Hija, a mis brazos levanta,
que me enterneces el pecho;
el mejor estado eliges.
DOÑA LEONOR
Dilate tu vida el cielo. 50
DON VASCO
Y tú, Violante querida,
¿cómo no me hablas? ¿Qué es esto?
Albricias quiero pedirte
de que ya tu casamiento
tratado está con don Sancho 55
de Portugal, cuyo esfuerzo
y sangre no desmerece
tu mano que, en fin, es deudo
del Rey, aunque su nobleza
no exceda la que yo tengo. 60
Don Vasco soy de Noroña,
y en la sangre decir puedo
que igualó siempre la mía
con las mejores del reino.
Mas las partes de don Sancho, 65
por lo ilustre, lo discreto
y lo bienquisto, son dignas
de que agradezcas al cielo
que te haya dado un esposo
de tantos merecimientos. 70
DOÑA VIOLANTE
Y ¿están ya capituladas
mis bodas?
DON VASCO
No, pero presto
se harán, como de ello gustes.
DOÑA VIOLANTE
Si a mi elección el empeño
lo dejas, diré que no. 75
DON VASCO
De tu natural soberbio,
desobediente y terrible,
esta respuesta temiendo
estuve antes de escuchalla.
Pues di, ¿en qué fundas tu intento? 80
DOÑA VIOLANTE
Señor, porque no me culpes,
has de escucharme primero.
Bien sabes, Señor, bien sabes
cómo el fino galanteo
de don Diego de Meneses 85
pretendió obligarme un tiempo.
No dudo que su fineza,
medida con mi respeto,
pudiese aspirar a más
que a los lícitos deseos 90
de ser mi esposo, porque
en semejantes empeños
no puede, cuando hay nobleza
en dos iguales sujetos,
ni el galán pretender más, 95
ni la dama querer menos.
Resistime cuidadosa;
mas di motivo con esto
a que en su ciega porfía
se despeñase resuelto; 100
que es tal la naturaleza
de algunos amantes ciegos,
que se entibian con halagos,
y se pican con desprecios.
Viendo pues mi resistencia, 105
no cupo en su sufrimiento
disimular un cuidado
ni resistir un tormento;
pues de mi desdén vencido,
o indignado, que es más cierto, 110
por plazas, templos y calles
hizo público el festejo.
Pareció delirio entonces
su amor, mirado de lejos;
mas acercándole más 115
la luz del entendimiento,
de la razón a la vista
hizo mayor el objeto.
Pareciome, ya lo dije,
que eran finos sus extremos, 120
y que no desmerecían
un noble agradecimiento;
que cuando contra una dama
por amor se hace algún yerro,
por lo que lleva de amante 125
se sufre lo desatento.
Inclíneme a su fineza,
y poco a poco aquel ceño
de mi desdén fue templando
la violencia en lo severo; 130
bien que aquesta inclinación
nunca salió de mi pecho,
ni dibujada en razones,
ni repetida en acentos
que no es la primera vez 135
que este monstruo o mongibelo
del amor arde en el alma,
y le sepulta el silencio.
Áspid nace en lo apacible
de las flores, pero luego 140
que reconoce al decoro,
se le avasalla el respeto.
Como gusano fue el mío,
que devanando el aliento
al torno de sus afanes, 145
murió en el capullo tierno.
Esto es cuanto a declararlo;
que en tenerlo, pues confieso
que le quiso bien, no habría
mudanza en mis pensamientos: 150
supuesto que al proponerme
de don Sancho el casamiento,
estás viendo en mi semblante
a quién amo y quién desprecio.
El cargo que hacerme puedes 155
para culparme el intento
de aquesta inclinación mía,
es decirme que don Diego
a mi hermano dio la muerte:
es verdad, mas cuerpo a cuerpo 160
fue en la campaña; y si entonces
fue mas dichoso su acero,
aun más que al agravio en él,
a la desgracia condeno.
Aquella vertida sangre 165
me dispierta al sentimiento;
y al paso que la venganza
me provoca al desempeño,
amor, deidad poderosa,
como piadoso instrumento, 170
se interpone entre la injuria
y confunde los afectos.
Y es que, como aquella vida
que quitó brazo violento,
es mucho mía, también 175
es mío el amor que aliento;
y así, no me irrita tanto,
porque en nada diferencio
la sangre que está vertida
de aquella que anima el pecho. 180
Razón es aborrecer
al lance de que me ofendo;
mas también lo será amar
al que me acaricia luego
así, Señor, dividido 185
en mitades este afecto,
al que me obliga me inclino,
y al que me ofende aborrezco.
Y como es más poderosa
la piedad que el rencor ciego, 190
primero es en mí la vida
que aquella de que estoy lejos;
que una esperada venganza
la suele olvidar el tiempo,
y a los ojos de una dicha 195
va siempre el amor creciendo.
Y pues conoces el mío,
y sabes que deste empeño
he sido la causa, olvida
tu pasión, pues el acierto 200
consigues de generoso,
de prudente, noble, atento,
de liberal y de padre
a quien deberé de nuevo
el ser, la vida y la fama, 205
la dicha, honor y sosiego),
si a don Diego de Meneses
me le concedes por dueño.
DON VASCO
Calla la voz, cierra el labio,
mujer, áspid o veneno, 210
que no sé cómo ha cabido
tu infamia en mi sufrimiento.
¿A un tirano que ha vertido
tu prolija sangre, y que ha muerto
a un hermano tuyo, eliges 215
por esposo? ¡Vive el cielo,
que es tu afición alevosa
traidor tu pensamiento!
¿Tú a don Diego de Meneses
me nombres para ese empleo? 220
¿A un hombre de quien no está
honra segura? ¿A un sujeto
que por sus temeridades
es la fábula del pueblo,
y que vive retraído 225
por sus locuras y excesos
te inclinas, ciega en tu error?
DOÑA VIOLANTE
Señor, yo vencer no puedo
mi inclinación; soy mujer
mi albedrío está sujeto 230
a esta pasión que publico;
y así, moriré primero
que dar a otro hombre la mano.
DON VASCO
¡Que escuche este atrevimiento,
y no la quite mil vidas! 235
¡Ah, tirana! Plegue al cielo
que la luz del sol te falte,
albergue, amparo y sustento,
y que por el mundo vayas
sin ley, sin razón, sin freno: 240
precipitada te veas
de tus propios pensamientos,
y en infamia eterna vivas,
si le admitieres por dueño.
DOÑA VIOLANTE
Yo, Señor, sigo lo justo, 245
y tu maldición no temo.
DON VASCO

 (A DOÑA LEONOR, que le detiene.)  

Aparta; que con mis manos
la he de quitar el aliento.
DOÑA LEONOR
Señor, templa tus enojos.
¡Padre mío!
DON VASCO
Ya me templo
250
por tu causa, Leonor mía
que eres de mi vida espejo.

  (Aparte. 

¡Oh tronco inútil! ¡Qué poco
aprovechan los deseos
para venganza de un hijo 255
si falta el brazo al acero!)
DOÑA LEONOR
Señor, si quieres que tengan
estos pesares remedio,
y se haga todo a tu gusto,
has de tomar mi consejo. 260
DON VASCO
Di, Leonor; que en tus razones
hallar el alivio espero.
DOÑA LEONOR

 (Aparte a DON VASCO.) 

Don Gil Núñez de Arogía4
ya sabes que es caballero
que por su rara virtud 265
le venera todo el pueblo,
pues dicen que hace milagros;
que es tal su virtud y ejemplo,
que mueve los corazones,
siendo un retrato del cielo 270
en perfección y virtud,
y entre todo aqueste reino
no se halla varón mas santo.
Tómale por instrumento
en este caso que ves, 275
para que él hable a don Diego,
y le aconseje que ponga
fin a sus intentos necios,
que como él, Señor, olvide
de Violante el galanteo, 280
y no ronde estos balcones,
yo sé que mi hermana presto
acetará de don Sancho
el dichoso casamiento.
Esto has de hacer.
DON VASCO
En tu voz
285
estoy mirando el consuelo,
y en este enemigo mío
ultrajado mi respeto.
¡Oh infelices canas! Templen
tu nieve mi airado fuego. 290
A hablar voy luego a don Gil,
que éste es el mejor remedio;
tú entre tanto, Leonor mía,
de tus prudentes consejos
parte con esa tirana, 295
que por tu causa suspendo
su castigo. ¡Sin mí estoy!
De mí me defienda el cielo.


Escena II

 

DOÑA LEONOR, DOÑA VIOLANTE.

 
DOÑA LEONOR
Violante mía, a los padres
por ley natural debemos 300
de la obediencia el decoro;
y mas cuando a los aumentos
de nuestra dicha encaminan
siempre todos sus deseos.5
DOÑA VIOLANTE
Hermana, detén la voz. 305
DOÑA LEONOR
Yo persuadirte pretendo.
DOÑA VIOLANTE
Yo no estoy para escuchar
agora tus documentos;
porque siendo, hermana mía,
muy largo el sermón, me duermo. 310
DOÑA LEONOR
Un consejo saludable
quisiera darte.
DOÑA VIOLANTE
Yo vengo
en todo lo que dijeres;
y si es sobre que el precepto
obedezca de mi padre, 315
digo que le obedezco,
y que con don Sancho es justo
que se haga mi casamiento,
y desde agora le admito.
¿Quieres más?
DOÑA LEONOR
Guárdete el cielo.
320
DOÑA VIOLANTE

 (Aparte.) 

Con aquesto la aseguro
para avisar a don Diego
que aquesta noche me saque
de este cruel cautiverio,
porque siendo esposo mío, 325
logro la dicha que espero.
DOÑA LEONOR
¡Oh qué dichosa has de ser!
Y has de advertir...
DOÑA VIOLANTE
Ya lo entiendo.

  (Aparte. 

Quisiera echarla de mí
para poder con secreto 330
ir a escribir el papel.)
DOÑA LEONOR
Que en mí tienes el ejemplo,
pues por dar gusto a mi padre
ser religiosa pretendo.
DOÑA VIOLANTE
Antes pienso, según hablas, 335
que has salido del convento.

  (Hace que se va.)  

DOÑA LEONOR
Y ¿adónde vas?
DOÑA VIOLANTE
¿Yo? A leer
un rato, para consuelo,
en algún libro devoto.
DOÑA LEONOR
Bien haya tu entendimiento. 340
DOÑA VIOLANTE

 (Aparte. 

¡Qué cansada es la santica!)
Queda adiós.
DOÑA LEONOR
Guárdele el cielo.
 

(Vanse.)

 


Escena III

 

Sala en casa de DON DIEGO.

 
 

DON DIEGO.

 
Aquí retirado estoy,
por gusto y por novedad,
pues en toda esta ciudad 345
me respetan por quien soy.
En mí no tiene intereses
la justicia, pues veloz
se para luego a la voz
de don Diego de Meneses; 350
que entre todos, aunque igual
se le debe la obediencia,
logran esta preeminencia
los nobles de Portugal.
De mi Violante querida 355
aquí logro mil favores,
que cada vez son mayores.
¿Qué mucho? suya en mi vida;
pues della correspondido
con agrado y con placer, 360
por ella vengo a tener
la dicha del retraído.
Brito viene.


Escena IV

 

BRITO. DON DIEGO.

 
BRITO
Como fiel
criado vengo a buscarte
desalado, y para darte... 365
DON DIEGO
¿Qué hay de nuevo?
BRITO
Este papel.
DON DIEGO
¿De quién?
BRITO
De doña Violante,
de aquel milagro de amor,
de aquel prodigio mayor
de hermosura.
DON DIEGO
No es bastante
370
para el gusto que me has dado
este vestido; tuyo es.
BRITO
¡Oh fidalgo portugués,
que así pagas de contado!
DON DIEGO
Si logro feliz amante 375
los favores de su fe,
¿qué mas quiero yo? Veré
lo que me dice Violante.

  (Lee.) 

«Violencias de un padre me obligan a buscar la libertad de vuestra fineza, pues antes perderé la vida que admitir otro dueño. Esta noche me saldré con vos: esperad a la puerta del jardín; y una música que traeréis será la seña de mi resolución y logro de vuestra esperanza.»

¡Que en fin venció su rigor
mi tierna amante porfía! 380
¡Qué Violante ha de ser mía!
Loco me llene el amor:
¿no me das el parabién,
Brito, de esta dicha?
BRITO
Sí,
y quiero hacer hoy por ti 385
una fineza también.
DON DIEGO
Yo lo estimo. ¿De qué suerte?
BRITO
A llevar mi amor se empeña
la música que de seña
ha de servir.
DON DIEGO
Pero advierte
390
que en viéndome tú parado
en la reja, has de empezar
con la música a cantar.
BRITO
Eso toca a mi cuidado.
DON DIEGO
Pues mira que es importante 395
que al punto estés prevenido.
¡Cielos, qué feliz he sido,
pues logro el sol de Violante!
BRITO
Pero a la puerta han llamado.
DON DIEGO
Di que entren.
BRITO
Ya me atolondro.
400


Escena V

 

GOLONDRO, de gorrón, con rosario al cuello. Dichos.

 
DON DIEGO
¿Por acá, hermano Golondro?
GOLONDRO
Sí, hermano. Sea alabado
un Dios que todo lo cría.
DON DIEGO
Pues ¿qué es lo que puedo hacer
por servirle?
GOLONDRO
Os quiere ver
405
don Gil Núñez de Arogía,
y aguarda licencia.
DON DIEGO

 (Aparte. 

Este hombre
(no sé que enigma hay en ello)
me hace erizar el cabello
siempre que escucho su nombre.) 410
Decid que entre norabuena.
BRITO
¿Hay tal mono de Tolú?
GOLONDRO
Mire, hermano Brito: su
mordacidad le condena.
BRITO
Embustero tanto cuanto 415
me parece.
GOLONDRO
Él lo es mayor,
mas ya que es tan pecador,
aprenda de aqueste santo.
 

(Dirígese a la puerta, y sale DON GIL de hábito largo.)

 


Escena VI

 

DON GIL. Dichos.

 
DON DIEGO
Señor, excusado fuera
licencia, si a honrarme vos 420
solo venís.
DON GIL
Guárdeos Dios.
De espacio hablaros quisiera.
DON DIEGO
En esta silla os sentad.
Llégame otro asiento a mí.
DON GIL
Con sentarme obedecí. 425
 

(Llegan sillas, y siéntanse.)

 
DON DIEGO
Proseguid pues.
DON GIL
Escuchad.
Ya sabéis, señor don Diego
la antigua y noble prosapia
de los ilustres Noroñas,
que tanto este reino ensalzan. 430
También no ignoráis que el blanco
a que vuestras esperanzas
se inclinan, son deste tronco
ilustre y frondosa rama.
Vos, que dignamente en todo; 435
por vuestra sangre heredada,
igualáis, si no vencéis,
a la nobleza más alta,
cortasteis la tierna vida,
con mano atrevida airada 440
al primogénito ilustre
de don Vasco. (¿A quién no causa
piedad el ver un anciano
verter con suspiros y ansias
por entre peinada nieve 445
llanto convertido en plata?)
Accidental fue el suceso;
de culparos hoy no trata
mi intención, pues fue en el lance
mas dichosa vuestra espada; 450
por cuyo respeto el padre,
que aún lamenta esta desgracia,
con ser tanta parte, nunca
solicitó la venganza.
Lo que en vos, señor don Diego, 455
el noble Noroña extraña,
es que habiéndole ofendido,
pretenda vuestra arrogancia
segunda vez ser ultraje
de su calle y sus ventanas, 460
aventurando el decoro
de sus hijas, cuya fama
es vidrio, es papel; que al soplo
breve de una voz liviana,
para escándalo de muchas, 465
frágil se quiebra o se rasga.
Agravios sobre la vida
heridas son que se sanan,
mas sólo son incurables
las que la nobleza manchan. 470
El honor más que la vida
está pidiendo venganza;
que esta es duración del cuerpo,
y aquel es sangre del alma.
Los caballeros tan grandes 475
como vos, no han de ser causa
de que las honras peligren;
antes vuestra heroica espada
les ha de dar la defensa:
que no es justo que en la vaina 480
sirva al lado para adorno,
y en el brazo para mancha.
Enmendad vuestras costumbres
que caminan desbocadas,
siendo escándalo a las gentes: 485
saber vencerse es hazaña.
Dejad que duerma en el nido
aquella paloma blanca,
sin que, sacre vuestro orgullo,
inquiete su estación blanda. 490
Si aspiráis a casamiento,
solicitad a otra dama;
no con desprecios a un viejo
dobléis la injuria pasada.
No puede haber paz segura 495
con enemistad tan larga;
porque es pasar de odio a amor
dificultosa jornada.
Quien reconcilia enemigos,
torres sobre el viento labra, 500
y es remitir imprudente
gran peso a ligera caña.
Mirad que hay Dios y que hay muerte,
y que es esta gloria humana
para escarmiento a la vida, 505
sombra, polvo, viento y nada.
Vuestros lascivos deseos
refrenad, mirad que pasa
la edad como breve soplo,
y que sin más esperanza 510
os pedirán al fin de la jornada
de una vida tan breve cuenta larga.
 

(Levántanse.)

 
DON DIEGO
Señor don Gil, yo confieso
que vuestras doctas palabras,
me han tenido suspendido; 515
mas por ahora no se halla
con prevención ni cuidado
para discurrir: mañana
o otro día nos veremos;
que el tiempo es largo.

 (Aparte. 

Mis ansias
520
me están llamando, y dan prisa
a lograr el bien que aguardan.)
Mirad, que es casi de noche,
y es forzoso que me vaya;
perdonad, porque hacer tengo 525
un negocio de importancia.
¿Brito?
BRITO

 (Aparte a DON DIEGO.)  

Ya estás entendido:
arpa, violín y guitarra.
DON DIEGO

 (Aparte.) 

Ven, noche amada; hoy sin duda
se logran mis esperanzas 530

 (Vase.) 

DON GIL
¡Ah mozo errado, y qué ciego
caminas a tu desgracia,
pues en mí la luz desprecias,
y buscas las sombras pardas!
Dios te libre de tus obras, 535
y guíe tu errada planta.
Por ver si moverle puedo,
he de seguir sus pisadas.

  (Vase.) 



Escena VII

 

GOLONDRO, BRITO.

 
GOLONDRO
Tenga, hermano Brito. Cierto
que darle quisiera, a fe, 540
un consejo; mas ya sé
que es predicar en desierto.
Mire que es libidinoso;
enmiende su vida, hermano,
déjese del mundo vano; 545
que se podrá volver oso.
Ten en tu modo gobierno,
hombre, que a Dios desazonas,
y mira que las gorronas
te han de llevar al infierno. 550
BRITO

 (Aparte. 

Él sabe mi inclinación.)
¿Quién le ha dicho mi delito,
hermano Golondro?
GOLONDRO
Brito,
yo tengo revelación.
De cinco al número llega 555
las que tiene, que es el ama,
Frazquilla, Inés y otra dama,
y Dominga la gallega.
Mire que son testimonios
contra su condenación; 560
trate de su salvación,
y delas a mil demonios.
BRITO
Cualquier dellas es bizarra;
mas yo las dejaré ya.
GOLONDRO
Venga acá: ¿no me dirá 565
de qué modo las agarra?
BRITO
Ellas conmigo discurren,
y hablando en amor leal,
las cojo a mi salvo.
GOLONDRO
¡Hay tal!
A mi luego se me escurren. 570
BRITO
Luego ¿él trata de encontrarlas,
también, como yo, profano?
GOLONDRO
Y las detengo, sí, hermano;
mas es para predicarlas.
Y a él con voz milagrosa 575
hoy le he de curar también,
pues tiene, como sartén,
esa alma negra y mohosa.
Y porque de grasa impía
quede limpia tanto cuanto 580
haga, Brito, con el llanto
una copiosa lejía.
Del caballo y de la silla
cuide mejor, no sea caco,
gastando en vino y tabaco 585
lo que solo es cebadilla.
No se precie de embustero,
ni de hombre alguno hable mal,
excepto si fuere el tal
sastre, bufón o cochero; 590
ni de aquellas picarillas
se publique enamorado.
Que es vergüenza que un barbado
no salga de las mantillas;
ni como bárbaro intenso 595
sea de todos malsín,
por que llegará su fin,
y al fin no hay más que un responso.
Su murmuración eterna
deje, y con ella me asombre, 600
que no es bien que esto haga un hombre
que hace raya en la taberna;
ni con su amo desleal,
use de sus picardías,
y advierta que las folías 605
que toca le han de hacer mal,
porque es muy grande alcahuete.
BRITO
No tal.
GOLONDRO
Pregúntelo ahora
a la violada señora
Violante de Navarrete. 610
Y es un bárbaro, un tontón,
un simple, un vil mentecato,
pues aquí con desacato
me interrumpe la razón.
Y pues ha sido tan terco 615
que no estima la salud
que le infunde mi virtud,
le dejaré para puerco.

 (Vase.)  

BRITO
Mi vida tan por entero
sabe, que me causa espanto; 620
este sin duda es gran santo
o grandísimo embustero.

 (Vase.)  



Escena VIII

 

Calle. A un lado las tapias y puerta de un jardín. Noche.

 
 

DON DIEGO, con capa de noche, embozado.

 
¡Oh qué apacible, aunque oscura,
está la noche! Sus bellas
luces le dan compostura; 625
y es que imitan sus estrellas
de Violante la hermosura.
aquí esperaré constante
hasta que sus dos auroras
me avisen, de su semblante. 630
Mas ¡qué largas son las horas
en el reloj de un amante!
La música previniendo
con otros Brito ha quedado,
y este es el sitio aplazado, 635
donde con sonoro estruendo
la seña hará mi cuidado.


Escena IX

 

DON GIL, con linterna, y GOLONDRO, como que vienen siguiendo a DON DIEGO.

 
DON GIL
Tras él me voy acercando.
GOLONDRO
Resbaladizo está el suelo;
que lo fresco voy pisando. 640
DON GIL
Esta noche para el cielo
un alma voy conquistando.
De su desbocado exceso
le he de hacer volver atrás.
GOLONDRO
Dúdolo, porque es travieso. 645
DON GIL
¿Sabe qué hora es?
GOLONDRO

 (Tropieza.) 

No sé más
que hace oscuro y huele a queso
y que estoy muy mal parado,
y que es lance peligroso
andar de noche en poblado, 650
pues con ser tan virtuoso,
en un poyo he tropezado.
DON GIL
Ya que allí parado está,
con blandura llegaré.
DON DIEGO
Con una luz hacia acá 655
se acerca un hombre. ¿Quién va?
Mate aquesa luz.
DON GIL
Sí haré.

 (Mátala.)  

Yo satisfaré tu intento,
pues de sombra estás sediento;
mas, como ciego estás, hombre, 660
no me espanto que te asombre
la luz del conocimiento.
DON DIEGO
Don Gil, ya te he conocido.
¿Dónde vas, hombre obstinado?
Mira que solo he venido 665
tras ti, de compadecido,
para estorbarle el pecado.
DON DIEGO
Pues ¿tú sabes con qué intento
sigo la sombra?
DON GIL
Es constante.
DON DIEGO
Es vano conocimiento. 670
DON GIL
De lograr hoy a Violante
es solo tu pensamiento.
¿De un ilustre caballero
la casa escalar pretendes?
Mira que es Dios justiciero, 675
y cuando al prójimo ofendes,
a Dios ofendes primero.
DON DIEGO
Si tú mi amor conocieras,
y su hermosura miraras
(que es el sol de estas esferas), 680
ni ejemplos me propusieras
ni mi fineza culparas.
DON GIL
Advierte que es ceguedad;
busca a Dios, pon tu vil lodo
en manos de su piedad. 685
GOLONDRO
Y si no pudiere todo,
conviértase la mitad.
DON DIEGO
Yo sigo mi inclinación.
DON GIL
Tú buscas tu precipicio.
DON DIEGO
Natural es la pasión. 690
DON GIL
Esa no es pasión, es vicio
que te ciega la razón.
DON DIEGO
A la tuya no se iguala,
mas con ella me acomodo;
mi naturaleza es mala. 695
GOLONDRO
Dice bien; que el hombre es todo,
y por aqueso resbala.
DON GIL
No he de dejarte hasta que
dejes tu intención profana.
DON DIEGO
Pues yo a ti te dejaré, 700
y mañana lo veré.
DON GIL
No aguardes, hombre, a mañana.
Número determinado
tiene el pecar, y no sabes
si para ser condenado 705
te falta solo que acabes
de cometer un pecado.
DON DIEGO
¡Válgame Dios! ¿Qué escuché?
Don Gil, vuelve a repetirme
aquesa razón.
DON GIL
Sí haré;
710
y porque en ella estés firme,
por puntos la explicaré.
Número determinado
tiene el pecar, y no sabes
si para ser condenado 715
te falta solo que acabes
de cometer un pecado.
No hay parte donde te escondas
de Dios, pues sabe tu intento,
y sin su divino aliento, 720
ni el mar encrespa las ondas,
ni las hojas mueve el viento.
Todos a un fin destinado
corren, y en un ser convienen
lo insensible y lo animado, 725
y hasta los alientos tienen
número determinado.
La misma culpa da el modo
para adquirir gracia santa,
llorada entre el vano lodo, 730
pues viene a saberlo todo
el que peca y se levanta.
Ese error que te despeña
a cometer culpas graves,
a ser mas bruto te empeña, 735
pues aun doctrina, que enseña,
tiene el pecar, y no sabes.
Aquesa gloria fingida
desprecia; mira que tardas,
y no sabes, conseguida, 740
si será el plazo que aguardas
el postrero de la vida.
Vuelve en acuerdo el olvido,
pues ignora tu cuidado
para qué fin has nacido: 745
si para estar escogido,
si para ser condenado.
¡Ay de ti si no refrenas
la sed de tus apetitos,
pues no sabes en tus penas 750
si están ya las hojas llenas
del libro de tus delitos!
Y si lo están, a más graves
penas remiso te ofreces,
y te serán menos suaves, 755
pues porque a sentirlo empieces,
solo te falta que acabes.
Si una maldad te condena,
puede una virtud darte alas
para romper la cadena, 760
que Dios por una acción buena
pasa en cuenta muchas malas.
Y así, trata de olvidar
aqueste intento obstinado,
pues se puede uno salvar 765
solamente por dejar
de cometer un pecado.6
DON DIEGO
¿Quién eres, hombre o deidad?
Detén la voz, no prosigas;
que me abraso en vivo fuego. 770
Pues la nieve endurecida
de mi corazón, tocada
del sol de tu voz divina,
en despeñados arroyos
por los ojos se destila. 775
deja que llore a tus plantas
mis errores, y que siga
la senda de tus pisadas,
pues a tu heroica doctrina
ha debido el desengaño 780
mi engañada fantasía.
Solo a Dios busco, a Dios quiero;
que lo demás es mentira.
DON GIL
Alza a mis brazos, don Diego,
mira cuál es la caricia 785
de Dios y de sus piedades,
pues cuando el error seguías
te tuve lástima grande,
y agora me das envidia.
DON DIEGO
Pues, don Gil, para que sepas 790
cuán trocada está mi vida,
y como a dejar el siglo
solo mi intención aspira
yo contigo he de trocar
el vestido: aquesa rica 795
joya que ha sido tu adorno,
llevar quiero por reliquia,
o por memoria de que
me has dado segunda vida.
Y porque el contacto suyo 800
me purifique y me sirva
de defensa contra el mundo,
este bien que solicita
mi amor, don Gil, no me niegues.
DON GIL
Tu mucha humildad me obliga; 805
troquemos muy norabuena.
Mas no sé de qué te sirva
la capa de un pecador.
 

(Truecan los vestidos.)

 
DON DIEGO
Yo no espero mayor dicha.
¡Adiós, profanos adornos, 810
humanas glorias fingidas!
¡Ay de mí, si con vosotras
no desnudo mi malicia!
DON GIL
Porque sin galas se halle
extranjero en las delicias 815
del mundo este breve instante,
y a una interior cobardía
rinda el aliento profano,
es virtud que así me vista.
DON DIEGO
Agora dame los brazos. 820
DON GIL
En ellos mi amor confirmas.
DON DIEGO
Queda en paz.
DON GIL
Guárdete el cielo.
DON DIEGO
Él permita que algún día
te pague el fruto que has hecho
en mi obstinada malicia; 825
yo la lloraré. Señor,
mi errada planta encamina.

 (Vase.) 



Escena X

 

DON GIL, GOLONDRO.

 
GOLONDRO
Muy bien le asientan las galas.
Hermano, lo que podía
hacer agora es casarse 830
con esta doncella misma.
DON GIL
¡Jesús, Golondro! ¿Está loco?
Hoy, con su gracia divina,
al cielo le he dado un alma.
GOLONDRO
Ya que es de noche, y no tizna, 835
démonos siquiera, hermano,
un rato a la picardía:
corramos una cazuela;
que estas cosas de comida
son travesuras gustosas. 840
DON GIL
Sus necedades me irritan.
GOLONDRO
Pues ¿qué importa?
DON GIL
¡Hay tal simpleza!
GOLONDRO
De noche, si bien se mira.
Todos los gatos son pardos.
DON GIL
Gente viene.
GOLONDRO
Saque aprisa
845
Hermano don Gil, la espada.
DON GIL
Pues ¿él, Golondro, me incita
a sacar la espada?
GOLONDRO
Escuche:
lo que yo decir quería
es que se quede empeñada. 850
En una confitería,
y que mañana la saques.
DON GIL
Mire que aquí ser podría
que por él me conociesen.
Al doblar de aquella esquina 855
me aguarde; que ya yo voy.
GOLONDRO
Muy altas van las cabrillas
mire que es muy tarde, y que
tengo el reloj en las tripas.
DON GIL
¡Válgame Dios, qué veloz 860
es la humana fantasía!
 

(Vase GOLONDRO.)

 


Escena XI

 

BRITO y músicos, que se quedan a un lado. DON GIL.7

 
BRITO
Bien podemos comenzar,
pues justo a la reja misma
está mi señor parado;
con la luna se divisa, 865
y en la capa le conozco.
MÚSICO 1.º
Las voces no están muy finas.
MÚSICO 2.º
Esto lo causa el sereno.
DON GIL

 (Para sí.) 

Escucharé su armonía.
MÚSICA
Coged la rosa, amantes, 870
de vuestra edad florida,
no la deshoje el tiempo,
que todo lo marchita.
DON GIL

 (Para sí.) 

Aquel repetido acento.
Qué profanamente avisa 875
a coger el fruto ciego
de las humanas delicias;
y qué apacible la noche,
con la mareta vecina
de ese jardín, entreteje 880
el olor con la armonía
si en el oído y los ojos
no peligrara la vista,
lograr deste pasatiempo,
no fuera gran tiranía. 885
MÚSICA
Madrugad al aurora;
que se os pasa la vida,
y tras la primavera
no hay fruto sin fatiga.
DON GIL

 (Para sí.)8 

Que soy don Diego han pensado, 890
y con la música avisan
para que salga Violante;
que esta seña prevenida
estaba entre ellos dispuesta.
¡Válgame Dios! ¿No podía 895
yo, fingiendo ser don Diego,
gozar?... Mas, voz, ¿a qué aspiras?
¡Jesús mil veces! El alma
se ciega y se precipita.
¡Qué poderosa es la fuerza 900
de la ocasión! Fantasías,
dejadme. ¡Qué fácilmente
la hermosura peregrina
de Violante aquí pudiera
lograr sin riesgo! ¡Oh malicia 905
humana, que me propones
como trofeo la ruina!
Mas, cielos, ¿si consentí?
No, que he discurrido aprisa;
sí, que el discurso es ligero; 910
no, que la razón lo dicta;
sí, que estuvo la memoria
en su afecto suspendida;
no, que el pecho resistió
al impulso de la herida; 915
sí, que el pensamiento ahora
en su aprehensión aún vacila.
¡Oh qué sangrienta batalla
allá en el alma se aviva,
oponiéndose a combates 920
las potencias enemigas!
Contra la razón unidos
los deseos se amotinan,
y es la ocasión la campaña
adonde sus armas lidian. 925
Toca el apetito al arma,
la voluntad se conspira
contra el discurso, y le arrastra,
aunque del error le avisa.
es poderoso su imperio, 930
él resiste, ella porfía;
el mira el riesgo cobarde,
ella es ciega y nada mira,
y entre tan varios combates
va la razón de vencida. 935
Pues ¿qué remedio? No aguardes;
huye, Gil, porque peligra
el alma en este combate,
si por los pies no te libras.
MÚSICA
Agora, agora es tiempo 940
de gozar las delicias
que os da el amor por tantas
finezas merecidas.
DON GIL

 (Para sí.) 

La música me suspende;
yo me rendí a la porfía 945
deste amoroso veneno;
mi culpa está consentida,
pues dudé en la resistencia.
y si lo está, ¿qué más dicha
puede darme el mundo ahora, 950
después de tener perdida
la gracia de Dios, que darme
la beldad más peregrina,
con que logre a mi despecho
el fruto de la caída? 955
Ya del jardín a la puerta
se asoma Violante. ¡Dichas,
qué veo! Turbado estoy.


Escena XII

 

Sale DOÑA VIOLANTE con el postigo del jardín.

 
 

DOÑA VIOLANTE. Dichos.

 
DOÑA VIOLANTE
Don Diego, mi bien, mi vida.
DON GIL

 (Aparte. 

¿A quién no rendirán, cielos, 960
tan apacibles caricias?)
Violante, dame la mano.
DOÑA VIOLANTE
Toma, y vámonos aprisa;
no despierten.
DON GIL
Esto importa:9
vamos pues.
DOÑA VIOLANTE
Tuya es mi vida.
965
DON GIL

 (Aparte. 

En volviendo aquesta calle,
haré que estos se despidan
sin conocerme.) Violante,
mis pasos sigue atrevida.

  (Aparte. 

Soltome Dios de su mano; 970
ya lo erré, la culpa es mía.)
 

(Vanse.)

 



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