Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
 

31

Se narran algunos de estos sucesos en el MS. Porcel (véase nota 40), que asimismo incluye parte de la historia de Aben Humeya y Zahara y el relato sobre El Tuzaní. La redacción coincide en gran medida con la de Segunda parte.

 

32

Ejemplos notorios de la riqueza legendaria y anecdótica del género son las obras de Francisco López de Gomara, Alvar Núñez Cabeza de Vaca, Fray Bernardino de Sahagún y especialmente el Inca Garcilaso. Amplio resumen sobre los cronistas de Indias en Luis Alberto Sánchez, Historia comparada de las literaturas americanas, vol. I, Buenos Aires, Losada, 1973, pp. 91-188.

 

33

«[...] y si no fuera porque esta Historia es toda coscorrones y armas y batallas, tratáramos las ternezas destos dos amantes y sus estremados amores...» (pág. 153).

 

34

Introducción, págs. XVIII-XXII.

 

35

Les Turcs dans la littérature espagnole du Siècle d'Or, Paris, Centre de Recherches Hispaniques, 1967, vol. I, págs. 269-77. El matiz que está aún por precisar en el desarrollo del tema es el contraste del MS. Porcel -presumiblemente la primera versión de Pérez de Hita- con la Segunda parte de las Guerras civiles.

 

36

El Abencerraje y la hermosa Jarifa. Cuatro textos y su estudio, Madrid, Revista de Archivos, 1957, págs. 231-33. Paula BLANCHARD en su Introducción, págs. XXVII-XXVIII, aborda el tema pero considera improbable que Pérez de Hita conociese la novelita. Se inclina a considerar real el episodio. LÓPEZ ESTRADA acepta la probable historicidad, pero afirmando que los hechos se interpretan «a través de la experiencia literaria del Abencerraje».

 

37

De 5.000 a 6.000 moriscos del marquesado de los Vélez fueron obligados a partir hacia la zona de Albacete, según informes de las autoridades de la ciudad, donde, alegando falta de medios, no les querían acoger. Bernard Vincent cree que estas cifras pueden ser exageradas: B. VINCENT, «L'expulsion des morisques du royaume de Grenade et leur repartition en Castille (1570-1571)», Mélanges de la Casa de Velázquez, VI, 1970, págs. 210-46. Cf. pág. 222.

Situado en la ruta que enlazaba la región murciana con Madrid, Villanueva de Alcardete -donde Pérez de Hita visitó a Albejarí y El Tuzaní- era el pueblo más moderno de la comarca y pertenecía a la orden de Santiago. Tenía unos 750 vecinos. Contaba con unas 24 ó 25 casas de hijosdalgo, y otras siete u ocho litigaban su hidalguía en la Chancillería de Granada. Cf. las Relaciones de pueblos del obispado de Cuenca, publicado por E. J. Zarco Bacas y Cuevas, Cuenca, 1927, tomo I, págs. 196-211 y el análisis de las mismas por Noël SALOMON, La campagne de Nouvelle Castille é la fin du XVI.me siècle, Paris, SEVPEN, 1964. Junto a estos datos hay que tener en cuenta los allegados por Mercedes GARCÍA ARENAL en Inquisición y moriscos. Confirma la presencia en la comarca de nuevos convertidos procedentes del Marquesado de Vélez (pág. 12), pero considera que los procesos estudiados denotan que los moriscos de Castilla constituían una sociedad acéfala (pág. 18). No lo discuto por lo que se refiere a los labradores o trajineros que seguían aferrados a sus creencias, pero sospecho que entre quienes reclamaban consideración de hidalgos figurarían algunas familias moriscas de posición económica desahogada.

 

38

«Esclavos moriscos en la Almería del siglo XVI», Al-Andalus, XL, 1975, págs. 41-128.

 

39

Cf. Dámaso ALONSO, «Maraña de hilos (Un tema de cautiverio entre Fulgosio, Pero Mexía, Bandello, Juan de la Cueva y Cervantes)». Incluido en Del Siglo de Oro este siglo de siglas, Madrid, Gredos, 1962, págs. 29-42.

 

40

No quiero insinuar que el autor de Paraíso cerrado para muchos, jardines abiertos para pocos fuese morisco, pero me parece más que probable que el círculo de poetas granadinos a que pertenecía Pedro Soto de Rojas fuese un punto de encuentro entre ingenios de muy diversa ascendencia, y no debió ser ajena a las zozobras que vivían los descendientes de los moros esa inclinación a cultivar el espíritu en una Intimidad compartida por pocos, que se convirtió en persistente rasgo ambiental. Hoy el citado poema puede leerse en la esmerada edición de Aurora Egido, Madrid, Cátedra, 1961.