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ArribaAbajo- XLIII -


Los apuros. -El lego limosnero. -Las costillas de San Antón. -Los difuntos. -El susto. -Los socorros. -La justicia


    Ahora para no enredarme,  7120
dijo el viejo payador,
del Güeco de Cabecita334
no debo salir, sino
cuando aquí haiga relatao
todo lo que allí ocurrió,  7125
después de muerto el soldao,
y de que se acidentó,
boca arriba junto al muerto,
el chanchero barrigón.
Luego saltaré al presidio,  7130
aonde esa tarde se vio
en grandísimos apuros
el alcaide Lobatón.
-272-

    Voy pues. por la chanchería
a empezar... Y ansí empezó.  7135

    Como a las tres esa tarde
por allí se apareció
un donao de San Francisco,
que en ese día salió
a recoger la limosna  7140
y el chanchero Tinajón
los viernes, para el convento
tenía la devoción
de darde una longaniza;
y allí sobre el mostrador  7145
solía darle al donao
una gutifarra o dos,
junto con una limeta
de aquel su añejo carlón.

    Todo esto le daba al flaire  7150
don Cirilo el bonachón,
en pago de las reliquias
que el donao nunca cesó
de trairle a su amigo viejo
el chanchero santulón;  7155
a quien el flaire engañaba
tanto, que un día cogió
unas costillas de oveja
que en la basura encontró,
y envueltas en tres papeles,  7160
sucias no más se las dio,
diciéndole de rodillas
a su amigo Tinajón:
-Tome, hermano, rece-les
a estas costillas, que son  7165
-273-
las reliquias milagrosas
del glorioso san Antón,
que fue como usté chanchero;
y hasta ahora, con su lechón
está el santo en un altar  7170
de San Roque335... Crealó:
y don Cirilo le creiba
todo al lego trapalón.

    Pues bien, ese mesmo flaire
con sus alforjas se entró  7175
a la esquina del chanchero,
pero no encontrandoló
como siempre lo encontraba
allí atrás del mostrador,
como tenía confianza  7180
con el viejo, se coló
a la trastienda a buscarlo;
pero, ni tres pasos dio
adentro del cuarto aquel,
cuando peló un refalón  7185
y con alforjas y todo
de costao luego cayó
sobre la panza del viejo.
Chanchero, que relinchó
al golpe de aquella carga;  7190
y nada más, pues siguió
medio muerto en su desmayo.

    El lego, apenas se alzó
con las manos embarradas
de sangre y de cosa pior,  7195
-274-
siempre refalandosé,
fue todo asustao y abrió
la puerta de la trastienda,
porque ya se presumió
que había gato encerrao  7200
adentro del bodegón.

    Pero, ¡ah, Cristo! al darse güelta,
y que difuntos miró
dos cristianos en el suelo,
tal julepe se pegó  7205
el flaire, que apresurao
ahí no más se arremangó
el hábito hasta el cogote,
y las alforjas dejó
para salir a la calle,  7210
aonde a gritar comenzó
¡Socorro!; ¡misericordia!
¡vengan, hermanos, ¡por Dios!
¡que aquí hay dos muertos dijuntos
y mataos sin confisión!  7215
¡Auxilio, Virgen del Carmen!

    Cuasi se desjañotó
pidiendo auxilio el donao
hasta que luego llegó
puntiando336 el teniente alcalde,  7220
y el boticario dotor
médico del vecindario,
que al chanchero principió
por echarle en las narices
agua juerte, o qué sé yo;  7225
-275-
y entonces que estaba vivo
el viejo gordo se vio.

    Por último, la justicia,
registrando allí, encontró
el grillete del Mellizo;  7230
y entonces se conoció
que el asesino era un preso.

    Finalmente, resultó
muerto del todo el soldao;
de suerte que a la oración  7235
ya estaba en San Nicolás337
enterrado Masramón,
y en el hospital también
el chanchero Tinajón.

    Al sonar las cuatro en punto  7240
tocadas por el reló
de la torre del Cabildo,
y que el preso no volvió
al presidio, ni el soldao
a don Silvestre le entró  7245
mucha inquietú, y la barriga
del todo se le aflojó.

    Ansí, lleno de sucidio338,
a calculiar empezó
qué podría sucederle  7250
si se le iba el saltiador,
y entonces sobre su tema
-276-
de esa mañana volvió:
-pero... ¿por qué me han de hacer
nada, dijo, cuando yo  7255
creo que en nada he faltao
tampoco a mi obligación?
Sí, pues; y vamos a ver...
Y de le mesa agarró,
para leer de nuevo, aquella  7260
orden que se le mandó
y le trajo el patroncito,
la cual, renglón por renglón
para tomarle sustancia,
sin apuro, ansí leyó...  7265

    «Al alcaide del presidio
don Silvestre Lobatón...»

    Ese soy yo.
«Sáquesele... la cadena...
al preso Luis Salvador...»  7270

    Se le sacó...
«y con grillete al trabajo...»

    Se le dejó...
«de las calles mandeló...»

    Estornudó...  7275
«con... los demás presi...» Cacá...
cacá, dijo Lobatón;
ya veo que la embarré,
porque el Mellizo salió
sólo como limosnero,  7280
y no con la reunión
de los demás presidarios,
que hoy a trabajar salió
-277-
por las calles, ¡mire el diablo!
¿Qué haré pues?... ¡Válgame Dios!  7285
¡Cómo me fui a descuidar!
¿Por qué no lo mandé yo
juntó con la presería
que esta mañana salió
a tapar ese pantano,  7290
aonde ayer cuasi se ahugó
el virrey en carricoche?...
Cuando de San Juan salió
y apenas la plaza grande339
por entre un barrial cruzó  7295
causado por las carretas
que allí están siempre en montón
con los güeyes desuñidos;
y cuando de allí tomó
el virrey para el Retiro340,  7300
ni tres cuadras caminó,
porque frente a la Mercé341
ahí no más se empantanó;
y gracias a que la guardia
del Piquete342 lo auxilió  7305
-278-
y lo sacaron de allí,
que por eso salvó.

    Pero, eso ¿a mí qué me importa?
Lo que ahora pienso es que yo
me voy a ver en trabajos,  7310
si se me va el saltiador,
por bruto no más que he si...

    En esta meditación
hallábase don Silvestre,
cuando el cabo se le entró  7315
trompezando en la alcaldía,
y ahí mesmo, de sopetón
le dijo: -¡Malas noticias!
oiga, y no dude, señor,
que el Mellizo se ha escapao,  7320
y lo ha muerto a Masramón
y a otro viejo...

-¡Jesucristo!
dijo asustao Lobatón;
pero... ya... si... deje estar,
y espere, cabo, que yo,  7325
voy ligero... Y olvidando
las botas y el levitón,
echó a correr del presidio,
y hasta ahora esperandoló
está el cabo; pues se dijo,  7330
que esa tarde se embarcó
el alcaide, y puede ser;
pero, ni el cuento dejó;
y hasta hoy, naides ha sabido
para dónde se largó.  7335
-[279]-



ArribaAbajo- XLIV -


El Parana. -Sixto Berón el chaná. -El robo de la montura. -La china Melchora. -El Rastro del ladrón. -La isleta del talar


    Como una hora o poco más,
antes de ponerse el sol,
la justicia en la ciudá
con espanto se informó
de aquellos asesinatos,  7340
y fuga del malhechor.

    Al vuelo la Polecía
a raja cinchas343 mandó
chasques y requisitorios
a la campaña, y soltó  7345
partidas a todo rumbo.

    Luego, el Cabildo ordenó
que de todo el virreinato
no se dejase un rincón
sin escrebirle, diciendo:  7350
que aonde quiera al saltiador
vivo o muerto lo prendieran;
órdenes que las llevó
el correo a las provincias,
con el nombre y filiación  7355
-280-
del asesino; y también,
la orden decía el color
del caballo en que se fue.

    Ahora, Luis que disparó
el viernes a media tarde,  7360
al otro día pasó
a la seis de la mañana
el arroyo de Pabón.
¡Vaya unas asentaderas
de gaucho disparador!  7365

    Entonces, del Paraná
a la costa se arrimó,
conociendo que ya estaba
su caballo pesadón;
pues más de sesenta leguas.  7370
en quince horas se tragó,
hasta que frente a la güelta
de Montiel se le aplastó.

    No había en aquel entonces,
por allí, más población  7375
que una estancia en San Vicente,
aonde hace el campo un rincón
a este lao del Paraná
que corre allí en un cajón
de barrancas, y las cuales,  7380
ya se sabe de que son
a pique como tapiales
de a nueve brazas de altor.

    Allí pues, en ese campo,
a la entrada del rincón,  7385
estaba entonces la estancia
-281-
del chaná344 Sixto Berón
hombre gaucho, alegre, guapo,
ruano abierta y servidor;
ansí todos le tenían  7390
respeto y estimación,
porque en aquellos parajes
no tan sólo era Berón
el alcalde del partido,
sino diablo y rastriador.  7395

    Pues, en esa rinconada
fue donde Luis se metió
en el monte, y cuatro días
matreriando se aguantó,
hasta que una nochecita  7400
a la estancia se allegó
a pie no más, y de allí
el apero le robó,
quién sabe de qué manera,
nada menos que a Berón.  7405

    Al rato después que Luis
con el recao se largó,
una china de la casa
vino a mostrarle al patrón,
que de por allí cerquita  7410
le traiba un sobrepellón345
que le parecía el suyo.

    -¡Barajo! Dijo Berón;
-282-
esto quiere decir algo.
Y ansí fue, porque buscó  7415
su apero en donde solía
dejarlo, y no lo encontró.

    Entonces dijo el chaná:
-Me lo han robao, sí, señor;
¿pero, quién? Vamos a ver.  7420

    Y a la cocina rumbió,
adonde estaban sus piones
en rueda junto al fogón
platicando sosegaos.

    Allí pues, se convenció  7425
el chaná de que, sin duda,
era foráneo346 el ladrón.

    Con esa siguridá,
de la cocina llamó
a sus piones, y les dijo:  7430
-Vengan, muchachos, que yo
preciso cojer a un zorro,
y para eso del galpón
vayan a trairme tres cueros,
aunque es bastante con dos,  7435
como sean de novillo.
Vayan, pues, traiganmelós,
y con ellos busquenmé
por ahí atrás del galpón,
adonde me encontrarán.  7440

    Luego a la china llamó
-283-
y le dijo: -Andá, Melchora,
a trairme pronto el farol
encendido, y te vendrás
lueguito, para que vos  7445
me amostrés en qué lugar
alzaste el sobrepellón.

    Había ya oscurecido
cuando la china volvió;
y alumbrándole al chaná  7450
hasta pasar del galpón,
como a diez o doce varas,
dijo Melchora: -Patrón,
velay, es acá mesmito
donde alcé el sobrepellón.  7455

    -Bueno, pues, dejate estar
quietita, dijo Berón;
dame la luz, eso sí.
Y apenas con el farol
dio una güeltita el chaná  7460
agachao, luego pidió
que le alcanzaran los cueros,
con los cuales, solo a un pión,
le dijo que le ayudase
a tapar, como tapó,  7465
solamente el retacito
del suelo aquel, donde vio
el rastro de un hombre a pie;
y luego se enderezó,
diciéndoles a sus piones  7470
riyéndose: -Pues, señor:
en cuanto salga la luna,
que ha de ser como a las dos,
-284-
bien montaos347 de acá saldremos
a rastriar en el rincón  7475
al zorro ese que les dije;
que es un foranio ladrón,
que me ha robao el apero
anoche: sepanseló.

    Y no es ningún camilucho348;  7480
pues, por lo que he visto yo,
no debe ni ser rotoso,
ni tampoco pisador
de barro para ladrillos,
porque no es gaucho patón;  7485
pues, por el rastro, sus pieses,
puedo asigurar que son
más grandes los de Melchora.

    ¡Habrase visto, bribón!
¿Diaónde demonios será  7490
ese alarife349?

-Señor,
le diré ahora que me acuerdo,
díjole entonces un pión;
el sábado de mañana,
cuando ya picaba el sol,  7495
de lejos vide a un jinete
en pelos que se metió
en la isleta al tranco largo;
pero, al verlo pensé yo
que fuese algún montaraz  7500
-285-
de aquellos que hacen carbón,
y que andaría buscando
en el talar del rincón
leña buena y...

-¡Las botijas!
El chaná le respondió;  7505
te engañaste, Rudesindo:
¡qué leña ni qué carbón,
ni montaraz ha de ser
el que viste en el rincón,
el sábado de mañana  7510
cuando te picaba el sol!

    Nada de eso: y ¡voto a cristal!
Ahora, recién caigo yo,
sigún la orden que ayer mesmo
del Rosario350 me mandó  7515
el alcalde don Cipriano;
que, el hombre a quien vistes vos
es, sin duda, un presidario
que el viernes se difuntió,
a la siesta de Buenos Aires,  7520
al soldao que lo sacó
del presidio, y a un pulpero
y que luego se escapó
en pelos, en un caballo
con bozal y maniador.  7525

    Por eso en pelos lo vistes,
Rudesindo, creemeló;
y respóndeme también:
-286-
¿No era zaino el mancarrón,
y pingo de buena laya351?  7530

    -Mesmamente, dijo el pión;
aunque de lejos lo vide
cuasi al tiempo que se entró
en la isleta, a la derecha
de la entrada del rincón.  7535

    -Pues, velay, dijo el chaná;
ese mesmo saltiador
me ha robao aquí el apero,
a pie, porque acá llegó
con el caballo cansao,  7540
y en pelos, como salió
juyendo de Buenos Aires,
apurando el mancarrón,
hasta que aquí al otro día
el rocín se le aplastó;  7545
de suerte que acá no más
debo agarrarlo: ¡pues no!
Si tengo orden de matarlo
como a perro cimarrón,
porque tiene más delitos  7550
que Judas y el mal ladrón;
ansí es que pienso mandarlo
a que le dé cuenta a Dios
mañana, por la mañana.
Ahora, retiremonós  7555
vayan a aprontar sus armas;
porque, a la una y media, yo
tendré el caballo ensillao.
¿Han oído bien?
-287-

-Sí, señor
a la una en punto estaremos  7560
prontos, esperandoló,
los seis piones respondieron...
Y el chaná se retiró.

    Ansí, con perdón de ustedes;
díjoles el payador,  7565
me voy a echar a dormir;
pues que ya las doce son.
Con que, será hasta mañana.
-Si Dios quiere, contestó
Juana Petrona; y lueguito  7570
apagaron el fogón.



ArribaAbajo- XLV -


El maturrango. -El cazador. -La cerrazón. -Las ilusiones. -El jabalí. -El zorrillo. -El Paraná. -El desesperado


    La costa del Paraná,
donde vivía Berón,
era sólo barrancosa
y sin montes, pues que no  7575
tenía más que una isleta
o talar, donde se entró,
-288-
con su caballo cansao,
a esconderse el saltiador.
El talar era tupido,  7580
y cuando se entra al rincón
queda a la mano derecha
después, las barrancas son
llanuras como la pampa,
con uno que otro albardón;  7585
pero escasonas de montes,
hasta allá, a la imediación
del río Colastiné352,
donde ya las costas son
hasta el Chaco, sigún dicen,  7590
montes, sin ponderación,
que empiezan por el Naciente
y acaban donde entra el sol;
pues ansí lo asiguraba
el capitán Pascualón,  7595
que no sabía mentir
aunque mamando aprendió.

    Pero, dejando eso a un lao
volviendo al saltiador,
vamos a ver cómo y dónde  7600
le echó las mansas Berón
con toda la inteligencia
de un gancho buen rastriador.

    Esa noche que el chaná
a dormitar se tendió,  7605
tan cuajao estaba el cielo
de estrellas, que el resplandor
-289-
era como el de la luna
en menguante, que empezó
a subir a la una larga,  7610
y medio turbia subió
al tiempo que el viento sur
enteramente calmó,
y una especie de ñeblina
a levantarse empezó  7615
la mesma que a poco rato
se volvió una cerrazón
de aquellas que no permiten
a veces ver un galpón
a una cuadra de distancia.  7620

    Ahora: ¿cómo es, digo yo,
que en esas mesmas ñeblinas
se ve una contradición
tan notable? Pues si un hombre
no alcanza a ver un galpón  7625
a distancia de una cuadra,
sucede alguna ocasión
que al mesmo hombre lo alucina
esa mesma cerrazón,
que a una distancia cortita  7630
aumenta tanto el grandor
de los bultos en el campo,
donde cualquier chapetón
suele ver en ocasiones,
pongo por caso, a un ratón  7635
y lo toma por carnero,
o a un venao por mancarrón
o a un cuervo por avestruz;
ansí, a mí me sucedió,
cierto día de ñeblina,  7640
-290-
que la vista me engañó,
pues fui a cojer un peludo.
y en sapo se me trocó.

    El santiagueño Tolosa
la carcajada soltó;  7645
y Juana también de risa
cuasi se descostilló;
pero, ahí no más Santos Vega
les dijo de buen humor
¿Se ríen?... pues, oigan esta  7650
más fiera equivocación
a causa de la ñeblina.

    Por la primera ocasión,
sin conocer la campaña
de Buenos Aires, salió  7655
a cazar un maturrango.
por esos laos de Morón,
a pata y con garabina;
cinco leguas caminó
matando, algunas gaviotas  7660
y chimangos que encontró,
hasta que, medio empampao,
una espesa cerrazón
redepente al Uropeo
en el campo lo agarró.  7665

    No sabiendo aónde rumbiar,
en el suelo se sentó
con su garabina al lao;
y en esto, el hombre creyó
a una distancia cortita  7670
ver a un chancho cimarrón,
del tamaño de un ternero.
-291-
¡Cómo! dijo el chapetón
¡Un jabalí! ¡qué fortuna!...
Y en el istante  7675
agarró su garabina, a la cual
tres balines353 le metió,
porque solamente estaba
cargada con munición
y ¡zas, tras! al jabalí  7680
un tiro le cerrajó.

    El animal en seguida
dando saltitos juyó,
y viendo eso el maturrango,
a la cuenta presumió  7685
haberle quebrao las patas
al chancho y ya se largó
a cogerlo; pero, cuando
al animal se acercó,
dijo el hombre: ¡cómo es esto,  7690
que el chancho que he visto yo
aquí se ha vuelto conejo...!
Pero, en fin, no es de lo pior
para hacer un buen guisao;
y en seguida se agachó  7695
a levantar al conejo,
y ahí mesuro se le volvió
un zorrillo, que del chorro de
orines que le soltó,
desde la punta del pelo  7700
hasta el cuadril lo bañó
de pestilencia insufrible,
y tal que lo atolondró;
-292-
y a revolcarse en el suelo
el Uropeo empezó  7705
hasta quedarse desnudo,
porque allí mesmo tiró
la montera, la chapona354,
la camisa, el pantalón,
los calzoncillos, las botas...  7710
y desnudo se quedó.
Después, más de siete días.
lo tuvo enfermo el jedor,
hasta que para soltarlo,
el hombre se rasquetió.  7715

    Vean, pues, todos los chascos
que causa una cerrazón.

    Ahora, voy a proseguir,
dijo Vega el payador,
como les iba diciendo  7720
del chaná Sixto Berón.

    A eso de la una y tres cuartos,
cuando el caballo ensilló,
era espesa la ñeblina,
pero, ansí mesmo el patrón  7725
al ratito dijolés
a sus piones: Vamonós;
y luego cuando me traigan
difuntiao al saltiador
y mi recao, les prometo  7730
que a gusto les daré yo
a ustedes, para los seis,
un novillo, o su valor
-293-
que son nueve riales justos;
y allá repartanselós  7735
de a rial y medio cada uno.
Ya saben pues: vamonós;
pero no se me retiren
de atrás, por la cerrazón
que nos viene de perilla.  7740

    De ahí, viendo al suelo siguió,
porque era como de gato
la vista del rastreador.

    Ansí marchaban al tranco
hasta que el chaná llegó  7745
a un arroyo pantanoso,
que atraviesa aquel rincón
de costa a costa, y no da
paso a ningún chapetón
sin que dejé allí enterrao  7750
en el barro al mancarrón,
no yendo al paso preciso
que es adonde fue Berón.

    Echaron pie a tierra allí,
y apenas vio el rastriador  7755
la orilla de la barranca
del arroyo ese, llamó
a sus piones y les dijo:
-Vean; aquí se sentó
a descansar ese diablo  7760
que el recao me manotió;
velay adonde lo puso
hasta que se levantó
para pasar el arroyo,
dejando como dejó  7765
-294-
esta rayita en la arena;
y esta raya la formó
con la argollita que tiene
en la punta mi cinchón;
porque, desde aquí el recao  7770
en los brazos lo llevo;
pero, luego, a la cabeza
al pasar se lo cargó.
Y este arroyo, estoy siguro
lo conoce el saltiador,  7775
como cualquiera de ustedes,
o quizá mucho mejor.

    Ahora, muenten, y pasemos
el arroyo, y luego yo
les diré cómo y adónde  7780
se ha dirigido el ladrón.

    Ansí fue; imediatamente
que el arroyo atravesó,
bajándose del caballo
en el suelo se fijó,  7785
y a los piones dijolés
-Ayer tarde ese bribón
hasta aquí vino con botas;
pero acá se las sacó,
para pasar el arroyo  7790
a pie, y descalzo siguió
hasta casa, cuando fue
y el apero me robó.
Luego anoche, tardecito,
acá vino y repasó  7795
el arroyo, y al talar355
-295-
siempre descalzo siguió,
pues las puntas de sus pieses
miran a la direción
de la isleta; no me engaño,  7800
ahí debe estar, creanló.
Ahora les digo también;
que de aquí no se apuró
a caminar, pues primero
con cuchillo se raspó  7805
el barro de las canillas,
y ansí se desembarró,
dejando como virutas
el barro que se sacó;
en esto no tengo duda,  7810
velay está, veanló.
En fin, vamos a pillarlo...

    Dijo el chaná, y ya surquió356
ojo fijo sobre el rastro,
aún cuando la cerrazón  7815
seguía, pues ni por esas
al gaucho se le apartó
de la vista un sólo istante
el rastro del saltiador.

    Serían como las tres  7820
cuando a la isleta enfrentó.
el chaná, y cuando la luz
de la luna se mezcló
con la que a soltar la aurora
a ese tiempo principió.  7825

    El rastriador bien sabía
-296-
aonde estaba, aunque no vio
de tres cuadras al talar,
causa de la cerrazón;
pero, ansí mesmo a su gente  7830
hacer alto le mandó,
y al punto que se pararon,
serio, les dijo Berón:
-De aquí no se mueva naides,
hasta que no vuelva yo  7835
con Rudesindo... Y allí
el chaná se desmontó,
y que se apiara también
ahí mesmo le dijo al pión.

    Dejando allí los caballos,  7840
a pie rumbiaron los dos
para el talar, donde anduvo
algunas cuadras Berón
por la orilla de la isleta
que mira para el rincón,  7845
a lo largo, nada más;
y por allí se agachó
unas tres o cuatro veces
hasta que le dijo al pión
-Ya he visto lo suficiente,  7850
Rudesindo, vamonós.

    Por supuesto, se volvieron,
y al llegar el rastriador
adonde estaba su gente,
en el istante montó  7855
a caballo y dijolés
-¿No se lo decía yo
no ha salido del talar
todavía ese ladrón;
-297-
pero pronto va a salir  7860
de por fuerza, creanló
como el que saldrá rumbiando
a la entrada del rincón
para pasar el arroyo
por donde anoche pasó,  7865
si no quiere empantanarse
junto con su mancarrón.
En seguida, si pasara
el arroyo ese bribón,
y se escapara de que  7870
las bolas le prienda yo,
o cualesquiera de ustedes,
rumbiará por precisión
para el Chaco357, sin remedio
ni más escape, pues no  7875
ha de volver para adentro,
donde persiguiendoló
ya andarán por todas partes.
Con que, ansí, esperemosló
abajo de la barranca  7880
del arroyo, porque no
tiene otro paso por donde
salirse de este rincón,
y ahí se nos ha de acercar
mucho por la cerrazón.  7885
Vámonos pues, que ya viene
el día apurandonós.
Y apenas se dieron vuelta,
cuando de atrás relinchó
a lo lejos un caballo.  7890
-298-

    Entonces dijo Berón
-Ahi viene; ¿no se lo dije
pero, por la cerrazón
no nos ha visto; sigamos
a emboscarnos, dejenló  7895
y hagan lo que yo les mande.

    Lueguito no más llegó
al arroyo con sus piones
y la barranca bajó,
adonde se apeñuscaron  7900
esperando al saltiador.

    Allí, más formal que nunca
volvió a decirles Berón:
-Aquí estamos, bien lo saben,
en el centro del rincón;  7905
y, como va a disparar
cuanto nos vea el ladrón,
no lo dejen arrimarse
a la isleta, cortenló
los que están más bien montaos;  7910
por ejemplo, ustedes dos
Salazar y Barrionuevo.

    Usté Gil, y Calderón,
sálganle por la derecha,
mientras Rudesindo y yo  7915
con Almansa lo apuramos
por el centro; y dejenló
que se embolse en la manguera;
pero les pido que no
le tengan lástima alguna  7920
el que pueda... mateló
apenas lo agarre a tiro.
-299-

    Ni bien el chaná acabó
allí de darle a su gente
las órdenes que les dio,  7925
cuando el Mellizo a la orilla
de la barranca llegó,
y luego como avispero
redepente le salió
la emboscada del arroyo.  7930

    Sorprendido el saltiador,
dio güelta el pingo al istante
para juir, y se ofuscó
entonces tan fieramente,
que, al primer hombre que vio,  7935
dijo: ¡Es Berdún!... y furioso
maldiciéndolo juyó.

    Salazar y Barrionuevo,
como el chaná les mandó,
le ganaron la derecha,  7940
porque el malevo intentó
arrecostarse al talar;
pero, cuando se encontró
atajao por la derecha,
a la zurda se ladió,  7945
donde también lo cortaron
listos Gil con Almirón.

    No teniendo más escape,
por el centro del rincón
corriendo Luis se embolsaba,  7950
y en esto, de atrás Berón...
¡tumb! ¡tumb! ¡tumb! a un mesmo tiempo
tres tiros le cerrajó,
-300-
de los cuales una bala
al Mellizo le llevó  7955
con media oreja el sombrero.

    Entonces Luis se creyó
cuasi del todo perdido,
y dijo entre sí: «¡valor!
el hombre cruje y no llora;  7960
aquí no me rindo yo,
aunque me arranquen de raíz
los bofes y el corazón;
y finalmente ¡qué Cristo!
mi vida y mi salvación  7965
voy a fiársela a un abismo.

    Con esta resolución,
antes de rendirse allí,
para el fondo del rincón
lo mesmo que una centella  7970
al caballo enderezó;
y en el trance postrimero
de su desesperación,
cuando a tiros lo quemaban,
y cuando al borde llegó  7975
de la barranca, al caballo
con el poncho le tapó
la cabeza hasta el hocico,
de modo que lo cegó,
y el animal infeliz  7980
ciego se desbarrancó
de quince varas de altura
y en el Paraná se hundió,
sin salir más sobre el agua;
pero el Mellizo salió,  7985
nadando corriente abajo;
-301-
y ansí mesmo le largó
otros tiros la partida;
y al último el saltiador
pegando una zambullida  7990
se les desapareció,
sea porque el Paraná
torrentoso lo llevó
al recodo que hace el río
en la punta del rincón,  7995
diaonde el Mellizo no estaba
lejos cuando zambulló
herido, o sea porque
duraba la cerrazón.

    A pocos días después  8000
que al Paraná se azotó
el Mellizo, una chalana358
de montaraces halló
en las islas de San Pedro,
mucho antes de la oración,  8005
a un ahugao, solo con botas;
que naides lo conoció
con siguranza, porque
desnudo se le encontró
allí entre los ñapindaces359,  8010
aonde el ahugao se prendió;
porque esos árboles tienen
unas espinas que son
como anzuelos, o más bien
como las uñas de un lión.  8015
-302-

    Ansí fue que al muerto allí
ni una hilacha le quedó
en el cuerpo; y además,
era tanta la hinchazón,
la desnudez, los araños,  8020
y la desfiguración
del ahugao, que al verlo allí
naides lo reconoció:
y aunque muchos se creyeron
que el muerto era el saltiador  8025
escapado del presidio,
otros decían que no.

    Con todo eso, a los tres días
en Buenos Aires salió
una gaceta diciendo:  8030
«Luis el Mellizo se ahugó
en el Paraná juyendo,
cuando el alcalde Berón
en la vuelta de Montiel
a perseguirlo salió,  8035
el día que ese asesino
al Paraná se lanzó.»

    Entonces, ya en la provincia
ninguna duda quedó
de la muerte del Mellizo:  8040
noticia que la creyó
aún la mesma doña Estrella,
y una misa le mandó
decir en Santo Domingo,
aunque tanto la ofendió.  8045
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