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Jorge Eduardo Benavides

Apunte biobibliográfico de Jorge Eduardo Benavides

Del Perú a España, de Arequipa a Madrid, el periplo vital de Jorge Eduardo Benavides se construye sobre este itinerario que recorre distintas ciudades en las que nació y se desarrolló el escritor y su obra. Aunque nacido en Arequipa, en 1964, la ciudad de Lima fue su lugar de residencia hasta la edad de 26 años. Realizó sus primeros estudios en el colegio Santo Tomás de Aquino, que continuaron con un breve paso por la Universidad de Lima, tras el cual terminó estudiando Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Garcilaso de la Vega. En los últimos años de su carrera decidió dedicarse más al periodismo y trabajó en la emisora Antena Uno como jefe de redacción y con un programa cultural. Paralelamente, después de terminar un primer libro de cuentos (Cuentario y otros relatos, publicado en 1989) empezó a tomar notas para su primera novela, de cuyos primeros borradores surgió Los años inútiles, obra que terminó ya en su siguiente destino, Tenerife, a donde se trasladó en 1991. La novela, publicada por la editorial Alfaguara en 2002, compone el retrato del final del gobierno aprista, la crisis económica de esos últimos años, la explosión de la inflación, la corrupción gubernamental, la delincuencia, el narcotráfico, o los atentados de Sendero Luminoso; retrato que se inserta a la perfección en una sugestiva trama argumental que anuncia la futura novela ya en ciernes.

Paralelamente a su actividad como escritor Benavides dirige talleres de literatura desde 1987, cuando empezó a colaborar con el escritor Richar Primo en el Museo de Arte de Lima. Posteriormente fundó el taller Entrelíneas en Tenerife, donde impartió uno de los primeros que se dictaron en la isla, para la Universidad de La Laguna. Asimismo, en Canarias colaboró con el suplemento cultural del Diario de Avisos. Fruto de esta experiencia es la actual dirección del Centro de Formación de Novelistas en Madrid, junto con Carlos Andrade, así como los talleres que periódicamente imparte en Ginebra, Miami, Tenerife, Viena, y en universidades del ámbito nacional.

Un año después de su primera novela, publicó en 2003, también en Alfaguara, la que es una de sus obras más logradas, El año que rompí contigo, dando lugar al nuevo retrato de esa «Lima, capital de la desesperanza» con que comienza la novela. Tanto en esta obra como en la anterior, Benavides muestra su predilección por los antihéroes cuyo futuro se borra a cada instante porque están atrapados por la protagonista principal, Lima y su naufragio cotidiano. Sin embargo, ese futuro abortado tiene una funcionalidad esencial: es el instrumento principal para denunciar los abusos y la corrupción de aquellos últimos años 80. Las barriadas, los muladares, los gallinazos, el sentimiento de la soledad en la multitud, los extramuros de la ciudad, el espectro social de la Lima mestiza, la ironía y el desencanto, o los desposeídos asomándose y estorbando los espacios de la sociedad acomodada, son lugares comunes que Benavides transita en estas novelas.

La Lima de Benavides es por tanto en su novelística una ciudad con renovados problemas, pero que continúa un proceso de expansión en el que la marginalidad terminó unificando, en una misma masa, a «los cholos, los rateros, las putas, los cabros, los pobres y los indios, ese conglomerado que clasifica bajo el mismo rótulo a los que tienen el color de la desdicha: la escoria».

En El año que rompí contigo (2003), donde auscultó el momento previo a la llegada al poder de Alberto Fujimori, Benavides asedia la ciudad desde la cotidianidad de unos jóvenes que se ven atrapados por el hastío, la desolación y el desconcierto en medio de esa Lima frustrada en la que la clase media se va desplomando. La sensación de la esperanza truncada, de habitar un vacío existencial, la personifica Aníbal, que simboliza ese asfixiante estancamiento provocado por el proceso de involución política de estos años. La muletilla insistente del personaje a lo largo de la novela «¿adelante es hacia dónde?», abona ese territorio de infertilidad, de crisis profunda con la que el escritor nos pone de cara ante una Lima que, en sus palabras, se encontraba paralizada en la «encrucijada de la democracia».

Paralelamente a esta intensa escritura de la ciudad, Jorge Eduardo Benavides continúa escribiendo relatos, y es en 2005 cuando publica el volumen titulado La noche de Morgana, que recopila la producción en este género de los últimos diez años; relatos en los que se inscribe en la tradición del cuento fantástico latinoamericano, con una influencia cortazariana que el propio autor ha apuntado en alguna ocasión. Su actividad en el taller literario se intensifica a partir de este año con la impartición de sus cursos de creación literaria, no sólo en el Centro de Formación de Novelistas de Madrid, sino en universidades y espacios culturales de Norteamérica y de Europa.

La siguiente publicación ve la luz en 2007. Se trata de la novela Un millón de soles, con la que el autor cierra la trilogía política iniciada con Los años inútiles y continuada con El año que rompí contigo. La Lima desesperanzada de los 80, construida en sus novelas anteriores, parte de una historia previa. Y a una parte de esa historia llega Benavides en Un millón de soles, en la que retrocede una década para llegar a las raíces de algunos de los problemas retratados en las novelas previas, con su crónica de la dictadura militar y revolucionaria de Velasco Alvarado entre 1968 y 1975. La crítica sobre la obra coincidió en calificar a Benavides como un «extraordinario novelista político» afanado en explicarse qué ha sido de Lima, y del Perú, en las últimas décadas. Para ello, en esta novela crea un gran mosaico en el que se dibujan y mezclan esperpénticos militares, sindicalistas, periodistas, ministros, en una gran telaraña de corrupciones y traiciones. Todo en torno a un dictador que no se delinea como protagonista principal, sino más bien como eje central sobre el que se teje el drama de un país. Los entretelones de la dictadura se sitúan así en el objetivo del escritor. Novela del poder, se dijo también, más que del dictador, porque el tema central no es tanto la figura de Velasco como las manipulaciones de sus colaboradores más allegados por manejar el poder y las corrupciones que todo ello genera.

Con todo, Benavides se ha instalado en la tradición realista de la novela hispanoamericana, la de las preocupaciones sociales y políticas, dando así continuidad a una tendencia más que consolidada en esta literatura. Y lo ha hecho, además, con una maestría que se sustenta no sólo en la compleja estructura arquitectónica de sus novelas, sino en una forma de narrar sensacional, por la habilidad con que incorpora los diálogos dentro de los párrafos, por la densidad que consigue imprimir a la narración, y, sobre todo –y en esto también es unánime la crítica–, por el ritmo trepidante que, tanto en esta como en las anteriores novelas, atrapa al lector con especial intensidad.

En 2009 su última novela resulta premiada con el «Premio Julio Ramón Ribeyro de novela corta». Se trata de La paz de los vencidos, título con el que rinde homenaje a quien considera uno de sus referentes literarios principales, su compatriota Julio Ramón Ribeyro. En esta obra, que a pesar de los guiños a la propia experiencia vital no es autobiográfica, abandona la temática social y política del Perú de las últimas décadas para contar las vivencias de un peruano exiliado en España. Y nos deja instalados en el enigma de la obra que vendrá, sobre la que esta página sin duda dará cuenta en un futuro, esperamos, inminente.

Eva M.ª Valero Juan
(Universidad de Alicante)

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