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ArribaAbajoActo II


Escena I

 

EL TÍO LAMPREA.

 
    Bien dije yo que sin palos
no acabaría la fiesta.
No lo han de contar por gracia
los mozos de Valdearenas,
y más estando por medio 5
el terrible don Esteban.
Si no fuera por lo mucho
que ya los años me pesan,
tratándose de la honra
del lugar, el tío Lamprea 10
no estaría entre paredes
cuando los demás pelean.

 (Mira por la ventana.) 

¡Oh! aquí tenemos al novio
que viene echando centellas.
Rabiando estoy por saber 15
en qué paró la reyerta.


Escena II

 

DON ESTEBAN. LAMPREA.

 
DON ESTEBAN
    ¡Victoria por Peña-aguda!
Los de la vecina aldea
por los barrancos abajo
corren que el diablo los lleva. 20
LAMPREA
Me alegro.
DON ESTEBAN
Porque han tenido
este año buena cosecha
nos han querido afrentar;
pero no hay miedo que vuelvan
a habérselas con nosotros. 25
Bien escarmentados quedan.
LAMPREA
¿Y por qué ha sido la riña?
DON ESTEBAN
Yo te diré. En la taberna
se juntaron unos cuantos
con los de acá. Un tal Ortega, 30
a quien llaman los de allá
por mal nombre Comadreja,
con el hijo del herrero
no sé sobre qué materia
parece ser que ha tenido 35
una disputa. Babieca,
que me lo vino a contar,
dice que el de Valdearenas
es quien tenía razón;
pero ¿por qué ha de tenerla 40
siendo forastero?
LAMPREA
Ya.
DON ESTEBAN
Al instante en la refriega
tomaron parte unos y otros
como es justo; y si no fuera
porque pasó por allí 45
el síndico Juan de Urrea,
no sé en qué hubiera parado.
Los apaciguó, y en prueba
de quererse hacer amigos,
a pesar de su pobreza 50
convidaron los de acá
a los de allá con majencia.
Los de acá de buena fe
bebían largo y sin rienda,
pero los de allá... ¿Me entiendes? 55
LAMPREA
Sí; no pierdo ni una letra.
DON ESTEBAN
Los de allá, sin hacer caso
de los de acá, y con la treta
de avergonzarlos sin duda,
bebían poco y con flema. 60
Los de acá disimulaban,
porque tienen más nobleza
que los de allá. Llega el caso
de ajustar por fin la cuenta,
y en pagar por los de acá 65
todos los de allá se empeñan.
Este era ya mucho insulto;
los de acá no lo toleran;
enarbolan los garrotes
y anda la marimorena. 70
Ofendidos los de allá
quieren hacer resistencia,
pero los de acá...


Escena III

 

DON ESTEBAN. LAMPREA. DON BALTASAR.

 
D. BALTASAR
Ya el pueblo
tranquilo y triunfante queda.
Cuatro de los enemigos 75
menos ágiles de piernas
han caído en mi poder,
—38→
y ya en la cárcel se hospedan:
y por cierto que a uno de ellos
le está curando el albéitar. 80
Los demás huyeron todos.
DON ESTEBAN
Y si no, que se estuvieran
por acá; que yo les juro...
D. BALTASAR
Los prisioneros de guerra,
si no pagan una multa 85
para reparar la iglesia,
calabozo y grillos tienen
lo menos hasta la siega.
Debía estar ya empezada
la sumaría; mas no encuentran 90
en todo el lugar al bueno
de don Abundio.
DON ESTEBAN
¡Sí! Apenas
olió el peligro, escapó
más ligero que un cometa,
y puede que de correr 95
no haya parado a esta fecha.
D. BALTASAR
¡Pobre dómine!
DON ESTEBAN
Estos sabios
me estomagan, me revientan.
Siempre hablando del desprecio
de la vida, y si olfatean 100
la ocasión de aventurarla
se esconden en la bodega.
Y dale con la virtud,
y vuelta con la grandeza
de alma, y la filosofía, 105
y la farmacia, y las..., esas
palabrotas que ellos dicen;
mas nunca hacen cosa buena.
D. BALTASAR
No; todos no están cortados
por una misma tijera; 110
y, aunque rara vez del docto
la extravagancia se aleja,
siempre es útil...
DON ESTEBAN
¿Qué ha de ser?
Lo cierto es que los desdeña
todo el mundo, y casi siempre 115
andan a sombra de teja,
y nunca tienen salud,
ni protección, ni pesetas.
Vea usted si yo estoy gordo;
y todo el pueblo me inciensa; 120
y siempre alegre y de broma.
¿Qué falta me hacen las letras?
Maldita. Esto no es decir
que por un bruto me tenga.
Yo sé leer de corrido, 125
escribir, las cuatro reglas
de cuentas, y todo el Fleuri,
y he leído las novelas
de doña María Zayas,
y el Bertoldo, y la Floresta 130
española, y el Lunario
perpetuo, y muchas comedias
de esas que todas principian
con ¡Arma! ¡arma! ¡guerra! ¡guerra!
Y aquí donde usted me ve 135
ya sé tañer la vihuela
con más primor veinte veces
que el barbero que me enseña.
LAMPREA
Y sobre todo el fandango
y la jota aragonesa. 140
DON ESTEBAN
Y hago siempre de traidor
en las comedias caseras;
y la aldea se alborota
cuando canto la rondeña;
y tengo yo cierta gracia 145
natural, cierta agudeza...
¿No es verdad?
D. BALTASAR
Sí.
DON ESTEBAN
Y en fin, tengo
cuatro mil duros de renta.
Mas con tantas campanillas,
y tanta prosopopeya... 150
escandalícese usted,
no falta quien me desprecia.
D. BALTASAR
¿Quién se atreve a despreciar
a persona tan egregia?
Nombre usted al temerario; 155
haré que en la cárcel duerma.
O soy alcalde, o no soy.
DON ESTEBAN
Pues vengue usted mis ofensas.
Su hija de usted no me quiere
por marido.
D. BALTASAR
¿Se chancea
160
usted?
DON ESTEBAN
¿Qué he de chancearme?
Muy erguida y muy resuelta
me lo ha dicho.
D. BALTASAR
No hay cuidado.
Yo la haré entrar por vereda.
DON ESTEBAN
Eh, yo en parte la disculpo; 165
que al fin es una tontuela,
y no sabe cuánto vale
un marido de mis prendas.
D. BALTASAR
Pero, ¿es posible...
DON ESTEBAN
A quien yo
tengo tirria no es a ella, 170
sino a su hermano de usted
porque ha dado en protegerla.
D. BALTASAR
¿Mi hermano? ¿Quien le ha mandado
que en mis asuntos se meta?
Le diré cuántas son cinco, 175
que a mí nadie me gobierna.
¡Pues no faltaba otra cosa!
Y en cuanto a Carmen... Lamprea,
que baje aquí...


Escena IV

 

DON ESTEBAN. DON BALTASAR. LAMPREA. DON BERNARDO.

 
D. BERNARDO
Te has lucido,
Baltasar. No lo creyera 180
a no haberlo visto. ¿Así
el empleo desempeñas
de alcalde? A los forasteros
¿así acoges en tu aldea?
D. BALTASAR
¡Estamos frescos! ¿Es cosa 185
de que tú me reconvengas?
  —39→  
D. BERNARDO
Que hiciera esos desatinos
un alcalde de montera,
pase, pero ¡tú! ¡Estar viendo
que sin razón apalean 190
a los pobres aldeanos
que con vosotros se huelgan,
y perseguirlos, en vez
de castigar la insolencia
de tus convecinos! Vaya, 195
o has perdido la chaveta,
o la vara que te han dado
deshonrada está en tu diestra.
D. BALTASAR
Yo de mis operaciones
no tengo que darte cuenta, 200
y si hemos de estar en paz
modera un poco tu lengua.
D. BERNARDO
Modera el orgullo tú,
y no con tal impudencia
de la autoridad abuses. 205
D. BALTASAR
Pero ¿a qué tanta pamema?
¿Qué ha habido para que así
te alborotes?
D. BERNARDO
¡Friolera!
Por pagar o no pagar
el gasto de la taberna 210
¡andar a palos dos pueblos!
D. BALTASAR
¡Toma! ¿Y qué función de aldea
no se acaba a garrotazos?
Aquí ya nadie se altera
por semejante bicoca. 215
El año que no hay pendencia,
que sucede rara vez,
¡es tan insulsa la fiesta!
Gracias que no ha habido muertes
como en Julio por la feria. 220
Estos hombres de la corte,
que tal magisterio ostentan,
parece que no han vivido
entre gentes.
D. BERNARDO
No hay paciencia
para tal barbaridad. 225
Después que los atropellan
sin motivo, a los que prendes
en una cárcel encierras.
¡Qué horror! Las pobres familias
que con sus brazos sustentan, 230
porque tú eres testarudo
¿será justo que perezcan?
D. BALTASAR
Pues bien, que paguen la multa
y se vayan a su tierra.
D. BERNARDO
Si en eso sólo consiste, 235
yo la pago. Libres sean.
D. BALTASAR
Ya que eres tan generoso,
págala tú en hora buena.
Después iré yo a mandar
que los suelten. Me interesa 240
zanjar primero otro asunto
que me toca más de cerca.

  (A LAMPREA.)  

Anda, di a Carmen que baje
al instante.
LAMPREA
(Ahora es ella.)


Escena V

 

DON BERNARDO. DON BALTASAR. DON ESTEBAN.

 
D. BALTASAR
Ya te dije esta mañana 245
que he resuelto establecerla
con un joven del lugar,
que a su gallarda presencia
une ilustre nacimiento,
gracia, talento y riquezas. 250
DON ESTEBAN
El señor me hace justicia.
D. BALTASAR
Parece que tú aconsejas
a Carmen que se desvíe
de la voluntad paterna,
y eso es una iniquidad. 255
D. BERNARDO
Iniquidad más horrenda
es obligarla a una boda
que su corazón detesta,
y que pudiera tener
muy fatales consecuencias. 260
¿Por qué, en vez de consultar
el interés que te obceca,
no consultaste de tu hija
el gusto y la conveniencia
antes de ofrecer su mano 265
a quien es indigno de ella?
DON ESTEBAN
¿Indigno yo?... ¡Estamos bien!
¡Pues no ha dado en mala tema
el hombre! ¿Me meto yo
con usted para que venga 270
a insultarme? Pues si a mí
se me atufa la mollera...
D. BERNARDO
Hará usted probablemente
lo que hizo Cascaciruelas.
Un dómine hambriento, un pobre 275
sumergido en la indigencia,
a quien puede usted privar
del jornal que lo alimenta,
no es mucho que se acoquinen
cuando usted jura y gallea 280
señor matón; pero a mí
gracias a la Providencia,
ni con su oro me avasalla,
ni con bravatas me aterra.
D. BALTASAR
Aquí solo mando yo. 285
Poco importa que él se meta
en camisa de once varas
si usted con mi apoyo cuenta.
La chica se casará...
¡Oh! aquí viene.


Escena VI

 

DON BERNARDO. DON BALTASAR. DON ESTEBAN. CARMEN.

 
D. BERNARDO

 (Aparte con CARMEN.)  

Ten firmeza.
290
No des tu consentimiento.
Yo tomaré tu defensa.
  —40→  
CARMEN
No sé si tendré valor...
D. BALTASAR
¿Qué le dices a la oreja?
Ya lo comprendo. La animas 295
a faltarme a la obediencia.
Será en vano. Ven acá.
¿Presumes que haya en la tierra
quien te ame como tu padre?
CARMEN
Yo... no, señor.
D. BALTASAR
¿Por qué tiemblas?
300
CARMEN
(¡Triste de mí!)
D. BALTASAR
¿Qué otro afán
día y noche me desvela
sino asegurar tu dicha?
CARMEN
Es justo que así lo crea.
D. BALTASAR
Los buenos hijos a un padre 305
profundamente respetan,
no examinan sus preceptos
y le obedecen a ciegas.
D. BERNARDO
No, señor, que puede haber
excepciones de esa regla. 310
Tampoco es razón que un padre
en tirano se convierta,
y cuando...
D. BALTASAR
¿Quieres callar?
DON ESTEBAN
¿No ve usted la reverenda
pachorra con que yo espero 315
a que dicten mi sentencia?
Y eso que, hablando en verdad,
ya estoy cargado de esteras,
porque a un hombre como yo
no es razón se le entretenga 320
tanto tiempo; que más hago
yo en tomarla por parienta
que ella... ¿Está usted? Porque al fin
hay alguna diferencia
de casa a casa, y quizá 325
cuando mi madre lo sepa...
Porque..., como dijo el otro...
D. BERNARDO
¡Vaya unas explicaderas!
D. BALTASAR
Yo no te mando arrojarte
en un pozo de cabeza. 330
Te mando tomar marido,
y son pocas las doncellas
en el día que hacen ascos
a una ley tan lisonjera.
CARMEN
Yo no me opongo a casarme, 335
pero en una edad tan tierna...
Ya ve usted, diez y siete años
cumplí por la primavera.
D. BALTASAR
Edad más que suficiente
para que pagues tu deuda 340
a la patria; que no es cosa
de jugar a las muñecas
la que ya puede ser madre.
DON ESTEBAN
Ya se ve, y usté es muy bestia...
D. BALTASAR
¡Cómo...!
DON ESTEBAN
No hablo con usted.
345
Si gruñe y se hace de pencas,
teniendo un novio de a folio,
ahora que tanto escasean.
D. BALTASAR
Don Esteban hace días
que ser tu marido anhela. 350
Él ya te lo habrá insinuado.
DON ESTEBAN
¡Qué! ¿me muerdo yo la lengua?
Se lo he dicho veinte veces:
primero haciéndole señas,
en seguida de palabra, 355
y después con una esquela,
y con la guitarra luego;
que ha sido mucha fineza
estarme desgañitando
tantas noches en su reja. 360
D. BALTASAR
Me pidió tu mano en fin.
Yo, viendo entrar por mis puertas
tanto bien, y como nunca
me ha pasado por la idea
que a lo que mande tu padre 365
capaz de oponerte seas,
sin decirte nada vine
en aceptar sus ofertas.
D. BERNARDO
Mal hecho. Eso no es casarla;
eso es...
D. BALTASAR
¿Qué? Vamos.
D. BERNARDO
Venderla.
370
Pero me han de hacer pedazos
primero que lo consienta.
D. BALTASAR
Hombre, no nos interrumpas.
Deja que responda ella.
Carmen, ya te has enterado 375
de mi voluntad suprema;
y no la revocaré
si todo el mundo se empeña.
Ahora háblame sin rodeos.
Vaya, ¿el casamiento aceptas, 380
o no? No digas después
que te he casado por fuerza.
D. BERNARDO
¿Qué ha de decir la infeliz
después que tú...
D. BALTASAR
¡Qué molestia!
¿No la dejarás hablar? 385
Vamos, hija, con franqueza.
El esposo que te ofrezco
¿es de tu gusto? En la tierra
no hay un mozo tan bizarro
ni que mejor te merezca. 390
Él te ama...
CARMEN
Será verdad,
pero ¿dónde está la prueba?
Ha usado siempre conmigo
de expresiones tan groseras,
y tiene un modo tan tosco 395
de enamorar...
D. BALTASAR
¡Eh, simplezas!...
Se conoce que en amor,
tienes muy poca experiencia,
de lo cual me alegro mucho.
Así, tú llamas rudeza 400
a la amable sencillez,
y al donaire desvergüenza.
DON ESTEBAN
Y en fin, en esto de amores
cada uno tiene su escuela.
¿No es cierto, don Baltasar? 405
Si otros títeres babean,
ya le he dicho a mi futura
que no es ese mi sistema.
Yo no sufro que mis novias
—41→
por su juguete me tengan, 410
y a las primeras de cambio
les acuso las cuarenta.
D. BALTASAR
Conque vamos, yo supongo
que premiarás su terneza...
CARMEN
¡Señor!...
DON ESTEBAN
Es muy testaruda,
415
y harto será que...
CARMEN
Quisiera
poder complacer a usted
y a mi padre, pero es fuerza
hablar claro y sin rodeos,
puesto que así me lo ordenan. 420
D. BERNARDO

  (En voz baja.)  

¡Buen ánimo! Así va bien.
CARMEN
Jóvenes hay en la Sierra
que pudiera hacer felices
el señor con sus riquezas.
Mi padre lo pasa bien, 425
y soy única heredera.
Así, no debo esperar,
si mi vida le interesa,
que me sacrifique...
D. BALTASAR
¡Cómo!...
¡Qué avilantez! ¡qué soberbia! 430
¿Conque es decir...
D. BERNARDO
Es decir
que la niña no se peina
para tal novio.
D. BALTASAR
¿Qué escucho!
¿Contra un padre te rebelas?
¡Vive Dios, ingrata...
DON ESTEBAN
¡Duro!
435
D. BERNARDO
Bien merece tu indulgencia.
D. BALTASAR
No sé cómo no te mato.
CARMEN
¡Padre!
D. BALTASAR
Jamás en tu lengua
vuelva a sonar ese nombre.
CARMEN
¡Ah!
D. BALTASAR
Yo haré que te arrepientas
440
de tu osadía. ¡Dejarme
a mí feo una monuela!
¡Desvelarme por tu bien,
y darme esta recompensa!
CARMEN
Yo...
D. BALTASAR
Quítate de mi vista,
445
que la cólera me ciega.
Ven acá.

  (La coge de la mano.)  

DON ESTEBAN
Una buena zurra
le daría yo por necia.
¡Dar calabazas a un hombre 450
como yo!
D. BERNARDO

 (A CARMEN en voz baja.) 

¡Firme! No temas.
D. BALTASAR
Elige: o darle tu mano,
o podrirte en una celda.
CARMEN
¡Señor...!
D. BALTASAR
No me irrites más.
¿Quieres con la inobediencia 455
labrar tu desdicha? ¿quieres
que te abandone y te pierda?
¿quieres arrostrar el peso
de mi maldición eterna?
CARMEN
¡Ah! no, no. Me casaré 460
aunque desolada muera.
Obedeceré a mi padre.
D. BERNARDO
¡Qué escucho! ¡tanta flaqueza!
Mujer al fin.
DON ESTEBAN
He vencido.
D. BALTASAR
¡Hija mía! ¡dulce prenda! 465
Ven a mis brazos. Tu edad
al error está sujeta,
bien lo sé; pero por fin
te veo entrar en la senda
del deber. Vamos, no llores, 470

  (Le enjuga las lágrimas.)  

que ya mi enojo se templa.
¡Pobrecilla! Un tío injusto
te infundió malas ideas...
¡Vaya, no faltaba más!
¡Ahora que se presenta 475
tan buen partido, quedarte
por darle gusto soltera!
D. BERNARDO
Muy pronto cantas victoria.
Si en tu crueldad perseveras,
las leyes la ampararán. 480
Yo las reclamo por ella.
Supone muy poco un sí
arrancado con violencia.
Si ella por temor sucumbe,
yo la salvaré por fuerza. 485
D. BALTASAR
¿Cómo?...


Escena VII

 

CARMEN. DON BERNARDO. DON BALTASAR. DON ESTEBAN. DON ABUNDIO.

 
DON ABUNDIO
Cual otro Mercurio,
si es lícito que me atreva
a similitud tan alta...
D. BALTASAR
¿Viene usted con esa jerga
al cabo de tanto tiempo? 490
DON ABUNDIO
Esa canalla extranjera,
a la que ya es para mí,
pues me mantiene y alberga,
nueva dulcísima patria,
con súbita infanda guerra 495
pagó la hospitalidad.
No con apatía yerta
el riesgo de mis penates
debí mirar, que tal mengua
de una alma grande es indigna. 500
Así en la feral contienda
que hará inmortal nuestra gloria
no ha sido imbele mi diestra.
DON ESTEBAN
Miente el señor don Abundio.
DON ABUNDIO
¿Yo mentir? ¡Hórrida afrenta! 505
Si al furor que me devora
soltar osara la rienda...
Pero yo soy generoso
y perdono tanta ofensa;
que si el furor tiene altares, 510
—42→
aún tiene más la paciencia.
DON ESTEBAN
Si apenas se armó la zambra
cuando tomó usted soleta,
¿cómo...
DON ABUNDIO
Y por ventura ¿sólo
con trancazos se guerrea? 515
¿No es la pluma en este siglo
veinte veces más sangrienta?
Yo me retiré, es verdad,
mas fue a estudiar una arenga
para animar a la pugna 520
a esa milicia inexperta.
¡Qué de batallas ganó
de un general la elocuencia!
¡Ah! ¿Por qué sin escucharme
finasteis la lid horrenda? 525
Pero en esta sala al menos,
ya que no fue en la palestra,
voy a leer el aborto
de mi patriótica vena.

 (Saca un pliego de papel escrito por las cuatro caras.) 

«No de otra suerte, intrépidos guerreros, 530
que en el de las Termópilas barranco
del que azotara el Ponto las falanges
trescientos esparciatas humillaron;
o cual allá en los campos de Farsalia;
o cual allá en los mares de Lepanto; 535
o cual allá en el lago Trasimeno;
o cual allá en los muros de Cartago;
o cual allá en Clavijo do el Apóstol
seiscientos mil mató mahometanos;
o cual allá...»
D. BALTASAR
Basta, basta,
540
que ahora tengo mucha priesa.
Otra vez escucharemos
esa proclama estupenda.
DON ABUNDIO
Cuando usted la oiga verá
¡qué nervio, qué efervescencia! 545
D. BERNARDO
(Vamos, ya está visto: todos
son locos en esta aldea.)
D. BALTASAR
Secretario, venga usted
conmigo, que hay diligencias
que practicar, y es forzoso 550
volver a entablar la fiesta.
DON ESTEBAN
Y ha de tener entendido
el maestro de ciruela,
que aquí persuade un garrote
mejor que toda su ciencia. 555
DON ABUNDIO
(¡Bárbaro!)
D. BALTASAR

  (A DON BERNARDO.)  

Al señor y a mí
nos ha ofrecido su mesa
un regidor: no me esperes.
Abur.

  (A CARMEN acariciándola.) 

Adiós, hechicera.

 (Vase.) 

DON ESTEBAN
Que ustedes lo pasen bien. 560
Pronto daremos la vuelta.

 (Vase.) 

DON ABUNDIO

  (Al salir, mirando a CARMEN.)  

(¡Ay, cuál me tienen tus ojos!
¡Oh amor! ¡oh pectora caeca!
¡oh inopia!¡oh magnum Jovis
incrementum! ¡oh hijas de Eva!) 565


Escena VIII

 

DON BERNARDO. CARMEN.

 
D. BERNARDO
Al fin se han ido. ¡Qué horrible
y qué ridícula escena!
CARMEN
¡Qué desventurada soy!
D. BERNARDO
No tanto como tú piensas.
Aterrada has consentido 570
en esa boda funesta:
no importa. Procura ahora
sacar fuerzas de flaqueza.
Disimula tus pesares,
finge que estás muy contenta, 575
canta, ríe, y deja obrar
a tu tío.
CARMEN
La dureza,
las terribles amenazas
de mi padre...
D. BERNARDO
Bagatela.
Deja que amenace y jure; 580
que voces de asno no llegan
al cielo. Ea, ten valor.
Inútil es que yo emprenda
tu salvación, si después
en la estacada me dejas. 585
Recuerdo que esta mañana
me dijiste que te obsequia
otro joven...
CARMEN
Sí, señor;
y lo que más me atormenta
es el pesar que tendrá 590
cuando en los brazos me vea
de su rival...
D. BERNARDO
No me aturdas
con lamentos de novela.
Vamos al caso. Una vez
que tú le amas tan de veras, 595
será un muchacho juicioso
y de las mejores prendas.
Su familia será honrada...
CARMEN
Eso sí, es de las primeras
del país; pero... más rica 600
en virtudes que en hacienda.
  —43→  
D. BERNARDO
Eso no le hace. Y tu padre
¿sabe algo?
CARMEN
¡Ah! si lo supiera,
¡pobre de mí! Tiene horror
a toda la parentela 605
porque le han ganado un pleito.
D. BERNARDO
¿Y ha sido de consecuencia?
CARMEN
¡Qué! Puede que su valor
a cien ducados no ascienda.
D. BERNARDO
¡Vil avaro! (Ya está visto. 610
No encuentro yo aquí la piedra
filosofal.) Di, tu amante
seguirá alguna carrera...
CARMEN
Sí, señor.
¿La medicina?
¡Gran profesión! Haya guerras 615
o paces, nunca perecen
los médicos. A mil quiebras
todos vivimos sujetos,
pero el ramo de postemas,
cólicos y tabardillos 620
en todo tiempo prospera.
CARMEN
No sigue esa profesión,
aunque mucho la respeta;
y es muy humano mi novio,
aunque lo diga yo mesma, 625
para desear que Dios
nos envíe una epidemia.
D. BERNARDO
Pero en fin, ¿qué estudia? ¿leyes?
CARMEN
Sí, señor, y ya estuviera
recibido de abogado; 630
mas no puede hasta que tenga
veinte y cinco años, y cumple
veinte y dos por la cuaresma.
D. BERNARDO
¡Calla! ¿Si será... su nombre?
CARMEN
Don Felipe de Villegas. 635
D. BERNARDO
El mismo. Bien parecido,
su tez un poco trigueña,
pero sonrosada y fina;
buen talle, gentil presencia,
hermosa cara, ojos negros, 640
y así..., un aire de modestia
y de probidad...
CARMEN
Convienen
perfectamente las señas.
D. BERNARDO
¿Conque no es exagerado
el retrato? ¡Ah picaruela! 645
CARMEN
¡Cuidado que usted también...
no puede una ser ingenua.
D. BERNARDO
Poco hace le he visto en casa
del médico. Su tristeza
llamó mi atención. Supongo 650
que ya la causa penetras.
¡El pobre muchacho! Yo
no cometí la imprudencia
de preguntársela. Hablamos
de diferentes materias, 655
y de instrucción no vulgar
me dio repetidas pruebas.
Vamos, será mi sobrino.
Cuando salió de la iglesia
hablé al cura en tu favor, 660
y no dudo que intervenga...


Escena IX

 

DON BERNARDO. CARMEN. DOÑA MATEA.

 
DOÑA MATEA

  (Entra vestida como se usaba hace cien años, y hecha una furia.) 

¿Dónde está el hijo de mi alma?
¡Mi Estebanillo, la perla,
la gloria de la provincia!
D. BERNARDO
¿Qué embajada será esta? 665
DOÑA MATEA
¿Embajada? Usted verá
la embajada que le espera.
¡Picarones! ¡seductores!
¿Se ha visto maldad más negra?
Abusar de su candor, 670
burlarse de su inocencia,
¡infames! para casarle,
¿con quién? Con una cualquiera.
D. BERNARDO
Oiga usted...
DOÑA MATEA
No quiero oír.
Si esa boda se celebra, 675
tengo de dejar memoria
de mi venganza sangrienta.
CARMEN
Pero, señora...
DOÑA MATEA
¡Oh! tú eres
la encantadora sirena
que me le tiene hechizado. 680
¡Miren la gatita muerta!
¡Miren cómo sabe hacer
su negocio! Y ¡qué! ¿tú piensas
pescarle para marido?
Primero aspada me vea. 685
CARMEN
Al contrario, yo...
DOÑA MATEA
La casa
de los Oñates, y Heredias,
y Pimenteles, y Osorios,
y Castros, y Mendinuetas,
y Gamboas, ¿con un quídam 690
se ha de unir, que no se acuerda
nadie de quién fue su abuelo?
Es una infamia, una afrenta
que no la consentirá
la ilustre doña Matea. 695
CARMEN
¡Qué mujer! Pero si yo...
DOÑA MATEA
¿Qué valen las cuatro cepas,
y el pegujar, y el molino,
y las tísicas ovejas
de tu avaricioso padre? 700
Todo eso es hambre, miseria.
¿Queréis sacar la barriga
de mal año con mis rentas?
¿Queréis...?
CARMEN
¡Por Dios, oiga usted!
DOÑA MATEA
¡Hipócrita! ¡zalamera! 705
¿Tú aspiras al alto honor
de tenerme a mí por suegra?
Si al momento no desistes
de pretensión tan grotesca
te pondré donde mereces. 710
CARMEN
¿Se ha visto igual insolencia?
¿A mí usted...?
  —44→  
D. BERNARDO
Vete de aquí,
porque esta mujer chochea.
CARMEN
Mejor es, que ya estoy harta
de oír sus impertinencias. 715


Escena X

 

DON BERNARDO. DOÑA MATEA.

 
DOÑA MATEA
¡Cómo! Ella es la impertinente,
y atrevida, y mala hembra,
y...
D. BERNARDO
Señora, tenga usted
un poco más de prudencia.
La habrán informado mal 720
sin duda. Cuando usted sepa...
DOÑA MATEA
Todo lo sé, sí, señor,
y conmigo no se juega.
¿Está usted? Don Baltasar
¿qué hace, que no se presenta? 725
D. BERNARDO
Salió hace poco con su hijo
de usted a unas diligencias...
DOÑA MATEA
¡Pues! Serán las de la boda.
D. BERNARDO
Tal vez.
DOÑA MATEA
¿Y con esa flema
lo dice usted? No lo extraño, 730
porque usted también husmea
la sopa boba.
D. BERNARDO
¿Yo?
DOÑA MATEA
Usted,
pero es en vano. Aunque venda
la camisa...
D. BERNARDO
¡Si yo soy
el que...
DOÑA MATEA
Pues, el que desea
735
la perdición de su hermano;
el que a la niña aconseja
pensamientos tan altivos;
el que engatusa a mi Esteban;
el que...
D. BERNARDO
Si usted me dejase
740
explicarme...
DOÑA MATEA
El que se mezcla
en lo que no le compete.
D. BERNARDO
No hay tal cosa. Yo quisiera...
DOÑA MATEA
Mas yo escribiré a mi tío
el conde de la Verbena... 745
D. BERNARDO
Que Carmen fuese feliz.
No es posible que lo sea...
DOÑA MATEA
Y a mi cuñado el maestrante,
y a mi prima la abadesa...
D. BERNARDO
Con su hijo de usted. ¿Qué vale 750
el caudal que usted pondera...
DOÑA MATEA
Y al corregidor de Soria,
y al gobernador de Ceuta...
D. BERNARDO
Cuando el corazón... (No me oye.)
¡Señora! ¡Maldita seas! 755
DOÑA MATEA
Y al intendente de Murcia,
y al cabildo de Sigüenza.
D. BERNARDO
¿Es usted mujer o sierpe?
(¿Dónde estoy?) Con una recua
de demonios, ¿quiere usted 760
oírme?
DOÑA MATEA
¡Raza perversa!
¡Canalla!
D. BERNARDO
(Si no la dejo,
voy a perder la cabeza.
Sudo como un galeote.)
DOÑA MATEA

 (Abanicándose muy aprisa.)  

¿No lo dije? La jaqueca. 765
D. BERNARDO
¡Qué maldecido lugar
y qué excomulgada vieja!


Escena XI

 

DOÑA MATEA.

 
DOÑA MATEA
    ¡Oiga usted!... ¡Gente ordinaria!
¡gente incivil y grosera!
¿Y se han de burlar de mí? 770
¡Uf! La cólera me ciega.
Hasta encontrar al alcalde
correré de ceca en meca,
y donde quiera que esté
le he de arrancar las orejas. 775



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