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ArribaAbajo Lápida hebrea de Barcelona

La notifica D. Cayetano Cornet y Mas en su Guía de Barcelona, pág. 19741: «En la calle de San Ramón del Call, en la pared de la primera casa, á mano izquierda, que forma esquina con la calle de Marlet, hay al lado de la puerta una lápida hebrea de treinta centímetros de lado, debajo de la cual se colocó otra, que es una traducción de la primera y un recuerdo del sitio donde se encontró. En esta casa vivió, según se cree, Santo Domingo de Guzmán. La calle de Santo Domingo se denominaba de la Sinagoga mayor, por las dos sinagogas que contenía. El arco que hasta hace poco se veía en esta calle de San Ramón y otro en un   —446→   extremo de la plaza de la Constitución42, eran las puertas de entrada á la aljama.»

La inscripción hebrea que allí ví y copié de paso en 1885 es bellísima del mejor tipo del siglo XIII. El tiempo y lugar de su hallazgo constan allí por otra, declarativa, que dice así: «En el año 1820, al levantar la misma casa sobre las ruinas de la que fundó Santo Domingo, se halló con otros restos del tiempo de los judíos.» Traducción. El Santo rabino Samuel Hasarari: nunca se acabe su vida. Año 692.

El autor de esta inscripción moderna era tan ducho en epigrafía como en historia. Para sostener como verídica la conseja de haber sido aquella la casa en que habitó Santo Domingo, ideó un año de la época visigoda, que está en abierta contradicción con el carácter paleográfico del monumento.

Inscripción

El santo rabbí Samuel el Sardo. Su alma en el manojo de los vivientes.

Las tres letras del último renglón son las iniciales de un texto bíblico, que se lee en el primer libro de Samuel, ó de los Reyes según la Vulgata, cap. XXV, vers. 29:

Inscripción

El año en que murió nuestro Samuel acaso esté indicado por la suma de las tres letras43, lo cual no es caso raro en los epitafios hebreos. El año hebreo 5052 corresponde al intervalo que empieza en 27 de Agosto de 1291 y acaba en 12 de Septiembre   —447→   de 1292. No se sabe que á la sazón hubiese ocurrido en Barcelona ninguna devastación del barrio hebreo, parecida á la de Gerona del año 1285, que hubiese valido á Samuel la aureola de cadoch (santo), ó de mártir. Más creíble parece una asonada particular, ó circunstancia especial de haber caído en manos de la Inquisición ó bajo el arma de algún fanático.

Hübner ha sacado á luz el facsímile de un epitafio hebreo, que cree del siglo VIII, y vió en Mérida en casa de D. Juan Fernández44. Va encabezado por la figura de un monograma45, ó símbolo, comparable á los de la inscripción trilingüe de Tortosa.

(monograma?) Sit nome[n Domini benedictum qui?]
vivif(i)cat et mor[tificat . . . . . . ]
Pauset in sepulc[ro . . . . Simeon fi]
lius de rebbi Se[muel . . . . . . . ]
5 suporans in sort[e . . . . . . . . ]
tus in ligatorium [ . . . . . . . in- ]
cisa periti; porta[s paradisi . . . . ]
ingrede cuna pace. V[ixit plus minus annos]
LXIII, repletus sa[pientia . . . . . ]
10 preducens artem i[ . . . . . . . . ]
Ego Simeon filius de rebbi Sa[muel . . ]
[pro?]missan pax [ . . . . . . . ]

Textos sagrados, ó fragmentos de antiquísima traducción de la Biblia hebrea por los hebreos españoles, dan extraordinario valor á este epígrafe de Mérida, roto desgraciadamente, y lo reintegran. Fácil es encontrarlos en la Vulgata latina: Éxodo, XXXV, 31; 1 Reg. I, 6; XXV, 29; Esther XIII, 7; Salmo III, 6; LXXI, 17.

Las puertas del paraíso, de las que hace mérito la línea 6.ª, y el acompañamiento de la paz prometida á Israel, interesan á la explicación del siguiente epígrafe toledano, todavía inédito.



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ArribaAbajoLápida hebrea de Toledo

Á las seis lápidas sepulcrales de los hebreos de Toledo que atesora aquella ciudad, y expuse en nuestro BOLETÍN46, hay que añadir otra, de las que ha sacado últimamente y enviado el calco D. Pedro de Alcántara Berenguer y Ballester, conservador del Museo provincial y nuestro Correspondiente meritísimo. Parecida en su destino al que tuvo la piedra funeral de Dinah47, y revelando por la bella figura de sus letras la misma época, está sirviendo de dintel á la entrada de una casa particular, que lleva en la calle de la Plata el número 9; calle que desemboca por el oriente en la plazuela de la Ropería, y dista 100 pasos de la calle de la Sinagoga. La epigrafía necrológica de Toledo, de sumo interés para la historia de aquella gloriosa aljama, y la comprobación científica de los 75 epitafios hebreo-toledanos que Luzzato sacó á luz48, dependen del registro arqueológico, al que se brindan los edificios del casco de la población, y de bien averiguar, así como se hizo en Segovia49, y circunscribir el paraje de los alrededores donde tuvieron los judíos su enterramiento.

Mide la nueva piedra 2 m. y 1 dm. en largo; no contiene más de un renglón; y los fragmentos que faltan para completar el epígrafe, que debía ser egregio, y se ocultó á Luzzato, no andarán probablemente muy lejos en las paredes interiores ó en los cimientos de la casa referida. La altura de las letras es de 5 centímetros.

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Inscripción

El reposo de ellos será glorioso; y cantar de júbilo entonarán desde los solios de su descanso50. Y cuando él se llegare á las puertas del Paraíso, saldrán á recibirle príncipes de los Levitas, aquellos que descienden de Caath y de Izhar; y le dirán: ¡Paz!

El difunto debía ser un Haleví de los de Toledo, de la progenie nobilísima de Izhar hijo de Caath y padre de Core, ó de los Coreitas á quienes están inscritos los más dulces cantares del salterio Davídico51. Nuestro socio honorario, Mr. Isidore Loeb, justamente observa que en el Mediodía de Francia y en el Norte de España varios ilustres rabinos de progenie Levítica se distinguieron con el nombre que los reduce á la estirpe de Inscripción, por ejemplo, Zerahia Haleví de Gerona. No hay que fiar, por con siguiente, de los que explican Inscripción por un término geográfico; explicación, que por otro lado tropieza con reducciones poco plausibles, por ejemplo, Grasse en el departamento del Var, y La Grasse en el del Aude.

Un epitafio toledano, el de Don Mair Haleví Abulafia, presenta un rasgo de semejanza y comprobación de la misma idea:

Inscripción

El texto sale directamente de la profecía de Zacarías, IV, 14; pero parece entrañar una alusión á la prole de Izhar; cuyo nombre   —450→   fué dado á su propio hijo por otro Mair Haleví Abulafia52, fallecido en 1340. Finalmente, no dejaré de advertir que el epitafio de un tercero Mair Haleví Abulafia53 hace mención de las clases levíticas á las que dieron nombre Hebrón y Oziel herma nos de Izhar.




Arriba Los conjurados de Sevilla contra la Inquisición en 1480

En Medina del Campo, á 27 de Septiembre de 1480, los Reyes D. Fernando y Doña Isabel nombraron Inquisidores en todos sus reinos y señoríos á los Padres San Martín y Morillo54; los cuales, antes que su asesor, el doctor Juan Ruiz de Medina, no tardaron en ponerse en camino. Del 9 de Octubre es el despacho regio, expedido en Medina del Campo, que mandaba «á todos los lugares de su tránsito les diesen posadas y alojamientos», según la atestigua Ortiz de Zúñiga55; y esta fecha se corrobora y fija bien á las claras con la cédula del 9 de Noviembre, que cita el Sr. Rosell56 y libró la Reina en Medina del Campo «para que los aposentadores no diesen huéspedes allí en la posada en que había de estar el doctor Juan Ruíz de Medina de su Consejo...; no obstante que dicho doctor no se hallase en la dicha villa, por cuanto su Alteza le enviaba á algunas cosas cumplideras á su servicio fuera de esta villa.»

Pulgar afirma57 que la Inquisición se ordenó en 1480, y que los tres jueces, llegados á Sevilla, comenzaron su Inquisición en   —451→   comienzo del año mil quatrocientos ochenta y uno. Este comienzo, según el cómputo de la Natividad usado en tiempo de Pulgar, cae en 25 de Diciembre de 1480. Ni se puede traer más acá; porque el edicto, ó bando de los Inquisidores contra los fugitivos, que supone haber estos hallado amparo en las tierras de los magnates andaluces y hasta en Toledo, es del 2 de Enero. Suponiendo que hubiese á la sazón espirado (si lo hubo) el edicto de gracia, la llegada de los Inquisidores á Sevilla, parece se deba colocar en el mes de Noviembre.

Fraguóse entonces la célebre conjuración, atestiguada y brevemente descrita por un documento inédito.

Disfrutó Amador de los Ríos58 una copia de este preciosísimo documento; mas no la publicó, limitándose á extractar algunas de sus noticias y amalgamarlas con las que da Pulgar en el capítulo XLIV de su Historia de los Reyes Católicos. La fuente, ó manuscrito, cuyo traslado sirvió al Sr. Amador, es del siglo XVIII. Otro ejemplar, más antiguo de un siglo y menos lacónico, existe en la Biblioteca Colombina, tomo LXXX de papeles varios, sin numeración. Consta de dos hojas. De uno y otro ejemplar debo trasunto por mediación de nuestro Correspondiente D. Manuel de Campos Munilla á mi erudito amigo D. Simón de la Rosa, oficial de aquella Biblioteca. Ambos dimanan de los Apuntamientos de D. Cristóbal Núñez, capellán de los Reyes Católicos. El ejemplar del siglo XVIII, que señalo con la letra B y cuyas variantes noto, falsea el apellido Romero del obispo que metió monja á la hermosa hembra, trocándolo en Rubino; error en que le sigue Amador de los Ríos59, por no haber conocido el ejemplar del siglo XVIII. Este ofrece algunas lagunas, que pongo entre unciales y llenaré valiéndome de aquel.

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Relación de la junta y conjuración, que hizieron en Sevilla los judíos conversos contra los Inquisidores que vinieron á fundar y establecer el Santo Oficio de la ynquisición.

Luego que entraron en Sevilla los Inquisidores y Oficiales del Santo Oficio, la Ciudad de Sevilla se dividió en vandos ó oppiniones60 sobre el casso. Unos la tomaron por parte de los Inquisidores, y claro está que serían estos los buenos Christianos é fieles en la Santa Fe, así de los que decendían de antiguos Christianos, como de los nuevos convertidos, que verdaderamente eran Christianos verdaderos; [otros en contra; y] lo que causó61 más escándalo y maravilla fue questa oppinión tocó á los poderosos y constituídos en officios [y] assimesmo en dignidades ecclesiásticas, que favorecieron la parte más dañada desta oppinión.

También se declaró la nobleza y los prevendados por la santa fe de Jesuchristo y sus ministros; pue[s] salieron á recebillos fasta una legua62, y otros fasta Carmona, faciéndoles agazajo63 é [h]ospedaje, y vissit ándolos á menudo. Fueron luego los Inquisidores al Cabildo de la Santa yglesia; donde presentaron é mostraron sus bullas64 é provisiones Reales. É luego fallaron á la puerta del Cabildo el Regimiento65 en Orden, que los llevó á   —453→   su cabildo por fuera de las gradas, é los asentó en su cabildo é los recebió. E luego se juntaron de ambos Cabildos, Prevendados é Regidores; y decretaron procesión general con la clerecía y órdenes66 para el Domingo siguiente. La qual se fizo muy solene; y fue recebida la Inquisición en el pueblo67.

En este medio tiempo se juntaron á cabildo en uno68: Susán, padre de la Susana á quien llamaron69 la fermosa fembra: Benadeva70 padre del canónigo; Abolofia71 el perfumado, que tenía las Aduanas en cambio del Rey y de la Reyna; Alemán poca sangre el de los muchos fijos72 Alemanes; Pero Fernández Cansino Veintiquatro de Sevilla y Jurado de San Salvador; [A]lonso fernández el de Lorca; Gabriel de Çamora73 el de la calle de francos, veinte y quatro; Aillón Perote el de las Salinas; Medina el Barbudo; Sepúlveda y Cordovilla, germanos74, que tenían la casa del pescado salado de Portugal; y el Bachiller Padilla su sobrino; Jaén el veinte y quatro el manco, y su fijo Juan del monte; los Aldafes de Triana, germanos, que vivían75 en el Castillo; Juan de Xerez y su padre Álvaro de Sepúlveda76 el viejo; Christóbal López Mondadura de San Salvador77, y otros muchos y78 poderosos que llamaron; que vivían79 en las villas de Otrera y Carmona80.

Dijeron81 entre sí: ¿qué os parece? ¿cómo vienen contra82   —454→   nosotros estos Regolares?83 Nosotros ¿nó somos los principales de esta ciudad en tener, y bien qui[s]tos del pueblo? Fagamos gente: Vos, fulano, tened a punto tantos hombres de los vuestros84; y85 vos, fulano, tene[d] á punto etc.; y assí86 fueron repartiendo entre las cabeças armas, gentes y87 dineros, y las cossas que pareció necesario para la cossa88. Y si nos vinieren89 á prender, con la jente y90 con el pueblo meteremos en bollicio la cossa; y assí91 los mataremos á todos, y nos vengaremos92 de nuestros enemigos.

Dixo entonces Foronda93, un Judío anciano, que estava allí: hacer gente94 bien me parece estar á punto, tal sea mi vida; pero ¿qué? los coraçones ¿dónde están? Dadme coraçones.

Quando llevavan95 á quemar á Susán96, yvale97 arrastrando la soga; y como él presumía de gracioso dixo á uno que yva allí: álçame98 esa toca tunesí99.

Este Susán100 tubo una hija christiana, muy gentil dama, y   —455→   enamorada y reqrebada101. La qual acusó á su padre, siendo amiga de D...102

Ésta103 metió monja el obispo de Tiberia D. Reginaldo Romero104, y se salió. Y tuvo hijos della105 D...; y después vino á tanta miseria que fue amiga de un especiero.

Está su calavera106 en una pared frontero de la calle del Agua, á la salida de lo angosto que va á la Alcázar por do107 va el agua al108 Alcázar. Llaman esta calle del Ataud109, porqués [h]echa á esse talle110. Mandólo así en su testamento; y el Visitador111 la mandó poner allí, executando la cláusula que decía que su calavera estuviese así en la casa, donde havía vivido mal, para exemplo y castigo de sus pecados.

El manuscrito del siglo XVIII añade lo siguiente:

«En las calles del agua hay una calle que llaman calle de la muerte; y está junto á la del Ataud; que debió de tomar el nombre por este caso.

»Esta relación de este suceso se sacó de un libro que tenía manuscrito   —456→   el Oydor112 D. Juan Suárez de Mendoza, que lo fue en la casa de la contratación de Sevilla; y ella parece ser hecha en el tiempo que esto sucedió.»

El Oidor D. Juan Suárez de Mendoza floreció en la segunda mitad del siglo XVII. Parte de su gran librería pasó á la de la Catedral113; y sospecho que de ella procede el tomo LXXX de papeles varios, que nos ha dado e l texto de la relación más antigua que se conoce en Sevilla.

El dominicano Fray Reginaldo Romero fué creado obispo de Tiberíades en Palestina, sufragáneo del arzobispo de Nazareth, por Inocencio VIII en 17 de Marzo de 1488114. La fermosa fembra tardó por lo menos siete años en meterse monja después de la trágica muerte de su padre.

Consta que Fray Reginaldo sirvió de coadjutor á los arzobispos de Sevilla D. Diego Hurtado de Mendoza (1486-1502), D. Juan de Zúñiga (1504) y D. Diego Deza (1505-1523), haciendo muchas veces de gobernador en las ausencias que les ocurrieron115. En 2 de Octubre de 1489 siendo visitador del arzobispado dió licencia en Jeréz para que las rentas del hospital de San Luis se uniesen á las de la Misericordia, en cuyo año estuvo dentro de aquel Ayuntamiento y fué cumplimentado. Asimismo en el año de 1491 dió licencia al mayordomo de fábrica de Santa Ana de Triana para que pudiese adjudicar un lugar con su enterramiento, de que hay escritura con fecha de 10 de Abril. En 1506 siendo predicador de los sermones de la universidad de Beneficiados se le daban dos reales de limosna por cada sermón. En 1507 dotó ricamente dos capellanías y doce aniversarios en la iglesia del Salvador. El año de su muerte se ignora; en el de 1508 asistió á una profesión en el convento de Portacoeli de Sevilla.





 
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