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José Zorrilla

Presentación del portal José Zorrilla

Por Salvador García Castañeda
(Profesor Emérito, The Ohio State University)

Retrato de José Zorilla por Antonio María Esquivel (Fuente: Biblioteca Nacional de España). José Zorrilla es un autor imprescindible en el Fondo bibliográfico digital de la Biblioteca Virtual Cervantes por ser una de las máximas figuras de nuestro Romanticismo y, junto con el Duque de Rivas, el representante más destacado de su vertiente nacionalista y tradicional. Sin duda fue el autor del período romántico más popular entre sus contemporáneos, que recitaban sus leyendas y los versos de su Tenorio y representaban El puñal del godo en los teatros caseros.

En la accidentada vida de este hombre bondadoso y sensible, destacan las pesadumbres que le produjeron su relación con un padre intolerante y rencoroso, y la desdichada muerte de su protector y amigo Maximiliano de Méjico, las decisiones equivocadas como su matrimonio con la temible doña Florentina, los grandes triunfos de poeta y autor teatral, y la imprevisión, la bohemia y las penurias económicas de buena parte de su existencia.

Zorrilla tenía veintiséis años menos que el Duque de Rivas y nueve menos que Espronceda, no conoció las vicisitudes de la guerra de la Independencia, y más que el estudio de los clásicos influyó en su educación la apasionada lectura de aquellos románticos. Los inicios de su carrera literaria fueron tan espectaculares como su revelación como poeta ante la tumba de Larra y los triunfos teatrales. Siguieron los exilios en Francia y en México adonde llegó en busca de tranquilidad y olvido, los nuevos triunfos literarios de vuelta a su patria, y el paulatino descenso del poeta que sobrevivió a su época y continuó escribiendo sin que su estilo ni su temática cambiaran a lo largo del siglo.

Zorrilla ocupa un puesto en nuestra literatura, tan destacado como merecido por su obra teatral y como poeta lírico y narrativo. Y yo añadiría, por los Recuerdos del tiempo viejo, un delicioso libro de memorias, más o menos fidedignas, que evocan el mundo teatral de su juventud, y los altibajos de su agitada existencia.

Su obra lírica, tan variada como extensa, abarca la poesía amorosa, la de tema oriental, la narrativa y la de circunstancias. En sus leyendas recogió tradiciones de origen religioso, popular y folklórico, y su delicado lirismo, su sentido de la armonía y una fantasía desbordante hicieron de él el poeta más admirado de su tiempo. Precisamente su extraordinaria facilidad para versificar, la gran cantidad de producción poética y las obras de circunstancias escritas por imperativos económicos fueron las principales causas de su desprestigio como lírico.

A pesar de ello, Zorrilla sigue siendo hoy el poeta de la leyenda y el cuento fantástico; de él, escribió Azorín, que con todos sus defectos, es nuestro más grande poeta del siglo XIX. En Zorrilla -y esto hace su grandeza- hay lo que no encontramos sino de raro en raro en los demás poetas españoles: un elemento de vaguedad, de misterio, de idealidad. ¡Cuántos prejuicios se han amontonado alrededor de este maravilloso poeta y cuán torcidamente ha sido juzgado (Entre España y Francia).

Tras el estreno de los grandes dramas románticos de los años 30, Zorrilla dominará en la escena española entre 1839 y 1849 con los suyos, también convencionalmente históricos y ambientados en la Edad Media o en el Siglo de Oro, cercanos a las comedias de capa y espada, que rebosan exaltación patriótica y cuyos personajes encarnan idealizadas virtudes del carácter español. Don Juan Tenorio es el drama romántico más popular de nuestra escena, el que más se ha representado y del que los españoles, cabría decir que hasta hace unas cuantas décadas, recordaban muchos pasajes, como los iniciales de la Hostería del Laurel, el de la apuesta o el de la escena del sofá. Zorrilla logra que el Don Juan tradicional incapaz de amar y de arrepentimiento se redima por el amor de Doña Inés, el ángel de amor que hace el milagro de salvarle.

Retrato de José Zorilla en su madurez (Fuente: «Leyendas», Aguilar, 1973). Zorrilla estuvo muy consciente de ser el poeta de la tradición y el cantor de la vieja España caballeresca y así lo declaró en sus versos: Cristiano y español, con fe y sin miedo, / canto mi religión, mi patria canto. Ejerció gran influencia sobre sus contemporáneos y sobre varias generaciones de seguidores y, como escribía Galdós, Ningún otro ha tenido más entusiastas adeptos ni secuaces más vehementes ni tan fanáticos admiradores.

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