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Frutos, que no quiere que se le achaque una falta de palabra, impone a la Marquesa un compromiso: él renuncia a su crédito, con tal que ella asuma la responsabilidad de anular el contrato de bodas.
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Sobre varios aspectos de El pelo de la dehesa, que aquí necesariamente se descuidan, véase el capítulo «L'eroe comico romantico» en mi obra La commedia romántica in Spagna. Pisa, Giardini, 1978, pp. 144 y ss., y el capítulo «El héroe cómico romántico: Don Frutos», en Historia del teatro en España, II, cit., pp. 532 y ss.