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Como señala F. Lázaro Carreter, lo esencial de la actividad filológica es la exactitud de los datos y de su interpretación, controlada por la historia aunque sin hacerse historia; porque si bien ésta rodea al autor y a su quehacer, es la obra el objetivo del filólogo, que pretende iluminarla para facilitar o mejorar su comprensión y su disfrute estético («Leo Spitzer», 12).
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Entre ellas y sin género de dudas el exemplum. El milagro que nos ocupa se corresponde al ejemplo núm. 181-2 del índice deTubach: A pesar de su conexión, ahora matizaría algunas de mis afirmaciones («Género y composición», 65-66).
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Ap. C. Brucker («Mentions», 58, nota 3).