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  —48→  

ArribaAbajoIII. Sor Juana: bibliografía. Las ediciones de Fama y Obras póstumas de Lisboa y Barcelona, 1701

In Memoriam

Para el erudito amigo y colega Pepe Durand,
echando de menos nuestras conversaciones de costa a costa28.

Hace muchos años que Antonio Alatorre, compañero de Pepe Durand en sus días de estudio en El Colegio de México, me escribió sobre la sospecha que teníamos de que la edición de Sor Juana Inés de la Cruz de Fama y obras póstumas (modernizo el título) publicada en Lisboa en 1701 precedía a la de Barcelona del mismo año. Su comentario sobre el asunto avivó nuevamente mi curiosidad sobre la cuestión, así que me puse enseguida a la tarea de revisar viejas fichas de mis primeras investigaciones bibliográficas sobre las ediciones de la monja que había realizado (con una beca de la American Philosophical Society en 1969) en la Biblioteca Nacional de Madrid; muy pronto después le comuniqué el resultado de mis pesquisas. Posteriormente volví a ello reuniendo más información, y es sólo ahora cuando me decido a ponerlo por escrito.

Cuento con que a Pepe Durand no le disgustaría del todo que la   —49→     —50→     —51→   materia de este pequeño homenaje trate con asuntos tan áridos como son los bibliográficos, cuestiones que a los jóvenes de hoy, conocedores de más interesantes teorías literarias; no les llaman la atención. Al ocuparme de ellas, sin embargo -lo he mencionado antes-, me viene a la mente lo que el hispanista inglés Edward M. Wilson, siempre preocupado en cuestiones bibliográficas, me dijo hace muchos años sobre la inutilidad que, a la larga, reportaba estudiar un texto no fidedigno, y la pérdida de tiempo que significaba el basar interpretaciones en una lectura que presenta palabras que no son las que el autor en realidad escribió, es decir, sobre la necesidad de resolver precedencias en las ediciones y de establecer textos que representen lecturas más cercanas a lo que supuestamente es el original. Puesto que los manuscritos de las obras de Sor Juana no existen29, el «original» lo constituyen las primeras ediciones de cada uno de los tres tomos de las obras de la monja que sí se basaron en originales manuscritos, los que se llevó a España la Marquesa de la Laguna y se recogieron de varias manos30. La ventaja posible de establecer la precedencia de una edición a otra, siendo las dos del mismo año como en este caso, sería que, puesto que ambas siguen a la primera edición del tercer tomo antiguo de las obras de Sor Juana, Fama, Madrid, 1700, una de ellas, siendo la primera después de ésta, hubiera en algún caso enmendado el texto de la primera edición de 1700 presentando una mejor lectura.

Para estudiar la bibliografía de Sor Juana no hay mejor lugar que la Biblioteca Nacional de Madrid; se encuentran en ella, por lo menos, un ejemplar de todas y cada una de las muchas ediciones que se publicaron a partir del año de 1689, comenzando con Inundación   —52→   castálida, en Madrid, edición basada en esos varios «papeles» de la mexicana que llevó a Madrid su amiga María Luisa Manrique de Lara, y terminando con la última edición de Fama, en la misma ciudad, de 1725. Luego, durante el resto del siglo XVIII y el XIX, como es sabido, imperó la falta de sensibilidad hacia la escritura barroca y no se hicieron más ediciones completas de la obra de la monja sino sólo parciales hasta que Alfonso Méndez Plancarte, en 1951, conmemoración del tercer centenario del nacimiento de Sor Juana, emprendió la enorme tarea de una nueva edición moderna de las obras completas de la jerónima. Hay que consignar que existen ediciones mexicanas sueltas de algunas obras importantes de la monja, cuyo texto puede presentar mejor lectura que la que hallamos en las primitivas ediciones peninsulares las cuales, éstas, salieron a luz en distintos lugares de la Península Ibérica: Madrid, Barcelona, Zaragoza, Valencia, Sevilla y Lisboa. Como es sabido y ya se mencionó, las ediciones de Sor Juana se agruparon en tres tomos, según el contenido determinado por lo que aparecía en las primeras ediciones de cada uno de ellos más adiciones o supresiones posteriores; la última edición, Madrid, 1725, consta de los tres tomos. Del tomo I hay nueve ediciones, del tomo II hay seis, y del III hay cinco (véase mi Inundación castálida, 72-75)31, todo lo cual debe darnos una idea clara de la gran fama que Sor Juana gozaba no solamente en la Corte española sino en todo el territorio peninsular, incluyendo, por supuesto, a Portugal.

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