Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice Siguiente


Abajo

El caballo del rey don Sancho

Comedia en cuatro jornadas y en verso

José Zorrilla



Aprobada para su representación por la Junta de Censura de los Teatros del Reino, en 30 de Diciembre de 1849



PERSONAJES
 

 
DON SANCHO EL MAYOR,   rey de Navarra.
LA REINA,   su mujer.
EL INFANTE DON GARCÍA.
DON RAMIRO.
GISBERGA.
DON PEDRO SESÉ,   caballerizo mayor del rey.
ARJONA.
JUAN.
MELENDO.
Soldados.
Caballeros.
Pajes.
Reyes de armas.
Jueces del campo.
Pueblo.
 

Año 1030 de N. S. J. C.

 




ArribaAbajoJornada I

 

Interior de un aposento de casa rústica, que ocupa la mitad del escenario, cuyos adornos consisten en utensilios de caza. Este aposento tiene una puerta á la derecha y dos en el fondo; de estas dos la una es una alcoba, la otra es la salida y entrada. Á la izquierda una ventana con reja de madera. La parte exterior del teatro figura la ladera de un montecillo, cuyo horizonte se cierra con montañas en que se abren varios senderos.

 

Escena I

 

GISBERGA en el aposento. JUAN bajando por la montaña.

 
GISBERGA
Ya va avanzando la noche,
y fría y lóbrega cierra,
¡y aun no vuelven!...; pero siento
pasos. ¿Quién es?

 (Asomando á la ventana.) 

JUAN

 (Desde fuera.) 

Yo.
GISBERGA
Ya llegan.
 

(Abre GISBERGA, y entra JUAN con caza y perros.)

 
¿Y tu amo?
JUAN
Pues ¿no ha venido?
5
GISBERGA
No.
JUAN
Habrá alzado alguna pieza.
GISBERGA
Mas ¿dónde está?
JUAN
Tras mí viene.
Le dejó junto á la peña
del puente, donde los perros
se nos plantaron de muestra. 10
GISBERGA
¿Tan de noche y sigue rastro?
JUAN
¡Qué queréis! Si no le deja
la afición. Díjome al irse
que á espacio á casa volviera,
que de cerca me seguía; 15
mas al pie de aquella cuesta
le he esperado largo rato,
y ya creí que me hubiera
adelantado, tomando
por el atajo.
GISBERGA
Pues, ea,
20
que te ayude el africano
á descargar, y Teresa
que apronte una buena lumbre.
JUAN
Sí, ¡por Dios! que ahora comienza
una lluvia tan menuda, 25
que cala.
GISBERGA
Pues date priesa.
JUAN
Allá voy. ¡Bien lo hemos hecho!
Molidas traigo las piernas.


Escena II

 

GISBERGA. DON GARCÍA baja por las montañas, acercándose á la casa y dando instrucciones á los que lo acompañan para lo que pasa en las escenas posteriores. DON GARCÍA se adelanta solo.

 
GISBERGA
¿Tan tarde y solo en el monte,
y ahora que anda tan revuelta 30
Navarra, y el Rey ausente
haciendo á los moros guerra?
Mas... sí..., estoy sintiendo pasos;
él es..., sin duda

 (Mira por la ventana.) 

se acerca:
¿eres tú?
DON GARCÍA
Yo soy.
GISBERGA
Aguarda,
35
que voy á abrirte la puerta.

 (Lo hace.) 

Entra, amor mío... Mas ¡cielos,
no es él!
DON GARCÍA
No, no es el que esperas
tan afanosa y amante,
pero es otro cuyas huellas 40
sólo traen rastro seguro
cuando hacia ti se enderezan.
GISBERGA
Señor caballero, basta,
basta de vanas protestas
de un amor que simpatía 45
en mi corazón no encuentra.
Dos veces me habéis buscado,
y dos veces por sorpresa
habéis llegado hasta mí
aprovechando la ausencia 50
de las gentes de mi casa.
DON GARCÍA
Aparta, serrana bella,
el ceño adusto, que entolda
tus miradas hechiceras.
¿Qué haces entre los peñascos 55
de estas montañas desiertas,
donde el sol de tu hermosura
tan breve horizonte encuentra?
Ven, abandona conmigo
estas paredes de tierra, 60
para habitar un palacio
y ver á tus plantas puesta
toda una corte ostentosa,
toda la Navarra entera.
GISBERGA
Si no me enojaran tanto 65
vuestras lisonjas molestas,
á fe que reir me harían
tan colosales promesas,
porque tan grandes no fuesen
si fuesen más verdaderas. 70
Toda Navarra: ¡ahí va poco!
¿Y á quién? ¡A una lugareña!
DON GARCÍA
¡Ay, serrana, que es tan falso
tu pecho como tu lengua,
y para enviar en palabras 75
tus pensamientos á ella,
lo que crees y lo que dices
tu astuto corazón trueca!
¿Serrana tú? ¿Tú villana?
Aunque ese sayal que llevas 80
y esa toca te disfraza,
en vano engañarme intentas;
que no hay serrana que arome
con tal cuidado las trenzas
que en agujas de oro prendes, 85
y acaso con nácar peinas.
Villana que en los arroyos
se lava y al sol expuesta
y al aire libre ha pasado
diez y nueve primaveras, 90
no tiene tan transparentes
las manos á torno hechas.
GISBERGA
Tened las torpes palabras
que me indignan y avergüenzan,
ó alguno tal vez que puede, 95
á la garganta os las vuelva.
DON GARCÍA
¿Quién, el jayán que allá dentro
enciende la chimenea?
¿Con qué? ¿Tal vez con el látigo
con que á los galgos encierra? 100
GISBERGA
Caballero!
DON GARCÍA
¿Ó es el otro
que de misterios se cerca,
y aquí entre misterios pasa
su misteriosa existencia,
dando al necio vulgo pábulo 105
para harto absurdas consejas?
GISBERGA
¿Qué decís?
DON GARCÍA
Lo cierto digo.
Toda la comarca entera
ya de vosotros murmura
y de vosotros se aleja. 110
La misma corte, Pamplona,
ya en vosotros tiene puesta
su atención, y aseguraros
á mí me encarga la Reina.
GISBERGA
¡Cielos!
DON GARCÍA
Ahora bien, hermosa,
115
mi valor y mi nobleza
me han colocado en Navarra
de la Real familia cerca.
Yo te amo, y yo solo puedo,
si no esquivas tal oferta, 120
librarte de los peligros
que sobre ti se aglomeran.
GISBERGA
Idos, señor caballero,
y no os fatiguéis la lengua
en promesas ni amenazas 125
que quien las oye desprecia.
Decís que los que habitamos
esta marañada selva
damos al vulgo que hablar
y que temer á la Reina; 130
pues bien, la Reina y el vulgo
cuando les plazca que vengan,
y verán desvanecidas
tan injuriosas sospechas.
DON GARCÍA
Mucho de tu causa fías; 135
mas ¿sabes que malas lenguas
por espías os delatan
de los moros?
GISBERGA
¡Tal afrenta!
¡Espías!
DON GARCÍA
Tal lo murmuran;
y las nocturnas escenas 140
que dicen que en este valle
pasan (que serán quimeras),
mas que ante el vulgo ignorante,
que todo mal lo interpreta...
GISBERGA
¿Qué?
DON GARCÍA
De magos os acusan,
145
de quirománticas ciencias
profesores ó secuaces...
¡Qué sé yo!
GISBERGA
Dios nos proteja.
¡Espías y nigromantes!
DON GARCÍA
Que son crímenes que llevan 150
á los unos á la horca,
á los otros á la hoguera.
GISBERGA
¡Por Dios, señor caballero,
que patrañas tan groseras
los nobles y cortesanos 155
es imposible que crean!
DON GARCÍA
Que aquí un espíritu habite
que impalpable se aparezca
bajo mil formas distintas,
ya en el llano, ya en la vega; 160
que aquí, con otros espíritus,
nocturnas rondas emprendan,
y otras semejantes fábulas
que cuenta la chusma crédula,
no puede creerlo nadie 165
que cinco sentidos tenga;
mas ¿quién en vuestros encantos
no creerá si á ver llega
los poderosos hechizos
que atesora tu belleza? 170
¿Qué mas filtro que tus ojos,
que filtran y que penetran
los corazones más duros,
que entre sus rayos se queman?
GISBERGA
Idos, caballero, idos; 175
vuestro amor, vuestras ofertas,
ni puedo admitirlas yo,
ni á poder, las admitiera.
Idos, por Dios, caballero,
que estoy temiendo que vuelva 180
quien puede de estas palabras
pedirnos á entrambos cuentas.
Salid de aquí.
DON GARCÍA
En vano trazas
una inútil resistencia;
un solo criado en casa 185
tienes, y la casa cercan
quienes de ese otro que dices
sabrán defender las puertas.
Mira.
 

(La hace mirar por la ventana y ver los monteros que rodean la casa.)

 
GISBERGA
¡Gran Dios!
DON GARCÍA
Y si viene
le prenderán...; conque piensa 190
que tengo mucho poder,
que traigo gente resuelta,
que te amo, y que has de ser mía
por voluntad ó por fuerza.
GISBERGA
¡Cielos! ¿Quién es este monstruo 195
que así ultraja la inocencia,
y los respetos más santos
tan sin pudor atropella?
¿No hay quien contra ti me ampare?
DON GARCÍA
No; no hay nadie; en vano esperas 200
que en el que fías te escuche
ni á darte socorro venga,
no; que aunque ese hombre no diese
cual da á la corte sospechas
con su misteriosa vida, 205
por quererte la perdiera.
GISBERGA
Primero habrás de matarme
que yo en seguirte consienta.
DON GARCÍA
Pues bien, si no vas amante,
te arrastraré prisionera 210
 

(Va á volverse para salir, y por una de las puertas del fondo aparece DON RAMIRO.)

 


Escena III

 

DON GARCÍA, DON RAMIRO y GISBERGA.

 
GISBERGA
¡Ah!
DON GARCÍA
¡Santo Dios!
DON RAMIRO
Buenas noches.
¡Hola! Bien venido sea
el príncipe don García
á mi mísera chozuela.
GISBERGA
(¡El Príncipe!)
DON GARCÍA
(Me conoce.)
215
DON RAMIRO
Pero parece que os deja
mi llegada algo turbados.
Qué, ¿os enoja mi presencia?
¡Vaya, perdonad por hoy,
no es justo que al raso duerma 220
teniendo casa..., ¡mal rayo!
y ahora que zaracea!
Mas ¿qué mil diablos tenéis?
¿Os habéis vuelto de piedra?
Ea, señor, animaos, 225
que aunque no son mis riquezas
más que de vasallo, aun puedo
ofreceros cama y mesa!

 (Á GISBERGA.) 

Di á Juan que abrevie, que el Príncipe
pasó la jornada entera 230
cazando, y tendrá apetito:
(y á presentarte no vuelvas).


Escena IV

 

DON GARCÍA y DON RAMIRO.

 
DON RAMIRO
Y ¿en qué pensáis?
DON GARCÍA
¿Por dó entrasteis?
DON RAMIRO
¿No lo visteis? Por la puerta.
¿Ó juzgáis que sea brujo 235
que entro por las chimeneas?
Ya sé que el vulgo lo dice,
pero ¿yo?... ¡Vaya una idea!

 (Riéndose.) 

DON GARCÍA
Acabemos de una vez,
¡voto á Dios!..., quienquier que seas... 240
DON RAMIRO
¡Ésta es mejor! ¿Estáis loco?
Pues me gusta la manera
de pagarme el hospedaje!
¡Bah! Dejad la espada quieta
y cenemos en sosiego, 245
que es lo que nos interesa.
DON GARCÍA
(No sé qué es lo que me pasa:
jamás vi tanta impudencia.)
DON RAMIRO
Conque ¿qué hay nuevo en la corte?
¿Qué es lo que se sabe en ella 250
de don Sancho vuestro padre?
¿Avanza mucho en la guerra
con los moros?
DON GARCÍA
Los navarros
siempre en las campañas llevan
lo mejor, y hombre es mi padre 255
ante quien calla la tierra.
DON RAMIRO
¡Bien dicho, viven los cielos!
 

(Sacan en un canastillo platos, manteles; etc.)

 
Pero aquí está ya la cena,
y pues que viene a propósito,
vaciemos una botella 260
con un brindis á don Sancho
y á su pronta y feliz vuelta.

 (Llena las copas y le ofrece una.) 

Tomad.
DON GARCÍA
Yo no bebo.
DON RAMIRO
¡Cómo!
Mirad que así las sospechas
corroboráis de quien dice 265
que esperáis con impaciencia
la muerte de vuestro padre
para heredarle la hacienda.
DON GARCÍA
¡Villano!
DON RAMIRO
Bebed entonces,
y brindemos porque vuelva. 270
DON GARCÍA
No bebo nunca.
DON RAMIRO
¡Ésta es otra!
Pues ¿qué hacéis en esas fiestas
y en esas orgias en que
pasáis las noches enteras?
¡Bah, bah! Tomad esa copa 275
y sin recelo bebedla,
que no es mano de traidor,
señor, quien os la presenta.
DON GARCÍA
Hablemos de una vez claro,
que siento que mi paciencia 280
se va menguando, y escúchame.
DON RAMIRO
Hablad.
DON GARCÍA
Quienquiera que seas,
ya hombre vulgar como todos,
ya ministro de esa ciencia
diabólica y misteriosa 285
que lo escondido penetra;
siquiera fueres el mismo
espíritu de tinieblas,
hombre soy en cuyo pecho
ningún vil temor se alberga, 290
que he nacido en regia cuna
y sangre de rey me alienta.
Cómo he venido á esta casa,
y á qué, no creo que deba
á tus ojos esconderse, 295
y esas ambiguas maneras
que usas conmigo, intenciones
recónditas manifiestan.
Pues bien; de una vez declárate,
que á mí nada me amedrenta 300
cuando en la ocasión me encuentro.
DON RAMIRO
¡Bah! Todo eso es bagatela;
aquí estáis en vuestra casa,
aunque os roa la conciencia
al acordaros del modo 305
con que habéis entrado en ella.
Pero eso no es dé cuidado.
Si os pareció hermosa Elena,
si á galantearla vinisteis,
si os rechazó esquiva ella, 310
todo eso es muy natural
y no sale de las reglas:
vos ignorabais que es de otro,
y ella ignoraba quién erais.
Y en cuanto á esos temores, 315
que parece que os inquietan,
sobre quién soy ó quién no,
sólo son vanas quimeras.
Confieso que hago una vida
montaraz en estas peñas, 320
y que á veces tengo antojos
tan raros y tan diversas
costumbres de las que suelen
los hijos de Adán y Eva,
que tiene razón el vulgo 325
cuando me hace en mil consejas
el héroe misterioso
y el poder que las maneja.
Mas veo que estáis inquieto
y que volvéis con frecuencia 330
los ojos á esa ventana.
¡Ah! Ya caigo: bajo de ella
habéis la gente apostado
para que os guarde la puerta.
Bien hecho; pero si os place 335
mandaré que en mis paneras
los alojen, que hace frío
y ningún peligro altera
la comarca Juan...
JUAN

 (Saliendo.) 

Señor...
DON RAMIRO
A ésos que allá bajo esperan 340
hospedaje da y regálalos
con todo cuanto apetezcan.
DON GARCÍA
(¡Cielo santo! ¿Qué hombre es éste?
Mas disimular es fuerza,
pues tanto en sí no podría 345
fiar si solo estuviera.)
Gracias, huésped; mas son muchos
y os van á causar molestia...
DON RAMIRO
Nada de eso.
DON GARCÍA
A más, ya es tarde,
y en esa vecina aldea 350
nos esperan los caballos
y monteros.
DON RAMIRO
¡Qué simpleza!
¿Ir á atravesar el valle
con una noche como ésta?
No, no; aquí la pasaréis, 355
y mañana, cuando vuelva
el claro sol, todos juntos
á la corte iremos. Ea,
remitid, pues, los cumplidos
y sentaos. Nada alegra 360
ni entona mejor á un hombre,
que un par de viandas recias
y un par de sabrosos tragos
de pura sangre de cepa.
DON GARCÍA
Sea: ¿por qué como huésped 365
despreciar tales ofertas
con mala cara? Escanciad,
y brindo á vuestra franqueza,
y á los ojos de esa hermosa,
sea de vos lo que sea... 370
DON RAMIRO
Sí, sí, bebamos en tanto
que se pasa la tormenta,
y con la copa en la mano
la mañana nos sorprenda.
Bebed, y el ceño severo 375
desembozad.
DON GARCÍA
Sí, ¡por Dios!
que veo, huésped, en vos
un bizarro compañero.
DON RAMIRO
Dispuesto á cuanto gustéis,
sea de paz ó de guerra. 380
DON GARCÍA
Fama por toda esta tierra
de gran corazón tenéis.
Dicen que en estas montañas
no hay quien os resista un bote,
ni fiera á quien no acogote 385
vuestro puño.
DON RAMIRO
¡Bah! Patrañas:
no niego que soy osado;
y cual veis recio y fornido,
jamás me he visto vencido
cuando á reñir me han sacado. 390
Pero no habléis de ello vos.
Con justador tan famoso,
el jayán más vigoroso,
¿qué tiene que ver?
DON GARCÍA
¡Por Dios,
que á ser como bravo noble, 395
y príncipe cual vasallo,
jinete en un buen caballo
y con buen lanzón de roble,
en cierta fiesta que espero
dar muy pronto, me holgaría 400
teneros de parte mía
como al mejor caballero!
DON RAMIRO
Lo siento de corazón,
mas no es posible.
DON GARCÍA
Me pesa.
DON RAMIRO
Me he metido en otra empresa 405
de más especulación.
DON GARCÍA
¿De más? Ignoráis la mía.
DON RAMIRO
Yo nada ignoro, señor.
DON GARCÍA
Esto salvo.
DON RAMIRO
Es un error
que padecéis, don García. 410
DON GARCÍA
Yo no creo á ningún hombre
con sobrehumano poder,
y mal podéis vos saber
lo aquí aún...
DON RAMIRO
No os asombre;
bien sé que con tanta maña 415
conducís vuestros secretos,
que aun los que están más sujetos
en la red de su maraña
su parte saben no más
y aunque á soltarse llegara 420
cualquier nudo, no soltara
el nudo de los demás.
Y está bien; pues de ese modo
contáis seguro vivir.
Mas ¿no hais oído decir 425
que el diablo lo sabe todo?
DON GARCÍA
Voto á...
DON RAMIRO
¡Bah! No os enojéis
si en vuestro secreto os hablo;
es porque al cabo, del diablo
ocultarlo no podéis. 430
Parece que esto que os digo,
algo en vuestro ánimo influye;
mas el vulgo me atribuye
cierto prestigio... ¡Ay, amigo!
¡El diablo es gran personaje! 435
Y en todas artes maestro,
no hay humano que en lo diestro
ni en lo sabio le aventaje.
Mas ya es hora de dormir;
en lo dicho meditad, 440
y consecuencia sacad
de aquí para el porvenir.
En esta alcoba tenéis
blanda cama; si queréis,
dadme hora en que se os despierte 445
para partir á Pamplona.
DON GARCÍA
Enviadme á Lucas de Arjona,
y yo haré con él de suerte
que sin que se os incomodo
yo esté servido, y mi gente 450
esté á hora competente
pronta á lo que me acomode.
DON RAMIRO
Voy á enviárosle, señor.
Dios os guarde.
DON GARCÍA
El os asista.
DON RAMIRO
(No te perderé de vista.) 455
DON GARCÍA
(No te escaparás, traidor.)


Escena V

 

DON GARCÍA.

 
¿Quién es este hombre, gran Dios?
¿Será cierto que penetre
mis ocultos pensamientos?
¡Imposible! ¡Finge, miente! 460
Mis secretos han vivido
dentro de mi pecho siempre,
y nadie hay que por mi boca
sepa más de lo que debe.
Mas ¡por Dios, que sus misterios 465
ciego y confuso me tienen,
y sus palabras me abisman
en mil varios pareceres!
Que me conoce está claro.
que me respeta parece; 470
mas tanto en sí mismo fía,
que no sé de él lo que piense.
¡No! ¡Imposible! ¡Nada sabe!
Sospechas tal vez tan débiles
serán, que de conjeturas 475
no han de pasar...Y me advierte
que sabe mucho...Me cita
la destreza con que siempre
me conduzco... ¡Eh! ¡Frase ambigua
con que sondarme pretende! 480
¡Bah! Cree, sin duda, que yo
al vulgo crédito preste
y por el diablo lo tome.
Mas ¡juro á Dios que le pese!
¡Ay de él como entre mis manos 485
á dar por fortuna llegue!
Todo su infierno y sus magias
contra mí no han de valerle.
Sí: fuerza es, de todos modos,
de tal hombre deshacerse; 490
si ignora, por lo que intenta;
si sabe, por lo que puede.
Mas ¡tarda Arjona!... Si acaso
no me lo envía... ¡Ah! Ya viene.


Escena VI

 

DON GARCÍA y LUCAS DE ARJONA.

 
DON GARCÍA
¿Qué es esto, Arjona?
ARJONA
¿Qué es esto,
495
señor?
DON GARCÍA
Lo ignoro á estas horas.
ARJONA
Y yo también.
DON GARCÍA
Ese huésped
con tanta doblez se porta,
que aun me mantiene indeciso
entre el temor y la cólera. 500
¿Y mis monteros?
ARJONA
Lo mismo
que vos. Han pasado cosas
allá abajo, que del vulgo
las hablillas corroboran.
DON GARCÍA
¿Cómo?... ¡Qué dices!
ARJONA
Que el diablo
505
parece que cartas toma
en el juego de esta noche.
DON GARCÍA
Pues ¿qué pasa?
ARJONA
Es una historia.
DON GARCÍA
Habla; sepámosla pronto
y evitemos...
ARJONA
Ante todas
510
cosas, señor, es preciso
que sepáis que, con faz torva,
cuando hacia aquí me condujo
el huésped, me dijo: «Arjona,
si en algo estimas tu vida, 515
dile á tu amo que en todas
las paredes de esta casa,
ojos, oídos y bocas
hay, que ven, oyen y cuentan
lo que entre ellas pasa».
DON GARCÍA
¡Hola!
520
Pues en cuenta lo tendremos.
Lucas, por si acaso, ronda
por esos cuartos vecinos;
en todas las puertas dobla
los pasadores; en esa 525
antesala las dos hojas
cierra de la puerta, mientras
yo voy á ver si en esta otra
hay salida ó escondite,
y luego se hará en la alcoba 530
igual registro, veamos.
 

(DON GARCÍA y ARJONA entran y salen; DON GARCÍA por la derecha y ARJONA por el fondo.)

 
ARJONA
Aquí hay una puerta sola,
sin más ventana ni armario
ni trasto que se interponga;
la pared lisa y no más. 535
DON GARCÍA
Lo mismo pasa en esta otra
cámara; ni en esta alcoba

 (La del fondo derecha.) 

tampoco hay nada: habla, pues;
ya estamos, Lucas, á solas.
Y cercado este aposento 540
de cámaras espaciosas
y solitarias, no hay miedo;
conque siéntate, y di, Arjona.
ARJONA
Pues atendedme, señor:
tenía yo con mi tropa 545
toda esta casa maldita
circundada á la redonda,
cuando salió de ella un hombre
y enderezó á mi persona;
díjome que vos pasabais 550
la noche aquí: en una copa
como un pilón de una fuente,
nos hizo echar una ronda.
Después nos condujo él mismo
á una casucha á ésta próxima, 555
diciendo que allí tendríamos
que cenar con vuestras sobras,
pues tal era vuestra orden.
DON GARCÍA
¡Cuerpo de tal! De mi propia
boca debiste venir 560
á tomarla.
ARJONA
Esa fué cosa
que me ocurrió, mas no pude
ponerla, señor, por obra.
Me sentaron á la mesa,
trajeron con qué hacer boca, 565
y el que hacía de Anfitrión
no me dejó á sol ni á sombra.
Yo ya intenté á la deshecha
colarme por una y otra
cámara, mas él siguióme 570
como sirviéndome. Sorda
desde entonces la sospecha
me royó el alma. Así toda
la casa anduvimos ambos,
y á nadie topé. Una olla 575
de agua al fuego vi no más
en la cocina, y seis lonjas
de jabalí en las parrillas:
¡para cuarenta, gran cosa!
Mas ¡juzgad de mi sorpresa 580
cuando vi que una tras otra
sirvieron ricas viandas
y buen vino en tazas hondas!
DON GARCÍA
Es que tendrán las cocinas
en otra parte.
ARJONA
Es que ahora
585
viene lo mejor: la mesa
nos la serviría una moza
como un sol.
DON GARCÍA
Pues ¡gran pedrada!
ARJONA
Mas como las licenciosas
lenguas de vuestros monteros 590
al momento se desbocan,
empezaron á hacerse agua
con la niña.
DON GARCÍA
Y vergonzosa,
¿se os escabulló?
ARJONA
Y aquí entra,
lo más negro de la historia: 595
en su lugar á servirnos
entró, bajo horrible forma...
DON GARCÍA
¿Alguna vieja?
ARJONA
Peor:
el mismo diablo en persona;
un etíope, con la cara 600
más obscura que la sombra.
Quedámonos como piedras,
pues nos trajo á la memoria
las consejas que se cuentan
de esta casa; mas Luis Torras, 605
que tiene un vino insolente
y un alma como hay muy pocas,
le preguntó por la chica.
El etíope, á la boca
se llevó la luz, y abriéndola, 610
nos mostró las fauces rojas,
mas sin lengua. En esto el huésped
entró, y héme aquí.
DON GARCÍA
Me asombra
tu relato, tanto más,
cuanto que aquí he visto cosas 615
que me dan que sospechar
alguna traición, Arjona.
ARJONA
¡Cómo!
DON GARCÍA
Al instante, es preciso
que de esta casa salgamos,
y á sus dueños sorprendamos. 620
ARJONA
Mas sin que demos aviso
á la gente...
DON GARCÍA
¿Es muy distante
donde se aloja?
ARJONA
Si fuera
posible que yo saliera
de aquí, todo era un instante. 625
Están en unas paneras
á este edificio contiguas.
DON GARCÍA
Bueno: á tus mañas antiguas
vuelve; ¿escalador no eres?
ARJONA
Me llevaba en su partida 630
vuestro padre en los asaltos.
DON GARCÍA
Ea, pues, mayores saltos
habrás dado en esta vida.
Salta por esa ventana.
ARJONA
Pero, señor, ¿y la reja? 635
DON GARCÍA
Es de palo, y está vieja.

 (La rompe.) 

Ya está rota; tierra gana
en cuanto afirmes el pie,
y ven con mi gente á mí.
ARJONA
Pero ¿y vos?
DON GARCÍA
Tranquilo aquí
640
vuestra vuelta aguardaré;
que es muy astuto el patrón,
y es fuerza que le imitemos
si salir bien pretendemos.
ARJONA
Príncipe, tenéis razón. 645
DON GARCÍA
Si vuelves, los más bizarros
mete por aquí conmigo;
queden los demás contigo,
y Cristo con los navarros.
ARJONA
Voy, pues.
 

(Baja por la ventana; DON GARCÍA le ayuda.)

 
DON GARCÍA
Arjona, con tiento.
650
 

(Aparece DON RAMIRO por el fondo derecha.)

 
ARJONA
Soltadme; ya estoy seguro.
DON GARCÍA
Vé, que con el huésped, juro
que he de hacer un escarmiento.


Escena VII

 

DON GARCÍA y DON RAMIRO.

 
DON RAMIRO
Decidlo bajo.
DON GARCÍA
¡Gran Dios!
¿Vos aquí?
DON RAMIRO
Viéndolo estáis.
655
DON GARCÍA
Mas ¿cómo? ¿Por dónde entráis?
DON RAMIRO
Por dónde, no es para vos.
Tratáis de iros, don García;
en buen hora, libre os dejo;
mas escuchadme un consejo 660
que os interesa, á fe mía.
Hay un hombre que os espía,
que sabe cuanto intentáis,
que os escucha cuando habláis,
que cuanto pensáis sorprende, 665
que os penetra y os comprende
aun lo que á solas soñáis.
Mirad, pues, lo que emprendéis,
porque si no andáis con tino,
en vuestro mismo camino 670
es fuerza que os le encontréis.
Y sé que á nadie teméis,
que alienta sangre Real
vuestro valor proverbial;
mas mirad que hay experiencia 675
de que es la mala conciencia
el contrario más fatal.
DON GARCÍA
Pues conoces mi valor
y estás viendo que te escucho,
verás que no temo mucho 680
tu vaticinio impostor.
No, no me infunden pavor
las extrañas aventuras
de que con artes obscuras
me has hecho el juguete aquí, 685
pues cuanto sepas de mí
no serán más que imposturas.
DON RAMIRO
¿Queréis que hora á hora os cuente
cuanto hoy por vos ha pasado?
DON GARCÍA
¡Va!
DON RAMIRO
Pues bien: ¿no habéis estado
690
hoy en la ermita del puente?
DON GARCÍA
Sí.
DON RAMIRO
¿No habéis á vuestra gente
puesto y día señalado?
DON GARCÍA
Sí.
DON RAMIRO
¿No enviasteis á cada uno
un emisario diverso, 695
para que en un caso adverso
no lo pierda todo alguno.
DON GARCÍA
Sí.
DON RAMIRO
¿No es la última señal
para que rompan la valla,
el caballo de batalla 700
y el paramento Real
de vuestro padre?
DON GARCÍA
¡Ah!
DON RAMIRO
Si en él
salís jinete á pasearos,
al volver, ¿no han de aclamaros
rey de Navarra?
DON GARCÍA
Sí.
DON RAMIRO
Y fiel
705
vuestro bando á estas señales,
¿no estará en tranquilidad
si salís por la ciudad
sin los paramentos Reales?
DON GARCÍA
Sí.
DON RAMIRO
Y la Reina, vuestra madre,
710
que es quien os estorba sólo,
¿no acaba de ser con dolo
acusada á vuestro padre...
DON GARCÍA
¡Cielos!
DON RAMIRO
De un crimen horrible
de adulterio?
DON GARCÍA
¡Santo Dios!
715
DON RAMIRO
Y el acusador sois vos...,
que me parece increíble.
DON GARCÍA
Sí, todo es cierto.
DON RAMIRO
¡Pardiez!
En ese caso, señor,
estudiad para otra vez 720
vuestro papel de traidor.
DON GARCÍA
Pesadilla, espectro, ú hombre
que mis secretos más graves
cual yo mismo lees y sabes...
¿quién eres? ¿Cuál es tu nombre? 725
DON RAMIRO
¿Confesáis que cuanto os hablo
es la verdad, don García?
DON GARCÍA
Sí.
DON RAMIRO
Pues soy desde este día
vuestro ángel ó vuestro diablo.
Doquiera tras vos iré, 730
uniré á vos mi destino,
vuestro malo ó buen camino,
diablo ó ángel, seguiré.
DON GARCÍA
¡El diablo! Invención grosera
que sólo en el vulgo cabe; 735
mas oye, quien tanto sabe,
fuerza es que me mate ó muera.
Nadie me amedrenta, no;
puédeme el diablo vender,
y aquí el diablo ha de caer, 740
ó aquí bajo él caeré yo.
DON RAMIRO
Tened: caerá uno, sí,
mas advertid, don García,
que ni hoy ha de ser el día,
ni el sitio ha de ser aquí. 745
Por esa noble matrona
tiempo vendrá en que lidiemos,
y uno de los dos caeremos.
DON GARCÍA

 (Con la espada en la mano.) 

Cúbrete, pues.
DON RAMIRO
No; en Pamplona.
 

(DON RAMIRO al fin de esta escena se habrá ido retirando al fondo hacia la puerta por donde salió, la cual cierra de repente, dejando á DON GARCÍA solo en la escena. Al mismo tiempo sale por fuera de la casa ARJONA con monteros y caballerizos, con armas y antorchas. DON GARCÍA se abalanza á la puerta por donde entró DON RAMIRO, y ARJONA sube al mismo tiempo por la ventana, y varios tras él.)

 


Escena VIII

 

DON GARCÍA, ARJONA y monteros.

 
ARJONA

 (Entrando por la ventana.) 

¡Señor!
DON GARCÍA
¡A mí, Arjona, á mí!
750
ARJONA
¡Sus, pues! ¡Arriba!
DON GARCÍA
Seguro
le tengo aquí, y yo le juro
que le he de matar aquí.
ARJONA
Dad..., dad...
 

(Se agolpan á la puerta, golpeándola.)

 
Cede... Cayó ya.
DON GARCÍA
Traedme, pues, á ese traidor. 755
ARJONA

 (Entra y sale.) 

Aquí no hay nadie, señor.
DON GARCÍA
¡Cómo!
ARJONA
Vedlo; aquí no está.
DON GARCÍA
¡Ira de Dios! ¡Con tal juego
pretende causarme asombro!
Toda la casa en escombro 760
tornaré. ¡Pegadla fuego!
ARJONA
¡Señor!
DON GARCÍA
¡Silencio, menguados:
esas teas arrimadla
sin replicar; incendiadla
por todos cuatro costados! 765
¡Fuera, pues: pronto! ¡Cercadle
la casa! ¡Si se presenta,
atadle por buena cuenta;
mas si resiste, matadle!
 

(Pegan fuego á la casa, salen y la cercan en derredor.)

 
Veremos si trampantojos 770
le valen: ¡ó ha de salir,
ó aquí dentro va á morir
con las ascuas á los ojos!



Indice Siguiente