Saltar al contenido principal

La caída de Constantinopla

Constantino XI Paleólogo

Mucho es lo que puede decirse del último representante de la dinastía de los Paleólogos, del último emperador bizantino, del último emperador romano. No era un emperador más, era un habitante del Peloponeso, un hombre nacido y educado en un ambiente de libertad, donde renacía el Helenismo, donde los intelectuales trataban de conseguir un espacio para la creación de un Estado que hiciera renacer de las cenizas el esplendor de Bizancio.

Constantinopla. Detalle lateral de la nave derecha de Santa Sofía.Ya en 1430 había conquistado Patrás, con lo cual se ampliaba el dominio de los griegos en la Morea, y renacían las esperanzas de sobrevivir al delicado momento y volver a la gloria. Posteriormente, siendo Déspota del Peloponeso, reconstruía el Hexamilion, maravillosa muralla que protegía toda la península, e incluso atravesándolo pudo someter al duque de Atenas, Nerio II Acciaiuoli, y hacerlo su vasallo.

Esa creación propia de los Paleólogo, la Morea griega donde renacía el Helenismo, era la patria real de Constantino, por la cual luchó y a la cual sirvió y extendió en territorio en plena época desfavorable, demostrando su enorme valor como soldado y conductor, y a la cual dejó solo al ser coronado emperador y viajar a la capital, a la cual venía a dar una dosis de valentía y sacrificio. Constantino advirtió a todo Occidente, sin ser escuchado, del peligro que para ellos representaba la expansión turca, escribió casi desesperadamente cartas y más cartas para los gobernantes occidentales, que eran su única débil esperanza de ayuda, pero éstos y el Papa estaban demasiado ocupados en pelear entre sí y en disputarse espacios de poder para lograr entender los mensajes que el emperador enviaba.

Tal vez la única decisión de Constantino, que no tomó bien el pueblo de Bizancio, fuera la unión que se cumplió en Santa Sofía, a la cual se creía obligado por las decisiones de su hermano y anterior emperador, Juan VIII. Cuando las cosas no parecían mejorar, cuando se vio que Mahomet iba a atacar irremediablemente, Constantino abasteció a la ciudad con todas las provisiones que pudo encontrar en los alrededores, fortificó las murallas con un gran esfuerzo de sus hombres, y esperó pacientemente al atrevido sultán que quería doblegarlo.

Constantino fue la fuerza de los defensores, fue la moral alta y la virtud de sostener en pie su estandarte hasta el final, representó el honor y la creencia en la bondad de su Dios hasta el último momento. Fue guía de su pueblo y supo hacerse respetar de tal forma que todos trabajaran al máximo de sus esfuerzos para hacer las enormes tareas que el emperador requería.

Constantino XI Paleólogo, o Dragasés, como a él le gustaba que lo llamaran por el nombre de la familia servia de su madre, fue el emperador que pudo organizar una defensa coordinada de gentes que se odiaban entre sí, como los genoveses, los venecianos y los propios griegos, e hizo que todos pudieran luchar en armonía en base a su enorme personalidad que solía generar adhesiones incondicionales.

Subir