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ArribaAbajoActo III


Escena I

CONDE DE ESSEX
¿Qué puedo hacer? ¡Oh cielos! Ni un momento
Arlington del palacio se separa,
hasta vera la Reina; en sus discursos
observo sin cesar la horrible calma
de un corazón malvado: si supiese... 5
Si por desdicha acaso sospechara
que Leonor... ¡Oh Dios mío! Su inocencia
defienda tu piedad: desamparada,
perseguida, acusada, delirante...
Aun más que su virtud son sus desgracias. 10
Si mi valor pudiese..., pero en vano
pienso con la violencia libertarla.
No es posible; cedamos a la Reina,
muera mi amor, y logre su esperanza
a costa de mi fe..., pero ella viene. 15


Escena II

 

ISABEL, ESSEX.

 
ISABEL

 (Saliendo horrorizada.) 

¿Qué pretendes de mí, sombra irritada?
Por todas partes me persigues, cesa...
Cesa de atormentarme; fui tirana;
pero seré piadosa... ¿Has visto, Conde...
¿Has oído su voz?
CONDE DE ESSEX
¡Pregunta extraña!
20
¿De quién, señora?
ISABEL

 (Recobrándose.) 

¡Y qué! ¿Ilusión sería
su vista aterradora, y las palabras,
cuyos ecos resuenan en mi oído,
y me llenan de horror? Conde,
 

(Arrojándose sobre la silla.)

 
no hay nada
que iguale a mis tormentos.
CONDE DE ESSEX
¿Es posible
25
que ignore yo también la triste causa
de vuestro padecer y mi castigo?
Anoche quedé preso en esta estancia
por delitos que ignoro; y aquí mismo
volvisteis a ofrecerme la más grata 30
recompensa de amor, cuando ultrajado,
sólo de vos rigores esperaba;
mi turbación y gratitud entonces
me impidió responderos, y enojada,
juzgando delincuente mi silencio, 35
furiosa me dejasteis, sin que hallara
medios de disculparme: yo...
ISABEL
¿Qué viste
después de mis enojos?
CONDE DE ESSEX
Que turbada
me habéis abandonado a mis temores;
mas si puede volverme a vuestro gracia40
el profundo respeto, el rendimiento
que exige vuestro amor...
ISABEL
¿Qué es lo que hablas?
¿Yo amor? ¿A quién? ¿A ti, que del sepulcro
para ultrajarme a mi rival levantas?
Huye de mi presencia: vete.
CONDE DE ESSEX

 (Aparte.) 

¡Cielos,
45
llena de sobresaltos llevo el alma!
 

(Vase.)

 


Escena III

ISABEL

 (Sola.) 

¿Dónde está mi valor? ¿Dónde el antiguo
poder de mi persona soberana?
¿Qué puede intimidarme? ¿Soy la misma
que hizo temblar la Europa? ¡Qué! ¿Una vana50
aborrecida imagen así humilla,
a quien el orbe entero no acobarda?
¿Soy la misma Isabel?... Sí; despreciemos...
Pero ¡ay triste!... ¿Qué quieres, Estuarda?...
Leonor... ¿Por qué presentas de tu madre55
la cabeza a mis ojos?... Quita..., aparta
ese horroroso objeto... ¿Tú me arrojas
su sangre en mis vestidos? Esta mancha
jamás se borrará..., jamás..., perdona...

 (Se arrodilla.) 



Escena IV

 

ISABEL, ARLINGTON.

 
LORD ARLINGTON
Señora, ya cumplí... ¿Qué es esto?
ISABEL

 (Levantándose.) 

Nada.
60
¿A qué vienes? Prosigue.
LORD ARLINGTON
Ya he cumplido
vuestro mandato real: todas las cartas
del Conde aquí tenéis: veréis en ellas
sus horribles traiciones. Ultrajada
está vuestra grandeza; estáis vendida, 65
y hasta mi honor se extienden sus infamias.
ISABEL
¿Qué dices, Arlington?
LORD ARLINGTON

 (Dándole un papel.) 

En esa lista
veréis los conjurados que en Irlanda
en su favor conspiran; y esta expresa

 (La da otro papel.) 

los nombres de las naves y las plazas. 70
ISABEL
¡Cuál es mi confusión! ¿Y él ha podido
conmigo sincerarse? En sus palabras
brillaba la verdad; si los traidores
con tan noble lenguaje se disfrazan,
¿cómo podrá el monarca en los privados75
distinguir la inocencia y la falacia?

 (Lee para sí.) 

LORD ARLINGTON

 (Aparte.) 

No lo conseguirás. Por mi cautela
en su correspondencia están mezcladas
las listas que comprueban su delito.
Si logro ver tu cólera irritada, 80
morirá Essex; será tu soberano...
¡Oh cómo se enfurece!
ISABEL

 (Dejando de leer.) 

Estoy pasmada
al ver tanta maldad. ¿Por qué conspira
el Conde contra mí? ¿Qué lo arrebata?
LORD ARLINGTON
La vida de Leonor.
ISABEL
Qué... Leonor...
LORD ARLINGTON
Vive.
85
 

(Muestra una carta.)

 
Lady Pembroke al Conde...
ISABEL

 (Quitándole la carta.) 

Suelta; ¡oh rabia!

 (Lee.) 

«Leonor no ha muerto, Conde: yo la oculto
a sus perseguidores; amparada
de mi amistad respira, y es felice
en cuanto puede serlo.»90

 (Deja de leer.) 

De mi saña
no la libertarás, mujer traidora;
tu cabeza y la suya derribadas
harán ver a la faz del universo,
que a Isabel nadie impunemente engaña. 95
Dentro de mi palacio está sin duda.
LORD ARLINGTON
El Lord Pembroke anoche de esta estancia
la retiró: su esposa es quien pretende
privarme de su amor... ¡Ay!, yo la amaba,
y la amo todavía: me la ocultan 100
para entregarla al Conde, y os ultrajan.
ISABEL
No lo conseguirán; yo te lo juro.
Pagarán sus maldades. Ola, guardias.


Escena V

 

ISABEL, ARLINGTON, guardias.

 
ISABEL
Id por Lady Pembroke: que conduzca
a Leonor a mi vista sin tardanza. 105
La violencia emplead, y que no quede
habitación alguna en este alcázar
que no sufra el rigor de vuestras iras,
si pretenden astutos ocultarla.
 

(Se van los guardias.)

 
¿Ves, Arlington, el vergonzoso premio 110
que merece mi noble confianza?
Todos traidores son, todos me venden;
mas perecerán todos; a su infamia
seguirá el escarmiento: Leonor, Lady,
los viles conjurados de la Irlanda 115
tiemblen de mi furor... El falso Conde
será la primer víctima inmolada
a mis agravios; sí, de sangre y muerte
erijamos un trono a la venganza.
LORD ARLINGTON

 (Aparte.) 

Empiece mi cautela. Permitidme 120
que mi fina lealtad patente os haga
todo vuestro peligro: los rigores
contra el temible nombre de Estuarda,
contra Leonor su hija, excitar pueden
del pueblo la piedad...
ISABEL
Arlington, calla...
125
Tú ignoras mi vergüenza: en esta noche
me vio el Conde temblar de mi contraria:
testigo fue de mi terror y fuga
a la voz de Leonor: ¡oh qué insensata!
¡Oh qué cobarde estuve! Su artificio 130
y sus viles engaños ignoraba.
¡Cuál ha sido su triunfo! Sólo puede
mi castigo igualarlo: avergonzada
estoy ante mí misma: ¡oh qué de oprobios!
LORD ARLINGTON
Mirad que el escarmiento que una sabia 135
reflexión aconseja es más seguro.
Mandad que a mi poder vuelva humillada
Leonor; ella es mi esposa, y me aborrece,
porque vos la mandasteis que enlazara
su mano con la mía. ¿Qué tormento 140
podéis más espantoso prepararla?
Yo la reclamo en fin; y a mis servicios
debéis piadosa conceder su gracia;
que a mi lado leal, como yo he sido,
a obedecer aprenderá postrada. 145
ISABEL
Yo te la volveré; pero antes quiero
indagar con rigor la infame causa
de su antigua traición: Lady Pembroke
sufrirá mis enojos.
LORD ARLINGTON
Más templadas
deben ser vuestras iras; que su esposo 150
todo lo ha de intentar por libertarla.
El Conde de Arundel, de Lady hermano,
al frente de las tropas en Irlanda,
¿qué no hará en su favor? Tened presente
que de la sedición la horrenda llama 155
mal extinguida, volverá furiosa
a destrozar el reino, y que vos...
ISABEL
Basta:
¿quieres con tus discursos especiosos
apurar de una vez mi tolerancia?
¿Piensas que tema yo viles rebeldes, 160
ni me degrade a contemplar su audacia?
Que se humillen y tiemblen; esta sola
será de mi política la basa
para lo sucesivo; las bondades
son por los ambiciosos insultadas; 165
y el Conde...
LORD ARLINGTON
Solamente de él apruebo
que castiguéis, señora, la arrogancia:
en Londres, de parciales rodeado,
afable y popular, quizá sus tramas
consigan impedir vuestra justicia. 170
ISABEL
Bien dices; ve a prenderlo, y encerrada
su persona en la torre permanezca,
en tanto que examino en estas cartas
su detestable crimen.
LORD ARLINGTON
De mi esposa
os recuerdo el perdón: yo voy...
ISABEL
Aguarda:
175
el Conde ha merecido mis favores:
no es su conjuración la que me agravia:
a la torre mis celos lo conducen;
y en ella respetarlo Isabel manda.
LORD ARLINGTON
Os entiendo; seréis obedecida: 180
si lo permiten mi ambición y saña.
 

(Aparte, y vase.)

 


Escena VI

ISABEL

 (Sola.) 

¿Qué me sucede? ¿Es cierto que mis iras
se atreven a insultar? ¿Que rodeada
de traidores existe un hombre altivo
que llegó a desairar su soberana? 185
¿Y he podido abatirme hasta el extremo
de brindarle el laurel? Conde, te engañas:
nada te prometí: fingidos fueron
de Isabel los favores: tú ignorabas,
Leonor, el artificio, y has triunfado 190
un momento no más..., no más: ¡qué rabia
siento en el corazón!... Y es necesario
ocultar mis furores: ¡oh monarcas
de Europa despreciados por mi orgullo,
en mi afrenta gozad vuestra venganza! 195


Escena VII

 

ISABEL, LADY, LEONOR, guardias que la conducen.

 
LEONOR

 (A los guardias al salir.) 

¿Adónde me lleváis? ¿Quién sois...
LADY PEMBROKE

 (Arrodillándose.) 

Señora,
piedad para Leonor; sabed...
ISABEL
Aparta:
de su boca sabré lo que pretendo;
acércate, infeliz, y a mis palabras
responde.
LEONOR
¡Oh Dios eterno! ¡Vuelvo a verla!
200
ISABEL
Sí, traidora: tú vuelves a mis plantas
a expiar tus delitos: el secreto
de tu existencia sé: sé que tus tramas
cubiertas con la sombra del sepulcro
evitar mi castigo procuraban: 205
tú trazas mi ruina; y qué ¿no tiemblas
de verte en mi poder? Di, ¿con qué audacia
te atreviste a insultarme? ¿Qué meditas
escondida en el centro de este alcázar?
¿Ignora acaso el Conde el artificio 210
que fomentó tus necias amenazas?
LEONOR
Jamás para aterrar a los tiranos
fue menester ardides.
ISABEL
Cómo...
LEONOR
Calla;
que gime la inocencia. ¡Ay! Ese grito
eterna execración contra ti clama; 215
escúchalo... al reposo de la tumba
¿cuál es la primer víctima que baja?
Tus vasallos, tus deudos, tus amantes,
todos fueron, cruel: ¿a quién preparas
el golpe sanguinario? Tú has vivido 220
para horrores y muertes; no te falta
más que un crimen, comételo; y desciende
con nosotros al seno de la nada.
ISABEL
¡Qué es esto? Tú te atreves...
LADY PEMBROKE
Ay señora;
su delirio...
LEONOR

 (A los guardias.) 

¿Sabéis que nada basta
225
a enternecer un corazón de bronce?
El hombre poderoso no repara
en los inmensos males que originan
sus pasiones al mundo...

 (A la Reina.) 

Mira, sacia
tus placeres, tus bárbaros caprichos: 230
esa horrorosa envidia que te arrastra
a hollar la humanidad...

 (A los guardias.) 

Venid vosotros;
huyamos del castigo: Dios se cansa
de sufrir al malvado: llegó el día;
todos los elementos se preparan 235
para su destrucción; el mar rugiendo
descubre el hondo abismo, y a sus plantas
la tierra estremecida abre los montes:
los vientos escuchad; furiosos braman;
el relámpago brilla; aturde el trueno; 240
la tenebrosa esfera está cargada
de fuego y exterminio... ¡Oh Dios!, clemencia.
No, no lancéis el rayo que amenaza
la vida de Isabel... Yo la perdono,
la perdona ante vos Leonor postrada. 245

 (Se postra.) 

LADY PEMBROKE
¡Infeliz!
ISABEL
Retiradla de mi vista.
¿Por qué secreta fuerza sus palabras
 

(Aparte.)

 
aterran mi grandeza? Escucha, Lady.
LEONOR

 (Levantándose.) 

Óyeme antes a mí, mujer tirana.
ISABEL
Traidora...
LEONOR
¡Quién! ¿Leonor? ¿La que desprecia
250
esa pompa falaz que tú idolatras?
¡Miserable! Conoces sus derechos,
y temes..., pero no: que tu desgracia
consiste en tu poder; gózalo, impía.
ISABEL
Ese poder respeta, temeraria: 255
Llevadla.

 (A los guardias.) 

LEONOR

 (A los mismos.) 

Sí, yo iré; venid, amigos,
dejémosla al furor abandonada.
Jamás con su poder hizo un dichoso;
reinó para oprimir dirá la fama;
odiarán sus vasallos su memoria; 260
maldecirán su nombre...
ISABEL
Arrebatadla
de mi presencia: gima en los horrores
de una obscura prisión.
 

(Los guardias se la llevan.)

 
LADY PEMBROKE

 (Aparte.) 

Estoy sin alma.


Escena VIII

 

ISABEL, LADY.

 
ISABEL
Ya ves que los engaños se descubren;
que no pueden durar las viles tramas 265
contra los soberanos encubiertas;
¿y tú pagas así la confianza
que hizo de ti Isabel? ¿Cómo te atreves
del Conde a proteger la impura llama
en que arde por Leonor? ¿Cómo a su esposo 270
la ocultas con ardides? Di ¿la guardas
porque logre su amor, porque dispute
la corona a su propia soberana?
¡Execrable traición! Viven mis iras...
LADY PEMBROKE
No ultrajes mi lealtad, señora, basta; 275
basta de injurias; mi nobleza sufre
vuestro injusto rigor, pero sin causa:
sufre mi honor...
ISABEL
¿Tu honor? Pues ¿qué pretendes...
LADY PEMBROKE
Pretendo sincerarme...
ISABEL
Lady, calla;
no irrites mi justicia, que suspensa 280
a mi pesar está, no desarmada.
 

(Vase.)

 
LADY PEMBROKE
Eterno Dios que sufres los delitos,
protege la inocencia; haz que la santa
virtud triunfe del crimen; no consientas
que la ambición produzca más desgracias. 285