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Ley 12, tít. 14, Part. 3.



 

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E por ende dijeron los sabios que el saber de las leyes non es tan solamente en aprender e decorar las letras dellas, mas el verdadero entendimiento de ellas. Ley 13, tít. I, Part. I.



 

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Catar debe el judgador muy afincadamente quando obiere de judgar alguno a muerte o a perdimiento de miembro, ante que dé su juicio, todas las cosas que obieren y a ser catadas, porque pueda judgar sin yerro. Ley 25, tít. 22, y ley II, tít. 4, Part. 3.



 

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E por ende fallaron los sabios antiguos en tal razón como esta, e dijeron que más santa cosa era de quitar al ome culpado, contra quien non puede fallar el judgador prueba cierta e manifiesta, que dar juicio contra el que es sin culpa, maguer fallasen por señales alguna sospecha contra él. Ley 12, tít. 14, Part. 3.



 

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Los jueces deben ser siempre piadosos e mesurados, e más les debe placer de quitar o aliviar al demandado, que de condenarlo o agraviarlo. Ley 17 y 18, tít. 22, Parte. 3, con otras muchas de los dos títulos de los Jueces y los Juicios en la 3.ª Partida.



 

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Los Persas, Medos, Indos, Etíopes y otros pueblos de la antigüedad, engañados y ciegos por las leyes y usos de sus falsas religiones, no tuvieron al incesto por delito, aun entre ascendientes y descendientes. Herod. lib. 3, Agathias, hist. lib. 2, Eurípides, Androm., Plutarco de Fortuna, Alex., Tertul, Apolog. Cap. 9, Hieron. lib. 2 contra Jovinian. No es decible en qué errores y estravíos puede el hombre caer arrastrado de una religión falsa, y qué de sofismas no inventa para justificar estos errores. Arde Semiramis en un fuego incestuoso por su hijo Ninias; cásase con él; ilustra su nombre y su reinado con sus grandes hechos; muere; la superstición la adora como Diosa, y los Asirios y los Persas admiten y santifican el incesto en honor de Semiramis. Ve Zoroastres entre los hermanos una ternura, una concordia que deseaba poder establecer entre los esposos; y juzga equivocado que el medio más seguro de fijarla entre ellos es el de reputar por santos y dar la preferencia a los matrimonios de los hermanos; y he aquí autorizado ya en la India el incesto. Los Egipcios pierden la clave misteriosa que interpretaba el geroglífico sagrado de su Isis; venla casada con su hermano Osiris, y su delirio religioso consagra también el incesto. Así dice sabiamente el ilustre Montesquieu, que como el espíritu de la religión es el inclinarnos a hacer con esfuerzo cosas difíciles y grandes, no porque una religión falsa la autorice, debe luego juzgarse que una cosa es natural. Esprit des loix, lib. 26, cap. 14.



 

46

Afamados incestuosos de la fábula.



 

47

Lib. I, tít. 19, Part. 7.



 

48

Estando en este lugar, quiso abusar un día de su hija en la misma cocina del mesón, hallándose cuasi borracho: la muchacha se resitió, y dio algunas voces y gritos, a que acudió la mesonera, quien enterada por ella del feo atentado, la aconsejó se fuese a confesar con el cura, y a contarle su triste situación, para que la dirigiese y remediase; pero el padre la apartó de ello, diciéndola que pues iban a Arévalo, allí podría hacerlo, distrayéndole así de su buen deseo.



 

49

Todo lo dicho hasta aquí consta en el proceso, ya de las declaraciones de los testigos, ya de las confesiones de los dos reos, y más particularmente de la Juliana, con otros hechos y desenfrenos indignos de contarse.



 
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