Bergson y el catolicismo

Ricardo Gullón

Julián Green cuenta en el tercer tomo de su Diario (correspondiente a 1942) la siguiente anécdota: «Me entero de que Bergson, a quien los alemanes habían ofrecido el nombramiento de "ario honorario", título bufo y siniestro inventado por Alemania, que a pesar de todo tiene necesidad de los judíos, de ciertos judíos, ha rechazado ese sospechoso honor.

»Bergson estaba muy enfermo. Se levantó, se envolvió en una manta, y, en bata y zapatillas, marchó, del brazo de un criado, a la Prefectura en donde se hizo inscribir como judío en el registro correspondiente. Leyendo tales cosas se piensa en la Biblia, en el libro de los Macabeos».

Adherido moralmente al catolicismo, no llegó a convertirse de un modo formal por las razones que dejó claramente expuestas en su testamento (1937): «Mis reflexiones me han conducido cada vez más cerca del catolicismo, en donde veo el completo cumplimiento del judaísmo. Y me habría convertido si no viera prepararse desde hace años la formidable ola de antisemitismo que va a desencadenarse sobre el mundo. He querido permanecer entre los que mañana serán perseguidos. Pero confío que un sacerdote católico querrá, si el cardenal arzobispo de París lo autoriza, asistir y rezar en mi entierro. En el caso de que esta autorización no fuere concedida, será necesario dirigirse a un rabino, pero sin ocultarle y sin ocultar a nadie mi adhesión moral al catolicismo, así como el expresado deseo de conseguir las oraciones de un sacerdote católico».

Moribundo, hizo llamar a un sacerdote; mas cuando llegó, Bergson estaba muerto. El padre Sertillanges escribió, poco después, estas hermosas, cristianas palabras: «En todo caso, la plegaria de la Iglesia no faltó en su tumba, y nosotros sabemos que existe un bautismo de deseo. No dudo que Dios haya acogido este alma».