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Diálogo

Que tuvieron en el Cuartel del Retiro el día 30 de mayo último, entre el paisano Salvador Ceballos recién pasao del campo enemigo, y Anselino Alarcón, soldao de la guerrilla de caballería del mayor Vila





ArribaAbajo   Al fin, amigo Alarcón,
de golpe me le aparezco:
¡eh, pu...cha, que está gordazo
con los pastos!...

ALARCÓN

¡En el pueblo
usté, señó Salvador!  5
¿cuándo ha llegao, aparcero?
adelante, vengasé,
deme un abrazo primero:
y eche un trago.

CEBALLOS

Vaya, amigo,
confortaremos el pecho  10
a su salú: ¿cómo está?

ALARCÓN

    Siempre alentao, aparcero,
—45→
y en este instante algo más
con el gustazo de verlo,
pues yo lo hacía en su pago  15
o en algún montejuyendo,
sigún lo que platicamos
la última vez.

CEBALLOS

¡Qué canejo!
si ahora como siete meses,
en la playa del rodeo,  20
un novillo de tres años
me atracó un golpe tan fiero
que me postró enteramente:
y estando en mi rancho enfermo,
vinieron los Urquizanos  25
que hoy mandan a los Porteños,
y de orden del Diretor,
en una arriada que hicieron
de cuatro viejos quebraos,
yo les serví de siñuelo,  30
y amarrao codo con codo,
a pesar de hallarme enfermo,
hasta los Santos Lugares68
como un Cristo me trujieron,
y al llegar me asiguraron  35
en la estaca69 un día entero:
—46→
y después que me trataron
como se trata a un malevo,
de soldao de infantería
me echaron al campamento.  40

ALARCÓN

¡Barbaridá! ¿Y su familia?

CEBALLOS

    Hágase cargo, aparcero
mi mujer y la muchacha,
del julepe, al verme preso
lo que nunca, atrás de mí  45
lagrimiando se vinieron
sin más prendas que el rebozo
y la camisa del cuerpo.
Así en la mayor miseria
conmigo en el campamento  50
han sufrido cuatro meses,
al triste abrigo de un cuero
y en la mayor desnudez,
sin más vicios ni alimento
que caracuses y achuras  55
de unos toros como perros70.

ALARCÓN

    ¡Infelices! pues, amigo,
aunque me alegro de verlo,
endeveras le asiguro
que me asiste el sentimiento  60
—47→
de que usté se haiga venido,
dejando en aquel infierno
a su familia...

CEBALLOS

¿Qué dicé?
mal me reputa, aparcero:
la osamenta, creamé,  65
hubiese dejao primero
que abandonar mi familia,
no lo dude, acá la tengo.

ALARCÓN

    ¡Es posible! ¿se ha venido
mi aparcera?

CEBALLOS

Por supuesto:
 70
y la muchacha también;
las dos están en el pueblo.

ALARCÓN

   ¡Qué me cuenta! y diga: ¿cómo
ha conseguido todo eso,
entre las dificultades  75
que se cruzan, sigún creo?

CEBALLOS

    Sin duda, hay inconvinientes;
pero, arresgando el pescuezo
de puro desesperao
la noche del aguacero,  80
—48→
cargué la arma y con mi corvo71
enteramente resuelto,
con Petrona y la muchacha,
gatiando del campamento
salimos a media noche  85
por entre zanjas y cercos,
y al fin por unos barriales,
ya levantando y cayendo,
a eso de la madrugada
nos colamos en el pueblo,  90
sin tener en la cruzada
novedad, gracias al cielo.

ALARCÓN

    ¿Y aonde dejó a la familia?
Vaya, tráigala ligero,
a ver si la acomodamos...  95
y después platicaremos.

CEBALLOS

    Ahora no puedo, en razón
que en el río están en cueros
lavando las pobrecitas
la única ropa del cuerpo;  100
que la demás en el pago,
cuando atrás de mí salieron,
toda quedó en la petaca,
allá a lo de Dios que es bueno
y además mi cangallaje  105
y el asador y el mortero,
la olla y otros trastecitos,
—49→
que a la fecha, por supuesto,
andarán por lejas tierras,
o colgados a los tientos  110
de los organizadores
o los custitucioneros,
entre los cuales hay hombres
que oírlos nombrar mete miedo.
    ¡La pu...janza en los paisanos!  115
Vaya, vaya, estamos frescos,
con todo el montoneraje72
que ha salido en este invierno;
de forma, amigo Alarcón,
que yo que estaba tan lejos  120
de entrar en guerra ninguna,
hoy de agraviado me siento
con el alma atravesada:
y de veras, le prometo
no recular de la raya,  125
y morir como Portello
en defensa de mi tierra,
aonde claramente veo
que pretende suyugarnos
un Entrerriano embustero.  130
    Ésta es la pura verdá;
y no me digan por esto
el que a ningún provinciano
lo trate con menosprecio;
no, señor: siendo Argentinos  135
a todos los apreceo;
y mandando por la ley
—50→
y la razón, yo respeto
a Sanjuanino o Riojano,
o Vallista o Santiagueño;  140
pero me opongo de firme
a quien le viene fingiendo
cariños al porteñaje
y custitutión y enriedos,
para después a su antojo  145
pisarnos en el pescuezo.
Contra ése he de forcejiar,
luchando hasta caírme muerto.

ALARCÓN

    ¡Ah, criollo lindo! eso sí,
no hay que aflojar, compañero:  150
acá entre la porteñada
tener custiones podemos
por esta o la otra razón:
al fin nos arreglaremos;
y si, acaso, entre nosotros  155
no más nos sacudiremos:
pero, eso de que un foráneo,
venga de ajuera a imponernos
y a mandar en nuestra tierra
como quien manda carneros,  160
y a fomentar las discordias
a retaciar73 nuestro suelo,
dividiendo la provincia
como está soñando hacerlo
el Diretor... que lo aguanto  165
el diablo, que yo no puedo
—51→
sufrirlo, aunque por desdicha
hay más de cuatro Porteños
que, al interés miserable
de que les dé algunos pesos,  170
al mismo que los humilla
se le agachan hasta el suelo.
¡Qué tristura!

CEBALLOS

Mesmamente:
hay más de cuatro paisanos,
no sólo de aquella banda  175
sino también de este lado,
a los cuales les debemos
la situación en que estamos:
y no se puede decir
de que todos sean gauchos,  180
porque hay paisanos entre ellos
que presumen de letrados,
y con toda su experencia,
y luego, viendo tan claro
las pretensiones de Urquiza,  185
se le recuestan... ¡Barajo!
de ningún modo, a esos hombres
no es posible disculparlos,
porque en cuanto pisó Urquiza
en Palermo, amostró el fallo,  190
y que lo dejaba atrás
a Rosas en lo tirano:
porque éste tiranizaba
a un pueblo que era contrario
a sus arbitrariedades,  195
y que lo andaba aguaitando
para darlo contra el suelo
—52→
hasta que logró voltiarlo.
De balde el tal Diretor
presume de puro vano  200
que venció a don Juan Manuel
sólo él con los Entrerrianos
¡vea qué balandronada!
Aonde sabemos, paisano,
de que si Rosas cayó  205
fue porque lo abandonamos
los Porteños en Caseros:
cosa que hicimos pensando
que Urquiza nos cumpliría
las promesas del Programo74,  210
que nos echó de Entre Ríos
cuando el 1º de mayo,
y con el cual por desgracia
logró el hombre engatusarnos,
de suerte y conformidá  215
que en Caseros le aflojamos,
que, sino, se hubiera vuelto
para su tierra mosquiando75
por lo menos: y después
que allí le facilitamos  220
el triunfo, o la zapallada,
¿cómo se portó ese ñato
con el pueblo y la campaña
que lo recibió en sus brazos
y le hizo tantos cariños?  225
Oiga, voy a relatarlo.
    Tras del humo de Caseros
—53→
vino a Palermo bufando,
y al otro día no más
entró a matar a lo diablo  230
a los pobres prisioneros,
sin reparar el grado,
y haciendo tirar los muertos
de carnada a los caranchos:
y para aterrar al pueblo  235
que acudía voluntario
a ver al libertador,
y aplaudirlo y contemplarlo,
en la entrada de Palermo
ordenó poner colgados  240
a dos hombres infelices,
que después de afusilados
los suspendió en los ombuses,
hasta que de allí a pedazos
se cayeron de podridos  245
y los comieron los chanchos.
    Luego... empezó a señalar
de salvajes Unitarios
de Porteños damadogos76,
de Federales bellacos,  250
de Cordobeses piojosos,
de Gringos desvergonzados,
y a meter fuego y cizaña
entre todos los paisanos...
que de nombres y partidos  255
ya se habían olvidao.
    Luego... en moneda atrapó
—54→
trece millones del Banco,
y de a doscientos mil pesos
les largaba a sus ahijados,  260
como ese tal Tragaldaba
a quien le había aflojao
cincuenta mil antes de eso,
porque le andaba orejiando.
    Entre tanto en los barriales  265
de Palermo, amontonaos
cuasi todos sin camisa,
estaban sus Entrerrianos
(como él dice) miserables,
comiendo terneros flacos,  270
y vendiendo las cacharpas
para pitar un cigarro:
mientras que su general
comía dulces y pavos;
y que a ciertos adulones,  275
que sólo iban a enredarlo,
les largaba de a cien mil
por antojo o voraciando.
    En seguida a Buenos Aires
(que venía a libertarlo),  280
desde Palermo no más
ya comenzó a desplumarlo,
llevándose el armamento
de todo el Parque, y los barcos,
las balas y los cañones,  285
las músicas, los vistuarios,
la pólvora, las monturas,
las carretas, los caballos,
y por fin, como cautivos,
por no decir como esclavos,  290
—55→
setecientos infelices
de los morenos y pardos,
que a Calá fueron a dar
a servirle de soldaos...
    Y luego con las Provincias  295
terminó por enredarnos:
diciendo, «que Buenos Aires
quiere tenerlas abajo,
y que le paguen tributos,
y que la Duana y... el diablo  300
no podría imaginarse
lo que Urquiza ha maquinao
para poner nuestra tierra
en el miserable estao
en que la vemos... ¡Ah, Cristo!  305
¡qué hombre tan rudo y tan malo!
cuando tuvo la ocasión
de calzársela en el mando
con el aprecio de todos
los Argentinos honraos,  310
que lo hubiésemos tenido
en las palmas de las manos,
toda vez que con la ley
nos hubiera gobernao,
no querer mandar así...  315
sino a su modo, a guascazos77:
y ¿cómo hemos de sufrir,
no le parece, amigazo?

ALARCÓN

    ¡Qué sufrirlo! que lo aguanten
—56→
en su tierra o en sus pagos,  320
que en ésta ya concluyó
el poder de los tiranos.

CEBALLOS

    Cabalito: pues, amigo,
voy a ver si voy al bajo
a buscar a la mujer  325
y trajinar un caballo,
y luego me volveré.

ALARCÓN

    Pero no a pie, paisanazo:
velay tiene acá un apero
de los dos que tengo a mano;  330
tome, y como cosa suya
ensille y muente ese bayo,
y péguele una tantiada:
verá un pingo soberano
para cuando necesite  335
meniar lata78...

CEBALLOS

En ese caso
yo creo que la pereza
no me llegará hasta el brazo
de suerte que su cariño
no puedo menospreciarlo,  340
de forastero y a pie
como me encuentro, amigazo.
—57→

ALARCÓN

    ¡Qué cariño! quitesé;
muente pronto y vaya al bajo
a buscar a la familia,  345
que yo aquí con un asado,
¡cosa linda! y vino duro,
a merendar los aguardo
y luego a la nochecita
con las hembras nos largamos  350
a bailar en un cantón
del comendante Obligado,
adonde los Nacionales
dan esta noche un fandango,
y allí, si baila el chotiso79  355
su hija, lucirá su garbo;
y usté amanecer pudiera
con un yerno currutaco.
    Porque en ese batallón
los mocitos son el diablo  360
y yo sé que adonde quiera,
desde el comendante abajo,
para el amor y pelear
toditos son como gallos.
    En fin, ya va siendo tarde  365
y yo me siento delgao:
con que, a traír a su familia
lárguese, amigo Ceballos.
—58→

CEBALLOS

Muy bien, será hasta lueguito.

ALARCÓN

Hasta lueguito, paisano.  370



  —59→  
¡Era el ayudante fellonico!



ArribaAbajo    Sobre una tumba florida,
a hombros de los Nacionales
y sus compañeros leales,
iba en la flor de su edá...

    Un ITALIANO sin vida,  5
que parecía animoso
decir: «¡Así un valeroso
muere por la Libertá!».




Al Señor Jefe de Polecía


ArribaAbajo    Por la Virgen de Dolores,
patrón de la Polecía,
le suplico que algún día
apriete a los pescadores,
—60→
que están haciendo primores  5
diariamente en el Mercao,
habiéndolos licenciao
para que puedan pescar,
y no para trajinar
a este pueblo desgraciao.  10




Envite

Que recebí para el baile de los Guardias Nacionales del 1er batallón, el día 30 del mes pasao


A don Aniceto el Gallo

Cantón de los Porteños crudos, a 30 de mayo de 1853.

Amigo y compañerazo:


ArribaAbajo    Hoy hacemos un fandango
algo más de rigular,
pues le vamos a largar
flauta, violín y changango80:
para la gente de rango  5
que cairá entre el porteñaje;
—61→
y habrá mate, y beberaje,
y Paro81 en que divertirse:
con que así, puede venirse
a quejársele al hembraje.  10




Diálogo

Que tuvieron el otro día, después de una guerrilla en las avanzadas, dos garabineros guerrilleros nuestros, de la gente del comendante don Comosellama: pues como hay tantos comendantes, yo no los conozco a todos: pero es cierto que tuvieron este diálago los soldaos de caballería José Vergara y Lucho Viñales. ¡Qué peines!)


Esto no se echar panes al ñudo, porque así fue.



VIÑALES

ArribaAbajo    Vaya, aparcero Vergara,
¿qué hace que no desensilla?
ya lo vide en la guerrilla
floriarse en su malacara82:
—62→
   ¡Mire que le han menudiao  5
esos brutos! ¿No es verdá?
¡si fue con termeridá:
vaya, a que lo han aujeriao!

VERGARA

    ¿Diaónde, amigo, se afigura
que me pillaran turbao?  10
¿No ha visto que les he dao
a tres en la matadura?
    Porque un terutero al cuhete
salió y me vino a toriar,
y en cuanto lo hice apartar  15
le cerré piernas al flete.
    Lueguito, él me hizo los puntos,
pero cerquita me erró:
y ahí no más le dije yo,
¡contáte entre los dijuntos!  20
    Ahi-juna! ¡si en la rompida,
cuando quiso disparar,
siete güeltas le hice dar
de una pechada fornida!
    Ni fue preciso más que eso  25
para del todo aplastarlo,
pues conseguí desnucarlo
tronchándole hasta el pescuezo

VIÑALES

    Mesmamente, lo hemos visto,
y cuasi, cuasi rompimos;  30
—63→
pues en la guardia estuvimos,
hágase cargo, ¡ojo al Cristo!
    Pero no quiso el teniente
que ninguno se cortara,
porque dijo: «con Vergara  35
para tres hay suficiente».

VERGARA

    Pues mire el diablo, así fue:
yo no sé diaonde salieron
otros dos que se vinieron,
y ya me los agaché:  40
que usté sentiría el ruido,
pues los dos me cerrajaron
y ni el pelo me tocaron,
tan solo sentí el chiflido;
y al que venía puntiando,  45
de balde me hizo gambetas,
le prendí por las paletas
y lo dejé pataliando.
    Luego eché la tercerola
a la espalda en el momento,  50
y más ligero que el viento
amartillé la pistola,
que el último ya se me iba
pero al tiro lo alcancé,
y en cuanto me le atraqué  55
lo puse patas arriba.
    De ahí agarré los fusiles
y a la avanzada volví,
y al teniente se los di:
¡qué teruteros tan viles!  60
—64→

VIÑALES

    Ándese no más ufano,
que yo le he de preguntar
si así piensa retozar
de aquí a unos días, paisano,
cuando con sus doce mil,  65
que dice que tiene Urquiza,
nos venga a sacar la friza.

VERGARA

¡Qué mecha para un candil!