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Valle-Inclán y el negocio de sus libros: la venta de «Jardín novelesco», la publicación de «Sonata de Estío» (1906) y algunos datos más

Jean François Botrel


Université Rennes 2-Haute-Bretagne



De sobra se conocen las difíciles y hasta conflictivas relaciones de Ramón del Valle-Inclán con los editores y libreros cuyo «concepto pacato, ruin, misérrimo del comercio» denunciaba en 1910 (Castro y Villarmea 655), y también su deliberado e inveterado mariposeo editorial que le llevó a cambiar de administrador o de editor para unas obras mayoritariamente autoeditadas. «Ser su propio editor y distribuir su producción a través de sellos editoriales y libreros» (Joaquín del Valle-Inclán 48), ésta fue su constante aspiración y/o práctica, con algunas excepciones, y el estudio de las relaciones contractuales establecidas en 1906 por Valle-Inclán con la casa editorial Perlado, Páez y Cía Sucesores de Hernando, una editorial fundamentalmente escolar (Botrel, «Nacimiento y auge...» 385-470), pero también administradora a partir de 1904 de las Obras de Pérez Galdós (Botrel, «Sobre la condición...» 261-70), permite ilustrar, con datos fidedignos y precisos1, las condiciones de publicación y venta de dos títulos de Valle-Inclán, y comparar la marcha editorial y económica de estas obras con la de otras obras de escritores coetáneos.




La venta de Jardín novelesco

Observan los comisarios de la Exposición Valle-Inclán, de 1998 (Joaquín y Javier del Valle Inclán, «Las artes...» 8-9, III) que «desde la aparición de Sonata de Estío hasta 1906, todos los títulos exceptuando Antes de que te cases y Jardín umbrío carecen de editor» y reconstituyen el método seguido por don Ramón: «primeramente la compra de papel, que suministraba al impresor contratado para la edición; enviaba los originales, cuidaba la impresión y encuadernación, y una vez lista la obra, la vendía a libreros y editores que ponían en ella su sello o simplemente la distribuían».

Este es claramente el método seguido para Jardín novelesco, según se puede deducir de la documentación existente.

En efecto, por documento privado de 30 de abril de 19062, Valle-Inclán vende a Perlado, Páez y Cía 985 ejemplares de Jardín novelesco: Historias de santos, de almas en pena, de duendes y de ladrones, impreso en Madrid, en la Tipografía de la Revista de Archivos, Biblioteca y Museos, en 19053, por la cantidad de 1.477, 50 pesetas, o sea al precio de 1,50 peseta el ejemplar (según Bibliografía Española de 1906, el precio de venta al público es de 3,50 peseta).

Que se tratara de una impresión hecha a cuenta de autor, lo prueba un recibo, que acompaña la escritura, con sello de la Tipografía de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, y firmado por su Administrador, José Pillado, que dice lo siguiente: «He recibido de los Sres Perlado, Páez y Cía la cantidad de 455 pesetas por cuenta de D. R. del Valle Inclán quedando saldadas nuestras cuentas hasta el día con el Sr. Valle Inclán con dicha cantidad».

En una hoja sin fecha que también acompaña, vienen los siguientes apuntes: «Fe: 120, Imprenta: 455, Pueyo: 300 = 875 + 602.50 = 1477.50».

Un billete de Valle Inclán dirigido, el 27 de mayo de 1906, al librero Fernando Fe4, que también se conserva en la carpeta, da la explicación para las 120 pesetas. Dice así: «Amigo Fernando: Habiendo hecho (sic) con la casa Hernando para la publicación y venta de mis libros, estos Señores le liquidarán, bien en numerario, bien en ejemplares, el saldo de 120 pesetas que tengo en contra de la última liquidación para lo cual bastará la presentación de esta carta autorización. Siempre su amigo, Valle-Inclán».

No es muy arriesgado suponer que las 300 pesetas asociadas con el nombre de Pueyo también corresponden a una deuda de Valle Inclán al librero-editor Gregorio Pueyo5, y deducir que de las 1477.50 pesetas, solo cobra efectivamente Valle-Inclán las 602.50.

La historia editorial de Jardín novelesco sería, pues, esta: Valle Inclán encarga a la Tipografía de la Revista de Archivos, Biblioteca y Museos donde también se imprimen, en 1905, Sonata de Invierno, y Sonata de otoño, la impresión de al menos 985 ejemplares6. Con el producto de su venta, por casi un 43% del valor venal de la tirada, abonado de una vez y en el acto, se libra, a través de quien resulta ser también su banquero, de tres deudas, quedándose con el efectivo remanente, o sea: 602.50 pesetas. El «editor» se irá resarciendo de las 1.477.50 pesetas abonadas vendiendo directa o indirectamente los ejemplares existentes, hasta que se agoten, sin derecho a ninguna preferencia para otra edición. De hecho la siguiente edición de Jardín novelesco, se hará en Barcelona, por Maucci, se supone que con la venta de los derechos de una edición7.

Para explicar por qué Valle Inclán entabló contactos con Perlado, Páez y Cía, interrumpiendo sus relaciones con Fe y posiblemente Pueyo, sirve, tal vez, una carta dirigida a Pérez Galdós que Hormigón (145, III) sitúa en abril de 1906 donde le dice: «Se olvidó usted de (sic) asunto de mis libros con Hernando o Jubera?».8 Como es sabido, Galdós al encargar a Perlado, Páez y Cía, el 15 de enero de 1904 «la administración exclusiva de todas sus obras publicadas hasta el día y las que pueda publicar hasta 31 de diciembre de 1907» (Botrel, «Sobre la condición...» 261-70), disfrutaba entonces de unas condiciones económicas bastante ventajosas (se quedaba con el 60% o el 65% del precio de venta de cada ejemplar), y no es de descartar que, aunque al fin no consiguió las mismas condiciones que Galdós9, Valle Inclán, quien algunos años atrás, en 1902, se consideraba como «literato indigente» susceptible de recibir socorro de la Fundación San Gaspar (Hormigón 317, I), también deseara probar fortuna con una casa que disfrutaba de una merecida fama de eficaz distribuidora y adinerada banquera (Botrel, «Nacimiento y auge...» 385-470), en un periodo en que nuevamente se le habría «descompuesto el presupuesto», con las consiguientes estrecheces y la endémica inestabilidad económica (Castro y Villarmea 658).

Lo cierto es que, muy poco tiempo después de venderle los ejemplares de la primera edición de Jardín novelesco a Perlado, Páez y Cía, también le va a vender Valle Inclán la segunda edición de su Sonata de estío, pero con otras condiciones.




La segunda edición de Sonata de estío

Con la segunda edición (1906) de Sonata de estío. Memorias del Marqués de Bradomín (Serrano y De Juan, E15), parece que Valle Inclán renuncia transitoriamente a sus prácticas de autoedición y pretensiones a la autonomía editorial, ya que, como se verá a continuación, vende los derechos de esta edición y, sin desentenderse de ella, renuncia de hecho a regir todos sus aspectos materiales: una excepción más a las apuntadas por Joaquín del Valle-Inclán (48).

Las distintas cláusulas o «condiciones» del contrato firmado el 17 de julio de 1906 son las siguientes10:

  1. Los gastos de edición o sea: el papel, la impresión y la encuadernación en rústica se hará por cuenta de la casa editora.
  2. La tirada será de 1.000 ejemplares (mil) útiles para la venta.
  3. La casa editorial tendrá en calidad de depósito los ejemplares destinados a la venta y llevará la cuenta de los ejemplares vendidos.
  4. El autor percibirá el 25 por ciento del precio señalado en la condición 6ª y solo de los ejemplares que se vendan.
  5. Se harán liquidaciones semestrales.
  6. El precio fijado para la venta al público: 3.50 peseta el ejemplar en rústica.

El libro, según Hormigón (413,1), se publicó en noviembre de 190611 y, con fecha de 25 de mayo de 1907, firma Valle-Inclán el siguiente recibo:

He recibido de los Sres Perlado, Páez y Cía la cantidad de 875 pesetas por derechos de una edición de 1.000 ejemplares de mi obra Sonata de estío que marca el precio de venta al público tres cincuenta pesetas, quedando en completa libertad dichos Sres para hacer el cambio de cubierta con una rebaja sobre dicho precio si así conviene a sus intereses. Quedando liquidadas todas nuestras cuentas hasta hoy.



Con respecto a la situación anterior (la expuesta para Jardín Novelesco), se conoce que Valle-Inclán ha desistido de ser su «propio editor» y, al no costear la edición, acepta unas condiciones económicas menos ventajosas (un 25% neto en vez de un 30%) y un pago diferido aunque no escalonado como preveía el contrato ya que la liquidación total de los 1.000 ejemplares se hace al semestre de publicarse el libro, mediante la aceptación por Valle de la posibilidad de que se venda el libro a un precio inferior al estipulado12.

En cuanto al control del aspecto físico de su libro, ¿pudo cuidar Valle-Inclán la segunda edición con el mismo esmero que la primera? Un cotejo entre ambas nos enseña que si bien Valle pudo haber decidido algunos cambios o mejoras en el (su) texto, la calidad de la segunda edición resulta más bien inferior13.

De buenas a primeras, el aspecto del libro impreso en la Tipografía de los Sucesores de Hernando apenas se diferencia del impreso por A. Marzo en 1903, con una disposición de la portada similar, con el mismo motivo tipográfico de igual tamaño en la parte superior, aunque la V sustituye a la U en la composición de «Marqvés» y «pvblica» (como para Jardín novelesco y Sonata de invierno en 1905). Pero, para las letras capitales, se emplea tinta negra en vez de tinta cárdena14, y mucho ha empeorado la calidad del papel (ya no imita el papel verjurado). Ha cambiado el formato (17x11/15, 3x10, 5), y, debido al cuerpo del nuevo tipo empleado, ha aumentado el número de páginas (262 pp./215 pp.).

En el texto propiamente dicho, sin pretensión a un cotejo sistemático, se puede observar (42) la desaparición de la nota de la página 15 en la edición de 190315, la adición de unas líneas al final del capítulo (221), después de «General Diego Bermúdez»16, de «Así termina la Sonata de estío» al final, y algunas variantes más17.

En el paratexto, la adición de una Dedicatoria a Rubén Darío (9), y una evolución lógica de la lista de «Obras del autor» (11), son con lo ya señalado, señal de que Valle-Inclán ha proyectado una verdadera segunda edición cuyo aspecto formal no controla del todo, sin embargo.

En total, no se puede decir que con la segunda edición de su Sonata de estío, Valle-Inclán haya progresado mucho en la vía de afirmación de su autoría y editoría, sin que se sepa si, una vez más, su situación económica y personal pudo más que su afán por afirmar su dignidad y responsabilidad autorial.

Comparadas con las condiciones vigentes en la Casa editorial Perlado Páez y Cía o en Renacimiento para situaciones similares (Botrel, Libros y lectores... 264), las aceptadas por Valle no son ni mejores ni peores, aun cuando Rubén Darío, por ejemplo, pudo, en la misma época, lograr mayores beneficios de la edición por Perlado, Páez y Cía, a costa -eso sí- de incumplir parte del contrato firmado el 6 de diciembre de 190718.

Lo cierto es que la siguiente edición de Sonata de estío, la de 1907, no se hará por Perlado, Páez y Cía sino en Barcelona, por F. Granada y Cía, con un formato y un número de páginas nuevamente distintos (18x13 cm y 221 p.) y que, tras esta experiencia derrogatoria, conforme con su habitual mariposeo editorial y librero19, Valle publicará o venderá sus siguientes libros a través de otras editoriales: F. Granada y Cía de Barcelona para Águila de Blasón y M. Pérez Villavicencio en Madrid para Aromas de leyenda, se conoce, sobre esta última obra, que con pretensiones de conseguir condiciones económicas más ventajosas, aunque luego le salieran hasta peores que las pactadas con Hernando en 1907: «Siento mucho que se haya dejado engañar por Villavicencio que es una sociedad de ladrones. A mí me ha estafado 1.000 pesetas y usted debe asegurarse antes de entregar el original» le escribirá a Rubén Darío (Hormigón 104, III)20.




Los mieles del rosal y demás obras

Posteriormente, se reanudarán de alguna manera las relaciones de Valle con Perlado, Páez y Cía: en 1909, los tomos II y III de la Guerra carlista también se distribuyen por Perlado, Páez y Cía, conjuntamente con Pueyo, y en 1910, edita Perlado, Páez y Cía, por cuenta de Antón del Olmet y Prudencio Canitrot, un libro de Valle-Inclán, el primer tomo de la «Biblioteca de escritores Gallegos», Los mieles del rosal (Serrano y De Juan, E37), «una antología de su prosa inmaculada», dice el anónimo prologuista (posiblemente el propio Antón del Olmet). Pero no parece que Valle-Inclán, ausente de España, haya tomado cartas en el asunto ni que esto haya supuesto unas nuevas relaciones contractuales directas con Perlado, Páez y Cía quienes en la lista de «Obras de escritores gallegos que se hallan de venta en la Casa de los Sres Perlado, Páez y Cía» en la que entran las de Rosalía de Castro, Curros Enríquez, Prudencio Canitrot y Luis Antón del Olmet y también las de Sofía Casanova, Vicente García de Diego, Basilio Álvarez, Javier Valcarce, José Pan de Soraluce (Micromegas), Ricardo Barros Pintos, Francisco Tettamancy y Ulpiano Nogueira, no incluyen las de Valle, a pesar de que «Valle-Inclán es gallego, [...] gallegos son la mayoría de sus personajes, de sus narraciones, de sus complejidades, [...] ha escrito las legendarias tierras del Noroeste, y [...] se ha metido en el alma de aquellos bravíos hidalgos que viven en los Pazos y en las orillas de las rías» como escribe el prologuista de Los mieles del rosal y de que dos años después, se verificará su «retorno a Galicia»21.

Posteriormente, con base a un nuevo acuerdo (del que se desconocen los términos), consta que Perlado, Páez y Cía se encargarán, en 1913, no se sabe si en exclusiva, de la edición o distribución de los tomos II (Flor de santidad), IV (El embrujado), VI (Sonata de estío), IX (Aromas de leyenda) de las Opera Omnia, impresos entre marzo y julio (Lavaud, Valle-Inclán: Du journal au roman... 607-08)22, y, en 1914, de los tomos X (La cabeza del dragón), XI (Corte de amor), XII (Jardín umbrío. Historias de santos, de almas en pena, de duendes y ladrones donde se publica, por primera vez, Mi bisabuelo (Devoto ed.), y XV (Romance de lobos)23.

En 1916 Valle-Inclán redactará un prólogo para el Entremés de la guarda cuidadosa de Cervantes editado por Perlado, Páez y Cía.

*  *  *

Con estos datos inéditos aportados por la historia del libro y de la edición, se confirman, en alguna medida, las hipótesis de Joaquín del Valle-Inclán sobre las prácticas editoriales de Ramón del Valle Inclán y se ilustra la de Castro y Villarmea (655) sobre su aspiración a «triunfar en los dos extremos de la cadena, el literario y el económico (que) explica el alto grado de exigencia que demanda en las condiciones de edición y los conflictos que esto supone».

Con la diversificación (incluso geográfica) de los cauces de publicación de sus obras y la multiplicación de las apariciones de la firma Valle-Inclán -de su persona y de sus obras-, a pesar de las cortas tiradas de cada edición de sus libros24, va consiguiendo Valle-Inclán, progresivamente, como por acumulación y saturación, una amplia difusión de su obra que acompaña y favorece la consiguiente notoriedad literaria.

Falta saber si las contrapartidas económicas esperadas o imaginadas también acompañaron: para decidirlo no bastan las declaraciones del propio autor ni siquiera algún dato suelto. Solo conste, por ahora, que, en 1906, la venta de Jardín novelesco supuso para Valle-Inclán un beneficio neto de 1.038 peseta o sea: casi el 30% del precio de venta de cada ejemplar del libro y que, en 1907, la segunda edición de Sonata estío le rindió 875 pesetas. Al comparar con el precio del pan de libra y media (0.28 peseta en Barcelona25) o con el presupuesto anual de una familia (obrera) de cuatro individuos en 190926, o también con la remuneración recibida por escribir La cara de Dios27, los ingresos de Pérez Galdós o de Ricardo León y el sueldo anual de los catedráticos Giner de los Ríos (9.750 pesetas en 1902) u Ortega y Gasset (6.000 pesetas en 191428).

Sirvan, pues, estos datos como una ilustración más (documentada y cifrada) de las tácticas y sinsabores que supone para Valle Inclán la pertinaz estrategia de reivindicación de una imperfectamente lograda autonomía literaria y financiera y también de la necesidad de seguir estudiando el dificultoso proceso de afirmación de la condición moderna del escritor, con todas sus implicaciones para la historia intelectual y literaria de España.






Obras citadas

  • Blanquat, Josette y Jean François Botrel, eds. Clarín y sus editores (65 cartas inéditas de Leopoldo Alas a Fernando Fe y Manuel Fernández Lasanta, 1884-1893). Rennes: Université de Haute-Bretagne, 1981.
  • Botrel, Jean-François. «Sobre la condición de escritor en España: Galdós y la casa Editorial Perlado, Paez y Cía, sucesores de Hernando (1904-1920)». Letras de Deusto 4.8 (julio-diciembre 1974): 261-70. (Reproducido en: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.)
  • ——. La diffusion du livre en Espagne (1868-1914). Les libraires. Madrid: Casa de Velázquez, 1988.
  • ——. «Nacimiento y auge de una editorial escolar: la casa Hernando de Madrid (1828-1902)». Libros, prensa y lectura en la España del siglo XIX. Ed. Jean-François Botrel. Madrid: Fundación Germán Sánchez Ruipérez, Ed. Pirámide, 1993. 385-470.
  • ——. «Ricardo León: éxito editorial y crematística». Homenaje a José María Martínez Cachero. Vol. 2. Oviedo: Universidad de Oviedo, 2000. 263-75.
  • ——. «La recepción de la obra de V. Blasco Ibáñez en Francia (1902-1938)». Vicente Blasco Ibáñez: 1898-1998. La vuelta al siglo de un novelista. Actas del Congreso Internacional celebrado en Valencia del 23 al 27 de noviembre de 1998. Ed. Juan Oleza y J. Lluch. Valencia: Generalitat Valenciana, 2000. 967-76.
  • ——. Libros y lectores en la España del siglo XX. Rennes: JFB, 2008.
  • Buil Pueyo, Miguel Ángel. «Gregorio Pueyo (1860-1913): librero y editor del modernismo». El Fingidor 27-28 (enero-junio 2006): 20-21.
  • Castro Delgado, Luisa y Cristina Villarmea Alvarez. «Valle Inclán frente a la industria del libro». Anuario Valle-Inclán IV/Anales de la literatura española contemporánea 29. 3 (2004): 91-114.
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  • Valle-Inclán Alsina, Joaquín y Javier del. «Las artes del libro». Coord. Joaquín y Javier del Valle-Inclán Alsina. Exposición Don Ramón María del Valle-Inclán (1866-1898). Santiago de Compostela: Universidade de Santiago de Compostela, 1998. 4-20.


 
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