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Don Gil de las calzas verdes

Tirso de Molina


[Nota preliminar: Edición a cargo de Ignacio Arellano. Grupo de investigación GRISO. Proyecto TC/12.

Texto base: edición príncipe de la Cuarta Parte de comedias del Maestro Tirso de Molina, Madrid, María de Quiñones, 1635, que en el ejemplar de la Biblioteca Nacional de París, Rés. Yg. 24. ocupa los folios 283-308.]




ArribaAbajoActo I

HABLAN EN ÉL LAS PERSONAS SIGUIENTES
 

 
DOÑA JUANA.
QUINTANA.
CARAMANCHEL.
DON MARTÍN.
DON PEDRO.
OSORIO.
DOÑA INÉS.
DON JUAN.
DOÑA CLARA.
MÚSICOS.


 

Sale DOÑA JUANA de hombre con calza y vestido todo verde y QUINTANA, criado.

 
QUINTANA
Ya que a vista de Madrid
y en su Puente Segoviana
olvidamos, doña Juana,
huertas de Valladolid,
Puerta del Campo, Espolón, 5
puentes, galeras, Esgueva,
con todo aquello que lleva,
por ser como Inquisición
de la pinciana nobleza,
pues cual brazo de justicia, 10
desterrando su inmundicia
califica su limpieza;
ya que nos traen tus pesares
a que desta insigne puente
veas la humilde corriente 15
del enano Manzanares,
que por arenales rojos
corre, y se debe correr,
que en tal puente venga a ser
lágrima de tantos ojos; 20
¿no sabremos qué ocasión
te ha traído de esa traza?
¿Qué peligro te disfraza
de damisela en varón?
DOÑA JUANA
Por agora no, Quintana. 25
QUINTANA
Cinco días hace hoy
que mudo contigo voy.
Un lunes por la mañana
en Valladolid quisiste
fiarte de mi lealtad: 30
dejaste aquella ciudad;
a esta corte te partiste,
quedando sola la casa
de la vejez que te adora,
sin ser posible hasta agora 35
saber de ti lo que pasa,
por conjurarme primero
que no examine qué tienes,
por qué, cómo o dónde vienes,
y yo, humilde majadero, 40
callo y camino tras ti
haciendo más conjeturas
que un matemático a escuras.
¿Dónde me llevas ansí?
Aclara mi confusión 45
si a lástima te he movido,
que si contigo he venido,
fue tu determinación
de suerte que, temeroso
de que, si sola salías, 50
a riesgo tu honor ponías,
tuve por más provechoso
seguirte y ser de tu honor
guardajoyas, que quedar,
yéndote tú, a consolar 55
las congojas de señor.
Ten ya compasión de mí,
que suspensa el alma está
hasta saberlo.
DOÑA JUANA
Será
para admirarte. Oye.
QUINTANA
Di.
60
DOÑA JUANA
Dos meses ha que pasó
la pascua, que por abril
viste bizarra los campos
de felpas y de tabís,
cuando a la puente, que a medias 65
hicieron, a lo que oí,
Pero Anzures y su esposa,
va todo Valladolid.
Iba yo con los demás,
pero no sé si volví, 70
a lo menos con el alma,
que no he vuelto a reducir,
porque junto a la Vitoria
un Adonis bello vi
que a mil Venus daba amores 75
y a mil Martes celos mil.
Diome un vuelco el corazón,
porque amor es alguacil
de las almas, y temblé
como a la justicia vi. 80
Tropecé, si con los pies,
con los ojos al salir,
la libertad en la cara,
en el umbral un chapín.
Llegó, descalzado el guante, 85
una mano de marfil
a tenerme de su mano.
¡Qué bien me tuvo! ¡Ay de mí!
Y diciéndome: «Señora,
tened; que no es bien que así 90
imite al querub soberbio,
cayendo, tal serafín»,
un guante me llevó en prendas
del alma, y si he de decir
la verdad, dentro del guante 95
el alma que le ofrecí.
Toda aquella tarde corta,
digo corta para mí,
que aunque las de abril son largas
mi amor no las juzgó ansí, 100
bebió el alma por los ojos
sin poderse resistir
el veneno que brindaba
su talle airoso y gentil.
Acostose el sol de envidia, 105
y llegose a despedir
de mí al estribo de un coche
adonde supo fingir
amores, celos, firmezas,
suspirar, temer, sentir, 110
ausencias, desdén, mudanzas
y otros embelecos mil,
con que, engañándome el alma,
Troya soy, si Scitia fui.
Entré en casa enajenada: 115
si amaste, juzga por ti
en desvelos principiantes
qué tal llegué. No dormí,
no sosegué; pareciome
que olvidado de salir 120
el sol ya se desdeñaba
de dorar nuestro cenit.
Levanteme con ojeras
desojada, por abrir
un balcón, de donde luego 125
mi adorado ingrato vi.
Aprestó desde aquel día
asaltos para batir
mi libertad descuidada.
Dio en servirme desde allí; 130
papeles leí de día,
músicas de noche oí,
joyas recibí, y ya sabes
qué se sigue al recibir.
¿Para qué te canso en esto? 135
En dos meses don Martín
de Guzmán, que así se llama
quien me obliga a andar ansí,
allanó dificultades
tan arduas de resistir 140
en quien ama, cuanto amor
invencible todo ardid.
Diome palabra de esposo,
pero fue palabra en fin
tan pródiga en las promesas 145
como avara en el cumplir.
Llegó a oídos de su padre
(debióselo de decir
mi desdicha) nuestro amor,
y aunque sabe que nací 150
si no tan rica, tan noble,
el oro, que es sangre vil
que califica interés,
un portillo supo abrir
en su codicia. ¡Qué mucho, 155
siendo él viejo y yo infeliz!
Ofreciose un casamiento
de una doña Inés, que aquí
con setenta mil ducados
se hace adorar y aplaudir. 160
Escribió su viejo padre
al padre de don Martín
pidiéndole para yerno.
No se atrevió a dar el sí
claramente por saber 165
que era forzoso salir
a la causa mi deshonra.
Oye una industria civil:
previno postas el viejo
y hizo a mi esposo partir 170
a esta corte, toda engaños;
ya, Quintana, está en Madrid.
Díjole que se mudase
el nombre de don Martín,
atajando inconvenientes, 175
en el nombre de don Gil,
porque, si de parte mía
viniese en su busca aquí
la justicia, deslumbrase
su diligencia este ardid. 180
Escribió luego a don Pedro
Mendoza y Velasteguí,
padre de mi opositora,
dándole en él a sentir
el pesar de que impidiese 185
la liviandad juvenil
de su hijo el concluirse
casamiento tan feliz,
que por estar desposado
con doña Juana Solís, 190
si bien noble, no tan rica
como pudiera elegir,
enviaba en su lugar
y en vez de su hijo a un don Gil
de no sé quién, de lo bueno 195
que ilustra a Valladolid.
Partiose con este embuste;
mas la sospecha, adalid,
lince de los pensamientos
y Argos cauteloso en mí, 200
adivinó mis desgracias,
sabiéndolas descubrir
el oro, que dos diamantes
bastante son para abrir
secretos de cal y canto. 205
Supe todo el caso, en fin,
y la distancia que hay
del prometer al cumplir.
Saqué fuerzas de flaqueza,
dejé el temor femenil, 210
diome alientos el agravio,
y de la industria adquirí
la determinación cuerda,
porque pocas veces vi
no vencer la diligencia 215
cualquier fortuna infeliz.
Disfraceme como ves
y, fiándome de ti,
a la fortuna me arrojo
y al puerto pienso salir. 220
Dos días ha que mi amante,
cuando mucho, está en Madrid;
mi amor midió sus jornadas,
¿y quién duda, siendo ansí,
que no habrá visto a don Pedro 225
sin primero prevenir
galas con que enamorar
y trazas con que mentir?
Yo, pues que he de ser estorbo
de su ciego frenesí, 230
a vista tengo de andar
de mi ingrato don Martín,
malogrando cuanto hiciere;
el cómo, déjalo a mí.
Para que no me conozca, 235
que no hará, vestida ansí,
falta solo que te ausentes,
no me descubran por ti.
Vallecas dista una legua:
disponte luego a partir 240
allá, que de cualquier cosa,
o próspera o infeliz,
con los que a vender pan vienen
de allá, te podré escribir.
QUINTANA
Verdaderas has sacado 245
las fábulas de Merlín;
no te quiero aconsejar.
Dios te deje conseguir
el fin de tus esperanzas.
DOÑA JUANA
Adiós.
QUINTANA
¿Escribirás?
DOÑA JUANA
Sí.
250
 

(Vase [QUINTANA]. Sale CARAMANCHEL, lacayo.)

 
CARAMANCHEL
Pues para fiador no valgo,
sal acá, bodegonero,
que en esta puente te espero.
DOÑA JUANA
¡Hola! ¿Qué es eso?
CARAMANCHEL
Oye, hidalgo:
eso de hola, al que a la cola 255
como contera le siga
y a las doce solo diga:
«olla, olla» y no «hola, hola».
DOÑA JUANA
Yo, que hola agora os llamo,
daros esotro podré. 260
CARAMANCHEL
Perdóneme, pues, usté.
DOÑA JUANA
¿Buscáis amo?
CARAMANCHEL
Busco un amo;
que si el cielo los lloviera
y las chinches se tornaran
amos, si amos pregonaran 265
por las calles, si estuviera
Madrid de amos empedrado
y ciego yo los pisara,
nunca en uno tropezara,
según soy de desdichado. 270
DOÑA JUANA
¿Qué tantos habéis tenido?
CARAMANCHEL
Muchos, pero más inormes
que Lazarillo de Tormes.
Un mes serví no cumplido
a un médico muy barbado, 275
belfo, sin ser alemán,
guantes de ámbar, gorgorán,
mula de felpa, engomado,
muchos libros, poca ciencia,
pero no se me lograba 280
el salario que me daba,
porque con poca conciencia
lo ganaba su mercé,
y huyendo de tal azar
me acogí con Cañamar. 285
DOÑA JUANA
¿Mal lo ganaba? ¿Por qué?
CARAMANCHEL
Por mil causas: la primera,
porque con cuatro aforismos,
dos textos, tres silogismos,
curaba una calle entera. 290
No hay facultad que más pida
estudios, libros galenos,
ni gente que estudie menos,
con importarnos la vida.
Pero, ¿cómo han de estudiar, 295
no parando en todo el día?
Yo te diré lo que hacía
mi médico. Al madrugar,
almorzaba de ordinario
una lonja de lo añejo, 300
porque era cristiano viejo,
y con este letuario
aqua vitis, que es de vid,
visitaba sin trabajo,
calle arriba, calle abajo, 305
los egrotos de Madrid.
Volvíamos a las once:
considere el pío lector
si podría el mi doctor,
puesto que fuese de bronce, 310
harto de ver orinales
y fístulas, revolver
Hipócrates y leer
las curas de tantos males.
Comía luego su olla, 315
con un asado manido,
y después de haber comido,
jugaba cientos o polla.
Daban las tres y tornaba
a la médica atahona, 320
yo la maza y él la mona,
y cuando a casa llegaba,
ya era de noche. Acudía
al estudio, deseoso,
aunque no era escrupuloso, 325
de ocupar algo del día
en ver los expositores
de sus Rasis y Avicenas;
asentábase y apenas
ojeaba dos autores, 330
cuando doña Estefanía
gritaba: «Hola, Inés, Leonor,
id a llamar al doctor,
que la cazuela se enfría».
Respondía él: «En un hora 335
no hay que llamarme a cenar;
déjenme un rato estudiar.
Decid a vuestra señora
que le ha dado garrotillo
al hijo de tal condesa, 340
y que está la ginovesa,
su amiga, con tabardillo,
que es fuerza mirar si es bueno
sangrarla estando preñada,
que a Dioscórides le agrada, 345
mas no lo aprueba Galeno».
Enfadábase la dama,
y entrando a ver su doctor,
decía: «Acabad, señor.
Cobrado habéis harta fama, 350
y demasiado sabéis
para lo que aquí ganáis.
Advertid, si así os cansáis,
que presto os consumiréis.
Dad al diablo a los Galenos 355
si os han de hacer tanto daño.
¿Qué importa al cabo del año
veinte muertos más o menos?».
Con aquestos incentivos
el doctor se levantaba; 360
los textos muertos cerraba
por estudiar en los vivos.
Cenaba yendo en ayunas
de la ciencia que vio a solas,
comenzaba en escarolas, 365
acababa en aceitunas,
y acostándose repleto,
al punto del madrugar
se volvía a visitar
sin mirar ni un quodlibeto. 370
Subía a ver al paciente,
decía cuatro chanzonetas,
escribía dos recetas
destas que ordinariamente
se alegan sin estudiar, 375
y luego los embaucaba
con unos modos que usaba
extraordinarios de hablar:
«La enfermedad que le ha dado,
señora, a vueseñoría, 380
son flatos y hipocondría;
siento el pulmón opilado,
y para desarraigar
las flemas vítreas que tiene
con el quilo, le conviene, 385
porque mejor pueda obrar
naturaleza, que tome
unos alquermes que den
al hépate y al esplén
la sustancia que el mal come». 390
Encajábanle un doblón,
y asombrados de escucharle
no cesaban de adularle
hasta hacerle un Salomón,
y juro a Dios que teniendo 395
cuatro enfermos que purgar,
le vi un día trasladar,
no pienses que estoy mintiendo,
de un antiguo cartapacio
cuatro purgas que llevó 400
escritas, fuesen o no
a propósito, a palacio,
y recetada la cena
para el que purgarse había,
sacaba una y le decía: 405
«Dios te la depare buena».
¿Parécele a vuesasté
que tal modo de ganar
se me podía a mí lograr?
Pues por esto le dejé. 410
DOÑA JUANA
¡Escrupuloso criado!
CARAMANCHEL
Acomodeme después
con un abogado que es
de las bolsas abogado,
y enfadome que, aguardando 415
mil pleiteantes que viese
sus procesos, se estuviese
catorce horas enrizando
el bigotismo, que hay trazas
dignas de un jubón de azotes. 420
Unos empinabigotes
hay a modo de tenazas
con que se engoma el letrado
la barba que en punta está.
¡Miren qué bien que saldrá 425
un parecer engomado!
Dejele, en fin, que estos tales,
por engordar alguaciles,
miran derechos civiles
y hacen tuertos criminales. 430
Serví luego a un clerigón
un mes, pienso que no entero,
de lacayo y despensero.
Era un hombre de opinión:
su bonetazo calado, 435
lucio, grave, carilleno,
mula de veintidoseno,
el cuello torcido a un lado
y hombre, en fin, que nos mandaba
a pan y agua ayunar 440
los viernes por ahorrar
la pitanza que nos daba,
y él comiéndose un capón,
que tenía con ensanchas
la conciencia, por ser anchas 445
las que teólogas son,
quedándose con los dos
alones cabeceando,
decía, al cielo mirando:
«¡Ay, ama, qué bueno es Dios!». 450
Dejele, en fin, por no ver
santo que tan gordo y lleno
nunca a Dios llamaba bueno
hasta después de comer.
Luego entré con un pelón 455
que sobre un rocín andaba,
y aunque dos reales me daba
de ración y quitación,
si la menor falta hacía,
por irremisible ley, 460
olvidando el Agnus dei,
quitolis ración decía.
Quitábame de ordinario
la ración, pero el rocín
y su medio celemín 465
alentaban mi salario,
vendiendo sin redención
la cebada que le hurtaba,
con que yo ración llevaba,
y el rocín la quitación. 470
Serví a un moscatel, marido
de cierta doña Mayor,
a quien le daba el señor
por uno y otro partido
comisiones, que a mi ver 475
el proveyente cobraba,
pues con comisión quedaba
de acudir a su mujer.
Si te hubiera de contar
los amos que en varias veces 480
serví y andan como peces
por los golfos deste mar,
fuera un trabajo excusado.
Bástete el saber que estoy
sin comodo el día de hoy 485
por mal acondicionado.
DOÑA JUANA
Pues si das en coronista
de los diversos señores
que se extreman en humores,
desde hoy me pon en tu lista, 490
porque desde hoy te recibo
en mi servicio.
CARAMANCHEL
¡Lenguaje
nuevo! ¿Quién ha visto paje
con lacayo?
DOÑA JUANA
Yo no vivo
sino solo de mi hacienda, 495
ni paje en mi vida fui.
Vengo a pretender aquí
un hábito o encomienda,
y porque en Segovia dejo
malo a un mozo, he menester 500
quien me sirva.
CARAMANCHEL
¿A pretender
entráis mozo? Saldréis viejo.
DOÑA JUANA
Cobrando voy afición
a tu humor.
CARAMANCHEL
Ninguno ha habido,
de los amos que he tenido, 505
ni poeta ni capón;
pareceisme lo postrero,
y así, señor, me tened
por criado, y sea a merced,
que medrar mejor espero 510
que sirviéndoos a destajo,
en fe de ser yo tan fiel.
DOÑA JUANA
¿Llámaste?
CARAMANCHEL
Caramanchel,
porque nací en el de Abajo.
DOÑA JUANA
Aficionándome vas 515
por lo airoso y lo sutil.
CARAMANCHEL
¿Cómo os llamáis vos?
DOÑA JUANA
Don Gil.
CARAMANCHEL
¿Y qué más?
DOÑA JUANA
Don Gil no más.
CARAMANCHEL
Capón sois hasta en el nombre,
pues si en ello se repara, 520
las barbas son en la cara
lo mismo que el sobrenombre.
DOÑA JUANA
Agora importa encubrir
mi apellido. ¿Qué posada
conoces limpia y honrada? 525
CARAMANCHEL
Una te haré prevenir
de las frescas y curiosas
de Madrid.
DOÑA JUANA
¿Hay ama?
CARAMANCHEL
Y moza.
DOÑA JUANA
¿Cosquillosa?
CARAMANCHEL
Y que retoza.
DOÑA JUANA
¿Qué calle?
CARAMANCHEL
De las Urosas.
530
DOÑA JUANA
Vamos...

 (Aparte.)  

...que noticia llevo
de la casa donde vive
don Pedro. Madrid, recibe
este forastero nuevo
en tu amparo.
CARAMANCHEL
¡Qué bonito
535
que es el tiple moscatel!
DOÑA JUANA
¿No venís, Caramanchel?
CARAMANCHEL
Vamos, señor don Gilito.

 [Vanse.] 

 

(Salen DON PEDRO, viejo, leyendo una carta, DON MARTÍN, y OSORIO.)

 
 

(Carta.)

 
DON PEDRO

  (Lee.) «Digo, en conclusión, que don Martín, si fuera tan cuerdo como mozo, hiciera dichosa mi vejez trocando nuestra amistad en parentesco. Ha dado palabra a una dama desta ciudad, noble y hermosa, pero pobre; y ya vos veis en los tiempos presentes lo que pronostican hermosuras sin hacienda. Llegó este negocio a lo que suelen los de su especie, a arrepentirse él y a ejecutarle ella por la justicia. Ponderad vos lo que sentirá quien pierde vuestro deudo, vuestra nobleza y vuestro mayorazgo, con tal prenda como mi señora doña Inés. Pero ya que mi suerte estorba tal ventura, tenelda a no pequeña, que el señor don Gil de Albonoz, que esta lleva, esté en estado de casarse y deseoso de que sea con las mejoras que en vuestra hija le he ofrecido. Su sangre, discreción, edad y mayorazgo, que heredará brevemente de diez mil ducados de renta, os pueden hacer olvidar el favor que os debo, y dejarme a mí envidioso. La merced que le hiciéredes recibiré en lugar de don Martín, que os besa las manos. Dadme muchas y buenas nuevas de vuestra salud y gusto, que el cielo aumente, etc. Valladolid y julio, etc. Don Andrés de Guzmán».



Seáis, señor, mil veces bien venido
para alegrar aquesta casa vuestra, 540
que para comprobar lo que he leído
sobra el valor que vuestro talle muestra.
Dichosa doña Inés hubiera sido
si para ennoblecer la sangre nuestra
prendas de don Martín con prendas mías 545
regocijaran mis postreros días.
Ha muchos años que los dos tenemos
recíproca amistad, ya convertida
en natural amor, que en los extremos
de la primera edad tarde se olvida. 550
No pocos ha también que no nos vemos,
a cuya causa en descansada vida
quisiera yo, comunicando prendas,
juntar como las almas, las haciendas.
Pero pues don Martín inadvertido 555
hace imposible el dicho casamiento,
que vos en su lugar hayáis venido,
señor don Gil, me tiene muy contento.
No digo que mejora de marido
mi Inés, que al fin será encarecimiento 560
de algún modo en agravio de mi amigo,
mas que lo juzgo creed, si no lo digo.
DON MARTÍN
Comenzáis de manera a aventajaros
en hacerme merced, que temeroso,
señor don Pedro, de poder pagaros 565
aun en palabras, que en el generoso
son prendas de valor, para envidiaros
en obras y en palabras vitorioso,
agradezco callando y mudo muestro
que no soy mío ya porque soy vuestro. 570
Deudos tengo en la corte, y muchos dellos
títulos, que podrán daros noticia
de quién soy, si os importa conocellos,
que la suerte me fue en esto propicia.
Aunque si os informáis, de los cabellos 575
quedará mi esperanza que codicia
lograr abrazos y cumplir deseos,
abreviando noticias y rodeos.
Fuera de que mi padre, que quisiera
darme en Valladolid esposa a gusto 580
más de su edad que a mi elección, me espera
por puntos, y si sabe que a disgusto
suyo me caso aquí, de tal manera
lo tiene de sentir, que si del susto
destas nuevas no muere, ha de estorbarme 585
la dicha que en secreto podéis darme.
DON PEDRO
No tengo yo en tan poco de mi amigo
el crédito y estima, que no sobre
su firma sola, sin buscar testigo
por quien vuestro valor alientos cobre. 590
Negociado tenéis para conmigo,
y aunque un hidalgo fuérades tan pobre
como el que más, a doña Inés os diera
si don Andrés por vos intercediera.
DON MARTÍN

  (A OSORIO aparte.) 

El embeleco, Osorio, va excelente. 595
OSORIO

  [Aparte a él.] 

Aprieta con la boda antes que venga
doña Juana a estorbarlo.
DON MARTÍN

  [A OSORIO.]  

Brevemente
mi diligencia hará que efeto tenga.
DON PEDRO
No quiero que cojamos de repente,
don Gil, a doña Inés, sin que prevenga 600
la prudencia palabras para el susto
que suele dar un no esperado gusto.
Si verla pretendéis, irá esta tarde
a la Huerta del Duque convidada,
y sin saber quién sois haréis alarde 605
de vuestra voluntad.
DON MARTÍN
¡Oh, prenda amada!
Camine el sol porque otro sol aguarde
y deteniendo el paso a su jornada
haga inmóvil su luz, para que sea
eterno el día que sus ojos vea. 610
DON PEDRO
Si no tenéis posada prevenida
y esta merece huésped tan honrado,
recibiré merced.
DON MARTÍN
Apercebida
está cerca de aquí, según me han dado
noticia, la de un primo; aunque la vida, 615
que en esta sus venturas ha cifrado,
hiciera aquí de su contento alarde.
DON PEDRO
En la huerta os espero.
DON MARTÍN
El cielo os guarde.
 

(Vanse. Salen DOÑA INÉS y DON JUAN.)

 
DOÑA INÉS
En dando tú en recelar,
no acabaremos hogaño. 620
DON JUAN
Mucho deseas acabar.
DOÑA INÉS
Pesado estás hoy y extraño.
DON JUAN
¿No ha de pesar un pesar?
No vayas hoy, por mi vida
si es que te importa, a la huerta. 625
DOÑA INÉS
Si mi prima me convida...
DON JUAN
Donde no hay voluntad cierta
no falta excusa fingida.
DOÑA INÉS
¿Qué disgusto se te sigue
de que yo vaya?
DON JUAN
Parece
630
que el temor que me persigue
triste suceso me ofrece
sin que mi amor le mitigue.
Pero en fin, ¿te determinas
de ir allá?
DOÑA INÉS
Ve tú también
635
y verás cómo imaginas
de mi firmeza no bien.
DON JUAN
Como en mi alma predominas,
obedecerte es forzoso.
DOÑA INÉS
Celos y escrúpulos son 640
de una especie, y un curioso
 

(Sale DON PEDRO.)

 
duda de la salvación,
don Juan, del escrupuloso.
Tú solamente has de ser
mi esposo; ve allá a la tarde. 645
DON PEDRO

  [Al paño.] 

¡Su esposo! ¿Cómo?
DON JUAN
A temer
voy. Adiós.
DOÑA INÉS
Él te me guarde.
 

(Vase DON JUAN.)

 
DON PEDRO
Inés.
DOÑA INÉS
Señor, ¿es querer
decirme que tome el manto?
Aguardándome estará 650
mi prima.
DON PEDRO
Mucho me espanto
de que des palabra ya
de casarte. ¿Tiempo tanto
ha que dilato el ponerte
en estado? ¿Tantas canas 655
peinas, que osas atreverte
a dar palabras livianas
con que apresures mi muerte?
¿Qué hacía don Juan aquí?
DOÑA INÉS
No te alteres, que no es justo; 660
que yo palabra le di,
presuponiendo tu gusto,
y no pierdes, siendo ansí,
nada en que don Juan pretenda
ser tu yerno, si el valor 665
sabes que ilustra su hacienda.
DON PEDRO
Esposo tienes mejor;
detén al deseo la rienda.
No te pensaba dar cuenta
tan presto de lo que trazo, 670
pero con tal prisa intenta
cumplir tu apetito el plazo,
no sé si diga en tu afrenta,
que, aunque mude intento, quiero
atajarla. Aquí ha venido 675
un bizarro caballero,
rico, y muy bien nacido,
de Valladolid. Primero
que le admitas le verás.
Diez mil ducados de renta 680
hereda y espera más,
y corre ya por mi cuenta
el sí que a don Juan le das.
DOÑA INÉS
¿Faltan hombres en Madrid
con cuya hacienda y apoyo685
me cases sin ese ardid?
¿No es mar Madrid? ¿No es arroyo
deste mar Valladolid?
Pues por un arroyo, ¿olvidas
del mar los ricos despojos? 690
¿O es bien que mi gusto impidas,
y entrando amor por los ojos,
dueño me ofrezcas de oídas?
Si la codicia civil
que a toda vejez infama 695
te vence, mira que es vil
defeto. ¿Cómo se llama
ese hombre?
DON PEDRO
Don Gil.
DOÑA INÉS
¿Don Gil?
¿Marido de villancico?
¿Gil? ¡Jesús, no me le nombres! 700
Ponle un cayado y pellico.
DON PEDRO
No repares en los nombres
cuando el dueño es noble y rico:
tú le verás, y yo sé
que has de volver esta noche 705
perdida por él.
DOÑA INÉS
Sí haré.
DON PEDRO
Tu prima aguarda en el coche
a la puerta.
DOÑA INÉS
Ya no iré
con el gusto que entendí.
Denme un manto.
DON PEDRO
Allá ha de estar,
710
que yo se lo dije ansí.
DOÑA INÉS
¿Con Gil me quieren casar?
¿Soy yo Teresa? ¡Ay de mí!

 (Vanse.) 

 

(Sale DOÑA JUANA de hombre.)

 
DOÑA JUANA
A esta huerta he sabido que don Pedro
trae a su hija, doña Inés, y en ella 715
mi don Martín ingrato piensa vella.
Dichosa he sido en descubrir tan presto
la casa, los amores y el enredo,
que no han de conseguir, si de mi parte,
Fortuna, mi dolor puede obligarte. 720
En casa de mi opuesta he ya obligado
a quien me avise siempre; darle quiero
gracias destos milagros al dinero.
 

(Sale CARAMANCHEL.)

 
CARAMANCHEL
Aquí dijo mi amo hermafrodita
que me esperaba, y vive Dios, que pienso 725
que es algún familiar que en traje de hombre
ha venido a sacarme de juicio,
y en siéndolo, doy cuenta al Santo Oficio.
DOÑA JUANA
¿Caramanchel?
CARAMANCHEL
Señor, muy benvenuto.
¿Adónde bueno o malo por el Prado? 730
DOÑA JUANA
Vengo a ver a una dama por quien bebo
los vientos.
CARAMANCHEL
¿Vientos bebes? Mal despacho;
barato es el licor mas no borracho.
¿Y tú la quieres bien?
DOÑA JUANA
La adoro.
CARAMANCHEL
Bueno,
no os haréis, a lo menos, mucho daño, 735
que en el juego de amor, aunque os déis priesa,
si de la barba llego a colegillo,
nunca haréis chilindrón, más capadillo.
Mas ¿qué música es esta?
DOÑA JUANA
Los que vienen
con mi dama serán, que convidada 740
a este paraíso, es ángel suyo.
Retírate y verás hoy maravillas.
CARAMANCHEL
¿Hay cosa igual, capón y con cosquillas?
 

(MÚSICOS cantando, DON JUAN, DOÑA INÉS, y DOÑA CLARA como de campo.)

 
MÚSICOS

  (Cantan.) 

Alamicos del Prado,
fuentes del Duque, 745
despertad a mi niña
porque me escuche,
y decid que compare
con sus arenas
sus desdenes y gracias, 750
mi amor y penas,
y pues vuestros arroyos
saltan y bullen,
despertad a mi niña
porque me escuche. 755
DOÑA CLARA
¡Bello jardín!
DOÑA INÉS
Estas parras,
destos álamos doseles,
que a los cuellos, cual joyeles,
entre sus hojas bizarras
traen colgando los racimos 760
nos darán sombra mejor.
DON JUAN
Si alimenta Baco a Amor,
entre sus frutos opimos
no se hallará mal el mío.
DOÑA INÉS
Siéntate aquí, doña Clara 765
y en esta fuente repara,
cuyo cristal puro y frío
besos ofrece a la sed.
DON JUAN
En fin, ¿quisiste venir
a esta huerta?
DOÑA INÉS
A desmentir,
770
señor, a vuesa merced
y examinar mi firmeza.
DOÑA JUANA
¿No es mujer bella?
CARAMANCHEL
El dinero
no lo es tanto, aunque prefiero
a la suya tu belleza. 775
DOÑA JUANA
Pues por ella estoy perdido.
Hablarla quiero.
CARAMANCHEL
Bien puedes.
 

[Se acerca DOÑA JUANA.]

 
DOÑA JUANA
Besando a vuesas mercedes
las manos, licencia pido,
por forastero siquiera, 780
para gozar el recreo
que aquí tan colmado veo.
DOÑA CLARA
Faltando vos, no lo fuera.
DOÑA INÉS
¿De dónde es vuesa merced?
DOÑA JUANA
En Valladolid nací. 785
DOÑA INÉS
¿Cazolero?
DOÑA JUANA
Tendré ansí
más sazón.
DOÑA INÉS
Don Juan, haced
lugar a este caballero.
DON JUAN
Pues que mi lado le doy,
con él cortesano estoy. 790

 [Aparte.] 

Ya de celos desespero.
DOÑA INÉS

  (Aparte.) 

¡Qué airoso y gallardo talle!
¡Qué buena cara!
DON JUAN

  [Aparte.] 

¡Ay de mí!
¿Mírale doña Inés? Sí.
¡Qué presto empiezo a envidialle! 795
DOÑA INÉS
¿Y que es de Valladolid
vuesarced? ¿Conocerá
un don Gil, también de allá,
que vino agora a Madrid?
DOÑA JUANA
¿Don Gil de qué?
DOÑA INÉS
¿Qué sé yo?
800
¿Puede haber más que un don Gil
en todo el mundo?
DOÑA JUANA
¿Tan vil
es el nombre?
DOÑA INÉS
¿Quién creyó
que un don fuera guarnición
de un Gil, que siendo zagal 805
anda rompiendo sayal
de villancico en canción?
CARAMANCHEL
El nombre es digno de estima,
a pagar de mi dinero,
y si no...
DOÑA JUANA
Calla, grosero.
810
CARAMANCHEL
Gil es mi amo, y es la prima
y el bordón de todo nombre,
y en Gil se rematan mil,
que hay perejil, toronjil,
cenojil, porque se asombre 815
el mundo de cuán sutil
es, que rompe cambray,
y hasta en Valladolid hay
puerta de Teresa Gil.
DOÑA JUANA
Y yo me llamo también 820
don Gil, al servicio vuestro.
DOÑA INÉS
¿Vos don Gil?
DOÑA JUANA
Si en serlo muestro
cosa que no os esté bien
o que no gustéis, desde hoy
me volveré a confirmar. 825
Ya no me pienso llamar
don Gil; solo aquello soy
que vos gustéis.
DON JUAN
Caballero,
no importa a las que aquí están
que os llaméis Gil o Beltrán; 830
sed cortés y no grosero.
DOÑA JUANA
Perdonad si os ofendí,
que por gusto de una dama...
DOÑA INÉS
Paso, don Juan.
DON JUAN
Si se llama
don Gil, ¿qué se nos da aquí? 835
DOÑA INÉS

 (Aparte.) 

Este es sin duda el que viene
a ser mi dueño; y es tal
que no me parece mal.
¡Extremada cara tiene!
DOÑA JUANA
Pésame de haberos dado 840
disgusto.
DON JUAN
También a mí,
si del límite salí;
ya yo estoy desenojado.
DOÑA CLARA
La música en paz os ponga.
 

(Levántanse.)

 
DOÑA INÉS
Salid, señor, a danzar. 845
DON JUAN

  [Aparte.] 

Este don Gil me ha de dar
en qué entender. Mas disponga
el hado lo que quisiere,
que doña Inés será mía,
y si compite y porfía, 850
tendrase lo que viniere.
DOÑA INÉS
¿No salís?
DON JUAN
No danzo yo.
DOÑA INÉS
¿Y el señor don Gil?
DOÑA JUANA
No quiero
dar pena a este caballero.
DON JUAN
Ya mi enojo se acabó. 855
Danzad.
DOÑA INÉS
Salga, pues, conmigo.
DON JUAN

 (Aparte.) 

¡Que a esto obligue el ser cortés!
DOÑA CLARA

  [Aparte.] 

Un ángel de cristal es
el rapaz; cual sombra sigo
su talle airoso y gentil. 860
Con doña Inés danzar quiero.
DOÑA INÉS

  (Aparte.) 

Ya por el don Gil me muero,
que es un brinquillo el don Gil.
 

(Danzan las dos damas y DON GIL.)

 
[MÚSICOS]

  (Cantan.) 

Al molino del amor
alegre la niña va 865
a moler sus esperanzas;
quiera Dios que vuelva en paz.
En la rueda de los celos
el Amor muele su pan,
que desmenuzan la harina 870
y la sacan candeal.
Río son sus pensamientos
que unos vienen y otros van,
y apenas llegó a su orilla
cuando ansí escuchó cantar: 875
«Borbollicos hacen las aguas
cuando ven a mi bien pasar,
cantan, brincan, bullen y corren
entre conchas de coral,
y los pájaros dejan sus nidos 880
y en las ramas del arrayán
vuelan, cruzan, saltan y pican
toronjil, murta y azahar».
Los bueyes de las sospechas
el río agotando van, 885
que donde ellas se confirman
pocas esperanzas hay.
Y viendo que a falta de agua
parado el molino está,
desta suerte le pregunta 890
la niña que empieza a amar:
«Molinico ¿por qué no mueles?»
«Porque me beben el agua los bueyes».
Vio al Amor lleno de harina
moliendo la libertad 895
de las almas que atormenta,
y ansí le cantó al llegar:
«Molinero sois, Amor,
y sois moledor».
«Si lo soy, apartesé, 900
que le enharinaré».
 

(Acaban el baile.)

 
DOÑA INÉS
Don Gil de dos mil donaires,
a cada vuelta y mudanza
que habéis dado, dio mil vueltas
en vuestro favor el alma. 905
Ya sé que a ser dueño mío
venís; perdonad si, ingrata,
antes de veros rehusé
el bien que mi amor aguarda.
¡Muy enamorada estoy! 910
DOÑA CLARA

  [Aparte.] 

Perdida de enamorada
me tiene el don Gil de perlas.
DOÑA JUANA
No quiero solo en palabras
pagar lo mucho que os debo.
Aquel caballero os guarda, 915
y me mira receloso;
voyme.
DOÑA INÉS
¿Son celos?
DOÑA JUANA
No es nada.
DOÑA INÉS
¿Sabéis mi casa?
DOÑA JUANA
Y muy bien.
DOÑA INÉS
¿Y no iréis a honrar mi casa,
pues por dueño os obedece?920
DOÑA JUANA
A lo menos a rondarla
esta noche.
DOÑA INÉS
Velarela,
Argos toda, a sus ventanas.
DOÑA JUANA
Adiós.
DOÑA CLARA

  (Aparte.) 

Que se va. ¡Ay de mí!
DOÑA INÉS
No haya falta.
DOÑA JUANA
No habrá falta.
925
 

(Vanse DOÑA JUANA y CARAMANCHEL.)

 
DOÑA INÉS
Don Juan, ¿qué melancolía
es esa?
DON JUAN
Esto es dar al alma
desengaños que la curen
y aborrezcan tus mudanzas.
Ah, Inés, en fin, ¿salí cierto? 930
DOÑA INÉS
Mi padre viene; remata
o para después olvida
pesares.
DON JUAN
Voyme, tirana;
mas tú me lo pagarás.

 (Vase.) 

DOÑA INÉS
¡Ay que me la jura, Clara! 935
Más quiero el pie de don Gil
que la mano de un monarca.
 

(Salen DON MARTÍN y DON PEDRO.)

 
DON PEDRO
¿Inés?
DOÑA INÉS
Padre de mis ojos,
don Gil no es hombre, es la gracia,
la sal, el donaire, el gusto 940
que amor en sus cielos guarda.
Ya le he visto, ya le quiero,
ya le adoro, ya se agravia
el alma con dilaciones
que martirizan mis ansias. 945
DON PEDRO
Don Gil, ¿cuándo os vio mi Inés?
 

[Habla bajo con DON MARTÍN.]

 
DON MARTÍN
Si no es al salir de casa
para venir a esta huerta,
no sé yo cuándo.
DON PEDRO
Esto basta.
Milagros, don Gil, han sido 950
de esa presencia bizarra.
Negociado habéis por vos;
llegad y dalda las gracias.
DON MARTÍN
Señora, no sé a quién pida
méritos, obras, palabras 955
con que encarecer la suerte
que a tanto bien me levanta.
¿Posible es que solo el verme
en la calle os diese causa
a tanto bien? ¿Es posible 960
que me admitís, prenda cara?
Dadme...
DOÑA INÉS
¿Qué es esto? ¿Estáis loco?
¿Yo por vos enamorada?
Yo a vos, ¿cuándo os vi en mi vida?

 (Aparte.) 

¿Hay más donosa maraña? 965
DON PEDRO
Hija, Inés, ¿perdiste el seso?
DON MARTÍN
¿Qué es esto, cielos?
DON PEDRO
¿No acabas
de decir que a don Gil viste?
DOÑA INÉS
¿Pues bien?
DON PEDRO
¿Su talle no ensalzas?
DOÑA INÉS
Digo que es un ángel, pues. 970
DON PEDRO
¿No le ofreces sí y palabra
de esposa?
DOÑA INÉS
¿Qué sacas de eso,
que de mis quicios me sacas?
DON PEDRO
¡Que a don Gil tienes presente!
DOÑA INÉS
¿A quién?
DON PEDRO
Al mismo que alabas.
975
DON MARTÍN
Yo soy don Gil, Inés mía.
DOÑA INÉS
¿Vos don Gil?
DON MARTÍN
Yo.
DOÑA INÉS
¡La bobada!
DON PEDRO
Por mi vida, que es el mismo.
DOÑA INÉS
¿Don Gil tan lleno de barbas?
Es el don Gil que yo adoro 980
un Gilito de esmeraldas.
DON PEDRO
Ella está loca, sin duda.
DON MARTÍN
Valladolid es mi patria.
DOÑA INÉS
De allá es mi don Gil también.
DON PEDRO
Hija, mira que te engañas. 985
DON MARTÍN
En toda Valladolid
no hay, doña Inés de mi alma,
otro don Gil, sino es yo.
DON PEDRO
¿Qué señas tiene ese? Aguarda.
DOÑA INÉS
Una cara como un oro, 990
de almíbar unas palabras,
y unas calzas todas verdes,
que cielos son, y no calzas.
Agora se va de aquí.
DON PEDRO
¿Don Gil de cómo se llama? 995
DOÑA INÉS
Don Gil de las calzas verdes
le llamo yo, y esto basta.
DON PEDRO
Ella ha perdido el juicio.
¿Qué será esto, doña Clara?
DOÑA CLARA
Que a don Gil tengo por dueño. 1000
DOÑA INÉS
¿Tú?
DOÑA CLARA
Yo, pues, y en yendo a casa
procuraré que mi padre
me case con él.
DOÑA INÉS
El alma
te haré yo sacar primero.
DON MARTÍN
¡Hay tal don Gil!
DON PEDRO
Tus mudanzas
1005
han de obligarme...
DOÑA INÉS
Don Gil
es mi esposo; ¿qué te cansas?
DON MARTÍN
Yo soy don Gil, Inés mía;
cumpla yo tus esperanzas.
DOÑA INÉS
Don Gil de las calzas verdes 1010
he dicho yo.
DON PEDRO
Amor de calzas
¿quién le ha visto?
DON MARTÍN
Calzas verdes
me pongo desde mañana
si esta color apetece.
DON PEDRO
Ven, loca.
DOÑA INÉS
¡Ay, don Gil del alma!
1015

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