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31

Ob. cit., págs. 476-477.

 

32

Narciso Alonso Cortés: pág. 199 de Artículos histórico-literarios. (En el último apartado de este trabajo, epígrafe «Las razones de Salvador Rueda». Se comentan extremos de dicha epístola).

 

33

En el citado libro de González-Blanco se escribe a este particular: «...la personalidad de S. R., hoy tan injustamente postergada por algunos jóvenes (a quienes quiero suponer víctimas de su juicio irreflexivo antes que esclavos de su mal corazón)» (página 110); «Lamenta (Rueda) que esta juventud le ignore o aparente ignorarle, y le desdeñe; yo creo que también finge desdeñarle, y que el gusano roedor anda por dentro. Porque, en verdad, esta juventud iconoclasta de hoy ha pasado sobre el cuerpo de este gran poeta, pisoteando al que creía cadáver, cuando era un hombre viviente, robusto y cálido... ¡Engaño nocivo de la poesía española!» (pág. 116). A continuación destaca el crítico el hecho de que «no pocos espíritus verdaderamente fuertes, saben reconocer a S. R. los legítimos títulos que posee para ser considerado como el primer poeta actual de lengua castellana en el orden cronológico, y quizá también el más superior, por lo menos el más inspirado, el más seguro de sí mismo, el más fogoso, el más humano, el más vibrante, el más apolíneo, en fin» (pág. 117); tales espíritus fuertes y justos son: José Francés, Amado Nervo, el poeta Pérez Bojart y el «distinguido» cronista Martínez Albacete.

Otro espíritu fuerte y justo será el poeta Santos Chocano, que el 22-II-1910 escribía en el diario guatemalteco La República: «Tal vez en los últimos tiempos ha habido de parte de Rueda algo como un desvío de sus iniciales propósitos de arte; pero nadie puede desconocer que su labor está ya hecha y que, aunque fuera a pesar suyo, le sobrevivirá en el concepto que merecerá posteriormente esta amplia labor, que ha traído nuevos vientos de Arte a las montañas líricas del verso castellano».

 

34

Se refiere Rueda a Por la memoria de Zorrilla. Una carta de Ferrari. (Carta a don Ricardo Allué, adhiriéndose a la idea de rendir un magno homenaje nacional a Zorrilla). Se publicó en El Norte de Castilla, Valladolid; está fechada en Madrid, febrero 1907.

 

35

Sebastián de la Nuez Caballero, ob. cit., págs. 146-147, tomo I.

 

36

Dijes y bronces. Publicado en 1893.

 

37

En 1925 Rueda comenzaba su epístola a Alonso Cortés con estas palabras: «Por la letra del sobre he conocido que venía la carta del centro de la Raza, de Valladolid, pila bautismal del idioma, a la que se habrá de acudir siempre que, como ahora, el arte de escribir haya perdido su troquel inmortal, recurriendo a otra enfermiza Matriz. Que ahora es la francesa, como si España hubiese perdido su prolífico ovario. El que una legión de andróginos (con las excepciones consiguientes), que ni son españoles ni franceses, sino sólo cursis, anden por ahí buscando madrastra y padrastro, teniendo una progenie tan gloriosa, no quiere decir que nuestro idioma haya perdido sus hileras de trompetas grandiosas para cantar las cosas altas y sublimes de la vida, ni que todo el múltiple y polifónico instrumento, se haya vuelto «opoponax». (p. 178 ob. cit.).

 

38

«Renovación de valores esenciales, aun antes que de forma, fue aquel suceso (su propia empresa»), escribía Rueda a Alonso Cortés en 1925.

 

39

Ob. cit., pág. 121.

 

40

Págs. 178-210 del libro Artículos histórico-literarios (Valladolid, 1935); sirve de apéndice al trabajo Salvador Rueda y la poesía de su tiempo.