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1

Bordiga Grinstein, Luque y Cabrera, Establier Pérez, Franklin Lewis y Díaz-Marcos analizan diversos aspectos de su producción dramática (Véase «Obras citadas»).

 

2

René Andioc editó La familia a la moda y Ricardo Doménech ha realizado la edición de esa comedia junto con las tragedias Safo y Zinda. Luque y Cabrera incluyen en su obra los dramas Safo y El egoísta (Véase «Obras citadas»).

 

3

Se ha actualizado la ortografía para adaptarla al uso de hoy. Todas las citas de esta obra proceden de la edición de 1801.

 

4

Para Olga Fernández «la comedia de figurón es un tipo de comedia popular humorístico-satírica que se desarrolla en los siglos XVII y XVIII y que tiene como principales características el estar protagonizada por un personaje ridículo, tanto por su aspecto físico como por su psicología, mediante el cual se critican defectos humanos, más o menos graves, y comportamientos sociales negativos, casi siempre llegando a lo grotesco» (2000: 133).

 

5

El padre Feijoo, por ejemplo, tituló uno de los artículos de su Teatro crítico universal «Amor a la patria y pasión nacional» para distinguir entre un patriotismo positivo y un patrioterismo cegador que lleva a no reconocer los propios errores y a pensar que sólo lo autóctono es bueno y positivo: «Busco en los hombres aquel amor de la patria que hallo tan celebrado en los libros; quiero decir aquel amor justo, debido, noble, virtuoso, y no le encuentro. En unos veo algún afecto a la patria: en otros sólo veo un afecto delincuente, que con voz vulgarizada se llama pasión nacional» (2002: 96).

 

6

Travels through Portugal and Spain in the years 1775 and 1776 (Londres, 1779).

 

7

Cabe recordar el artículo «Las modas» del Teatro Crítico Universal de Feijoo. Las cartas marruecas y Los eruditos a la violeta de Cadalso también tratan este tema, al igual que múltiples sainetes de Ramón de la Cruz como El petimetre o La presumida burlada, donde se satiriza la ridiculez y excesos de unos personajes obsesionados por la moda que exhiben ostentosamente su frivolidad.

 

8

Aunque el objeto de los nombres sea provocar la risa como sucede cuando Hipólito le regala al marqués unos pantalones de moda «color de agonía de toro» (35), lo cierto es que el color «lodo de París» y el de «excremento de ganso» responden a una realidad histórica pues en la Francia del XVIII ambos designaban un color marrón oscuro, al igual que lo hacía el color «panza de pulga» (Finlay, 2007: 399).

 

9

Su performance incluía un ensayado repertorio de gestos y actitudes y un lenguaje igualmente barroco y salpicado de galicismos. El libro del agrado de Luis de Eijoecente expresa sin ambages una conciencia clara de la teatralidad y artificiosidad prevalentes en la sociedad del momento: «Nadie hace tanto del comediante en el mundo, como las caras de nuestras Damas, y Petimetres. ¡Oh, y cómo guiñan el ojo, cómo rechinan los dientes, cómo se muerden la lengua, cómo arquean las cejas, cómo estiran el cuerpo, cómo andan a la prusiana, y cómo echan a docenas las miradas al descuido! Yo desafío al más diestro arlequín para que haga otro tanto» (1785: 94-95).

 

10

Hellman subraya que en la época el vocablo inglés «gothic» era denigrante y significaba «bárbaro» (1953: 623) y, de hecho, en una carta de Lord Chesterfield se refiere a los españoles precisamente con el calificativo de «bárbaros ignorantes» (ignorant goths). El adjetivo en la comedia se relaciona con lo anticuado y pasado de moda, como se ve cuando Don Hipólito sale a escena vestido «regularmente de militar con espadín» y Don Pancracio exclama «¿vm. en ese traje gótico?» (52).