Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
 

21

Compárese, por ejemplo, los diálogos del primer encuentro entre Kit McKittrick y el inspector Tobin. Las frases pronunciadas por ambos personajes en el guión (Warren Duff, «'The Fallen Sparrow'. Final Script», 15 de enero 1943, en «RKO Collection. Scripts», Box: RKO-S-892, Arts/Special Collections, Arts Library, UCLA, Los Angeles, CA, pp. 4-7) son muy similares, por no decir exactamente iguales, a las aparecidas en la novela (Dorothy B. Hughes, El Gorrión Caído, Plaza & Janés Editores, S.A., Barcelona, Julio 1991, pp. 18-25).

 

22

Para la escritora el músico que acompañaba a Constance en sus actuaciones era español. Ahora bien, no parece haber tenido igual de claro el lugar de procedencia exacto, dentro de la Península Ibérica, de este pianista. Así en su novela, nos encontramos que una página hace referencia a este personaje como la «maravilla vasca» (Dorothy B. Hughes, op. cit., p. 50) y, un poco más adelante, lo denomina «José, el andaluz» (op. cit., p. 75).

 

23

Curiosamente este personaje aparecía en el guión final de la película (Warren Duff, op. cit., escena 189, p. 82). Además tenemos constancia de que las escenas en las que aparecía este personaje, interpretado por Charles Lung, fueron rodadas por Richard Wallace («'The Fallen Sparrow'. Production Reports», 22-1-43, en «The Fallen Sparrow. Production Files», RKO Collection, Box: RKO-P-134 [B403-1943], Arts/Special Collections, Arts Library, UCLA, Los Angeles, CA). Los cambios introducidos en el guión durante la postproducción determinaron la desaparición de Carlo y el papel y la función que cumplía en la historia fueron asumidas por el personaje de Mama Lepetino («Cutting Continuity on 'The Fallen Sparrow'», 27 de julio 1943, en «'The Fallen Sparrow'. Scripts», RKO Collection, Box: RKO-S-892, Arts/Special Collection, Arts Library, UCLA, Los Angeles, CA, escena 8, rollo 3, sección 3a, p. 2].

 

24

Las relaciones con El halcón maltés, por ejemplo, no son pocas. Javier Coma ya ha señalado la semejanza en la utilización de una antigüedad mítica y con una larga historia -un halcón maltés, en el caso de la obra de Hammett y unos ciborios babilónicos en la novela de Hughes- como móvil de toda la acción (Javier Coma, op. cit., p. 9). Por otro lado, con respecto al modo de concluir la historia, en el momento del estreno de la propia película, algunos críticos pusieron de manifiesto la reminiscencia entre los finales de The Fallen Sparrow y The Maltese Falcon [«The Current Cinema: Garfield at work», en The Newyorker, 21 de agosto 1943].

Pero no acaban aquí las vinculaciones de esta escritora con la novela negra: Dorothy B. Hughes es autora de varias novelas incluidas dentro de esta temática negra, por ejemplo, The So Blue Marble, The Cross-Eyed Bear, The Bamboo Blonde, The Blackbirder, The Delicate Ape, Dread Journey, Ride The Pink Horse y In A Lonely Place. Estas dos últimas obras fueron llevadas al cine, en 1947 y 1950, por Robert Montgomery y Nicholas Ray respectivamente (Javier Coma, op. cit., pp. 244-245).

 

25

Dorothy B. Hughes. op. cit., p. 30.

 

26

Dorothy B. Hughes, op. cit., pp. 82 y 103.

 

27

Dorothy B. Hughes, op. cit., pp. 12, 30 y 54.

 

28

Dorothy B. Hughes, op. cit., p. 103.

 

29

Desde la Revolución Francesa no había habido en España o en América un conflicto que, sin atañerles directamente, adquiriese en muchos países la dimensión popular de la guerra de España. Muchos hombres estuvieron dispuestos a enfrentarse a la muerte para contener al fascismo y lo hicieron desde el liberalismo, el socialismo o el comunismo. Intelectuales, obreros, políticos, periodistas, aventureros, funcionarios y parados de distintas procedencias llegaron a un país que la mayoría desconocía. Se ha estimado en unos 60.000 individuos la cifra de los que, siguiendo un ideal, llegaron hasta España. Está generalmente aceptado el control comunista impuesto a las Brigadas, con una vigilancia férrea, procurando eliminar a troskistas o a los considerados espías fascistas. Sin embargo, no ha sido suficientemente ponderada la proporción de no comunistas y aventureros que también participaron en estas brigadas. Con mandos propios y una organización autónoma, las cinco brigadas que se formaron -la XI, XII, XIII, XIV y XV- se subdividían en batallones donde los hombres se agrupaban, generalmente, por su nacionalidad y cada una de estas formaciones se las conocía con nombres de hechos históricos o hombres ilustres, tales como Comuna de París, Garibaldi, Domingo Germinal, Dimitrov, Lincoln, etc. Las Brigadas Internacionales fueron oficialmente retiradas de los campos de batalla y disueltas a finales de 1938, aunque muchos de sus integrantes pasaron a formar parte de batallones españoles. (Javier Paniagua Fuentes, «El levantamiento militar. La guerra. La represión», en Historia de España, vol. XI, Planeta, Barcelona, pp. 476-478).

 

30

Dorothy B. Hughes, op. cit., p. 13.