11
T. Ferrer Valls (1991), p. 20.
12
B. W. Wardropper (1962), p. 41.
13
Véase Charlotte Stern «Juan del Encina's Carnival Eclogues and the Spanish Drama of the Renaissance», Renaissance Drama, 8 (1965), pp. 181-195.
14
H. López Morales (1968), p. 159.
15
A partir de aquí, las distintas églogas de Encinase citarán siempre por la edición de Miguel Ángel Pérez Priego.
16
Una de las muestras más ejemplares de lenguaje grosero en los seguidores de la estela enciniana la encontramos en la Égloga interlocutoria de Diego de Ávila. El argumento trata una boda entre un casamentero, un padre y un hijo. Destaca especialmente el lenguaje; por ejemplo, en la descripción que el casamentero hace de la novia:
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Incluso es común que puedan llegar a más que la sola broma, a veces un tanto pesada, como ocurre en la Égloga o farsa del nascimiento de Nuestro Redemptor Jesucristo de Lucas Fernández. Macario, harto de los improperios de los pastores a los que viene a contar la Buena Nueva, les ruega que detengan la chanza, más ellos:
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(vv. 312-5). Ed. de M.ª J. Canellada. |
18
M. Á. Pérez Priego (1991), p. 63.
19
La imagen del mundo estudiantil salmantino en el imaginario colectivo no podría ser más peyorativa: holgazanes, ignorantes y bobos: «el folklore español del Siglo de Oro forma del estudiante un concepto negativo. El estudiante es hambriento, tracista, burlón, algo ladrón, mujeriego, holgazán, ignorante y tonto. Tal imagen no tiene nada de excepcional dentro de la tradición folklórica; al contrario, perdura a través de los siglos»
M. Chevalier (1982), p. 14.
20
Un ejemplo de este recurso lo encontramos en la Comedia en lenguaje y estilo pastoril de Lucas Fernández:
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(vv. 340-345) Ed. de M.ª J. Canellada. |