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Elena Villamana y León Sanz "La Costa del Sol de Málaga. Guía turística", Málaga, 1960, 214 págs.

Manuel Alvar





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Elena Villamana y León Sanz, desde sus «Ediciones La Garza», acaban de publicar esta oportuna, y bellísima, descripción de la Costa del Sol. Es justicia decir que el subtítulo puede disminuir el valor de una obra que es mucho más que una guía turística, aunque sirva para seguir muy hermosos itinerarios.

Porque -dejemos aparte, y ya es dejar, la información para el viajero- este libro es un canto a las fulgurantes playas del Mediodía, una brillante antología literaria y un seguro vademecum para el hispanista en agraz. Aquí está todo. El viajero sabrá desenvolverse por hoteles y tabernas, tendrá información exacta de itinerarios y vehículos, pero en esta Guía, además, se le da un trato de digna consideración. No es para los autores -y esta fina delicadeza se la debemos a Elena Villamana- un mero semoviente que come, bebe y duerme, sino un ser dotado de emotivas sensaciones. Desde el formato de la guía hasta la última de sus páginas hay una preocupada solicitud en que tengamos en nuestras manos al mejor de los amigos, el libro. Y libro de viajes es éste que comentamos. Nada de algebraicos y deshumanados signos, sino jugosa literatura para nuestro deleite. He pensado al leer estas páginas en la Guía de Ouro Preto, de Manuel Bandeira o en las de Bahía de Brandao o J. Amado. En narraciones como las de Cela o Romero en las que el dato veraz -¡y necesario!- no está sobornado por el interés comercial de un viajante.

Cada paso nuestro por la Costa del Sol, va asegurado por un noble predecesor. Nada menos que el periplo marsellés de Avieno (siglo VI antes de Cristo) da testimonio de estas costas; después, las plumas mejor tajadas van dejando la precisión de su exactitud o el entusiasmo de su elogio. Fragmentos de Rubén Darío y de Montherland, de Sermet y de Legendre, de Grice-Hutchinson y de Waldo Frank, de Ortega y de García Lorca nos van acompañando con las voces más nobles que han sonado en elogio de estas costas afortunadas.

Para los ojos sorprendidos, Elena Villamana ha planeado unas inteligentes páginas de introducción. Bajo el hábil garbo del ensayo, está la más segura erudición. Aquí la geografía y la botánica, la etnología y la gastronomía, la música y el cante; el dialecto y la tauromaquia... Todo, todo lo que amanos de esta tierra tiene su agudo comentario y su acertada exposición. En las certeras páginas encontrarán los extranjeros la información rigurosa que necesitan para comprender las tierras que les acogen y -todos- el dato preciso, difícilmente asequible, sobre la historia o la vida local.

La ilustración de la obra corre pareja de su dignidad literaria. Espléndidas fotografías generosamente reproducidas, abundantes viñetas, poéticos dibujos de Pérez Estrada... cuanto pudiera hacer de esta Guía un libro-recuerdo, y, a no dudar, una introducción a Andalucía, se ha puesto a contribución de los futuros lectores. Por eso -por ser una obra de arte y no un índice mercantil- el elogio de este libro cabe en las páginas de una revista literaria.





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