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No habría que desatender aquí, sin embargo, al modelo narrativo de las historias de Alejandro Magno, desde el Pseudo-Calístines hasta las distintas versiones y creaciones medievales. Y en concreto, al momento de la biografía del héroe en el que su ambición llega a unos extremos tan insoportables que una serie de personajes alegóricos —encabezados también por Fortuna y Envidia— se confabulan para causar su perdición y fin.

 

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Véase, para el análisis e interpretación del episodio, Lola Badia, «La segona visió mitològica de Curial: Notes per a una interpretació de l'anònim català del segle XV», en Actas del I Congreso de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval (Santiago de Compostela, 2 al 6 de diciembre de 1985), ed. V. Beltrán, Barcelona: PPU, 1988, págs. 157-76. La presencia insólita de Baco como patrón de las Artes liberales, en vez del Mercurio de toda la tradición, desde Marciano Capella, es discutida por L. Badia, quien sugiere una confusión del autor, a partir del nombre latino del dios: Liber.

 

13

L. Badia, «La segona visió...», págs. 169-70.

 

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Es fundamental, en este sentido, la presencia de Hércules, modelo de guerrero y sabio para Curial. Pero es un aspecto en el que no nos detenemos, porque su aparición no altera básicamente —aunque sí lo enriquece— lo que es el significado profético de la visión.

 

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No solamente, digo, porque no deja de ser cierto el pedantismo que achaca Riquer al autor de Curial, común a la sensibilidad retórica de su siglo: «Però la tramoia susdita, que en gran part es fruit del pedantisme erudit de l'autor, té, al meu entendre, una altra intenció. L'anònim autor del Curial ha volgut incorporar a la seva novel·la un teló de fons mitològic a l'estil de l'Eneida, encara que molt allunyat de Virgili» (Riquer, HLC, II, págs. 628-29).

 

16

«Tirante el Blanco en el gran teatro de la caballería», Voz y letra, VII/I (1996), págs. 81-130.

 

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Llamémoslas teatrales, en un laxo sentido del adjetivo, sin entrar en cuestiones de género. Serían la segunda y tercera más destacadas y fácilmente identificables representaciones en la obra. La primera representación la constituyen el conjunto de las fiestas londinenses de la primera parte de Tirant lo Blanc.

 

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Adopto el término bajtiniano de «cronotopo», como hace Anna Bognolo para los primeros libros de caballerías castellanos (en La finzione rinovata. Meraviglioso, corte e aventura nel romanzo cavalleresco del primo Cinquecento spagnolo, Pisa: ETS, 1997, págs. 76 y ss.), al diferenciar entre cronotopo de aventura y de corte: «Il cronotopo della corte è caratterizzato da motivi statici come la festa, il banchetto, le conversazione, le giostre e tornei, i giochi e la caccia» (pág. 78).

 

19

Estudia las fiestas en su conjunto Martí de Riquer, Tirant lo Blanch, novela de historia y de ficción, Barcelona: Sirmio, 1992, págs. 141-48. Para comparar con otras fiestas regias, pero históricas, de agasajo a los embajadores, véase José Manuel Nieto Sosia, Ceremonias de la realeza: Propaganda y legitimación en la Castilla Trastámara, Madrid: Nerea, 1993, págs. 133-41.

 

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La paginación anotada sigue la edición de Martí de Riquer: Joanot Martorell-Martí Joan de Galba, Tirant lo Blanc i altres escrits de Joanot Martorell, Barcelona: Ariel, 1979.