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El juego de dos personajes

Gonzalo Pérez de Olaguer



  • El Quijote
  • Director: Maurizio Scaparro.
  • Intérpretes: Josep María Flotats, Juan Echanove.
  • Local: Tívoli.
  • Fecha: 8 de julio de 1992.




Pretender llevar al teatro el Quijote de Cervantes es un objetivo sin futuro. Maurizio Scaparro lo tiene claro. Otra cosa es que su versión alcance los objetivos buscados. Los alcanza en momentos, en escenas, los alcanza en la soberbia actuación de Juan Echanove (Sancho) y los alcanza sólo en algunos momentos del trabajo de Josep María Flotats, obligado por el director italiano a dar un personaje lleno de aristas, de signos, forzado a un buen número de cambios.

Este Quijote utiliza la fórmula del teatro dentro del teatro, con la llegada al escenario de la Compañía de Angulo el Malo que evoca la presencia de Quijote y éste, luego, la de Sancho; los cómicos serán los encargados de dar vida a algunos de los fragmentos de la novela rememorados por sus dos principales protagonistas.

El Quijote de Scaparro no pretende, pues, ser la traslación al teatro de la novela de Cervantes, sino mostrar desde el hoy algunas cuestiones que están en aquel original. Como por ejemplo la relación humana que se establece entre Quijote y Sancho, la necesidad que uno tiene del otro; hay momentos en que en la escena están, más que dos personajes, las dos caras de uno solo.

Viendo el espectáculo como tal es evidente que presenta dificultades para el espectador. Hay escenas que llegan totalmente, como la investidura de Quijote, el primer encuentro entre éste y su escudero, la llegada de aquél a Barcelona o la escena final, con la muerte de Quijote y la pena de Sancho. Pero algo hay en el juego interno de la función que hace que el espectador entre y salga de ella con facilidad.

En honor de Flotats hay que destacar su esfuerzo por servir el personaje que quiso Scaparro, lleno de cambios y pliegues, que da con irregularidad, con momentos espléndidos y otros en los que el gesto y el espíritu parecen en exceso burlones. El Sancho de Echanove es impecable, aunque es un personaje de una sola pieza. Es un Sancho entrañable que el actor borda. La escena final es de las que no se olvidan.





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