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Citada por [Rivarola, Enrique], Narraciones populares recogidas por Santos Vega, tomo I, página 26, Buenos Aires, 1886. (N. del E.)

 

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En la siguiente colección citada: Spanish American Folk songs... collected by Eleonor Hague, 1917, Lancaster P. A. and New-York (Memoires of the American Folklore Society, volumen X), página 45, número 19, se da la traducción inglesa de este cantar que, ya en prensa el Cancionero, me mandaron de Buenos Aires


Go now my sighins,
seek me be loved
surprise her gently,
where she my be,
tell her I languish
when we are parted
and should that give her
console her tenderly.


Concluyo ahora, con un envío de Catamarca, este cantar, de indudable procedencia culta, que di en el tomo anterior, basándome en la razón expuesta en la nota pertinente:


Dile que sabré adorarla,
y que olvidarla jamás podré,
mas si la ingrata ya se ha olvidado
y despreciado llegara a ser,
no la importunes con tu lamento,
deja que el viento llore después,
aunque hoy ausente me encuentre de ella,
su imagen bella conservaré.


La doy así, uniendo los versos de dos en dos. Es probable que no sea muy grande el arraigo de este cantar entre los gauchos, pero, sin embargo, sugiere una observación.

Frente al coplero gauchesco algunos pareceres se afirman sobre su formación. Oponiéndose a la teoría que dentro de la tendencia literaria localista señala, a la invención anónima y plebeya como origen social, una primacía por lo menos cronológica, se ha dado una progenie culta en ella, invirtiendo el orden de predominio y de influencias. Esta tesis, quizá aventurada por carencia de un documento probatorio que la defina, merece ser discutida, porque si bien -como una vez lo he reconocido en los casos más insospechados- existe a veces un absoluto símil de tal o cual estrofa de un escritor, en manos campesinas, achacable a popularidad o coincidencia; cuesta creer, sin embargo, que una producción tan fecunda haya podido transmigrar guardando el más fiel anónimo, más difícil en el autor que en quienes la adaptaron. Todos los viajeros que conocieron nuestros gauchos en los siglos XVIII y XIX, coinciden en afirmar en ellos una admirable facilidad de composición poética, referencia que se hallará en el parágrafo siguiente: y este testimonio se confirma en los poemas sucesivos inspirados en el personaje y se renueva en la tradición y aun en el hecho de la persistencia actual de los payadores lugareños.

El concepto popular del arte payadoresco lo hace consistir en la expresión sentimental, en una llana comparación con algo que en la naturaleza lo rodea y en la melodía cantable o recitable del verso, simple y sugeridor en lo posible. Lograda esta realización por el escritor que presupone un olvido absoluto de toda preocupación académica, junto a idéntica sumisión ante un inflexible canon de metro y de armonía, entonces puede esperarse el traspaso al otro ambiente. A muchas cosas, en verdad, se opone aquella tesis, que será difícilmente probada, ya que hace derivar los cancioneros populares del origen más insospechable y, colectivamente, más reacio a una poesía que sólo se explica encauzada dentro del ambiente en el cual nace se renueva. Sólo en casos particulares, pues, este traslado es innegable, y lo mismo pasa en el modo contrario, con mengua de honradez que en aquellos casos no existe, ya que esta poesía guarda en la creación un anónimo muy pocas veces quebrantado.

Motivan esta nota los conceptos que el señor Juan Torrendell vertió en un juicio crítico con el cual honrara al primer volumen de esta publicación (Vid.: Atlántida, Buenos Aires, septiembre 13 y 20, de 1923). (N. del E.)

 

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[«Que cantando», corregido de la fe de erratas del original (N. del E.)]

 

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Citado también por Carlos Suriguez y Acha En la Pampa, narraciones gauchescas de la República Argentina, página 48, Buenos Aires-Milán, 1908.

Suelen encontrarse en estas novelas u obras varias gauchescas, en verso y prosa, de muy mezquina realización artística por lo general, coplas de tal género. Las más sólo contienen relatos de hechos campestres, donde un gaucho más o menos auténtico se desenvuelve. A más de las que cito, por contener alguna referencia más directa con este Cancionero, he aquí algunos títulos de libros que he leído, ejemplo tan sólo de esta copiosa bibliografía:

Alais, Octavio P., Libro criollo, Buenos Aires, 1903, y Vida de campo, costumbres nacionales, Buenos Aires, 1904.

[Álvarez, José S.], Fray Mocho, Tierra de matreros, La Plata, 1910.

Beck, Bernard, Fleurs des pampas, scènes et souvenirs du désert argentin, París, 1872.

Bernárdez, Tambos y rodeos, crónica de la vida rural argentina, Buenos Aires, 1902.

Daireaux, Godofredo, Tipos y paisajes criollos, series I, II, III y IV, Buenos Aires, 1901, etcétera, y Los dioses de la Pampa, Buenos Aires, 1902.

Daireaux, Émile, L'industrie pastorale dans les Pampas de l'Amérique du Sud (Revue des Deux-Mondes, Paris, 15 juillet 1875); La vie et les moeurs à la Plata, París, 1888 y Buenos Aires en la misma fecha; Buenos Aires, La Pampa et la Patagonie, études, races, moeurs et paysages, industries, finances et politique, París, 1877.

Garmendia, José I., La cartera de un soldado (bocetos sobre la marcha), Buenos Aires, 1889. [Véase página 71: El fogón, escena de la vida de campamento; página 205: El hombre de a caballo, escena de la vida campestre; página 227: El juego del pato, cuadro de otros tiempos].

Ibarguren, Carlos, De nuestra tierra, Buenos Aires, 1917 [véanse los siete primeros capítulos].

Lángara, Manuel F., Los gauchos, cuentos y costumbres de estos habitantes de las pampas de Buenos Aires, 1878.

Lemmé154.1 Carlos, El paisano. Reflexiones sobre la vida del campo, Buenos Aires, 1887.

Maciel, Santiago, Nativos, Buenos Aires, 1901, y La estirpe brava, Buenos Aires, 1922.

Manco, Silverio, Alma argentina (sin fecha ni pie de imprenta). De este autor hay una bibliografía realmente copiosa que aquí omito;

Mayol de Senillosa, Payador. Aventuras de un catalán en la Argentina, Barcelona, 1916.

Menéndez, Damián, La superstición en las campañas argentinas, San Nicolás, 1891.

Ortega, El zaino y el moro. Impresiones de un paisano en Buenos Aires. Decepciones y alborozos, episodios gauchescos narrados en verso, Buenos Aires, 1900.

Pérez y Pérez, J. Manuel, Un drama en la Pampa. Novela corta. San Miguel (F. C. P.), 1920.

Ribero, J. L. [P. de Niza], Un drama en la Pampa. Relatos breves. Prólogo de Clemente Ricci, Buenos Aires, 1916.

Roldán, Belisario (hijo), El gaucho (poema)154.1, Buenos Aires, 1910.

Sagastume, José Pío, Raza que muere, cuentos de estilo criollo, Buenos Aires, 1913, y Ráfagas de la Pampa, La Plata, 1913.

Soto, José, Cuentos criollos, Buenos Aires, 1894.

Sylva, Victorio, El gaucho, narrativa original, Buenos Aires, 1895.

Viana, Javier de, Escenas de la vida de los campos de América, Madrid (sin fecha): Macachines, Montevideo, 1920; y casi todas sus otras novelas.

Trabajos más directamente sobre nuestro personaje son, por ejemplo: Gaucho, por Daniel Barros Grez (Primera reunión del Congreso científico latinoamericano, etcétera, tomo V, trabajos de la IV sección, página 17, Buenos Aires, 1900); Francisco Bauzá, Estudios literarios, páginas 233-253, 1885; Miguel Cané, El guacho argentino (Revista de Buenos Aires, tomo V, página 659); Goyena, El gaucho, Vicente F. López, El gaucho argentino; Vicente Rossi, El gaucho: su y evolución), Río de la Plata, 1921; Arturo Scarone, El gaucho, Montevideo, 1922; Carlos María Urien, Monumento al gaucho, Buenos Aires, 1916; etcétera.

Sobre su literatura: Ricardo Monner Sans, Con motivo del verbo «desvestirse», con un apéndice acerca del lenguaje gauchesco, Buenos Aires, 1895; Page, Fred. M., Los payadores gauchos, The descendants / of the / juglares of Old Spain in La Plata / A contribution to the folklore and lauguage / of the Argentino Gaucho / Dissertation / presented to the / Philosophical Faculty / of the / Ruperto-Carola University at Heidelberg / for the acquisition / of the degree of doctor of Philosophy / by / Fred. M. Page / Darmstadt. / G. Otto's HofBuchdruckerei / 1897. Ricardo Sánchez, El payador, sus afinidades con el milonguero (El Tiempo, 6 de febrero de 1896); Sarmiento, Obras, tomo I, páginas 161-167, Santiago de Chile, 1887; Gastón O. Talamón, Por el folklore (Nosotros, tomo XXIII, 290); Unamuno, La literatura gauchesca (La ilustración española y americana, n.º 27, Madrid, 1899); Pericón nacional, baile con relaciones para 6, 8 y 16 parejas, compilado y ordenado por Osvaldo Bernárdez, Buenos Aires, 1906, falsa parodia de la poesía gauchesca.

Y en cuanto a las ilustraciones que inspiró, véanse, por ejemplo, en la Ilustración histórica argentina, de Carranza, algunas composiciones de Pallière: Escenas de la campaña (I), Gato (II, 44), Riña de gallos (ídem, 136), Carreras en el campo (ídem, 278); de Ballerini: La última voluntad del payador (I); de Pellegrini: la media caña (II, 78) y El Cielito (ídem, 89); de Morel, los mismos temas (ídem, 79 y 101); de Aguyari, La cinchada (ídem, 252), y El rancho (ídem, 277). La obra de Jean Léon Pallière: Álbum de vistas y costumbres argentinas, 40 planchas litográficas, Buenos Aires (Video: El arte en Buenos Aires, por Eduardo Schiaffino, en la Revista de la Biblioteca, tomo II, página 80); de E. E. Vidal: Picturesque Illustrations of Buenos-Ayres and Montevideo, consisting of twenty four views accompanied with descriptions of the scenery, and of the costumes, manners, et cetera, of the inhabitants of those cities and their environs, London, 1820, y entre muchas otras obras más, que deberán reunirse cuando se estudie la persistencia del alma gauchesca en el dibujo y la pintura, merece consignarse, por ejemplo, la labor de Malharro y de Del Nido, de Figari y de Fortuny, de quien poseo algunos cuadros, poemas pictóricos de nuestra tierra. (N. del E.)

 

154.1

[«Lenemé», corregido de la fe de erratas del original (N. del E.)]

 

154.1

[«Qoema», corregido de la fe de erratas del original (N. del E.)]

 

155

Dice Ciro Bayo, en su Romancerillo de Plata, Madrid, 1913, página 157, a propósito de esta copla: «Cítala Hartzembusch con la variante dentro de un coche, refiriéndola al asesinato del conde de Villamediana, de suerte que data nada menos del siglo XVII». (N. del E.)

 

156

He aquí la ampliación correspondiente, que me enviaron de Córdoba:


A la una nací yo,
a las dos me bautizaron,
a las tres me enamoré,
a las cuatro me casaron,
a las cinco tuve un chico,
a las seis se me murió,
a las siete tuve otro
y el diablo se lo llevó.


(N. del E.)

 

157

«Cuando no te veo, mi vida, etcétera», dice una variante bonaerense. (N. del E.)

 

158

Con estos dos versos del comienzo:


El pañuelo que me diste
con marquita pa llorar...


son muy comunes las variantes. Son españoles, véase por ejemplo el número 7335 de la colección citada de Rodríguez Marín. Sobre ello dice Santa Anna Nery en su Folklore Brésilien, París, 1889, página 84: «Un quatrain rappelle l'usage des amoureux de village, qui donnaient des mouchoirs brodés a leur belle à qui en reçevaient»:


Mon petit mouchoir brodé,
je le donnai a ma chérie,
quand d'elle je me séparai
en signe d'adieu.


«En Bretagne, lorsqu'un gars attrape le mouchoir d'une fille, on dit que l'amitié les unit plus étroitement. Chez les lapons, comme demande de mariage, le jeune homme envoie aussi un mouchoir brodé a sa fiancée».



(N. del E.)

 

159

He aquí la composición donde se encuentra esta copla, que también Rodríguez Marín cita en su forma de cuarteta, (n.º 1815 de sus Cantos populares españoles):


Por esa calle a la larga
anda un gavilán perdido,
que dice que ha de llevar
la paloma de su nido.
Si la paloma es discreta
y el gavilán entendido,
no dudo que llevará
la paloma de su nido.
Eso fuera si no hubiera
ningún mozo en el lugar
que cogiera la escopeta
y matara al gavilán.


La trae Narciso Alonso Cortés en sus Cantares populares de Castilla, ya citados (n.º 4474). (N. del E.)

 

160

«Gaucho tero» dice la copla, es decir gaucho astuto, aludiendo a la conocida viveza del tero. (N. del E.)

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