Declaraciones de Carlos Saura

Críticas a Ana y los lobos

Alberto Sánchez

Ana parte de un esquema básico muy transformado; incluso mucho más que otras veces. Porque tanto Rafael Azcona como yo nos enfrentamos con el guión sin saber muy bien qué iba a ser. Esta vez ni siquiera teníamos un argumento de partida, sino que yo tenía simplemente la idea de una película donde estuvieran representados un poco los tres grandes poderes de nuestra sociedad.

Aparte de eso, había una intención por mi parte de aprovecharme de algo que estaba en El jardín de las delicias y que me parecía que se podía explotar a otro nivel. Quiero decir, sobre todo, la idea de retablo: una especie de visión de estos tres poderes, pero de una forma muy clara, muy sin dobles juegos, por lo menos a nivel de argumento. Me apasionaba mucho la idea de hacer una película ya deliberadamente alejada de una realidad inmediata; creo que ésta es mi primera película en que existen tan sólo unos mínimos contactos con esa realidad concreta de la vida actual. Naturalmente, las referencias son todas, pero a otro nivel, a un nivel simbólico y parabólico.

Y en este sentido, en Ana y los lobos hay un salto en el vacío. Este es el primer guión de los que he trabajado con Rafael Azcona donde realmente hemos estado a punto de dejarlo porque no veíamos ninguna posibilidad de continuar. Y así, discutiendo una y otra vez, dando marcha atrás y avanzando, hasta que lo terminamos.

También es que noto una serie de raíces con respecto a una cierta tradición española. Quizá como notaba las raíces de Buñuel antes. Ahora siento no sólo las raíces de Buñuel, sino otras raíces distintas, pero afines a él. Para mí, antes Buñuel era un poco el puente entre todo un pasado cultural y el cine que yo intentaba y que no sabía cómo hacer.

Ahora lo que veo es que hay algo que gravita sobre mí, desde antes de mí. Y quiero darle una forma a eso, pero una forma actual en relación con el mundo en que vivo. Por ejemplo, Gracián, Quevedo, aunque sea muy fácil el recurrir a él. Siempre se recurre a Quevedo y a Goya para estas cosas. Yo también he recurrido a Goya para Ana y los lobos. Pero esto es inevitable. No sé. A estos grandes, geniales sarcásticos, que han visto la realidad española con una claridad meridiana. Y a mí eso me fascina. La enorme claridad con que ve la realidad alguien como Quevedo, mucho más allá de la crítica de las costumbres. Eso es lo de menos. Es un sentido global del disparate de la vida.

Carlos Saura

Festival de Huesca 1991