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He apuntado esta cuestión en el capítulo «El debate sobre el romanticismo en prensa», en: M.ª del Pilar Palomo (ed.), Movimientos literarios y periodismo en España, Madrid, Síntesis, 1997, pp. 69-97. En él expreso la opinión de que el romanticismo de estos autores -muy interesantes, aunque de desigual calidad literaria-, presenta, de hecho, diferencias sustanciales con un desarrollo del romanticismo schlegeliano. (N. del A.)

 

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Este trabajo ha sido realizado en el marco del Proyecto de Investigación BFF 2000-0753, financiado por el Plan Nacional de Investigación Científica, Desarrollo e Innovación Tecnológica (I + D + I). (N. del A.)

 

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Obras literarias de don José Marchena, recogidas de manuscritos y raros impresos, con un estudio crítico- biográfico, Sevilla, Rasco, 1892- 1896, 2 vols. Antes trató del personaje en su Historia de los heterodoxos. (N. del A.)

 

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P. Sainz Rodríguez, Historia de la Crítica Literaria en España, Madrid, Taurus, 1989; R. Froldi, «Il Discurso sobre la literatura española di José Marchena», en: Spicilegio Moderno 1 (1972), pp. 45-72; R. Froldi, «Conceptos de historia política y literaria en José Marchena», en: AA. VV., El mundo hispánico en el Siglo de las Luces, t. 1, Madrid, Ed. Complutense/ Fundación Duques de Soria, 1996, pp. 101-118; J. F. Fuentes, José Marchena. Biografía política e intelectual, Barcelona, Crítica, 1989. Fuentes recoge abundante información bibliográfica, y a su trabajo remito. Véase también L. Romero Tobar, «La Historia de la literatura española en el siglo XIX (Materiales para su estudio)», en: El Gnomo 5 (1996), pp. 151- 183. (N. del A.)

 

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F. López, «Les premiers écrits de José Marchena», en: Mélanges à la mémoire de Jean Sarrailh, t. 2, París, Institute d'Études Hispaniques, 1966, pp. 457- 469; también, «Una carta y un discurso desconocidos de José Marchena», en: Homenaje a José Antonio Maravall, t. 2, Madrid, CIS, 1986, pp. 457- 469. (N. del A.)

 

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Las citas son por J. Marchena, Obra española en prosa (Historia, Política, Literatura), ed. J. F. Fuentes, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1990. En lo sucesivo sólo se indicará el número de página. (N. del A.)

 

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A. Blanco, «Escritora, feminidad y escritura en la España del medio siglo», en: Iris M. Zavala (Coord.), Breve historia feminista de la literatura española (en lengua castellana) V. La literatura escrita por la mujer (Del siglo XIX a la actualidad, Barcelona, 1998, pp. 9-38. (N. del A.)

 

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J. L. Alborg, El Romanticismo, Madrid, Gredos, 1980, p. 12. (N. del A.)

 

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Destaquemos los trabajos de I. M. Zavala Romanticismo y realismo, t. 5 y 5/1, en: F. Rico (ed.), Historia y crítica de la literatura española, Barcelona, 1982 y 1994; D. T. Gies (ed.), El Romanticismo, Madrid, Taurus, 1982; y L. Romero Tobar, Panorama crítico del Romanticismo español, Madrid, Castalia, 1994. (N. del A.)

 

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En este sentido, Navas Ruiz, en el breve prólogo a la tercera edición de su monografía sobre el tema (El romanticismo español, Madrid, Cátedra, 1982, p. 10) apunta como uno de los puntos de justificación de la misma el deseo de «dar cabida al fenómeno regionalista, estudiando con cuidado la aparición del romanticismo en Cataluña y Galicia, tanto en lengua castellana como en la local [...] dentro del espíritu que anima al país de aceptar como realidades innegables dentro de la unidad nacional las variantes de las regiones». Claro está que se refiere el estudioso a Comunidades Autónomas con lengua propia -periféricas geográficamente, además, respecto al centro del país- en las que el fenómeno de la reivindicaciones regionalistas que trajo aparejado el Romanticismo tuvieron legítima fuerza, sin duda más que en otros lugares de España con menos rasgos caracterizadores. Por otra parte, es una realidad que han ido surgiendo estudios que examinan el movimiento a la luz de lo que hoy llamaríamos nacionalidades, es decir que analizan el «qué» y el «cómo» del movimiento en aquellas regiones que supieron aprovechar el fervor romántico de la afirmación propia como medio de reafirmación de esos elementos idiosincráticos que coadyuvaban a reconstruir una posible «nacionalidad».

No muy diferente del de aquellas «nacionalidades históricas» a que se refiere Navas Ruiz es, sin embargo, el caso de la Canarias. Allí determinadas singularidades han actuado como acicates de una especificidad -o de un anhelo de especificidad- más de sustancia que de forma. Son las más destacadas de aquellas singularidades: la distancia -no sólo física- del centro de la cultura española, la convicción -reverdecida en la época- de ser herederos de una doble tradición a veces en conflicto y la aún sólo presentida necesidad de una expresión propia e identificadora. (N. del A.)