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471

Id., pág. 86.

 

472

Algunos autores han tratado de explicar el arte quiteño únicamente por los elementos físicos. Luis Alberto Sánchez dice a este respecto: «Ecuador se convirtió pronto en un emporio de pintores, especialmente Quito y Cuenca. A ello tendieron factores, el primero de todos, sin duda la transparencia maravillosa de su atmósfera, la belleza y el colorido de su cielo y la paz de la ciudad, retirada del tráfago cotidiano, lo que permitió que fuera más real y hondo el mestizaje y la pintura, aunque de legítima cepa española, tuvo ante todo expresión mestiza». (Historia General de América, Tomo I, pág. 368). Es indudable que debió de influir esta concausa; mas otras ciudades gozaron de análogas bellezas materiales, y, sin embargo, no fueron propicias para el desarrollo del arte. Podría aplicarse al problema actual el método llamado de diferencia en las ciencias naturales: si los casos en que se verifica el fenómeno y aquellos en que no se verifica, difieren por un solo factor, éste es la causa del fenómeno. Si muchas ciudades americanas del período hispánico brillaron por la hermosura de la naturaleza, la diafanidad del aire, la paz y soledad urbanas, y no prosperó el arte, quiere decir que no fueron esos el principal elemento causal del referido florecimiento: hay que atribuirlo, pues, a otra circunstancia.

 

473

Estudios Críticos sobre la dominación española en América, Tomo 13.

 

474

Pág. 83.

 

475

Artes Plásticas, págs. 49-50.

 

476

Arte quiteño. Pág. 14.

 

477

Memoria del Segundo Congreso Eucarístico Nacional. Págs. 353-5.

 

478

Ernesto La Orden. Elogio de Quito, pág. 16.

 

479

En declaración de 17 de abril de 1553, fray Jodoco dijo expresamente que «fue él el que la comenzó a edificar». (Véase la magnífica monografía de fray Benjamín Gento Sanz O. F. M.: Historia de la Obra constructiva de San Francisco desde su Fundación hasta nuestros días. Quito, 1942, Pág. 34). Para que fuese posible la construcción, el gran fraile abrió la famosa cañería que trae las aguas de las «Llagas», obra de singular mérito y audacia que fue más tarde reparada por el P. fray Bartolomé de Alácano. (Id., Pág. 62). Parece que fray Jodoco fue un hombre de múltiples conocimientos. Cieza, de León le llama, «astrólogo que mucho entiende de señales y en otras cosas de este arte». (Tercer Libro de las Guerras Civiles de Perú, Capítulo CCXVIII.)

 

480

En su magnífico estudio sobre «Quito en la Historia Ecuatoriana», nuestro querido y competente amigo, don Carlos M. Larrea sostiene que el arquitecto fue el mismo del Escorial, Juan de Herrera y Gutiérrez de la Vega.

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