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ArribaAbajo- XVIII -


Juana Petrona. -Su disgusto. -Sus comparaciones. -Los burros. -Genaro Berdún. -El forzudo. -Los blandengues


    Después que cimarroniaron
Santos Vega y sus oyentes,
allí en el fogón sentados,
Juana Petrona les dijo
a Rufo y al viejo Santos:  2195

    -Señores, voy a pedirles
un favor, y es necesario
que me lo hagan, porque yo
con disgusto he reparado
endenantes, que los dos  2200
ensillaron el picazo183,
retrucándose184 muy fieros
a fuerza de dicharachos,
y eso me da pena y rabia
velay, se lo digo claro.  2205

    Luego, vos, marido mío,
de alegador y pesado,
por causa de la bebida,
le cortás a cada rato
-92-
a don Vega la palabra,  2210
a lo mejor que contando
sigue el hombre su argumento.
No, Rufo; en silencio oigamos
en adelante la historia,
y dejémoslo a don Santos  2215
que él solo se desenriede;
y, cuando platique, hagamos
lo mesmo que hacen los burros,
como vos habrás notado
que cuando rebuzna alguno  2220
los demás oyen callados.

    -Ahora sí, dijo el cantor,
que usté nos ha trajinado,
tanto a mí como a su esposo;
pues, al fin nos ha tratado  2225
como burros a los dos.

    -¡Es posible! No hagan caso,
respondió Juana Petrona;
dispénsenme; no he pensado,
ni nunca podré pensar  2230
hacerles ningún agravio
a ninguno de los dos;
y por fin, haciendo barro,
de puro yegua he salido.
Dispensen, pues; ya me callo.  2235

    Ansí ya, en lo sucesivo,
notarán que muy callados
el Santiagueño y su china
van a seguir escuchando
la historia de los Mellizos,  2240
que es asunto lindo y largo.
-93-

    Bajo esa conformidá
Santos Vega prosiguió
de la manera que dijo
en seguida; oigamosló.  2245

    -Hasta ahora suena la fama
del sargento Vencedor,
sobrenombre que por terne
la paisanada le dio
a un tal Genaro Berdún,  2250
el mozo más guapetón
y forzudo en ese tiempo.
¡Qué temeridá, señor!
Un día, por la culata
Genaro se la prendió  2255
a una carreta tirada
por dos yuntas, y apostó
a que no la dejaría
rodar; y no la dejó.
De balde los picaniaron185  2260
a los bueyes con rigor;
al contrario, para atrás,
Berdún allí se arrastró
la carreta y las dos yuntas
de bueyes, y los dejó  2265
con la boca abierta a todos,
de miedo o de almiración.

    Otro día en las carreras
un gaucho lo amenazó
a pegarle un rebencazo;  2270
y en cuanto el rebenque alzó,
-94-
Genaro muy suavemente,
al parecer, abrazó
al guacho por la cintura,
nada más, y lo soltó  2275
hecho una bolsa de güesos,
boguiando como un pichón.

    Vean pues, si era forzudo
el sargento Vencedor,
que en los Blandengues de entonces  2280
con ese cargo empezó
su carrera, y que después
hasta capitán subió.

    Yo lo conocí sargento
en tiempo muy anterior,  2285
porque, la primera vez
que el mellizo se juyó
de la estancia, a la Chis-chis186
vino a dar, y allí paró
en el ranchito infeliz  2290
de un Portugués pescador;
el cual le dio de comer,
hasta que al fin descubrió,
a costa de sus rialitos,
que el muchacho era ladrón,  2295
ingrato, provocativo
y de perversa intención;
pues, el día en que enojao,
el Portugués le quitó
la plata que le robaba,  2300
el muchacho le tiró
-95-
de atrás una puñalada
que cuasi lo dijuntió187.

    Ofendido el Portugués,
se dio güelta y le acertó  2305
a pegar, no sé con qué,
un golpe que lo voltió,
azonzao, y allí en el suelo
codo con codo lo ató.
Y luego, ese mesmo día,  2310
en persona él lo llevó
a Chascomún, y al alcalde
don Valdés se lo entregó;
quien, después de castigarlo,
en seguida lo mandó  2315
con Berdún, que lo entregase
en la estancia de la Flor.

    Entonces yo conocí
al sargento Vencedor,
el mesmo día que trajo  2320
a Luis, y se lo entregó
a don Faustino en persona;
y en secreto le contó
las diabluras que en la juida
el mellizo cometió.  2325
A la cuenta, cosas fieras
debió contarle, en razón
de que al oírlas don Faustino
mucho enojo demostró;
y en seguida que de todo  2330
el mensaje se informó,
-96-
a presencia del sargento,
severamente el patrón.
reconvino allí al mellizo,
y ahí mesmo lo sentenció  2335
a recibir veinte azotes
por primera reprensión.

    Con todo eso, a poco rato
la mitá le perdonó,
atendiendo a que Jacinto  2340
y el patroncito, los dos,
intercedieron llorando
por lástima del juidor,
pero este, de la sentencia
retobado188 se mofó,  2345
y maldiciendo a Berdún,
como víbora salió
al patio, y los calzoncillos
y el chiripá189 se bajó,
al punto que el capataz  2350
refalárselos190 mandó.

    De ahí, boca abajo en el suelo
largo a largo se tiró,
y en la picana191 desnuda
diez lazazos aguantó,  2355
sin dar un sólo quejido,
ni tampoco se encogió;
pero, luego que el muchacho
-97-
del suelo se levantó,
y apenas los calzoncillos  2360
medio, medio se prendió,
como balazo, a Genaro,
renegando enderezó
tirándose los cabellos,
y en cuanto se le arrimó  2365
¡Ah hijuna!192 ¿cómo se llama?
le dijo; y se la juró.

    Genaro, de esa amenaza,
por supuesto, se riyó,
y, bien lejos de agraviarse,  2370
con bondá le aconsejó
no tuviera en adelante
tan mala comportación,
porque...

-¡Vaya a la gran pu...!
el gaucho le replicó;  2375
y al tiempo de darse güelta
esta letra193 le largó
-¡Agún día... con el tiempo...
deje estar... que espero en Dios!
    Pero Berdún, ni por esas194  2380
por agraviado se dio;
al contrario, muy tranquilo
sonriyendo se quedó,
y al otro día temprano
del patrón se despidió;  2385
y don Faustino del mozo
-98-
tan de veras se prendó,
que cuando estuvo a caballo
al estribo le alcanzó
un ceñidor de regalo,  2390
y de nuevo le ofreció
sin reserva sus servicios,
y completa estimación.

    Agradecido Genaro,
al poco tiempo volvió  2395
así como de paseo,
y hasta hizo noche195 en la Flor;
en donde de los patrones
tanto agrado recibió,
que, en la confianza, después  2400
las venidas menudió,
hasta que el mozo en la Estancia
del todo se aquerenció;
y ansí que el lao de las casas
a los viejos les ganó,  2405
cuando ya se le hizo güeno,
a quejársele empezó
a una tal Isabelita,
que allí en la estancia se crió
al cargo de doña Estrella,  2410
que en cuidarla se esmeró.

    Quince años no más tendría
la mocita a la sazón,
siendo un dije en esa edá
de hermosura y de primor,  2415
a extremos que Don Faustino,
-99-
por tan linda, le añadió
al nombre de Isabelita
el de Azucena; y bastó
que con ese sobrenombre  2420
la llamase una ocasión,
para que ya el paisanaje
siguiera dandoseló;
de manera que Azucena
de firme se le quedó,  2425
y en adelante ansí mesmo
tendré que nombrarla yo.

    Pues, amigo, de esa perla
Genaro se aficionó,
y hallándola por fortuna  2430
blandita de corazón,
luego que de su cariño
perfeuto se asiguró,
una mañana Genaro
ciego de amor se estrelló,  2435
y a la señora y su esposo
la muchacha les pidió.

    Los patrones le ofrecieron
darle una contestación
poniéndole sólo el conque  2440
de tomar información,
con respecto a la conduta
de Genaro, que almitió,
bien siguro como estaba
que de la averiguación  2445
debería resultarle
lo mesmo que resultó;
pues toditos los informes
fueron a satifación,
-100-
como que el mozo gozaba  2450
la mejor reputación,
de manera que el asunto
muy pronto se terminó,
y al colmo de su deseo
la respuesta recibió.  2455

    Cinco semanas después
con su prenda se casó,
sirviéndoles de padrinos
doña Estrella y el patrón,
y Azucena la preciosa  2460
muy feliz se contempló,
entregándose a un marido
como al que se le entregó.

    Es verdá que, a buena moza,
muy poco le aventajó  2465
a Genaro, que también
era, sin ponderación,
mozo lindo, en cualquier parte,
y por tal merecedor
de que la más presumida  2470
le dispensara un favor;
porque era alto, bien formao,
blanco y rubio como el sol,
y de unos ojos celestes
de un mirar encantador.  2475

    De ahí, en la mejilla izquierda
era su adorno mejor
un lunar crespo y retinto,
y de una forma y grandor
tan sumamente visible,  2480
que de lejos, viendoló,
-101-
al golpe lo conocían
por aquella distinción;
y la fama que tenía
de ser el más guapetón  2485
de toda la Blandengada196
que en ese tiempo existió.
En fin, se hizo el casamiento
y todo el pago asistió
a la fiesta de esa boda,  2490
en la cual nada faltó:
de modo que el paisanaje
a gusto se divirtió;
y en medio del beberaje,
me acuerdo que canté yo  2495
unos compuestos al caso;
y al fin, una relación,
cosa linda, les eché
en el baile que se armó.

    Finalmente, en esa fiesta  2500
el padrino se portó;
ansí fue que el paisanaje
hasta el día fandanguió,
sin tener más desagrado
que el disgusto que causó  2505
el mellizo, que esa noche
a la novia le robó
unas prendas de su aprecio;
y de nuevo se juyó
en el caballo ensillao  2510
que a Berdún le manotió197.
-102-

    Desde entonces por el sur
ni su rastro se encontró,
hasta los años después
que ya mozo apareció,  2515
tan matrero198 y vengativo,
como asesino y ladrón,
y tan perverso, que fue
de estos campos el terror.
Ansí fue que la justicia  2520
hasta un premio prometió
para aquel que lo agarrara
vivo o muerto al saltiador.



ArribaAbajo- XIX -


La citación. -Los presagios de un malón. -La tristeza de Azucena. -La despedida. -El caballo doradillo



    Luego que con Azucena
Genaro se desposó  2525
don Faustino a protegerlo
del todo se resolvió;
y como era un hacendao
tan de una vez ricachón,
-103-
su ahijao ya no precisaba  2530
ninguna otra proteción,
porque, seis días después
de casarse, lo llamó
su padrino, y muy afable
en su cuarto le soltó  2535
una escritura formal,
haciéndole donación
de legua y media de campo,
muy lindo y a inmediación
de la Laguna del Burro,  2540
aonde Berdún se pobló,
llevando a su mujercita
que contenta lo siguió.
    De Azucena doña Estrella
tampoco se descuidó,  2545
pues ciento cincuenta vacas
de un golpe le regaló.
De ahí, con las yeguas y ovejas
que de otro las agenció,
Genaro entre sus amigos  2550
a trabajar se agachó,
con esmero infatigable,
y sin más aspiración
que hacer feliz a su esposa,
como se lo prometió.  2555
    Pero a pesar de ese empeño,
el mozo no adelantó,
en los primeros seis años
de balde se descrimó;
porque la maldita Indiada  2560
tantas veces lo asaltó,
que acosado el infeliz
-104-
por tanto golpe empezó
a desconfiar de la suerte,
con fundamento y razón,  2565
desde que seis años largos
de trabajos y tesón
poca ventaja le dieron
en sus tareas, sinó
el tener continuamente  2570
sobresalto y sinsabor.
    Un día a la madrugada
Azucena reparó,
que al levantarse Berdún
tristemente suspiró.  2575
    La muchacha, por supuesto,
ya también se acongojó,
y como amaba a Genaro
con todo su corazón,
un pesar que aquel tuviera  2580
lo sentía ella mayor.
    Por esta pena afligida,
ni un momento vaciló
en suplicarle a su esposo,
con la ternura mayor,  2585
el que le manifestase
por qué causa suspiró.
    En el istante Genaro
un abrazo le soltó,
y deseando complacerla  2590
al punto, sin dilación,
de la manera siguiente
hablaron entre los dos.
-105-

GENARO

    Mi alma, aunque he disimulao,
ya veo que has conocido,  2595
y ocultarte no he podido
el que estoy apensionao.
    Porque ayer muy de mañana,
platicando en el palenque,
me hizo acordar Albarenque  2600
de mi desdichada hermana;
y después de ese momento,
de veras ando tristón,
teniendo en el corazón
no sé qué presentimiento.  2605
    Anoche, ya iba a decirte
que sentía alguna pena,
pero no lo hice, Azucena,
porque no quise afligirte.
    ¡Pobre Rosa! Ya sabés  2610
que vive tan desgraciada
o quién sabe si olvidada
del mundo estará tal vez.
    ¡Quince años, temeridá!
¡Una cristiana cautiva,  2615
cómo es posible que viva
entre Pampas! ¿No es verdá?
    Aunque, como Dios es grande,
por su bondad todavía
espero de que algún día  2620
por estos pagos la mande.
-106-
    Sí; Dios nos permitirá
que la volvamos a ver;
¡y sino, qué hemos de hacer!
cúmplase su voluntá.  2625
    Hasta hoy mi hermana no ha muerto
porque un cautivo escapao,
alentada la ha dejao
hace poco en el disierto...
    Sin más hijo que Manuel,  2630
el chiquito que llevó
cuando cautiva cayó
del cacique Cocomel.
    Y no hace mucho há que un viejo,
que del Disierto se vino,  2635
me dijo que mi sobrino
es allá un capitanejo...
    Que de puro guapetón,
con los Indios por acá
ha venido, y volverá  2640
a darnos algún malón.
    ¡Pues sería cosa cruel
que me llevase el destino
a matar a mi sobrino,
o hacerme matar por él!  2645
    Pero, Dios nos librará
a uno y otro de esa pena;
y si no es así, Azucena,
cúmplase su voluntá.
    Velay, tenés la razón  2650
-107-
porque suspiré endenantes,
cabalmente en los istantes
que alvertiste mi pensión.
    No niego, estoy pensativo;
y, a decirte la verdá,  2655
temo alguna novedá
por el siguiente motivo:
    Hoy al alba, entre dos luces,
como nunca he reparao
el campo todo sembrao  2660
de gamas y de avestruces;
    Y bichos de todas layas
también he visto cruzar,
y eso me hace recelar
algún malón. ¡Ah, malhaya!  2665
    Hoy que está la Blandengada
en Chascomún reunida,
y como nunca crecida,
lo mesmo que bien montada...
    ¿No te parece, Azucena,  2670
que si viniere la Indiada
el pegarle una sabliada
sería cosa muy güena?

AZUCENA

    Calláte por Dios, Genaro,
mirá que estoy asustada;  2675
y ya sabés que la Indiada
nos ha costado tan caro.
    Con que así, no la anunciés,
-108-
porque aquí tengo aprensión,
y ojalá de población  2680
mudásemos de una vez.


    Azucena esta expresión
de pronunciar acababa,
cuando un Blandengue se apiaba
de garabina y latón;  2685
    Y maniando su caballo,
rienda arriba lo dejó
al tiempo que le gritó.

GENARO

    Pase adelante, Ramallo,
diga, ¿cómo le va yendo?  2690

RAMALLO

Lindamente, ya lo ve.

GENARO

    Entre pues, y sientesé;
¿diaónde sale, qué anda haciendo?

RAMALLO

    Vengo, porque el comendante
a decirle me ha mandao  2695
que se le apresente armao,
pues lo precisa al istante.

GENARO

    Vea eso, y apenas son
-109-
las siete de la mañana;
de suerte que don Quintana  2700
habrá dao un madrugón,
para mandarme citar
con tanto apuro.

RAMALLO

¡Pues no!
él en persona me dio
esta orden alaclarar,  2705
hoy mesmito.

GENARO

Ya lo veo.
¡Voto-alante, qué quedrá!
¿No lo ha colegido usté?

RAMALLO

    No, señor, tan solo sé
de que en la villa se están  2710
las milicias reuniendo,
desde ayer, que va cayendo
gente con temeridá.
    Lo mesmo una caballada
crecida ayer vide entrar;  2715
dicen que para montar
a toda la Blandengada...
    Quede Luján; el Sanjón,
y el Salto, ya en Chascomún
se han reunido al run-run  2720
de que se espera un malón.
-110-
    Además de estos rumores,
suenan allá infinidades
de robos y atrocidades,
que han hecho unos saltiadores...  2725
    Por la Viuda y la Salada199,
diaonde esa mesma gavilla
ha caído por la Tablilla
y por las Encadenadas.
    Ansí, no será imposible  2730
que a usté lo quieran mandar
con partida, a escarmentar
a esa gavilla terrible...
    Que viene capitaniada
por un gaucho muchachón,  2735
que en lugar de corazón
tiene el alma endemoniada.

GENARO

    Pues por acá no ha llegao
semejante foragido;
a la cuenta habrá sabido  2740
que no se ha dir muy holgao.

RAMALLO

    ¡Cuándo!... teniendo noticia
de lo terne que es usté,
¿a qué ha de venir, a qué?
¿a prenderá la justicia?  2745
-111-
    Pero, escuche, le diré
que suena como rumor
que el muchacho saltiador
habla muy fiero de usté.

GENARO

    ¡La pu... janza! Es cosa extraña,  2750
y no sé cómo me toca
andar al ñudo en la boca
de semejante lagaña.
Aunque... mire... estoy pensando
que ese malevo muchacho,  2755
si no es un maldito guacho,
cerquita le va raspando
    Y si él fuere, deje estar,
que iré por gusto a rastriarlo,
sólo por desagraviarlo  2760
aonde lo llegue a topar.

AZUCENA

    ¡Ay! ¡Genaro, qué disgusto
me causa esta citación!
Te digo de corazón
que ya no puedo de susto.  2765

GENARO

    No, hijita, no te asustés,
Albarenque ahora vendrá,
y si hay cualquier novedá,
lo que has de hacer, ya sabés;
    En derechura a la villa  2770
de un galope te largás,
-112-
con tu ropa, y nada más
que Albarenque200 y mi tropilla:
    Eso en caso que la Indiada
hoy se dejase sentir,  2775
pues yo pretendo venir
por acá, a la madrugada;
    Y si no, de tardecita
mañana, no te aflijás,
he de volver, lo verás,  2780
a darte un vistazo, hijita.

AZUCENA

    Bueno, mi rubio, te espero
sin falta, no me engañés.

GENARO

    No, mi alma, ni lo pensés.
Con que, vamos, Baldomero.  2785

RAMALLO

    Vamos, señor, al momento.
Y ¿usté va en su doradillo?
¡Ah, pingo! En ese potrillo
yo le jugaría al viento.

GENARO

    Sí, Ramallo, es cosa buena,  2790
como usté ya lo verá
-113-
después... Vamos por acá...
Con que, ¡adiosito, Azucena!


    La mocita respondió
llorando a esa despedida,  2795
y su marido en seguida
con Ramallo se largó.
    Y al istante que salieron,
a la par, ya galopearon
hasta que se traslomaron  2800
y de vista se perdieron.
    Aquí, Vega nuevamente
su argumento suspendió
y proseguirlo ofreció
a la mañana siguiente;  2805
    Porque le era de rigor,
para seguir adelante,
el hablar del estudiante
de la Estancia de la Flor.
    De ahí, los tizones del fuego  2810
con la ceniza cubrieron;
las buenas noches se dieron
y al duerme201 se fueron luego.
-[114]-



ArribaAbajo- XX -


El estudiante. -El convento. -El seminario. -Los cursos. -La teología


    En la estancia de la Flor,
tendría Angelito ya  2815
sus catorce años de edá,
y era rigular letor:
cuando un día, a lo mejor,
el padre y la parentela
lo sacaron de la escuela  2820
para hacerlo cantar misa:
carrera ilustre y precisa
en tiempo de la pajuela202...

    Cuando cualquier casquivana
familia creiba a nobleza  2825
tener su monja profesa
o un pariente de sotana;
y esa idea veterana
la familia del patrón
la sostuvo con tesón,  2830
hasta salir con la suya,
plantándole la casulla
al niño al ser mocetón.

    Pero, siendo necesario
desde el campo trasportarlo  2835
-115-
a la ciudá y entregarlo
al colegio Simenario
para que allí en el brevario
la teología cursiara:
como el mocito inorara  2840
del colegio el tratamiento,
pidió que antes a un convento
a cursiar se le mandara.

    Pidió eso, porque en verdá
el mocito no inoraba  2845
la vidorria que pasaba
cualquier lego en la ciudá,
adonde antes de eso ya
su padre don Bejarano
lo trujo a ver a su hermano,  2850
que era un flaire gamonal,
regalón, y provincial
del convento franciscano.

    Allí, el mocito de las botas
al almorzar se calzaba;  2855
y en seguida se largaba
al bajo a boliar gaviotas.
Luego en juegos y chacotas
se pasaba todo el día,
y como el niño quería  2860
ser en su gusto arbritario,
más ganga que el Simenario
San Francisco le ofrecía.

    A esa idea extravagante
-116-
la madre se resistió,  2865
y que entrara le mandó
de monigote estudiante,
como entró, y como al istante
a todos aventajó;
porque en el latín salió  2870
tan hábil el colegial,
que en cuatro años el misal
de memoria lo aprendió.

    Por supuesto, lo ordenaron
el día de san Faustino;  2875
y cura del Pergamino203
poco después lo nombraron;
y allí cuantos le escucharon
los sermones en latín,
confesaron de que al fin  2880
era en lo predicador
más profundo y más dotor
que el mesmo san Agustín.



ArribaAbajo- XXI -


El almuerzo gaucho. -El comedido. -El atracón. -La cuajada. -El desengrase


    Con los cuentos cavilando
esa noche el Santiagueño  2885
-117-
no pudo cojer el sueño,
y se lo pasó pitando;
tan desvelado que, cuando
la aurora empezó a rayar,
se tuvo que levantar;  2890
y desvelao de remate,
calentó agua, tomó mate,
y luego salió a campiar.

    Sol alto, a ver a su china
de sus trajines volvió;  2895
y a su placer la encontró,
afanada en la cocina
en guisar una gallina,
a tiempo que el payador,
como gaucho vividor  2900
que a todo se comedía,
junto al fogón le prendía
un cordero al asador.

    Luego, los tres almorzaron,
de gallina bien guisada,  2905
cordero asao y cuajada...
con lo que desengrasaron;
y tanto, que se limpiaron
hasta aguacharse204 un librillo,
por lo que Rufo el justillo205  2910
entró a desabotonarse,
y Vega empezó a escarbarse
los dientes con el cuchillo.

    Se hubiera echao a sestiar206
-118-
Tolosa con su mujer  2915
de buena gana, a no ser
lo ganosos que a la par
estaban de oír continuar
el misterioso argumento,
sin moverse del asiento;  2920
y Vega que coligió
tal deseo, principió
a darle seguida al cuento...

    Cuando ¡socorro! ¡socorro!
desde atrás de la cocina,  2925
al llegar, una vecina
pidió a gritos, viendo a un zorro
que arrastraba una gallina.

    Vega y Tolosa salieron
medio atropellandosé,  2930
pero el zorro viejo ¡qué!
cuando pillarlo creyeron
iba ya por Santa-Fe.

    Por fin, hasta la vecina,
dejando al bicho largarse,  2935
llevándose la gallina,
entraron a la cocina
y volvieron a sentarse...

    Riyéndose junto al fuego;
aonde, aun cuando el payador  2940
vido a la gente en sosiego,
suspendió su cuento luego,
diciéndoles: -Pues, señor...

    El tal zorro, o la tal zorra,
me ha trabucao de manera  2945
-119-
que si ya el cuento siguiera,
haría una mazamorra...

    Saliéndome del tenor
en que lo debo llevar.
Voy, pues, un rato a pensar,  2950
para seguirlo mejor

    Volviéndome a Chascomún,
aonde sabrán que llegó
y qué órdenes recibió
allí el teniente Berdún.  2955
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