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11

Cf. sobre estas cuestiones MÁRQUEZ VILLANUEVA, Personajes y temas del Quijote, Madrid, Taurus, 1975, págs. 257-77. Véase también CARO BAROJA, Las formas complejas de la vida religiosa, Madrid, Akal, 1978, págs. 502-13.

 

12

Entre ellos Luis DE LA CUEVA, que escribió unos Diálogos de las cosas notables de Granada, Granada, 1603 y el autor de la supuestamente histórica Historia verdadera del rey don Rodrigo (1592-1600) Miguel de Luna. Va siendo considerable la atención dedicada a estos escritores y el ambiente que los rodeaba, que se inició con Los moriscos de CARO BAROJA (especialmente el cap. VII). Véanse además de los libros citados en las notas 1 y 11, Darío CABANELAS, El morisco granadino Alonso del Castillo, Granada, 1965, y James T. MONROE, Islam and the Arabs in Spanish Scholarship, Leyden, Brill, 1970.

 

13

Amplia información en CABANELAS. Estudia la materia de modo exhaustivo Carlos ALONSO, Los apócrifos del Sacromonte, Valladolid, Estudios Agustinianos, 1979.

 

14

En el último capítulo de Historia de los bandos, ed. Blanchard-Demouge, vol. I, pág. 291, se lee que el conde de Bailén don Rodrigo Ponce de León regaló al autor nada menos que el supuesto original árabe de la obra. Sin duda Pérez de Hita manifiesta con esta ficción, que a nadie engañaría, sus contactos con el noble citado.

 

15

Véase el estudio sobre este personaje del Dr. Gregorio MARAÑÓN, Los tres Vélez, Madrid, Espasa Calpe, 1960, págs. 63-123 y 186.

 

16

Libro de la Población y Hazañas de la mui novilissima y leal ciudad de Lorca, Biblioteca Nacional, Madrid: MS. 19.610. Me he ocupado de los últimos cantos de este poema en octavas que versan sobre fiestas celebradas en Lorca en «La cultura popular de Pérez de Hita» (citado en nota 2).

 

17

Luis DEL MÁRMOL CARVAJAL, Historia del rebelión y castigo de los moriscos del reino de Granada, en Historiadores de sucesos particulares, BAE, 21, libro IV, cap. 7.°, pág. 188.

 

18

Guerra de Granada, pág. 120.

 

19

Ibid., pág. 137.

 

20

Cf. CARO, págs. 90-98 y 160-165, y DOMÍNGUEZ ORTIZ-VINCENT, págs. 146-155. En cuanto a la circunstancia de que en momentos de apuro los moriscos buscasen, como cualquier otra persona, asilo en las iglesias, nada tiene de excepcional. Precisamente se quejan de que las nuevas disposiciones se lo dificulten. Cf. HURTADO DE MENDOZA, pág. 116.